domingo, 8 de septiembre de 2024

SOLIDARIDAD CON JULIO VISCONTI

 

Nicho de Julio Visconti. Marián León

Reivindicando su memoria


Hago un llamamiento al alcalde de Guadix, como presidente de la Fundación del Pintor Julio Visconti, y al presidente del Centro de Estudios Pedro Suárez, del que soy miembro, para que hagan las gestiones oportunas para que el nicho con los restos de Julio Visconti –fue enterrado en el Cementerio de San José, de Almería, hace más de tres años– tenga una lápida y deje de ser una tumba anónima. Mayor agravio no se puede pedir para el pintor que fue tan generoso con Guadix. Hay que recordar que fue nombrado Hijo Adoptivo y Predilecto de Guadix, así como socio de honor del Centro de Estudios Pedro Suárez. Julio Visconti no tenía hijos, su hermana está internada en una residencia y creo que es una sobrina la encargada de poner la lápida.

En un comunicado de prensa, la Fundación del Pintor Julio Visconti manifiesta que ha intentado solucionar esta situación, aunque legalmente no ha sido posible por carecer de la titularidad de la propiedad o uso en la que descansan los restos del señor Visconti. Manifiesta, asimismo, que solo será posible dar la respuesta adecuada a esta cuestión mediante la iniciativa y gestión de los titulares de la mismas.

El pintor Julio Visconti


Esto no se puede alegar como disculpa y con la conciencia del deber cumplido, dando por buena la respuesta de la familia ante tanta infamia y desprecio a quien hizo tanto por Guadix. Creó la Fundación, que desde el año 2009 gestiona una casa-palacio, construida en el siglo XVI, así como su colección personal y su legado pictórico, también organiza varias actividades culturales. Los honores, la dignidad y la honra hay que concederlos y defenderlos tanto en la vida como en la muerte. Por eso digo, que es una obligación moral de la Fundación, del alcalde, del Centro de Estudios y de las asociaciones culturales reclamar a la familia o ir a los medios de comunicación para que se coloque siquiera una lápida para el Hijo Adoptivo y Predilecto de Guadix, y de otras ciudades. Creo que no es pedir demasiado. Esto no lo hago por afán de notoriedad, sino por principios cristianos, por solidaridad y porque creo que es de Justicia.

Próximamente, enviaré sendos escritos al alcalde de Guadix y al presidente del Centro de Estudios Pedro Suárez, pidiendo que hagan las gestiones oportunas para se coloque una lápida y un ramo de flores al pintor Julio Visconti, de forma que tenga una sepultura digna y sus restos puedan al fin descansar en paz. La petición ira firmada por compañeros del CEPS, de asociaciones culturales y de todo aquel ciudadano que lo desee. Y cualquier ayuda será bien recibida.

Guadix, 8 de septiembre de 2024

sábado, 7 de septiembre de 2024

UNA LÁPIDA PARA JULIO VISCONTI

 

El nicho de Julio Visconti, sin lápida. Marián León



En el Diario de Almería, del pasado día tres de septiembre, viene una crónica de Iván Gómez, con estos titulares: El acuarelista almeriense más internacional, casi tres años enterrado y sigue sin lápida

Julio Visconti Merino murió el 27 de octubre de 2021 y sus restos inhumados al día siguiente en el cementerio de Almería. Ni los premios y reconocimientos de las instituciones, ni la herencia millonaria que dejó, ni su Fundación han evitado esta ignominia

