lunes, 28 de diciembre de 2015

LA VIDA EN NEGRO



Dibujo de Papá Noel








Expongo algunos casos que ocurren a diario, en esta España nuestra, con toda la normalidad del mundo. Hace poco me pasé por el servicio técnico de la casa Philips, en Granada, a comprar un rodillo para la afeitadora pues el que tengo se ha deteriorado. “Ahora vienen tres rodillos en un paquete”, me advierte el empleado. “Pero, si yo solamente necesito un rodillo, y hace un año y pico me vendieron uno solo”, le contesto un tanto sorprendido. “De eso hará más de un año”, me aclara el dependiente. “Bueno, ¿cuánto valen?”. “Treinta euros”. “¿Treinta euros?”, repito mecánicamente, “pero si la afeitadora me costó eso, unos treinta euros”. Y el del mostrador me responde: “No creo, porque nosotros la vendemos a cuarenta y cinco”. Esto me convenció un poco, pagué mis treinta euros por tres rodillos y me fui haciendo cruces, por lo ladinos que son. Al día siguiente pasé por delante del escaparate de una tienda de electrodomésticos y el precio de la afeitadora marcaba treinta y cinco euros. Entonces pensé, por cinco euros más hubiera comprado la afeitadora Philips. En este caso se juntan el fraude, el engaño y el abuso, por parte del servicio técnico. No te venden un rodillo, sino tres y al precio de la afeitadora. Es como el timo de la estampita pero con envoltorio.

Un banco ofrece un fondo de inversión con la siguiente rentabilidad: el primer año y el segundo abona el 1% de interés; el tercero y el cuarto año, el 2%; y el quinto año, el 3%. Pero pone una condición: si las acciones de tres empresas extranjeras (que cita) “en la fecha de observación anual se encuentran igual o por encima de su valor inicial”. Esto y jugar a la lotería de Navidad es lo mismo, peor aún, es tomar por idiota al cliente. Otro banco anuncia un depósito al 0,40% de interés, más del doble de otro banco que sólo ofrece el 0,18%. Ahora bien, el primer banco te descuenta cada seis meses 29 euros por el mantenimiento de la cartilla, más 0,60 euros por apunte. Al final, el interés viene a ser prácticamente el mismo en ambos bancos, aunque el primero utiliza el señuelo del 0,40%. Esto se llama publicidad engañosa.

El viernes, 27 de noviembre, en España no se oía otra cosa que el ‘Friday Black’ en los noticieros de las televisiones y radios. Los comercios hicieron ese día descuentos de hasta el 40 y 50%... Es una tradición de los norteamericanos y aquí por lo que se ve la han importado hasta con el nombre en inglés. Y ¿por qué no lo llaman ‘Viernes Negro’, para que nos enteremos todos? Hasta en Guadix los comercios anunciaban el ‘Friday Black’ en los escaparates y con grandes descuentos. Pero es que, el lunes siguiente, era el ‘Cyber Monday’, otro día de grandes descuentos en los comercios, que aprovechan el tirón para hacer ventas. Esto ya era la leche. En los años cuarenta, los comerciantes idearon la 'Semana del Duro', todo a duro, que fue la precursora de las famosas 'Rebajas'. Ahora, para rascar el bolsillo de los españoles en medio de la crisis, han importado el invento de los americanos, vamos a ver. ' Hace unos años, trajeron a España el Papá Noel de los países del Norte y así nos estamos olvidando de nuestros tradicionales belenes. Es ya una costumbre colgar en la ventana a un Papá Noel, con un saco a la espalda, como si fuera un mono trepando.


 Luego vino el ‘Halloween’ –los jóvenes y mayores se visten como los indios de las praderas–, otra ‘americanada’, al mismo tiempo de que nos olvidamos de que a primeros de noviembre debemos de honrar a nuestros difuntos. Me pregunto, ante tanta horterada, ¿vamos a renunciar los españoles de nuestras tradiciones seculares, las que nos transmitieron nuestros padres y abuelos, para importar ‘americanadas’ sin sustancia? ¡Qué falta de personalidad! Los españoles siempre consideramos que todo lo que viene de fuera es bueno y lo nuestro es inferior y hay que desecharlo. A ver si los ingleses o franceses renuncian a sus tradiciones, para imitar a los yanquis. Ya sólo falta que el año que viene celebremos también el ‘Día de Acción de Gracias’, y nos comamos un pavo al horno, y de paso podíamos celebrar la ‘Fiesta del Cordero’, como los musulmanes. Entre los Halloween, los papá Noeles y los fridays o tarjetas black nos estamos americanizando como los Oklahoma.  ¡Ay, si Berlanga nos viera! Iba a sacar de nuevo a Pepe Isbert y a toda la tropa, con el cojo, cantando de nuevo: “¡Americanooos, con alegría! ¡Olé mi madre, olé mi suegra! ¡Viva el tronío!...”.


Hace un par de años, fui a una librería a recoger dos libros míos que había dejado para vender. El librero me abonó un libro vendido, pero del otro me dijo que el antiguo dueño de la librería –se la había comprado recientemente– no se lo había pagado a él. Esta fue la excusa de mal pagador que me dio el librero, y con sablazos por el estilo iba haciendo caja. Hoy se dedica a presentar libros de escritores en su librería y da el pego de que va promocionando la cultura en Granada, cuando en realidad vive a costa de la cultura. Hace unas semanas, el periodista Miguel Ángel Aguilar fue despedido de ‘El País’ porque se quejó públicamente de la censura que impone el diario madrileño. Esto me hace tener en mayor estima al periodista despedido. Miguel Ángel colabora también con la Cadena SER, en el informativo de las 14:30 horas. En su ‘Telegrama’ le dedica unas palabras al personaje del día, donde normalmente lo critica. Pues bien, cuando la juez Alaya abrió una causa por los Eres a los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán –ahora se les llama investigados, en vez de encausados o imputados, porque suena muy mal para sus señorías–, al día siguiente Miguel Ángel Aguilar le dedicó el ‘Telegrama’ a Monago, el entonces presidente de la Junta de Extremadura. No sé si lo hizo porque encartaba y ya venía en el guión, o porque es conocida su buena amistad con Chaves. Feliz Navidad.

Publicado en el semanario especial de Navidad, de WADI-AS, 



sábado, 19 de diciembre de 2015

RECUERDOS DE NAVIDAD






En la madrugada del día 13 de diciembre de 2015, tuve unos sueños de pesadilla. Resulta que estoy con mi madre en un hospital de Granada –ella falleció en febrero de 1995–, el ascensor marca ya la planta -15 y en la siguiente nos bajamos, creo que indicaba la letra P. Mi madre y yo estamos muy preocupados porque estamos a mucha profundidad, pero ya no recuerdo más del sueño ni el motivo de por qué estábamos en el hospital. También soñé con mi hermano pequeño, y tampoco puedo precisar ni dar más detalles porque se difuminan al poco de despertar. Sin embargo, el día anterior le estuve hablando a mi mujer de mi hermano y puede que por eso soñara con él. El siguiente sueño fue que me despierto y compruebo en el despertador que es la una y media de la madrugada, entonces me desespero porque ya no voy a poder conciliar el sueño de nuevo y presiento que me espera una noche muy larga. Lo cierto es que me desperté más tarde, a las 4:30 de la madrugada y entonces pensé que ya no iba a dormirme otra vez.

