lunes, 13 de mayo de 2013

Y ZÚJAR SE VISTIÓ DE ROMERÍA





Dedicado al historiador Francisco Arredondo, que me invitó a la romería y me ayudó a elaborar el artículo


Mancomun. Municipios de Baza







Unas diez mil personas se congregaron este domingo pasado en la cumbre del cerro de Jabalcón para celebrar, por todo lo alto, la romería de la Virgen de la Cabeza. Fervor religioso en estado puro: un penoso ascenso de dos horas y media, romeros descalzos con promesas a la Virgen –algunos hacen el recorrido de rodillas– y antiguos cánticos devotos, mezclados con tragos de agua o de vino, mientras que treinta tambores por banda suben tocando durante todo el camino. “¡Tradición, tradición!”, diría con los brazos extendidos Topol, aquel nostálgico ruso, de origen judío. “Es el momento del reencuentro para los zujareños, pues vienen muchos emigrantes y se dobla la población –me dice Juan Ramón González, hermano mayor de la Hermandad de la Virgen, que cuenta con cerca de mil cofrades–. El sábado, a las 11 de la mañana, ya estábamos sin agua”. García luce un pañuelo rojo atado en la cabeza y ha venido desde Alicante: “Es una fiesta muy entrañable, y nos desplazamos por devoción a la Virgen”.

Nada más terminar la misa, miles de personas acompañan a la patrona hasta la Erilla Empedrada, donde recibe los honores de la abanderada y, poco después, se inicia la cansina subida al cerro de Jabalcón. Cuenta la Historia que, una vez que se levantó la ermita, la hermandad y la soldadesca llevaron en procesión a la sagrada imagen, con el concurso de otras hermandades de las villas de Serón, Caniles, Benamaurel y Baza. Se agrupaban en el Peñón de la Bandera, mientras recibían a las soldadescas de los citados pueblos. Finalmente, ascendían a la cumbre del cerro para celebrar juntos la romería. Aseguran que esta fiesta se introdujo a finales del siglo XVI, “a similitud de la de Sierra Morena”, y por tanto es la más antigua de la provincia. El primer Libro de Actas del Ayuntamiento mandaba que “se digan las misas de agua a Nuestra Señora, para implorar lluvias y rocíos que aseguren los panes“.

Por el camino me voy encontrando con penitentes descalzas: María José Díaz, de Caniles, confiesa que hace esta promesa por devoción y para pedir por la salud de un familiar cercano. Sin embargo, éste ha muerto. Antonia Sola, de Benamaurel, a duras penas se apoya en un palo: “Subo descalza porque mi hijo salió bien de un accidente de tráfico”. Las continuas hileras de romeros colorean los escarpados senderos de Jabalcón. El catedrático Francisco Arredondo ha estudiado la historia de su pueblo y opina que “la romería de la Virgen de la Cabeza conlleva una religiosidad de tipo emotivo y sentimental. En su origen la fiesta era esencialmente la romería pero, con el tiempo, se ha convertido en algo consustancial con el ser zujareño”. En fin, uno conocía Zújar a través del libro de Gabriel M. Cano ‘La comarca de Baza’, donde viene la foto de una ermita ya desaparecida; aunque en realidad era un antiguo morabito. Poco antes de llegar a la cumbre, los costaleros no pueden tirar de su alma: “¡Bueno, ‘pos’ echar un trago de vino!”, oigo a mis espaldas. Al poco, todos los romeros entonan: “Salve, luz de los cielos. / María, azucena de místico color. / Hoy tu pueblo con grande alegría...”.

   
Centro de Adultos Zújar-Freila





Una ‘guardiana de la Virgen’ me explica el ser zujareño: “Todo el mundo lleva su tripa de salchichón y su vino. Se llega a las doce, dicen la misa y se procesiona a la patrona alrededor de la ermita. Luego se reparte el arroz y se le reza. A las 4 de la tarde sale y, más tarde, se para en la Piedra de los Deseos, donde se ‘banderea’ la bandera...”. Ya estamos llegando: “Viva la Reina de los cielos. ¡Guapa, guapa, guapa! ¡Dales, que están secos! Viva la Reina de Zújar...”. Poco después, la gente se agolpa en la ermita para tocar el manto de la Virgen. Durante los siete días anteriores a las fiestas patronales, el eco incansable y machacón de los tambores recorre a diario las apacibles calles de Zújar. Y el sábado tiene lugar, dentro de la iglesia, el desfile de las Compañías de Moros y Cristianos, y de los siete diablos que representan a los pecados capitales, ante el camarín de la Virgen. Seguidamente, es vitoreada y aclamada por todo el pueblo, siendo este día del encuentro con la patrona el más grande de la fiesta. Aquí los ‘cajeros’ (tamborileros) se pasan hora y media tocando sin parar.