Julio Visconti había nacido en Fiñana, era el pintor almeriense más internacional y había cumplido cien años de edad. Era un maestro de la luz, de los colores y de la transparencia, de manera que había conseguido que sus paisajes urbanos y naturales, tanto de Almería como de Guadix y otras ciudades, fueran conocidos en medio mundo. En el número 48 de la calle 56 del camposanto de San José se encuentra el nicho del artista de ascendencia italiana sin flores ni fotografías ni lápida que lo identifique, sólo un cartel informativo con el nombre y la fecha del sepelio que deja de forma provisional el Grupo ASV Servicios Funerarios. Un olvido imperdonable a la memoria de cualquier fallecido, una ignominia al tratarse de uno de los iconos de la cultura almeriense, se lee en la crónica del diario. Hay que recordar que el acuarelista fue nombrado hijo adoptivo de Almería en 2008, mientras que su pueblo natal, Fiñana, le dedicó una plaza; asimismo, la Diputación y la Universidad de Almería le concedieron una insignia de oro, en 2006. Fue nombrado socio de honor de la Agrupación de Acuarelistas de Madrid y ganó, entre otros galardones, el Premio Nacional de Acuarela en 1973, el de Mejor Acuarelista del Año en 1997 por la revista Correo del Arte, el de Pintores y Escultores de África. También fue proclamado Hijo Adoptivo de Almería en el año 2008 y recibió otros muchos reconocimientos.

El pintor Julio Visconti

Aunque residió en Almería, en los años ochenta, Julio Visconti compró en Guadix una casa-palacio, construida en el siglo XVIII; la rehabilitó y decoró con pinturas, antigüedades y objetos de época y finalmente la convirtió en su residencia. Años más tarde creó la Fundación Pintor Julio Visconti, que desde el año 2009 gestiona el inmueble así como su colección personal y su legado pictórico, también organiza varias actividades culturales. El Ayuntamiento de Guadix, en reconocimiento a este proyecto cultural, le nombró Hijo Adoptivo y Predilecto. Y pocos días después de su fallecimiento, el alcalde accitano, Jesús Lorente, como presidente de la Fundación Pintor Julio Visconti,  recogió a título póstumo la Medalla de Oro de la Provincia que concedió la Diputación de Granada al acuarelista.

Sin embargo, a pesar de tantos nombramientos, medallas, honores, adopciones, abrazos y elogios; a pesar de que dejó millones de euros en herencia a sus familiares de Almería y a pesar de tener una fundación cultural que lleva su nombre, resulta que casi tres años después de su muerte nadie se ha acordado de comprar siquiera una sencilla lápida para el nicho del pintor. La crónica finaliza así: El acuarelista almeriense más internacional merecía tener su propio mausoleo en el cementerio de San José (o en el de Fiñana o Guadix) y no una losa provisional sin fotografía ni identificación ni flores. Pero a pesar del atropello, Julio Visconti será eterno por su obra, porque la verdadera muerte radica en el olvidoPara mayor desgracia, todavía no hay ningún comentario de los lectores.

Cuevas de Guadix


Copio este párrafo de mi artículo En recuerdo del Semanario Acci (el 12 de marzo de 1955 editó su primer número), que fue publicado en la revista Wadi-As y en mi blog Leandro García, en abril de 2015: A continuación, Acci señala que “ha abierto una suscripción pro monumento a Pedro Antonio de Alarcón con 500 pesetas. Tenemos el proyecto de colocarlo en la próxima primavera y realizar al mismo tiempo un homenaje público, intentamos tenga carácter nacional… ¿Contaremos también con el Ayuntamiento?”. Le pregunta el redactor de Acci al alcalde de entonces y su respuesta deja mucho que desear. Hay que recordar también que Pedro Antonio de Alarcón falleció el 19 de julio de 1891, en la calle Atocha de Madrid. Fue enterrado en una tumba sin nombre, la número 2-752, en el cementerio de la Sacramental de San Justo, en el patio de Santa Gertrudis. En sus últimos días de vida, en plena depresión tras sufrir un ictus que le dejó medio cuerpo paralizado, pidió que le enterraran en una  sepultura anónima. Ciento diez años más tarde, el 30 de abril de 2001, los restos de Pedro Antonio fueron traídos al cementerio de Guadix. Pero estos días da la impresión de que la historia se repite, que vuelve por sus fueros. Guadix tiene una deuda muy grande con Julio Visconti, ¡cómo vamos a dejar así a quien tanto hizo y amó a esta ciudad, donde dejó su mayor legado cultural! Guadix no puede quedarse con los brazos cruzados. Ninguna persona se merece esta infamia, este olvido miserable, y menos aún Julio Visconti que pintó a las gentes y las cuevas de Guadix, y que tan generoso fue con esta tierra. Conocí a Visconti cuando fue nombrado socio de honor del Centro de Estudios Pedro Suárez, dos años antes de su muerte, y aunque apenas lo traté me sorprendió su humildad y sencillez.