Sin embargo, estuve en duermevela hasta que el despertador sonó poco después de las 6 horas y entonces me levanté. Me daba cuenta de que soñaba verdaderas pesadillas pero, al despertar, por primera vez vi el lado positivo: los sueños nos hacen recordar o revivir historias y personajes del pasado, que están guardados en nuestro subconsciente. Benditos sueños que nos traen del más allá a nuestros padres, familiares y hasta personajes de nuestra infancia, con los que compartimos unos instantes fugaces, a veces en situaciones absurdas e o inexplicables, en un total desorden.  Hace tiempo que leí ‘La interpretación de los sueños’, de Sigmund Freud, y lo único que saqué en limpio de los razonamientos del siquiatra vienés es que siempre soñamos con alguien que hemos estado, o recordado, las veinticuatro horas antes.

La explicación que encuentro a que yo soñara con mi madre, en un hospital de Granada, es la siguiente: el próximo 27 de diciembre va a hacer 38 años de la muerte de mi padre, en el Hospital Clínico. Aunque, también pienso que fue un sueño breve con mi madre, en un momento tenso. Me han ocurrido estas dos curiosas anécdotas, relacionadas con mi padre. Hará unos ocho años que empezó a andar un antiguo reloj de bolsillo (lo guardo como recuerdo suyo), en el aniversario de su fallecimiento y precisamente sobre las 16 horas cuando expiró. Es demasiada casualidad que se pusiera en marcha el reloj de cuerda, cuando siempre ha estado parado. Aquel tic tac hizo que me acordara de mi padre. Hace dos años volví a caer en la cuenta de su aniversario porque, al dejar de escribir en el ordenador y girar la cabeza, mis ojos se clavaron en el extraño reloj de bolsillo, que se encuentra tras el cristal de un armario. ¿Son puras casualidades o es que el ánima de mi padre trata de llamar mi atención o quiere decirme algo? No creo demasiado en el más allá, pero algo debe de haber.

Mi padre murió de un cáncer de estómago, con 58 años y sin hacer testamento, como es natural a esa edad. Más tarde fue necesario hacer una serie de trámites, como la declaración de herederos y mucho papeleo… La muerte de los seres queridos, y especialmente de nuestros padres, nos coge siempre desprevenidos y esto hizo que yo apreciara más a mi padre, cosa que no había sabido hacer en vida. A partir de entonces soñé con mi padre muchas veces durante más de un año y la historia se repetía una y otra vez, con algunas variantes: yo trataba por cualquier medio de decirle que le quedaba poco de vida para que hiciera el testamento, arreglara sus cosas y se despidiera de la familia y de sus amigos. Soñaba que estábamos sentados en la mesa camilla o en otro sitio, pero, cuando le iba a confesar la enfermedad que tenía, siempre me despertaba. Más o menos, los sueños eran así.

Tras su muerte me había quedado un cierto sentimiento de culpa, por no avisarle o quizá por no saber comprenderlo, hasta que un día se me encendió una bombilla en el cerebro al levantarme por la mañana. Era uno de esos pensamientos volanderos que a veces se instalan en tu mente, sin haberlos buscado. Este fue el razonamiento tan simple que me convenció, aunque lo había tenido delante de mis narices: si mi padre se hubiera enterado que tenía un cáncer de estómago y que le quedaba un año de vida, como pronosticó el especialista, se hubiera muerto de pena mucho antes, con lo aprensivo que era. Sí, fue mejor que no supiera nada. A partir de aquel día, ya no volví a soñar más con mi padre tratando de avisarle para que arreglara las cosas y se despidiera de los seres queridos y de Castilléjar, la tierra que tanto amó. Años después, recuerdo que murió de cáncer el exministro Francisco Fernández Ordóñez. En las últimas fotos se le veía bastante delgado y la chaqueta le quedaba holgada. El médico y la familia se encargaron de decirle que la delgadez se debía a problemas intestinales y de esta forma no llegó a enterarse de su enfermedad.


No haría un año de la muerte de mi padre, cuando mi madre y yo fuimos a visitar a mi abuelo, en el Cortijo del Cura, pues se encontraba postrado en la cama y ya no salía a la calle. En un momento dado el abuelo me preguntó por mi padre –con el que no se hablaba– y yo, con toda la inocencia del mundo, le dije la verdad: “Pero, ¿no se ha dado cuenta de que mi madre va vestida de luto?”. Lo único que recuerdo es que una enorme lágrima brotó de su ojo izquierdo y que casi fue instantánea mi respuesta y su reacción emocional. Es la última imagen que se me quedó grabada de mi abuelo, porque falleció poco tiempo después, pero siempre tuve la pesadumbre de haberle informado de la muerte de mi padre, que con tanto celo mis tíos le ocultaban. Nadie me previno, pero mejor hubiera sido no decirle nada en sus últimos días y evitarle el sufrimiento. 
Os deseo a todos que paséis una Navidad en paz y en familia. 







domingo, 29 de noviembre de 2015

EL LEGADO DE JOSÉ DE HUÉSCAR








El famoso dibujante de cómics José de Huéscar Garvi (firmaba sus viñetas y cuadros con el apellido De Huéscar) nació en Albacete, en 1938, y falleció en la localidad de La Drôme (Francia), en abril de 2007. Con 17 años se marchó a Barcelona, donde estudia la carrera de Bellas Artes, a la vez que trabaja para varias editoriales. En la Editorial Toray dibujó Alicia, Brigada Secreta y la famosa colección de tebeos Hazañas bélicas. Estos tebeos los leía yo de pequeño –mi padre los vendía y casi aprendí a leer en ellos– y me llamaba la atención el soldado americano de la portada, con una ametralladora y un cigarro colgando de los labios. Sin embargo, en los años setenta, José de Huéscar decide emigrar a Francia donde encuentra trabajo en varias editoriales, aunque sigue dibujando para la agencia de Selecciones Ilustradas, de Barcelona. En el país galo colaboró con la publicación Pif Gadget, una revista que fue fundada por el Partido Comunista Francés, y cuyo antecedente fue la revista Vaillant. El título de aquella viene por el perro Pif, que fue creado por el dibujante francés José Cabrero Arnal (de origen español), y los gadgets, que eran juguetes pequeños que se regalaban con el cómic.

José de Huéscar solía publicar las historietas completas, mientras que los tebeos de aquellos años salían cada semana y finalizaban con el continuará en el próximo número, con tal de enganchar a los lectores. Recuerdo que los tebeos de los años sesenta, aquellas aventuras de encrucijadas, como El Jabato, El Capitán Trueno, El Guerrero del Antifaz y Roberto Alcázar y Pedrín (toma del frasco, Carrasco, decía éste cuando le arreaba un mamporro a un malafollá de aquellos) valían una peseta. En la revista Pif Gadget trabajaron famosos historietistas franceses y europeos, de manera que los números 60 y 137, en los años 1970 y 1971, batieron el record europeo al editar un millón de ejemplares cada uno. Pero nada es eterno y la revista desapareció en 1993 aunque volvió a resurgir en 2004. En España se vendió con el nombre de Pif, en 1978, y se editaron unos 40 números hasta que la revista cerró.


