martes, 19 de julio de 2022

PERDÓN Y RECONCILIACIÓN

 

La Transición española



Hace dos meses, un compañero colgó en el wasap de los amigos, el artículo de Alfonso Ussía, La gran mentira, del 6 de noviembre de 2021, donde cita la huelga general revolucionaria que triunfa en la cuenca minera de Asturias, en 1934, y la califica como golpe de Estado, protagonizado por el PSOE de Largo Caballero e Indalecio Prieto. Seguidamente, enumera una larga lista de personajes asesinados por el Frente Popular, en 1936. Y concluye con este párrafo: La verdad, la puta verdad, es que la guerra civil solo la deseaba un bando: la izquierda. Los “golpistas” fueron aquellos convidados que no se resignaron a ser de piedra. Y es lo que hay. Se ganó la guerra y además se ganó la paz. Y eso es exactamente lo que os quieren ocultar. Si en verdad eres un demócrata full equipe, déjanos contarlo tal cual pasó, machote. ¿Quién tiene miedo a la verdad?

Mi comentario al artículo más o menos fue así: Creo que Alfonso Ussía comete el mismo error que la izquierda actual, al echarle la culpa a los otros, y los otros la echan a los unos, como diría Miguel de Unamuno. Y así no salimos de ese círculo vicioso. Se puede decir que la Guerra Civil fue como una culpa colectiva de los españoles, de izquierdas, de derechas y de centro. El Gobierno actual se dedica a azuzar a unos españoles contra otros, a las mujeres contra los hombres, a unos partidos contra otros, a favorecer a unas regiones en detrimento de otras y en este plan, en vez de dedicarse a gobernar para todos. Sin embargo, los españoles necesitamos reconciliarnos con el pasado y con nosotros mismos, y esto es lo que se intentó hacer en la Transición, con políticos de la talla de Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Manuel Fraga, Felipe González… Fruto de ese  consenso fue la Constitución de 1978, la más duradera de la democracia, que ha permitido las mayores libertades y el progreso económico en España durante más de cuarenta años.

Sin embargo, el compañero José Antonio R. me contestaba en el wasap: Para eso está la memoria, histórica, democrática, y creo que ahora se le ha añadido la  palabra de moda, “de género”. Coincido plenamente en la narración de Ussia. Hombre que a mi modo de ver honra la memoria de su abuelo, Pedro Muñoz Seca, asesinado vilmente por las hordas marxistas, dueñas de la situación en gran parte del país. Yo, haciendo honor a mi padre, que las pasó “canutas” durante el tiempo que estuvo padeciendo en los campos y montañas, a veces durmiendo bajo la nieve, soportando hambre y calamidades de todo tipo. Él lo tuvo claro desde el principio: “Trabajo, orden y justicia”, contra desorden, anarquista y latrocinio. En cuanto tuvo ocasión se pasó de bando…

Cuando la II República fracasó, tuvieron la culpa tanto las izquierdas como las derechas, de los golpes de Estado de 1934 y de 1936, respectivamente, se sabe quiénes fueron los responsables y en la Guerra Civil mataron tanto los unos como los otros. Nada puede justificar aquellos golpes de Estado, aunque eran ya una tradición en España. Menos aún se puede justificar las matanzas de españoles, durante la guerra, con medio millón de muertos y otro medio millón de exiliados. Por eso, lo mejor que podemos hacer es pedir paz, piedad y perdón, como suplicó el presidente Manuel Azaña en el mitin de 1938, en Barcelona.  No podemos seguir echándonos la culpa los unos a los otros, pues bastante ya penaron nuestros padres y abuelos, a causa de la Guerra Civil y de la posguerra, aunque mejor sería llamarla Nuestra Guerra Incivil

Duelo a garrotazos, de Francisco de Goya

No puedo estar de acuerdo en que “Se ganó la guerra y además se ganó la paz”. No se puede ganar la paz de los cementerios, por eso digo que los españoles necesitamos pedir perdón y dejar de echarnos en cara los muertos de hace más de ochenta años, mientras el Gobierno intenta ahora hacernos olvidar a las víctimas de ETA, con la Ley de Memoria Democrática, mientras reivindica a los fusilados por los franquistas durante la la Guerra Civil. No podemos seguir dándonos garrotazos, como en la pintura negra de Francisco de Goya, o escupiéndonos en la cara, porque de alguna manera los españoles fuimos culpables de aquella tragedia y después padecimos los desastres que trajo, aunque las guerras civiles ya venían del siglo XIX. Nuestros muertos ya descansan en paz y es mejor honrarlos y rezarles una oración unidos, porque, como decía Manuel Azaña, todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo rio. Yo añadiría, que somos ciudadanos de esta gran nación que es España, donde hemos  demostrado que podemos convivir en paz, en los cuarenta y cinco años que llevamos de democracia. En julio de 2036 se cumplirán cien años del inicio de la Guerra Civil y, para entonces, serán nuestros nietos los que cicatricen definitivamente la herida de la peor tragedia de nuestra historia, en la que casi todos los muertos fueron españoles. Por eso mismo, debemos perdonar para reconciliarnos con el pasado y proclamar nunca más, en memoria de nuestros padres y abuelos.


https://en-clase.ideal.es/2022/07/18/leandro-garcia-casanova-perdon-y-reconciliacion/?fbclid=IwAR0ZS-s3d7CBkAObTuIrddKkaHX31iL1m6LQWQnk07hqALsddEKFBFMkwS4