Mercado de Albox

El mismo 3 de septiembre, Juan José publicó en Facebook, en el grupo Guadix: foto.denuncia, la noticia del Diario de Almería con este párrafo: Creo que el ayuntamiento de Guadix debería de construirle algún monumento en Guadix ha sido una persona muy importante y ni lápida tiene. Recojo algunos comentarios de los 40 que ha tenido:

La verdad que deberíamos tener un poquito más de memoria, por todo lo que dejó.

A un pueblo que no es agradecido como le puede ir…

Qué triste que esto sea así… con todo lo que ganarán a costa de su propia casa y el pobre ni lápida tiene con todo lo que nos ha dejado aquí en Guadix… qué pena.

Pero él sí cedió su casa al Ayuntamiento.

No me lo puedo creer...!!! Qué vergüenza...!!!

Otra cuestión es que habiendo Julio Visconti donado ese patrimonio a Guadix, a su Ayuntamiento, que menos que preocuparse por su lápida, la vida no consiste en ir al Notario y olvidarse del finado.

Una cosa es que Guadix le dedique una plaza o haga buen uso de su legado a nuestra ciudad y otra que en Almería su tumba parece que haya caído en el olvido incluso para los que recibieran su millonaria herencia.

Arco de Elvira, Granada

En las páginas de la Fundación Pintor Julio Visconti viene esta dedicatoria de Luis-L Quiñones Maján, A Julio Visconti:

Te has marchado discretamente, de la misma forma que vivías: con discreción y en  silencio, notas de tu carácter. Los medios de comunicación de Almería, Granada e, incluso, Canal Sur se han hecho eco de tu marcha destacando la belleza de tu obra, su valor artístico y  la capacidad para entender e interpretar el mundo de te rodeaba,  presente en tus acuarelas.  Sin embrago,   es necesario recordar tu iniciativa de crear  la Fundación Pintor Julio Visconti, ejemplo de generosidad y cariño al pueblo de Guadix, que con frecuencia comentabas ” te había dado tanto…”.

El olvido de España con sus hijos es proverbial, forma ya parte de nuestra idiosincrasia. ¡Qué corta es la memoria de los españoles y cuán larga su ingratitud! Sin embargo, me quedo asombrado cuando voy a otros países y veo el reconocimiento que tienen por sus ilustres antepasados: lápidas en las paredes, estatuas y monolitos en los parques, placas en las viviendas... Por favor, una lápida para el pintor Julio Visconti, que se encariñó de Guadix.


Comunicado de la Fundación Julio Visconti:

https://www.facebook.com/oleguadix/posts/pfbid0DrnFeV1EPZEbrHyXoJ5cviJX79Tic6mdhAupbdrNhp4rsfRmL1Zu6CL4b8xPLkcNl


Ideal en Clase https://en-clase.ideal.es/2024/09/05/leandro-garcia-casanova-una-lapida-para-julio-visconti/?fbclid=IwY2xjawFIwqRleHRuA2FlbQIxMAABHfMLsmbPavNek9UxxbER0-lXLKaO7oJAmdclYiX3CUKgx7vBgLao9Mf87A_aem_PG7gYnoR0uciuinjKkCOHg

 

viernes, 6 de septiembre de 2024

RECUERDOS DE PARÍS I

 




El 21 de agosto, mi mujer y yo fuimos al aeropuerto de Granada para viajar a Paris, durante ocho días, pues allí se encuentran nuestro hijo, con su esposa francesa (ambos son profesores en un instituto), y los dos nietos, de uno y cuatro años. En el aeropuerto conocimos a Paquita, tendrá setenta y tantos años y vive en París, en el distrito 17. Dice que su abuelo procedía de la Alpujarra y emigró a París, en los años cincuenta, y estuvo tres días durmiendo en los bancos hasta que encontró trabajo. En los años sesenta emigró su padre y encontró trabajo en la Citroën; desde hace muchos años Paquita reside en París, aunque su madre, viuda con noventa y tantos años, prefirió regresar a Granada. Ella recuerda con nostalgia que sus padres tenían una casa enfrente de las monjas del Colegio Regina Mundi, cuando solo había viviendas en la parte derecha del Camino de Ronda y no existía la calle Arabial. No habla bien de los franceses, porque muchos se sienten superiores a los españoles. Esto se lo he escuchado yo a más de uno. Unas horas después nos despedimos en el aeropuerto de Orly, de Paris. Lo que llama la atención de Paquita es su amabilidad y porque es agradable conversar con ella.