El dibujante español fue colaborador de la famosa Editorial Larousse, con la que dibujó La Historia del Far West, mientras que el guión lo escribió Jean Ollivier. También ilustró Las aventuras de Mowgli, novela del escritor inglés Rudyard Kipling, para la Editorial Vaillant. Entre sus ilustraciones más famosas destaca el perro Rintintín y el cabo Rusty, cuyas aventuras fueron seguidas por los niños de la época, y de la que también se hicieron algunas películas. Con el seudónimo de Garvi, José de Huéscar también dibujó historietas eróticas. Además de pintor, ilustrador y dibujante, ejerció como profesor de arte tanto con menores como adultos. Fundó también tres escuelas, donde enseñaba dibujo y pintura, y cuando los alumnos le decían que tenía facilidad para pintar, él les contestaba con la humildad que le caracterizaba: No, no es un don, es mucho trabajo y observación. O cuando le llamaban maestro, José les recordaba su pequeña estatura: Perdón, un metro sesenta y cinco.

Su época más fecunda dentro del cómic y de la publicidad fue entre 1982 y 1988, pero José de Huéscar era un espíritu muy sensible que se fue desengañando de todo este mundillo y prefirió dedicarse solamente a la pintura y a restaurar cuadros. Le encantaba la música del Oeste americano, así como dibujar caballos, indios y otros personajes con grandes arrugas en el rostro. Poseía una extensa biblioteca, con temas de historia y del Oeste, con los cowboys y aquellos áridos paisajes, así como libros de anatomía humana y animal, etc. También hablaba varios idiomas, como el francés, inglés, italiano y catalán. José era un gran aficionado al deporte, pues fue cinturón negro en judo y ganó algunas medallas en natación y buceo. Fue además campeón de tiro olímpico en Barcelona y en Francia, y campeón de tiro con arco. En cambio, los ratos libres los dedicaba a la lectura y la música.

José de Huéscar estuvo casado con Carmen Leví hasta 1985, en que se separaron. Y tres años después, se volvió a casar con la francesa Josine Duval. En el 2000 adoptó a las hijas de ésta, Florence y Agnès. Unos años antes de fallecer, el dibujante quiso donar todo su patrimonio artístico (cuadros, bocetos, esculturas, manuscritos originales…) a su ciudad natal de Albacete. Sin embargo, el Ayuntamiento manchego no aceptó su legado aduciendo falta de espacio. Fue entonces cuando pensó donar su patrimonio a Huéscar, la ciudad del Altiplano granadino con la que se sentía emparentado por el apellido y con el que firmaba sus ilustraciones. Agustín Gallego Chillón, a la sazón alcalde de Huéscar, lo cuenta así en el libro José de Huéscar, el legado de un apellido, que el Ayuntamiento oscense ha editado, en colaboración con la Diputación de Granada y la Escuela de Arte, de Huéscar: En la mañana del día 11/12/2006, al leer los correos electrónicos dirigidos a la Alcaldía que ese día habían llegado, hubo uno que llamó mi atención (…). Decía lo siguiente: Hola, buenos días, señor alcalde. He sido ilustrador durante mucho tiempo, he publicado mis trabajos en muchos países y he sido también profesor de Bellas Artes y fundador de varias escuelas de dibujo en Francia. Poseo una colección de cuadros al óleo, centenas de páginas originales de cómics, portadas de libros, bocetos (…). ¿Estaría Vd. Interesado en crear un mini-museo de pintura y dibujo en el pueblo de Huéscar?

Agustín respondió a aquel mensaje mañanero tan insólito, como inesperado: Por supuesto que dijimos que sí. Para nosotros era un honor albergar en nuestra ciudad una colección de dibujos de un autor tan importante como él. Consideramos que era un hito importante para la vida cultural y un atractivo turístico para nuestro municipio. Entonces, el alcalde concertó una visita con el dibujante José de Huéscar, en Aouste Sur Sye (Francia), donde residía y tenía el taller. En el viaje le acompañó el director de la Escuela de Arte, Pablo Morales. Allí pudieron comprobar la calidad de las obras y le prometieron a José hacer una exposición permanente, en Huéscar. Sin embargo, a los pocos meses falleció el dibujante, pero su esposa, Josine Duval, respetando la voluntad del difunto hizo la donación. Y así, apunta Agustín, el día 6/7/2010 con un furgón de un vecino de Huéscar, debidamente habilitado al efecto, nos trasladamos a Aouste y empaquetamos todo el material y lo trasladamos a Huéscar.


Paisaje nevado con cowboy




Unos meses más tarde, Mari Carmen, la hermana de José, también hizo una donación de óleos del artista al Ayuntamiento de Huéscar. Josine Duval cuenta en una carta cómo conoció al dibujante español: ‘Soy pequeño y feo’. Esta es la descripción que me hizo José cuando me llamó por teléfono para proponerme una cita en un restaurante de Fontainebleau, en mayo de 1982. Desde el principio me sedujo su voz tan grave por el teléfono, luego cuando nos encontramos, efectivamente, él era pequeño, pero, ¡nada feo! Esa tarde, acompañada de una de mis amigas, fue muy agradable y enseguida todos nos encontramos a gusto. A partir de ese momento ya no nos separamos más (…). Siempre me maravilló su manera de dibujar y pintar. Era mágica: una mancha pequeña se transformaba en un peñasco o un pliegue de traje, unos trazos pequeños, y aparecía progresivamente una cabeza.

Así lo recuerda en su carta, Josine Duval: Él jugaba mucho con esa facultad para cautivar a sus alumnos. Mi vida con José me ha aportado mucha felicidad. Esto me permitió tener confianza en mí y autoafirmarme (…). Hemos pasado días maravillosos desde la jubilación en nuestra casa, a la que nosotros llamábamos nuestro paraíso.

En otro escrito, la viuda describe con detalle el último día que pasaron juntos: …, ese domingo, 29 de abril de 2007, lo vivimos como en sueños. Inconscientemente, José preparó su partida. Por la mañana, ofreció un aperitivo a todos sus amigos del club de tiro. A mediodía fuimos a visitar a los niños, después visitamos una tienda de antigüedades donde compramos un juego de café (una reliquia para mí ahora). El tiempo era magnífico y paseamos por el campo y recogimos flores… Cuando llegamos a casa degustamos una pizza. Esa es la tarde en la que pronunciamos estas palabras, ‘este es nuestro paraíso’. Mientras preparaba fuera el ramo de flores que recogimos a mediodía, José en el sofá, en el interior, perdía la vida. Y al final le dedica un cariñoso recuerdo: José de apariencia estricta era un soñador muy sentimental. No dudaba de su talento artístico, pero sufría por no ser lo suficientemente reconocido. Agradezco a la ciudad de Huéscar el reconocimiento a su obra y estoy segura de que en el más allá, José está contento y satisfecho de la realización de este museo.

José María Martínez –alcalde oscense, desde 2011 al 2015–, recuerda que conseguir publicar este catálogo de pintura y dibujo, para dar a conocer el legado de José de Huéscar, es todo un orgullo para el pueblo de Huéscar y su alcalde. Nuestro deseo es que este catálogo, además de un reclamo turístico importante, sirva para atraer a los amantes del comic, donde puedan contemplar el fondo documental.


