Hace dos semanas, venía en la prensa que en lo que llevamos de año los ciudadanos de la provincia de Granada han puesto 81 reclamaciones, frente a las 35 del año 2016, contra las clínicas y consultas dentales, según el Servicio Provincial de Consumo, que depende de la Consejería de Salud. Las quejas han crecido más del doble en este año, mientras que en 2015 sólo hubo 14 reclamaciones. En Andalucía las cifras son éstas, en los últimos tres años: 243, 335 y 638, por lo que, también, casi se han duplicado en 2017. Los ciudadanos se quejan sobre todo por la mala calidad del servicio recibido, por no atender sus peticiones, así como por el incumplimiento en los plazos, en la condiciones y en los contratos. Otras causas a destacar fueron: no devolver el dinero cobrado de más, el cierre de la clínica, por daños y lesiones o por prácticas comerciales desleales.
El Servicio de
Consumo recomienda que el consumidor vaya a clínicas dentales de confianza, que
tengan instalaciones adecuadas, personal cualificado, que estén autorizadas por
Salud y tengan un seguro de responsabilidad civil. En la recepción debe estar
visible la relación completa del personal sanitario, indicando la cualificación
y titulación profesional. Asimismo, deben de estar a la vista del público la
autorización, clasificación –en las clínicas dentales es C.2.5.1– y la oferta
asistencial. Pero casi nadie se fija en estos datos, pues, normalmente,
esperamos en la salita a que nos llamen para pasar un mal trago. Consumo recomienda
que pidamos un presupuesto por escrito, donde indique el servicio y el
tratamiento que van a realizarnos, y que no paguemos por adelantado sino al
finalizar el servicio, en que deberán entregarnos una factura.
Un amigo acudió a una
clínica de Idental, una franquicia que está en muchas provincias. Le financiaron el
tratamiento con una financiera, unos 6.000 euros, y hasta ahora no le han hecho
nada, pero tiene que seguir pagando cada mes trescientos euros. Lo citaron por
dos veces para extraerle varios dientes, de una vez en un solo día, pero tuvo
que marcharse porque se habían equivocado en la cita y eso que vive en un
extremo de la provincia. Dos días de trabajo perdidos. Posiblemente, le
hicieron esta faena porque puso una reclamación por no atenderle cuando fue
citado la primera vez y, tras la segunda cita sin atenderlo, denunció el caso
en la Guardia Civil para no seguir pagando el préstamo, pero le siguen
descontando el dinero de la cartilla. El Código Civil establece que si la
entidad incumple el tratamiento, de manera automática se produce la anulación
del crédito.
Ahora está buscando
a un abogado, que lleve casos parecidos al suyo, pero lo está pasando muy mal
porque se encuentra atrapado entre la clínica dental que no lo atiende y la
financiera que le cobra todos los meses. Yo le he advertido, “da gracias porque, como dejes que te saquen los tres dientes
en un día y más adelante te hagan los implantes, lo vas a estar lamentando toda
tu vida”. El caso es que mi amigo, que se ha quedado en el paro, y su familia lo
están pasando bastante mal. Las reclamaciones y denuncias contra esta
franquicia dental han salido en la prensa, pero el tema está estancado aunque
estallará porque son cientos los afectados. Al principio hacen un presupuesto
inflado y ficticio, a personas con escasos recursos, pero luego hacen una
rebaja considerable, ofreciendo créditos a través de una financiera. Así, un
tratamiento de 20.000 euros se queda en 1.500 financiados a 60 euros al mes. Al
final el cliente pica. Esta clínica utiliza además a jóvenes recién
licenciados, que cobran 300 euros por recibir un máster mientras trabajan como
cualquier dentista. Esto es, el máster es el trabajo que realizan.
Lo chocante de todo
esto es que, en estos años de crisis económica, han surgido muchas clínicas
dentales cuando en España ha habido más paro y por tanto las familias han dedicado
menos presupuesto a los arreglos dentales. Hace varios años yo me hice varias
endodoncias y, al final, perdí las piezas dentales porque dos dentistas no
habían extraído todos los nervios. También he tenido que hacerme un implante,
que me ha costado 950 euros. En otras clínicas cobran mucho menos, pero baja la
calidad de los implantes. En Francia no tienen estos problemas porque una parte
de la factura del dentista, normalmente la mitad, la paga el seguro social. Finalmente,
tengo que decir que también he conocido a dentistas buenos y profesionales, y tengo
buena relación con algunos de ellos.