Mi hijo vive en una urbanización privada, en un barrio de típicas casas parisinas (me encanta echarles fotos) que es muy tranquilo, en la ciudad de Châtillon, al lado de París. Sobre las nueve de la noche no se oye ningún ruido y apenas se ve a alguien por la calle, mientras que durante el día tampoco se oye ladrar a ningún perro. En la convivencia los franceses son muy respetuosos, mientras que los españoles somos más ruidosos, incluso hablamos más fuerte que los galos. Hace varios años leí que España es uno de los países más ruidosos del mundo, incluso en la calle, mientras que en Francia no oyes el claxon de los vehículos. Los franceses no entablan conversación contigo hasta que no te conocen, esto mismo me dijo una bilbaína de los vascos hace dos años, mientras que los andaluces somos más espontáneos. Le pregunto a mi hijo por los franceses y me dice: Los parisinos se creen que son el ombligo del mundo, que Paris es la ciudad más bonita, y que el Departamento de la Isla de Francia es el que más produce del país, de manera que se creen superiores al resto de los franceses. Los parisinos también tienen fama de ser unos malafollás, de manera que ya no son solo los granaínos, sin embargo yo siempre he encontrado amabilidad y educación. Hace años leí que a los parisinos no les gusta vivir en París, pues es una de las ciudades más caras de Europa: la vivienda, los restaurantes, mucho turista…

Mi nieta me sorprendió jugando a la rayuela (en España jugaban las niñas de mi edad, lo mismo que nuestras madres y abuelas, pero hoy creo que ha caído en desuso), que su madre le dibujó al lado de la cochera de la urbanización, con las palabras ciel y terre (en los extremos). También jugó con su amigo Samuel, sentados ambos en una silla plegable o bien la volcaban y se metían debajo del asiento. Ellos decían que era un canapé. La nieta tiene cuatro años y su mejor amigo es George (no vive en la urbanización) pero este año los van a poner en clases diferentes en la escuela, para que no se distraigan. Fueron a la guardería juntos y se entienden con la mirada. Junto a las cocheras suelen los niños jugar con los patinetes y con la bicicletas (tienen la suerte de jugar en el asfalto y no encerrados en un piso), bajo la atenta mirada de los padres que aprovechan para charlar entre ellos. Tengo que decir que los amigos de mi hijo han sido amables conmigo.



Un personaje simpático y querido de la urbanización es el gato de color pardo, se le ve entre los setos o tumbado en la puerta de entrada al edificio, como si fuera el portero, o bien se estira cuando los niños lo tocan. Recuerdo a una anciana que, el año pasado, por las tardes se asomaba a la ventana del primer piso y saludaba amablemente a unos y a otros, pues estaba sola y tenía dificultades para bajar a la calle. Hace unos meses le detectaron un cáncer y se encuentra en el hospital. Ni qué decir tiene que en la urbanización no se oye un ruido, aunque esto no quita que haya incomprensiones y roces entre los vecinos. Casi todos los días salimos a los parques cercanos para que jugaran los dos nietos. En uno estaba una joven argentina con su hija de seis años, era de la Patagonia, cerca de la Antártida. Su hermano le había encontrado trabajo en un restaurante cercano y su nueva pareja es precisamente un amigo de su hermano. Casi nos contó su vida a mi hijo y a mí y es que cuando se encuentran los latinos en el extranjero (he comprobado la empatía hasta con los italianos en Suiza) hacen buenas ligas. En cambio, los franceses, ingleses y alemanes son más reservados. 