 Indicar que el Museo José de Huéscar Garvi se encuentra ubicado en el antiguo Pósito –servía para almacenar el grano de los cereales–, un edificio que ha sido reconstruido y que data del siglo XV, y que en los primeros cien días recibió más de tres mil visitantes. Pero lo que me llamó la atención fue la tremenda injusticia con este ilustrador manchego, que tuvo que emigrar a Francia donde fue reconocida su valía. Y que al final de su vida, con esta magnífica obra, un alcalde inculto le diga a José que en Albacete, su ciudad natal, no había espacio para dedicarle una exposición, cuando tenía que haberlo hecho Hijo Predilecto. Mayor ninguneo no se puede pedir. Esto tuvo que ser muy duro para él, pero así suele tratar España a sus hijos. Menos mal que el entonces alcalde Agustín y el pueblo de Huéscar le abrieron los brazos. La idea de escribir este artículo se la debo a mi amigo, el güesquerino Juan José Martínez, que puso en mis manos el catálogo de José de Huéscar y me pone al corriente de los acontecimientos culturales en las comarcas del Altiplano.

El actual alcalde José García Giralte es un admirador de José y me ha confesado que quiere montar una exposición en Granada. Copio estas frases que me ha enviado: Desde el Ayuntamiento de Huéscar seguiremos dando a conocer  este patrimonio cultural único, del que  este municipio ha  tenido la suerte de ser el depositario y responsable de su custodia y divulgación. Gracias a José de Huéscar, un paisano de origen, no sabemos de qué tiempo, pero un gran profesional con una obra excelente que merece figurar entre los mejores dibujantes del mundo del cómic. Y no podía faltar nuestro más sincero agradecimiento a Josine Duval, viuda de José, y a su hermana Mari Carmen, que donaron su obra a la ciudad de Huéscar.

    http://en-clase.ideal.es/opinion-200/2779

domingo, 22 de noviembre de 2015

FRANCIA, UN BUEN VECINO


Mercado en Périgueaux 






He estado varias veces en Francia, en París y en el Departamento de Burdeos (la Gironda), y estas son las impresiones que he ido sacando aunque puedo estar equivocado. En las carreteras secundarias y en una autovía de Burdeos apenas se ven señales de tráfico, ni siquiera las de curvas peligrosas, la circulación es fluida y la máxima velocidad permitida en Francia es 130 km. En cambio, en España, ocurre todo lo contrario: las carreteras están literalmente sembradas de señales de tráfico mientras que la máxima velocidad permitida es 120 km. En la A-92, de Granada a Sevilla, se encuentra uno señales de velocidad a 80, 90 y 120 de forma continua y caprichosa, de manera que a veces no te da tiempo a reducir la velocidad. ¿A qué vienen tantas señales, de disminución o aumento de velocidad, en tramos rectos y con visibilidad, al mismo tiempo que los radares en las carreteras españolas se han multiplicado en los últimos años? No queda otra explicación que el afán recaudatorio de la Dirección General de Tráfico, que ha reconocido que el pasado año las multas han aumentado bastante. Pongo un ejemplo: la cuesta de las Pedrizas, en Málaga, es uno de los puntos negros en España, en cuanto a multas de tráfico. Bajando o subiendo la cuesta se encuentra uno constantemente la señal de 80, cuando se puede ir perfectamente a 100 en muchos tramos, de manera que tienes que ir pisando el freno porque el turismo se embala solo.
Hace unos meses, un vecino me decía: “Me han echado dos multas yendo a Málaga, una al ir y otra, al volver”. Resulta que han abierto una autopista que nace en la Cuesta de las Pedrizas y llega a Málaga, para que sea rentable, nada mejor que poner multas a mogollón en la carretera para que el conductor se vaya por la autopista. Y en las ciudades no digamos, tenemos el ejemplo de Granada que recauda más que las ciudades de Málaga y Sevilla juntas, creo que unos 16 millones de euros el pasado año. Es sabido que Granada está sembrada de trampas (de cámaras), cuya finalidad es cazar al conductor. En Francia se ven arboledas y bosques por muchas regiones –sobre todo en Burdeos–, porque los han respetado o los han plantado. Y sin embargo, en España no han hecho otra cosa que talar los árboles, y así nos encontramos con los paisajes desérticos de Castilla y de Andalucía, en que apenas se ve un árbol en el horizonte. Esto decía el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente: “Pero el paso implacable de los siglos, el fuego, el hacha, la agricultura, el pastoreo abusivo hicieron desaparecer, una tras otra, las más importantes de nuestras selvas (…) El paso del tiempo fue transformando la selva del águila imperial en la estepa de la avutarda”.
 En España recalificaron muchos terrenos rústicos para hacerlos edificables, y han construido pisos y chalés, donde apenas se ven zonas verdes. Era tanta la connivencia entre ayuntamientos y promotores, que el terreno valía la mitad del precio de la vivienda. En Francia, los pueblos y ciudades se han ido agrandando pero han respetado la vegetación y los bosques que había, de manera que los chales y las urbanizaciones conservan en sus jardines árboles que fueron plantados hace cincuenta años. Las viviendas se integran con la naturaleza y no dañan al medio ambiente. Un chalé allí puede costar unos 120.000 euros, lo que vale un piso aquí. De forma que un trabajador en Francia puede comprarse o construirse una casa o un chalé, con jardín, mientras que en España tiene que optar por un piso. En las ciudades españolas un piso nuevo valía entre 150 y 200.000 euros, aunque con la crisis económica el precio de la vivienda ha bajado un 40%. Debo aclarar que en París, la ciudad más visitada del mundo, los precios de los pisos o de los alquileres están por las nubes y es más cara que cualquier ciudad alemana.

En Périgueaux (Burdeos), una ciudad de unos 30.000 habitantes, la gente se saluda cuando pasea por el campo o por las afueras. Y en un cementerio cercano he visto varias tumbas de españoles republicanos (o sus descendientes), o de emigrantes y de sudamericanos. En España el saludo sólo se conserva en los pueblos pequeños y entre la gente mayor. Las palabras merçi y s’il vous plait –con ese tonillo tan característico que le dan– están siempre en la boca de los franceses y por lo general son bastante educados. También es cierto que los parisinos tienen cierta fama de soberbios y malafollás, como los granadinos. En Francia la educación con los niños es más estricta. En España, el niño es el centro de atención de la familia, de los padres, de los abuelos… Allí, como en Alemania y los países del norte de Europa, los niños se crían en guarderías y, cuando dejan de estudiar, se buscan un trabajo y se independizan de la familia. Cuando se casan los padres no les ayudan, como ocurre en España. Así aprenden a valerse por sí mismos. En cuanto a la hora de comer, ellos observan más el protocolo. Si un francés te invita a su casa, te servirá el vino y estará pendiente como recordándote que eres su invitado. Y en los postres siempre habrá queso, pues tienen mucha variedad y es muy apreciado.
Otra cosa que nos diferencia es que ellos están muy orgullosos de su himno nacional, La Marsellesa, y de su bandera –igual que los británicos y norteamericanos–, mientras que los españoles no exhibimos tanto los símbolos de nuestra patria. Las palabras Liberté, Égalité, Fraternité se pueden ver grababas en las fachadas de los colegios y liceos, en los Palacios de Justicia y en los ayuntamientos de Francia, esto ya nos da una idea de lo orgullosos que están los galos de sus derechos y libertades. En los dos atentados del terrorismo islamista en París, contra la revista Charlie Hebdo y el del 13 de noviembre, los franceses formaron una piña y estuvieron al lado del Gobierno. Los hemos visto cantando La Marsellesa cuando salieron del estadio de Francia, donde acababan de estallar tres bombas en las cercanías, y en los días posteriores en la calle y en las concentraciones. Hollande ha declarado el Estado de emergencia –la Asamblea francesa se lo ha prorrogado por tres meses–, donde la policía puede registrar domicilios y detener a personas sin orden judicial. Esto es impensable en España. En cambio, con los atentados en los trenes de Madrid, en 2004, ya sabemos lo que pasó: que si los terroristas eran etarras o islamistas, de manera que la oposición cercó la sede del PP, en Madrid –en el día de reflexión, antes de las elecciones–, en vez de estar todos unidos y al lado de las víctimas... Las dos Españas de siempre, de las que se quejaba Antonio Machado, la discordia eterna entre la derecha y la izquierda, cada una haciendo la guerra por su lado.

