viernes, 8 de septiembre de 2023

LOS AMIGOS DE DON JOSE MANUEL

 




     El 10 de marzo pasado, le envié una reclamación al presidente del Centro de Estudios Pedro Suárez, de Guadix, don José Manuel Rodríguez, quejándome que en diciembre de 2022 salió publicado el Boletín número 35 del CEPS, en edición digital, sin embargo mi trabajo de investigación El castillo y las cuevas de la Morería (de Castilléjar) no viene publicado e ignoro los motivos. Y de que no he recibido ninguna comunicación de la directora del Boletín (Ana María Gómez, esposa del presidente) motivando por qué no ha admitido mi trabajo, si le faltaba algún dato, requisito o no reunía las condiciones. Al final le pedía que se motivara la no admisión de mi trabajo y que me envíen los informes de los dos revisores anónimos y las recomendaciones o indicaciones oportunas sobre mi trabajo. Incluyo este párrafo de la reclamación: 2.    El descubrimiento del castillo del siglo XII, en Castilléjar, y el acceso a las cuevas de la Morería tras un siglo de aislamiento, perforando una cueva contigua, por el equipo Memolab, dirigido por el arqueólogo José María Martín Civantos, fue todo un acontecimiento del que se hizo eco la prensa granadina y andaluza, a finales de julio del pasado año. Sin embargo, mi trabajo sobre este importante descubrimiento arqueológico, destacando el contexto histórico, la defensa del patrimonio, el valor histórico y cultural y hasta la publicación en la página de Facebookdel CEPS, no ha sido admitido y se ha preferido publicar temas que no han salido en la prensa y escritos por quienes no son miembros. ¿Qué criterios de evaluación han aplicado para rechazar un tema mediático, como es un  hallazgo arqueológico de hace nueve siglos…”.

 Unos días después, recibí un correo electrónico del presidente: Una vez recabados los informes de valoración, que en tu caso han sido 4 (en lugar de los 2 preceptivos), te los hago llegar. De nuevo le envío un correo al presidente, el 24 de marzo, quejándome de las irregularidades que observo (copio el párrafo): “Aunque los informes son negativos, qué menos que comunicarme las deficiencias y las posibles modificaciones, antes de la publicación del Boletín (…). Este cuarto informe de última hora tiene fecha de recepción el 10/03/2023, precisamente el mismo día que te envié la reclamación por correo electrónico, por lo que resulta chocante la coincidencia de fechas”. Reproduzco casi íntegras las observaciones del evaluador: En mi modesta opinión, este trabajo no presenta los requisitos mínimos para su publicación en el boletín del CEPS. En todo caso se trata de un artículo, nada riguroso e incoherente, propio de un blog informal o de un texto de memorias personales a la baja. Hay afirmaciones sin respaldo bibliográfico, no presenta fuentes primarias (pero no especifica), ni notas a pie de página (hay dos, habrá que pensar si ha leído el trabajo). (…). Este amago de artículo pseudo periodístico no aporta ningún valor en el conocimiento científico del patrimonio. Las citas textuales sobre comentarios en las redes sociales y las declaraciones de los políticos locales demuestran que se trata de un género de trabajo inclasificable. Además, hay errores conceptuales y cronológicos de calado, entre cuevas almohades y cuevas moriscas, un poblado ibérico que después es un poblado argárico…

 