Otro día fuimos a un parque pequeño y estaban dos niños sentados en un banco, mientras comentaban las fotos de los futbolistas que salían en el libro que habían cogido de la boite à livres (caja de libros). Hablaban con entusiasmo de Ronaldo y  de Mbappé. En Paris y en las ciudades de alrededor siempre hay parques cercanos para que jueguen los niños, lo mismo que zonas verdes y bosques, mientras que los franceses aprovechan cualquier rincón de su vivienda para cultivar un pequeño jardín, macetas o árboles. Esto me hace recordar a Granada: en los años noventa era la ciudad con temperaturas más bajas de Andalucía, pero hoy se ha convertido en una isla de calor porque no tiene bosques y con escasas zonas verdes. Lo primordial fue el negocio de la construcción de viviendas.

lunes, 19 de agosto de 2024

ACCIDENTES DE TRÁFICO EN GUADIX

 

Arcén para girar a la izquierda


El pasado 13 de agosto se produjo otro accidente de tráfico en la Avenida de Medina Olmos, sobre las 15 horas. Un turismo giró hacia la calle de Lepanto (estaba estacionado en la citada avenida y giró a la izquierda, pues está permitido y señalizado) pero un motorista que venía de frente frenó para no colisionar y se clavó el manillar en el pecho. Cayó al asfalto, contusionado y con dificultades para respirar, poco después vino la ambulancia y lo llevó al hospital. Como no tenía fracturas en el cuerpo, le administraron calmantes y varias horas después le dieron el alta. Según dicen, se han producido cuatro accidentes en el mismo sitio, baste recordar el fallecimiento del joven repartidor el pasado 26 de abril, a las 14 horas, cuando el tráfico es mayor. El motorista iba por la avenida, frenó la moto y cayó al asfalto para no colisionar con un camión que se cruzó, para girar hacía la citada calle. Pero el conductor no se apercibió de la caída y desgraciadamente el camión pasó por encima de él. Casi a la misma hora y con un tráfico intenso, se ha repetido el mismo accidente pero esta vez no se ha producido ninguna tragedia. 

Entrando en la calle de Lepanto

Voy a tratar de exponer el peligro que conlleva esta maniobra: para girar a la calle de Lepanto, los conductores, estacionados en el lado derecho de la avenida, tienen que mirar por el espejo retrovisor, pues no pueden girar la cabeza 180 grados, y esperar a que no venga ningún vehículo o moto, de frente y por detrás. Creo que ese giro a la izquierda no reúne las condiciones de seguridad y lo he comprobado el día 14: no se puede calcular la distancia de un vehículo, a través del espejo retrovisor, en una avenida con bastante tráfico. La prueba es que ya ha habido varios accidentes de tráfico.


El vehículo gira con el semáforo en verde

Unos cuatrocientos metros más arriba hay una isleta donde los vehículos pueden girar a la izquierda, cuando el semáforo se pone en verde, hacia la calle Camino del Vivero, por donde entran los autobuses a la estación. Aquí no existe peligro, pues hay dos semáforos: para los vehículos que continúan por la avenida y para los que giran hacía la citada calle. Por otro lado, hay que destacar lo siguiente: desde la Estación de Servicio Repsol (enfrente del Camino del Vivero) hasta la rotonda de la Plaza de las Américas, hay doce semáforos. Cuatro están a menos de cincuenta metros de distancia y otros cuatro a unos cien metros, a esto hay que añadir que los pasos de peatones de los semáforos suelen durar, cuando están en verde, más segundos que los semáforos de Granada. El resultado es que la Avenida de Medina Olmos casi siempre está atestada de vehículos y el tráfico es lento, debido al enjambre de semáforos, con la consiguiente contaminación.