Entre los españoles y franceses, como vecinos, hay a veces una relación de amor-odio, debido a que chocan los intereses económicos de ambos países. Francia tiene en España su mercado y lo prueban los numerosos hipermercados y fábricas de vehículos. Creo que es nuestro mayor proveedor y será también uno de nuestros mayores compradores. Conviene recordar que siempre que ha habido inestabilidad política o económica en España, por los golpes de Estado del siglo XIX, por la Guerra Civil, por la crisis de los años sesenta y setenta…, Francia ha sido un refugio o asilo para los españoles, con sus más y sus menos, pero siempre fue el destino prioritario de nuestros exiliados y emigrantes. Hace poco, Francia reconoció que fue un comando, con varios españoles del maquis, el que tomó la emisora de París y anunciaron su liberación en 1945. Y cuando entraron los tanques del general francés Leclerc, en París, algunos llevaban escrito nombres de batallas españolas: Teruel, Brunete… También, en el Cementerio de Père Lachaise de París hay un monolito dedicado los combatientes españoles. El primer ministro francés, Manuel Valls, visitó hace más de un mes un campo de refugiados republicanos españoles y judíos, en el sur de Francia, y lo calificó de autentica vergüenza, por las condiciones inhumanas en que sobrevivieron allí.
Otra de las diferencias es que Francia es un estado centralista, con escasa autonomía en las regiones y con un presidente de la República con amplios poderes. Mientras que España es un estado descentralizado, el estado de las autonomías, con gobiernos y parlamentos que tienen tantas competencias como en un estado federal. Estos días Francia ha sido golpeada por el terrorismo islámico y hay que recordar que ayudó a España con el terrorismo etarra, ambos países son buenos vecinos.
Copio algunas conclusiones de un estudio del Instituto Elcano, que realizó encuestas a ciudadanos de ambos países, en 2014: ‘España–Francia, visiones mutuas’. Comparación entre ambos países:
Los españoles están de acuerdo con los franceses en que Francia supera a España en muchos aspectos: desarrollo económico, poder e influencia en el mundo, perspectivas de futuro, bienes de lujo y moda, ciencia y tecnología, calidad de vida, respeto hacia el medioambiente y calidad democrática. Sin embargo, creen que España es superior a Francia en algunos otros terrenos: atractivo turístico, riqueza cultural, producción artística y calidad de bienes y servicios. Haciendo un balance cuantitativo, Francia “vence” a España con un resultado de 8 – 4


Valoración general:
Aunque ambos países hacen una valoración muy positiva del otro, Francia valora a España mejor que a la inversa. El 90% de los franceses tiene una buena imagen de España, frente al 76% de los españoles respecto a Francia. Algo semejante ocurre respecto a la confianza: los franceses se fían más de los españoles (el 85% los considera fiables) que viceversa (el 75%). Hay que acudir a la historia -lejana o más reciente- y el poso que transmite para entender estas diferencias que no se basan en elementos actuales. Tampoco están de acuerdo franceses y españoles respecto a la semejanza de sus países: los franceses creen que son parecidos o muy parecidos, mientras que la mayoría de los españoles se inclina por pensar que se parecen poco o nada.
Conclusión:
Algo semejante ocurre respecto a la confianza: los franceses se fían más de los españoles (el 85% los considera fiables) que viceversa (el 75%). Aunque coinciden en muchos otros atributos, los franceses asocian a los españoles con atributos ligados a una imagen antigua que corresponde al estereotipo de “lo español” transmitido en el pasado -la emotividad, la tradición, la religión y la solidaridad- mientras que los españoles consideran a los franceses racionales, modernos, laicos y más bien egoístas. Ambos grupos difieren además en la percepción de la semejanza. Los españoles sienten una diferencia mayor entre ambos países que los franceses, o, dicho al revés, hay más franceses que españoles que piensan que España y Francia son similares en general.






domingo, 8 de noviembre de 2015

‘GUADIX. SOS ANIMALES’










El diez de octubre, mi mujer y yo llegamos a Guadix sobre las nueve de la mañana y, al llegar a la cueva, lo primero que nos llamó la atención fue un cachorro negro, bastante rollizo, de unos dos meses, que se encontraba al lado de un montón de arena. Tenía las patas blancas y una mancha blanca le bajaba del hocico al vientre. Al bajarnos del vehículo vimos que estaba en la sombra y tiritando de frío, pues hacía una temperatura de unos siete grados. Cogí al perrillo y lo puse al sol, encima de un saco de cemento vacío, pero se venía detrás de mí y ahora no hacía más que dar gemidos. Seguramente, alguien lo abandonó aquí y ha pasado la noche al raso. No quise entrarlo en la vivienda, pues hacía seis meses que se nos había muerto un perro, que estuvo viviendo con nosotros durante catorce años, y no queríamos volver a encapricharnos de nuevo. Sin querer, este cachorro nos traía recuerdos recientes. Poco después nos fuimos al Mercadillo del sábado, donde le pregunté a un policía local si conocía a alguna sociedad protectora de animales. Me proporcionó un teléfono y la encargada de la protectora me dijo que se encontraba en Madrid, “pero esta noche se pasarán a recoger al perro”. Me pidió que le diera de comer y que mientras tanto lo guardara en casa.

Después de hacer las compras, regresamos con el temor de no encontrar al cachorro. A mi mujer le costó encontrarlo, pues estaba echado en un matorral y se puso muy contento al vernos de nuevo. Lo dejamos en el patio y aquí se venía detrás de nosotros, pues no quería estar solo. Le ofrecí agua en un cuenco y se hartó de beber, señal de que llevaba bastantes horas sin probarla. Sin embargo, no quiso comer unos trozos de jamón cocido. La niña de una vecina lo cogió en brazos y el animal parecía encantado, al menos ahora se encontraba acompañado y con gente que estaba pendiente de él. Una hora más tarde, una mujer nos llamó por teléfono, nos pidió la dirección de la vivienda y dijo que se iba a pasar a recogerlo. Entonces, aprovechamos para hacernos unas fotos con el perrillo.