Sin embargo, no concreta dónde están los errores conceptuales y cronológicos de calado, y es cierto que falta la conclusión pero del último párrafo se deduce claramente… Dan vergüenza ajena los ataques personales, las expresiones despectivas y zafias que utiliza el evaluador, lejos de  la imparcialidad, objetividad y seriedad que deben tener los informes. Se sirve del informe para insultarme y difamarme, incluso califica el trabajo como si fuera un fraude, pero lo más grave es que lo hace con total impunidad y con el visto bueno del presidente. En estos casos, lo lógico es indicar al investigador que corrija esto, que aquello no es adecuado o no cumple las normas. Sin embargo, el evaluador no prueba nada sino que se inventa toda esta bazofia con el objeto de hacer daño. Me gustaría decirle a este tipo que he editado cuatro libros y que me han publicado artículos en Ideal durante cuatro años y en La Opinión de Granada durante tres años, así como en el ABC de Sevilla, por no hablar de los premios literarios que me han concedido. No se entiende que una asociación cuyo objeto es investigar, conservar y difundir el patrimonio histórico de las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar, avale un informe que rechaza con insultos y burdas descalificaciones mi trabajo sobre el hallazgo arqueológico de un castillo del siglo XII y el acceso a las cuevas de la Morería, violando además la dignidad y los derechos más elementales de las personas. Habrá que recordar que el CEPS, en su estructura interna y funcionamiento, debe ser democrático como establece la Constitución.

 

En el Boletín número 33, de 2020, vienen 11 artículos de miembros y 19 de investigadores, o lo que sean, ajenos al CEPS. Y en el Boletín número 35, de 2022, vienen 23 trabajos: 8 son de miembros del CEPS, mientras que los 15 restantes (casi el doble) son de personas ajenas. Y en este plan, a unos les sirve para hacer méritos académicos y al presidente para hacer amistades por el mundo y prodigarse en los medios. En mi escrito, le recuerdo al presidente que algunos trabajos ajenos no cumplen con los criterios y los aspectos relevantes que exigen las Normas de presentación. Sin embargo, les aplican una doble vara de medir. Nada de extraño tiene que haya mucho descontento entre los compañeros del CEPS: se quejan porque en los últimos años se han elevado inexplicablemente las exigencias de manera que no les publican los trabajos. Como dice un compañero, ¿de qué nos sirve celebrar nuestro treinta y cinco aniversario, cuando se excluyen a los miembros en favor de otros? Seguro que ellos, no tienen problemas para publicar. Un miembro publicó un libro con una editorial y el presidente le prometió que el CEPS le compraría cincuenta ejemplares. Al final no cumplió lo prometido y este miembro ya no envía colaboraciones al Boletín ni asiste a las asambleas desde hace años, porque está desengañado. Otro me dijo que desde hace tiempo no envía artículos porque no se los publican y hasta miembros históricos confiesan que están pensando en marcharse. Y así, unos y otros se van desengañando.

 

A la vista de las últimas publicaciones, es evidente que el presidente ha puesto el Boletín al servicio de sus amigos mientras se excluyen con excusas y sin contemplaciones las colaboraciones de los miembros. Al mismo tiempo se prodiga en los medios de comunicación, sacándole un buen rendimiento al cargo y, en este plan, dirige el CEPS como si fuera su cortijo. Y esta es la razón por la que ponen tantas trabas y obstáculos a la publicación de los artículos, por lo que el presidente deberá explicar en la próxima asamblea a qué se debe este doble rasero y con qué derecho un evaluador insulta y descalifica en su informe a un miembro (con su complicidad), porque le ha pedido explicaciones por su colaboración.

Copio este párrafo de mi reclamación al presidente: “El Boletín no puede estar dirigido por una sola persona, que publica o no los trabajos sin siquiera informar a los miembros interesados. Debe de haber un consejo editorial efectivo, que controle y dirija los trabajos presentados, con un baremo imparcial, para que no ocurran las arbitrariedades que he padecido y he tratado de demostrar. Considero que deben cambiar las normas de publicación, de manera que sean más transparentes, proporcionales, adecuadas y equitativas, para que los miembros podamos ser informados de nuestros trabajos y para que el Boletín esté al servicio de todos. Entre todos podemos ceder y tratar de llegar a acuerdos. Por todas estas razones, te pido que se trate el tema del consejo editorial y de los trabajos presentados en la próxima asamblea”. Los miembros del CEPS tendremos que decidir si queremos que nuestros trabajos salgan publicados en el Boletín, o que el presidente lo siga utilizando para sus amigos.