Las Gabias tiene las calles de Progreso y Real de Málaga que la atraviesan de Este a Oeste, y son casi tan largas como las Avenidas de Mariana Pineda y de Medina Olmos juntas. Tiene una población de unos 24.000 habitantes, mientras que Guadix está es unos 17.000, aunque hay que añadir que al ser capital de la comarca y tener comercio, vienen muchos comarcanos de compras. Sin embargo, a dos km de Las Gabias pasa la A-44, la segunda circunvalación, en dirección a Motril, por lo que los vehículos de Churriana y de Cúllar Vega la atraviesan cuando se dirigen a la Costa o bien a Jaén, Madrid y Murcia. Pero las diferencias que observo son las siguientes: Las Gabias tiene seis semáforos (duran menos segundos para los peatones) y además once pasos de peatones; mientras que Guadix tiene doce semáforos en el citado tramo, más dos en la Avenida de Mariana Pineda, y siete pasos de peatones. Como es natural, el tráfico en Las Gabias (con ocho semáforos menos) es más fluido y no tiene tantos accidentes como Guadix. Soy amigo del último accidentado y me pidió que escribiera sobre este punto negro. Has tenido suerte, le dije. Esperemos que los próximos días de feria transcurran con tranquilidad.




Posdata: 
Quiero expresar mi agradecimiento a la Policía Local de Guadix y a la Corporación Municipal del Ayuntamiento (la modificación fue aprobada por unanimidad en febrero pasado), al prohibir el giro hacía la calle de Lepanto y anular el carril derecho, habilitado para ello. Esta información de la Policía me la ha enviado la mujer del accidentado, dándome las gracias por el artículoEn ‘Accidentes de tráfico en Guadix’ denunciaba que se habían producido cuatro accidentes de tráfico, con una víctima el pasado abril. Ayer, 22 de agosto, lo anularon. Van 3.111 lecturas

viernes, 16 de agosto de 2024

CARTA A MI MAESTRO

    




Copio algunos comentarios de antiguos alumnos de Castilléjar, sobre mi artículo, Las viejas escuelas, que escribí en 2003, y lo he publicado recientemente en Facebook.

https://blogdegarciacasanova.blogspot.com/2012/12/las-viejas-escuelas.html

José. Leandro, eres un máquina. Estupendo tu comentario sobre aquellos tiempos ya tan lejanos, pero que no se borran de la memoria y de los que casi sólo recordamos las cosas buenas. Como es lógico recuerdo todos los nombres que citas, aunque no sé a qué Carmen te refieres diciendo que ha fallecido hace dos años. Muy bien por tus escritos.

Leandro. Gracias por tu generoso comentario, paisano José, aunque no sé quién eres. Este artículo lo tenía en el baúl de los recuerdos y casi no lo recordaba: resume cómo fueron aquellos años de la infancia. Me refiero a doña Carmen, la maestra, la mujer de Jesús Martínez, que falleció en Granada.

Granada Sandoval. Hola Leandro, me ha gustado mucho leer tu escrito sobre las escuelas de antes, lo describes tal cual. Recuerdo tal como dices aquellas latas del brasero, única calefacción que nos hacía algo agradable las horas de clase, aquellos cánticos de entrada y salida, las tablas de multiplicar, las letanías de rezos y la disciplina aplicada. Me ha gustado recordarlo y te felicito por refrescarnos la memoria con tanto acierto. Una razón.

Leandro. Gracias por tu comentario, amiga Granada Sandoval. Este artículo lo tenía olvidado y me he deleitado con la lectura y los recuerdos que me traía. Hace dos días, una prima me decía en Galera, esta es la casa donde vivía don Andrés (iba y venía a Castilléjar en moto por un camino de tierra), mientras que una amiga de mi prima me dijo que era familia del maestro. A esta edad tardía uno se detiene en los recuerdos y en los pequeños detalles de la infancia, en ese otro mundo que idealizamos. Un abrazo

Hombre. Yo también estuve en esas escuelas creo que les llamaban la Tercia

Mujer. Yo también fui muchos años y esa fue mi escuela

Hombre. Yo también fui a esas escuelas

Hombre. También estaba Doña Petra, que era excelente

Leandro.  La última vez que vi a doña Petra en Granada, me dijo: "Me hubiera gustado tener una hermana". Un tiempo después se fue a vivir con un familiar a otra provincia

Mujer. Yo también fui a esas escuelas, yo me acuerdo de Doña Petra que vivía en la cuesta yendo para el río. La de Don Miguel estaba donde dices, que daba al patio donde nos concentraban antes de entrar en clase