Sobre las 12:30 horas, vinieron tres mujeres en un turismo a recogerlo. Carmen Serrano es una de ellas, tiene un puesto en el Rastro de los domingos, con el anagrama de ‘GUADIX. SOS ANIMALES’, y con el dinero que sacan, pagan los gastos de los perros que recogen en Guadix. Conocidos y amigos les dan los utensilios que no necesitan y Carmen los vende, junto a otros compañeros, de manera que hacen de intermediarios y entregan los animales abandonados a las sociedades protectoras. “Tengo que pagar el pienso de los perros, el veterinario, la vacuna, el chip, para que tengan todo en regla. Y luego, algunos extranjeros los adoptan y se los llevan a Bélgica o a otro país”. El pasado año, abandonaron en España unas 150.000 mascotas, la mayoría canes. La gente los compra en Navidad, para los niños o porque se encaprichan, pero luego los abandona en el verano, con las vacaciones. Carmen nos contó que, la madre del cachorro abandonado, una podenca de color blanco, parió tres y ayer les llevaron de comer. Busca en su móvil y nos enseña las fotos que les hizo. “Es posible que la madre haya muerto atropellada y por eso los cachorros han desaparecido, o alguien se los ha llevado. Vamos a colgar en ‘Facebook’ las fotos, en ‘GUADIX. SOS ANIMALES’, para ver si alguien los ha visto. El cachorro negro lo tenía cogido en brazos la hija de una compañera de Carmen y se le veía feliz, pues no se quejaba.

Precisamente, hace un par de semanas, una tarde que íbamos paseando por la Cañada Tercera, vimos a la podenca blanca en medio de la calle como olisqueando algo, posiblemente buscaba comida para sus cachorros. Me fijé y las tetas le colgaban bastante mientras chorreaban gotas de leche por el asfalto. Nunca había visto nada igual. Al día siguiente de entregar al cachorro, 11 de octubre, pregunté por la podenca blanca en la Cañada Tercera. Un vecino me dijo que hacía varios días que no la veía y otro, que el animal se había desplazado ahora por los Cerros de Medina, “precisamente, la vi ayer por la zona del supermercado Mercadona". Esto me llevó a pensar que posiblemente la perra extravió al cachorro negro, en una de sus frecuentes mudanzas. Llamé por teléfono a Carmen y me dijo que ya habían localizado a la podenca, con los otros dos cachorros, y que estaban todos juntos. “Le llevamos comida y no queremos que la gente se entere dónde se esconden, no vaya a que le quiten los cachorros”. Al día siguiente, pude ver las fotos de todos los canes en ‘Facebook’, en ‘GUADIX. SOS ANIMALES’: dos son de color leonado, como la madre, y el negro. Unos días después, se perdió un cachorro leonado o alguien se lo llevó. Y como los animales no podían seguir así, el de color negro fue entregado a una familia de Madrid y la podenca se la llevarán a Málaga, la heroína de esta historia.

En fin, decir que bastaron solamente dos horas que pasamos con el cachorro abandonado, para que le cogiéramos cariño y de paso nos hizo recordar a las otras mascotas con las que convivimos durante muchos años. Este es el escrito que me ha enviado Carmen Serrano:
“Nunca te imaginas, antes de tener contacto con el rescate de animales abandonados, la dimensión que ocupa este problema. La situación por la que pasan algunos de los animales que hemos recogido de la calle a veces es desoladora. Pero también te das cuenta de la cantidad de personas sensibilizadas con esta situación. Nuestro grupo comienza colaborando con asociaciones, como casas de acogida. Y pronto se da cuenta que esta ayuda es insuficiente. Realizamos varios eventos puntuales para conseguir fondos; el resultado, diez animales adoptados. Tampoco fue suficiente y volvimos a replantear nuestros objetivos. Así finalmente surgió la idea de poner un puesto en el rastro. De este modo: haríamos visible el problema del abandono en la zona de Guadix y comarca, y conseguiríamos fondos para seguir ayudando a animales abandonados. A través de las nuevas tecnologías canalizamos asociaciones y personas que piden ayuda, cada día más numerosas. 

Nuestro grupo pretende además sensibilizar sobre: 1) La adopción responsable. 2) La necesidad de castrar como medida de control de poblaciones. 3) El endurecimiento de penas por abandono y maltrato de animales. 4) Y la búsqueda de alternativas al sacrificio indiscriminado de animales abandonados. Sabemos que nuestra meta está lejos, pero también que hay que empezar con pequeños gestos. Tratamos únicamente de dar voz a los que no la tienen y cada pequeño logro nos ayuda  a seguir adelante.”
En el muro de ‘GUADIX. SOS ANIMALES’, se ve una foto con dos perros callejeros y este texto: “Hola, acabo de pasar por el área de servicio de los Abades. Están estos dos cachorretes abandonados. Me dicen que llevan unos diez días, que al final los pillará un coche”. Y en otra imagen aparece un can negro: “Se ha perdido por la zona de la Ermita Nueva, por favor si alguien lo ve avíseme”.




Publicado en Wadi-as, el 7 de noviembre de 2015





jueves, 22 de octubre de 2015

MATRIMONIOS ROTOS







Una mañana, a mediados del pasado junio, antes de que viniera el sofocante calor del verano, vuelvo de darme un paseo por el parque ‘El Vivero’ y, al dirigirme a mi casa, observo papeles tirados por el suelo, al lado de varios contenedores de basura. Me llama la atención una tarjeta de color amarillo y compruebo que es de un enlace matrimonial. Días más tarde, me voy fijando en los detalles: la portada de la tarjeta la encabeza un dibujo de la Catedral de Guadix y, al lado, esta cita de Pedro Antonio de Alarcón: “En un rincón hermoso de Andalucía hay un valle risueño... ¡Dios lo bendiga!, que en ese valle tengo amigos, amores, hermanos y padres”. La frase está mal copiada, pues algunas palabras vienen con mayúsculas y comas al tuntún, de manera que la he corregido. En mitad de la tarjeta destaca el dibujo de dos anillos entrelazados: “Enlace de F y M, julio de 2002”. Y al abrirla, dice: “Copa de bienvenida para esperar a F y M…”. A continuación viene el menú: “Entremés imperial, lubina al horno. A elegir: solomillo de cerdo a la alpujarreña o pierna de cordero al horno. Copa de helado, tarta nupcial”. En la bodega vienen varias marcas de vinos, cerveza, refrescos, cava, sidra y café. Todo con mayúsculas. Y remata la faena con “Barra libre amenizada por…”. En la contraportada de la tarjeta anuncia una cafetería-restaurante de la ciudad.


Trece años después de aquella boda por todo lo alto, alguien tiró la invitación a la bolsa de la basura y, de aquí, al contenedor. Pero, al volcarlo en el camión de la basura, la tarjeta caería al suelo, como resistiéndose a morir triturada. Te puedes figurar lo que aquí ha pasado, pero lo normal es que algún excónyuge hubiera roto la tarjeta, con rabia, y no que apareciera en el suelo como si se le hubiera perdido a alguno. Seguramente, es un matrimonio que no se ha entendido y cada cual ha tirado por su lado. En medio han quedado las ilusiones perdidas, los sueños rotos y una convivencia imposible, vaya usted a saber los motivos. Atrás han quedado los disgustos, las discusiones, las desavenencias... La custodia de los hijos, si los hubiere, habrá quedado seguramente a cargo de la madre, y puede que hasta el piso con los muebles. El exmarido es posible que se haya refugiado en casa de sus padres, si no tiene otra vivienda, y a empezar de nuevo.



Volver a empezar. Y todos traumatizados, sobre todo los hijos que son la parte más débil. ¿Qué edad pueden tener éstos? ¿Once años, nueve…? Los psicólogos aseguran que, tras de la muerte de un familiar, la ruptura del matrimonio es la que más cuesta recuperarse. Se supone que esta pareja es joven y podrá rehacer su vida encontrando a otra media naranja, a alguien que los comprenda. Oportunidades no les van a faltar, pero el trauma no se los quita nadie. Un anciano decía: “Yo me he podido separar muchas veces, pero hay que saber ceder”. La convivencia diaria, en unos metros cuadrados, a veces tritura a las personas. Hay miles de matrimonios que no se entienden y fracasan, lo mejor es separarse y empezar de nuevo, antes que terminar peleados o en el juzgado.


Este año los divorcios han aumentado, debido sobre todo a la recuperación económica, pues antes se aplicarían la famosa regla de San Ignacio de Loyola: “No hacer mudanzas en tiempos de crisis”. En cambio, las muertes por violencia doméstica han disminuido, aunque nadie debería de morir por el simple hecho de convivir en pareja o en matrimonio. Un amigo, que llevaba una asociación de separados, me decía hace unos años: “Los hombres vienen destrozados después del divorcio o de la separación. Pero, al poco, se lían con la primera mujer que encuentran y les va peor”. El psiquiatra Luis Rojas aconseja que “es mejor el divorcio que dos padres infelices y unos hijos desgraciados”, mientras que el célebre Groucho Marx opinaba que “no es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio”. Finalmente, copio esta nota que el torero Curro Romero dio a la prensa, escrita por él mismo: “Por razones indeterminadas mi anuncio boda queda cancelada. Sevilla, nueve febrero de 2003”. Si al menos hubiera puesto “por razones obvias, sentimentales, particulares...”, pero por lo que se ve el torero de Camas dio otra ‘espantada’ de las suyas. 





Publicado en el semanario Wadi-as, el 17 de octubre de 2015

domingo, 18 de octubre de 2015

AL FILO DE LOS DÍAS




El pequeño Aylan Kurdi




El 28 de agosto pasado publiqué en mi página de Facebook (no me gusta la palabra muro) una foto de los refugiados sirios, con este texto: “Sirios, iraquíes, afganos, libios, subsaharianos..., huyen de sus países en guerra, o de la miseria. Es el drama humanitario más grande, desde la II Guerra Mundial y, Alemania, por una vez, está dando ejemplo. Este año han fallecido ahogadas más de dos mil personas en el Mediterráneo. Vienen con lo puesto”. A través de la ONG Avaaz.org, yo hacía una petición a favor de los refugiados. Sólo tenían que poner los datos y el correo electrónico, el caso es que obtuve pocas firmas. Más tarde, los medios de comunicación convencieron a muchos indecisos, pues no se podían cerrar las fronteras a quienes huían de la guerra. Días después salió en la prensa la foto del niño sirio Aylan Kurdi, que falleció ahogado cerca de la costa de Turquía. La foto dio la vuelta al mundo y la imagen del niño inerte en la playa nos conmovió a todos y sirvió para que la vieja Europa abriera las fronteras y su corazón con los perseguidos.

Un conocido, defensor del medio ambiente, discutía con otro ecologista y conmigo, diciendo que lo de los refugiados no merecía la pena, que no se iba a conseguir nada. Y le contesté así: “¿Sabes lo que me movió a esa iniciativa a favor de los refugiados, sin ponerme a mirar si eran árabes? Porque las fotos me recordaron a los miles de refugiados españoles, en 1939, y Francia les abrió las fronteras. Pero, con ese pensamiento, no sales de la aldea”. Al final se convenció. He visto tantas fotos e imágenes de los republicanos y de la población española entrando por la frontera de Francia, que tengo la impresión de haber vivido aquel éxodo. Moralmente, Europa no podía cerrar las fronteras a los refugiados sirios, que huían de la guerra, para que los islamistas los mataran, a sabiendas de que acogerlos iba a suponer un efecto llamada, como así ocurrió: miles de árabes llegaron y todavía llegan a las costas de Grecia.

Un amigo me cuenta que, el 24 de septiembre, llamó al teléfono de Atención al Cliente, de la empresa de aguas Emasagra. Resulta que envió la tarjeta con la lectura del contador de su piso de, Granada –no había consumido agua en los últimos meses–, sin embargo, le estimaron un consumo 15 metros cúbicos. Ahora ha alquilado el piso a unos estudiantes y tiene que cobrarles estos metros cúbicos de más, cuando los consuman. En Atención al Cliente le dicen que entre en la web Emasagra.es, después en Oficina Virtual y Contacto. “Y aquí expones el caso, o bien, te pasas por la calle Molinos y te atienden”. Contacto es una página que no está operativa, pues no permite escribir provincia, municipio o localidad, o sea, que no puedes enviar ningún mensaje. Sin embargo, la empresa Emasagra lo anuncia en su web como Portal de Transparencia, en letras grandes. Ahora, el afectado tiene que perder media mañana en la calle Molinos para reclamar y a ver por dónde salen. Cuando Endesa te hace una estimación y comprueba que te ha cobrado de más, automáticamente te ingresa el dinero en tu cuenta. Pero Emasagra, no.

Cuando no hay consumo de agua (cobran 5,49 euros, más IVA), con el alcantarillado y la depuración doméstica, el recibo sale a 9,80. La recogida de basura supone 21,82 y, en total, 31,62 euros, sin consumo de agua. Con 15 metros cúbicos consumidos, la factura sale a 52,74, esto es, 21 euros más. Cuenta el escritor Antonio Muñoz Molina –trabajó en el Ayuntamiento de Granada, de auxiliar administrativo– que, en los años ochenta, la oficina de Emasagra la llevaban dos auxiliares administrativos, en la calle de atrás del Ayuntamiento. Pero, un tiempo después, pusieron a un director general y a la tira de empleados, entonces, el precio del recibo del agua se multiplicó para mantener a tantas bocas. Y así ocurrió con todo en aquellos años.

A finales de septiembre doy de baja una bombona de butano, en un establecimiento de Repsol. Me toman los datos y me devuelven tres euros. El empleado me explica que en el contrato figuran tres bombonas de butano y que la fianza depositada fue de 1.500 pesetas. Sí, le respondo, pero esto fue en 1994 como indica el boletín de la revisión. El empleado me responde que son 500 pesetas por cada bombona devuelta. Mis padres hicieron el contrato de butano a mediados de 1970, y 500 pesetas de entonces equivaldrán aproximadamente hoy a unos 30 euros (calculo que unas 5.000 pesetas), diez veces más de lo que me han devuelto. En los setenta mi padre ganaba unas cinco mil pesetas al mes. Mi pregunta es: ¿qué diferencia hay entre quienes timan a los usuarios, haciéndose pasar por personal de Repsol, y les cobran un dineral por cambiar las gomas de las bombonas, y este caso? Te dicen, como pagaste 500 pesetas en los años setenta, ahora te devuelvo tres euros y estamos en paz.