Leandro.  Las niñas estabais en la planta de arriba, para estar separadas de los niños

Mujer. Si, Leandro, estábamos en la planta de arriba, aunque yo empecé abajo con una hermana de un cura que se llamaba Carmen

Mujer. Yo también estuve con ella, con seis años empezábamos el curso, y después con doña Luisa, también estuve en el colegio de los Evangelistas con otras dos maestras, una era la mujer del médico que había entonces en el pueblo y otra creo que era novicia o algo así, era monja jovencita... que buenos recuerdos

Leandro.  Como anécdotas recuerdo que echaron en clase algunas películas mudas de el Gordo y el Flaco, y en otra ocasión vino un inspector de Enseñanza a preguntarnos a los alumnos de don Miguel Lozano

Mujer. Pili, yo me acuerdo de ti de ir a la escuela, yo también estuve con doña Petra, doña Luisa y doña Carmen, para mí la mejor fue doña Carmen

Hombre. Doña Luisa tenía muy mal genio…, todos los niños con miedo, así era en aquellos tiempos 

Leandro.  Voy a contar una anécdota cuando yo tenía seis o siete años. Mi familia era vecina de doña Luisa, un día mi hermana y unas amigas estaban jugando a la comba en el soportal, donde mi padre repartía las cartas. La madre de doña Luisa salió con unas tijeras y le dijo a las niñas: “Como la cuerda pase de la mitad de las losas, la corto”. Y de tal palo...

Mujer. De Gloria si me acuerdo de ella, en mi clase había una, supongo que es tu hermana. ¿Y  tú también venías a la misma clase? Qué alegría me da cuando leo de gente que se acuerda de mí, es como volver atrás en el tiempo y poner cara a la gente y vivir esos años de nuestra infancia que nunca volverán pero no olvidaremos

Mujer. Eso me pasa a mí, éramos muchísimas niñas y niños, recuerdas con las que hemos tenido contacto o por vivencias, la pena que entonces no había lo que tenemos ahora… Para mí uno de los grandes maestros de Castilléjar fue D. Emilio y de los Olivos, Doña. Isabel, así como Antonio ‘el Quito’, los recuerdo con mucho cariño, eran grandes personas

Mujer. Pues sí María una pena que no tuviéramos el móvil como hoy. Y sí creo que la mayoría pensamos en Don Emilio y Doña Carmen y eso que son los que mejor nos trataban. Que lastima que yo solo los tenía de suplencia

Mujer. Si yo iba a la misma que mi hermana Gloria, ella vive en el pueblo, ¿te acuerdas de las Casas Baratas?, pues ahí vive ella

Mujer. Pues entonces, Leandro, ya sé de dónde venía el carácter de la maestra… Menudo genio, eso tampoco se olvida

Leandro. Tengo la imagen grabada, la madre amenazando con las tijeras a unas niñas que jugaban a la comba. Mi madre no se lo hubiera permitido y con doña Luisa no tuvo problemas porque las dos tenían bastante genio… Yo también tuve maestros que me pegaron y castigaron o más que a vosotras, hasta el párroco me daba capones por ayudarle y echar muchas horas de monaguillo. El método era “la letra con sangre entra” y en esos años nos enseñaban a palos. Muchos años después he tomado café con algunos maestros y los he visitado en su casa, cuando ya no podían salir a la calle. Aquella época no daba para más y no podemos juzgarlos con la mentalidad de hoy. El escritor francés, Albert Camus, cuando le concedieron el Premio Nobel en 1957, lo primero que hizo fue escribir una carta de agradecimiento a su maestro porque a él le debía haber cursado estudios.

Mujer. No sé ni cómo podíamos ir al cole como corderitos sabiendo lo que nos esperaba. Lo bueno era cuando se rompía la regla con la que nos daban y lo contentas que nos poníamos. Pero al día siguiente la niña del carpintero le llevaba otra y se rompía la magia... jajajaja

Leandro. Nosotros nos restregábamos las manos con ajos porros porque pensábamos que así no nos dolían los reglazos… Nosotros, tan convencidos de los efectos milagrosos de los ajos porros, hasta que te arreaban un reglazo y entonces decíamos, ‘!joer!’