Un amigo me cuenta que pidió cita para una ecografía, en un ambulatorio de Granada, a primeros de octubre. El empleado de la oficina le entrega un folio con los datos del paciente, del facultativo solicitante y escribe a lápiz, en la parte superior: pendiente citar. Ante la sorpresa del paciente, le advierte: “Si de aquí a un mes no te han enviado una carta a tu domicilio, te pasas con la cita por el Hospital Virgen de las Nieves y reclamas en Rayos X”. Y mi amigo le responde: “Entonces, ¿que no me da cita?”. “Así es, hay lista de espera y tardan meses en hacer una ecografía” le responde el empleado. De esta manera burda funciona ahora el Servicio Andaluz de Salud: no dan cita al paciente porque tienen un tapón enorme de meses pero en los datos que proporcionan a la prensa anuncian que las listas de espera van disminuyendo.


A otro paciente, que viene siendo atendido desde hace cinco años en el Servicio de Neumología, le ocurrió lo siguiente. Este año le cambiaron de neumólogo y el nuevo le mandó un TAC, para ver cómo se encontraba la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica). El anterior neumólogo lo veía cada año, le hacía una espirometría y le recetaba un broncodilatador (nuevo en el mercado), que apenas sirve para nada como no sea para engrosar los beneficios de un laboratorio alemán, según le confesó un médico al paciente. El caso es que el facultativo, a la vista del resultado del TAC, le dijo que la EPOC estaba bien y que ahora su médico de cabecera le haría cada año el seguimiento de la enfermedad. Esta es otra forma sutil para descongestionar las famosas listas de espera del SAS: derivan los pacientes a su médico de cabecera, y aquí paz y allí gloria. Hace un mes, venía en El Mundo de Andalucía este titular: “La comunidad, a la cola en gasto sanitario. Andalucía registró en 2014 un desembolso de 977 euros por habitante, frente a los 1.207 de la media nacional”. Por no hablar de los miles de médicos y enfermeros que han sido despedidos o contratados con menos sueldo.

http://en-clase.ideal.es/opinion-200/2693


miércoles, 7 de octubre de 2015

AGOSTO EN FIESTAS








Este artículo lo escribí en 2006, por estas fechas, cuando el calor del verano aprieta.

Cuando llegué al pueblo, sobre la una de la madrugada del domingo día siete, un joven tenía taponada la calle de entrada con su ‘coche discoteca’, y allí campaban por sus respetos los jóvenes del botellón. Llamé al 092 y me dijeron: “Nosotros somos la Policía Local de Granada y no podemos hacer nada. Es mejor que llame a la Guardia Civil”. Algunos chavales me pidieron que no llamara a la Benemérita pero el susodicho no aparecía, digo yo que estaría ‘emporrado’ o quizá durmiendo la mona. Al final, tres vehículos tuvimos que recular para atrás un buen trecho y entrar al pueblo por la otra calle, que también estaba tomada al asalto por los chicos de la 'litrona'. A todo esto hay que añadir que, una infernal ‘música de establo’ ha estado atronando y bombardeando el pueblo durante todas las noches de las fiestas, hasta cerca de las ocho de la mañana, que era cuando los ‘zagalitrones’ se retiraban a dormir.

La casa donde yo dormía se encontraba a medio km de la plaza donde tocaba el conjunto de música, pero aquel ruido no se podía aguantar. Un anciano me contaba que las paredes de su casa retumbaban, debido a la gran potencia de los altavoces    –unos ocho o diez–, mientras observábamos, asombrados, las calles regadas de orines, con un olor que te tiraba para atrás. “Cuando a esto le dé el sol, verás cómo atufa”, nos decía el barrendero. Y uno, en sus cortas luces, se pregunta: “¿Cómo pueden dormir estos días los niños, los ancianos, los enfermos...? Y de paso, ¿no estaremos espantando a los turistas? ¿Tenemos que reivindicar el necesario derecho al descanso? ¿Es que no hay nadie, con autoridad, que le diga a estos cernícalos que bajen el volumen de los altavoces?”. Esto ha pasado hace unos días en un pueblo que no llega a los 1500 habitantes –viene ocurriendo estos años–, y no quiero señalar a nadie con el dedo. Hace un par de años, en el saluda del programa de fiestas, el alcalde pedía a los vecinos que se divirtieran con moderación. Pero el primero que no cumple es el edil.

La gente se quejaba, la otra tarde, de que los toros habían sido malos de solemnidad. Pero, ya nos lo avisaba Manolo Escobar, con aquella voz de carretero que tenía: “No me gusta que a los toros te pongas la 'minifarda'...”. Sin embargo, la noche de las fiestas de Santo Domingo de Guzmán, después de comerse la pipirrana, el personal se desquitó bailando agarrado con la parienta, al compás de la música pachanguera. Y por un rato se olvidó de la artrosis, de los disgustos que dan los hijos y de los veinte euros de los toros. Al día siguiente, en la procesión del santo patrón, algunas mujeres iban hasta con paraguas y no es porque lloviera a cántaros, sino porque allí nos asábamos de calor. Más tarde, me llamó la atención lo que dijo aquella buena mujer a sus contertulios, después del saludo de rigor: “Sus veo muy bien a los dos”. O esta otra conocida, que no había visto desde la infancia: “¿No te acuerdas de mí? Yo soy la hija del Chilivilero”. De Chirivel.

Cuando uno pasa por Guadix, a primeras horas de la mañana de un fin de semana cualquiera, se puede ver a la gente haciendo cola en las churrerías que hay cerca del parque de Pedro Antonio de Alarcón. Lo mismo ocurre en Baza y en Huéscar, por los alrededores de la Plaza Mayor. Y así, en cualquier pueblo del Altiplano que vayamos. Se puede decir que los churros se han convertido en el manjar del pobre, al que se le ve tan contento con su cuarto y mitad, envuelto en papel de estraza. Había un churrero en Jaén que hacía unas roscas muy sabrosas y crujientes, y te las servía atadas a un junco. ¡Vaya, aquello fardaba! Los ‘malanges’ sevillanos también son muy aficionados a los calentitos, y ellos están muy orgullosos de que los jeringos son los mejores churros del mundo, y con diferencia. En Extremadura te suelen poner unas jeringas    –así las llaman por allí– gordas y negruzcas, con la masa casi cruda, que luego se deshace en la boca.

Por el barrio de Carabanchel, en Madrid, recuerdo que había un servicio muy bueno: “¿Qué va a ser?”, te preguntaba el camarero. “Ponme unas porras”. Pero esto de manejar la masa con los palillos tiene su truco, y luego hay que procurar comer con tiento, por aquello de los ardores a media mañana. Por eso dicen que los ricos prefieren el cruasán francés, porque no se repite. Hace unos años, había un churrero que plantaba el chiringuito cerca del puente del Camino de Ronda, en Granada. El caso es que se veían pegotes de masa por todo el tenderete y aquello daba la impresión de que el de la batuta freía los churros a perdigonazos.


Publicado en el suplemento cultural, de agosto, de WADI-AS,