Las escuelas, de Castilléjar. Años cincuenta


Mujer. Yo también me acuerdo de todo esto, era lo que había

Leandro. Antes las escuelas funcionaban así, hoy es un mundo completamente diferente

Hombre. Había un maestro sordo que, al entrar en la clase, se quitaba el cinturón, lo enroscaba en la mesa para imponer temor y si veía jaleo cogía el cinto y daba correazos a tajo parejo, a toda la clase menos a Miguel Zambudio porque era más bajito, se salvaba casi siempre.

Leandro.  Sería don Pedro ‘el Sordo’, se dormía, formábamos jaleo en clase y nos arreaba con la correa… Cuando falleció el marido de doña Carmen, Jesús Martínez, en 1990 (yo lo veía cuando iba de vacaciones a Granada), ella se fue a vivir con su hermana, que vivía en el piso que estaba por encima del de mi madre… De don Miguel recuerdo los dictados, también la lectura, nos ponía a 6 o 7 niños de pie, haciendo corro alrededor de su mesa, y leíamos algún cuento. Ponía en la pizarra una serie de cantidades de seis o siete cifras, pero yo todavía no sabía leer los números y alguno de al lado me soplaba: 2.493. Y así estuve un tiempo

     En 1930, en una humilde casa de la Argelia francesa, un maestro trata de convencer a una familia para que su hijo continúe con los estudios en vez de obligarle a ponerse a trabajar. Esta escena, tan repetida en todas las épocas, tuvo dos protagonistas: el maestro, Louis Germain, y un alumno brillante, Albert Camus, que era nieto de españoles. Esta fue la carta de agradecimiento que el escritor le dedicó a su maestro, poco después de recibir el Premio Nobel.

 

     A su madre le dedicó la novela El primer hombre, con esta frase: “A ti, que no podrás jamás leer este libro”. Ella no pudo leer ninguna de sus obras, porque era analfabeta.  

https://en-clase.ideal.es/2024/08/15/leandro-garcia-casanova-carta-a-mi-maestro/?fbclid=IwY2xjawEqrsVleHRuA2FlbQIxMAABHSpPDQHx3_lkiKg0u8spHOXscKBQcJKNcyJ_g2knoXpGyv_sRuNELOTNgg_aem_KgXQv8pAAVZNgYZWdvOUeg


Composición de la Calle del Agua, de Nines S. Navarro


 

sábado, 27 de julio de 2024

CALLE DE HUÉSCAR

 





La antigua entrada a Castilléjar serviría para la portada de un libro y forma una trilogía con las siguientes fotografías. El Citroën de 2 cv –quizá del maestro don Jesús Carricondo– entra por la calle de Huéscar, formando una polvareda, después de subir la cuesta del Baico. La sombra de los árboles adorna la entrada al pueblo y el portón de la casa de Pepe el Herrador se encuentra a la izquierda. En aquellos años de miseria, había unos cuantos coches en el pueblo. 

Leandro: Castilleja de los Ríos en blanco y negro (1920), edición de autor. Se vende en el Ecomuseo y en el Estanco de Castilléjar, a 10 euros.

miércoles, 10 de julio de 2024

EL COMEDOR DE LAS ESCUELAS, 1962


 



Este era el sencillo comedor escolar y los niños que aparecen eran compañeros de mi curso: en la primera mesa, de izquierda a derecha, están Octavio —hermano de Arcoíris—, Justo “el Maeras”, Manolo “el Pitillos”, José, el hijo del tío Plin, y no recuerdo más nombres… Al fondo a la derecha está María, la cocinera, que servía la comida. Sería un plato de olla con un poco de carne. Llaman la atención las sillas de madera, del comedor, que tenían que ser muy incómodas. La foto esta descolorida por los años, parece sacada de la posguerra, y a mí me lleva a la infancia. De las niñas gitanas que acudían a la escuela, recuerdo que algunas solían echarse aceite en el pelo.

Leandro: Castilleja de los Ríos en blanco y negro (1920), edición de autor. Se vende en el Ecomuseo y en el Estanco de Castilléjar, a 10 euros.