Después de la romería del domingo, se escenifica la representación de moros y cristianos ‘Cautiverio y rescate de Nuestra Señora de la Cabeza’. Este drama popular, de comienzos del siglo XVI, está considerado como uno de los que más valor literario tienen hoy en España. Antonio Hortal, el preparador de la representación, insiste en que me quede a verla, mientras va recitando: “(...) Desde la ermita encumbrada en Jabalcón, descendieron aplaudiendo a su Diana, y he de hacer que se cautive por más que llena de gracia la aclame el mundo”. Antonio es, además, uno de los seis ‘oficiales’ que se han gastado de su bolsillo unos 18.000 euros, para pagar las chucherías de los niños y unos dos mil platos de arroz con conejo: “Nadie nos ayuda, y esto lo hacemos por fervor popular”. Mientras tanto, el Ayuntamiento se dedica a mirar hacia otro lado. Subir a las cumbres del Jabalcón y la Sagra, o contemplar las verdes aguas del pantano del Negratín, son el mejor espectáculo que ofrece al viajero esta tierra reseca y olvidada del Altiplano. Hoy, Zújar siente una gran devoción por su guapa patrona y, al mismo tiempo, los nombres de sus calles, barrios y pagos nos recuerdan su secular pasado morisco.


Publicado en Ideal el 27 de abril de 2004







miércoles, 1 de mayo de 2013

DON CLAUDIO PENALVA

















En la foto que acompaña al escrito de la conferencia, aparece Don Claudio Penalva Navarro con dos luengas barbas, que le llegan hasta el bolsillo superior de la chaqueta –según se estilaba en la época– y con la perilla afeitada: “Señores, he de manifestar, que carezco de la ilustración precisa para el desarrollo de esta conferencia. No soy técnico; mi enfermedad y decrepitud me sustraen aptitudes, por lo que os ruego benevolencia. Me concretaré sólo, a la exposición de una reseña histórica… de forma que sean conocidos públicamente y por las juventudes que han de enjuiciar el porvenir, o execrar tal vez, la actuación de la generación presente, si no defiende sus inmanentes prerrogativas y derechos, otorgados en bien de este fértil territorio”.

Hará unos cinco años, Agustín Chillón, el actual alcalde de Huéscar, me regaló dos libros, las Ordenanzas Municipales de Huéscar, siglo XVI, de Julián Pablo Díaz, y En defensa del Canal de Bugéjar, editado en el 2000 por el Patronato  Municipal de Cultura y Deportes, donde viene recogida la célebre conferencia que dio el conocido cirujano, Don Claudio Penalva Navarro, “ante una gran concurrencia, en el Círculo Instructivo Obrero de Huéscar, el día 6 de marzo de 1928”. El Canal de Bugéjar, también llamado de Carlos III, de Huéscar y Canal de Murcia, se ha intentado construir desde los tiempos de Felipe II, con el fin de llevar el agua de los ríos Guardal y Castril hasta Lorca, Totana, Murcia y Cartagena. Pero de tan magna obra, tan sólo se pudo construir unos 29 km, desde las fuentes del Guardal (donde se construyó la presa) al Campo de Bugéjar, pues había que abrir un túnel de 11 km en la loma de Topares y 9 diques de once metros de altura, empresa imposible para la técnica de aquellos tiempos.
 
Don Claudio prosiguió diciendo: “El agua es vida, los pueblos que no la tienen, están predeterminados a la decadencia y aún a morir de inanición, si no se avienen a comer el negro pan de la emigración… Éste es el triste caso de actualidad sensacional, que afecta a los intereses y el porvenir de los desheredados pueblos de nuestra región. Se proyecta llevarse las aguas de los ríos Castril y Guardal a larga distancia, transfiriendo los derechos que a ellas tenemos, desde los años 1774, en contra de toda lógica, razón y justicia. Escasos de aguas, algunos pueblos de las hermanas provincias de Almería y Murcia (alegando su abolengo de mejor derecho)… han pretendido de los poderes públicos el aprovechamiento de las aguas que nos pertenecen y debían estar regando al menos desde principio de este siglo, 26.000 has.”. También menciona los estudios que están haciendo en el pueblo de San Clemente, “donde se proyecta la construcción de un pantano al que verterán los volúmenes del Castril y Guardal”.


Don Claudio, de joven

Don Claudio nació en 1850, en Puebla de Don Fadrique, y falleció en Huéscar en 1935. De familia humilde, destacó en los estudios hasta el punto de que una señora le pagó la matrícula y los libros, mientras que el maestro le dio clases. Al superar el bachillerato, decidió estudiar por libre en la Facultad de Medicina de Granada. Unos compañeros le mandaban los apuntes a La Puebla y, cada trimestre, cogía el coche de postas –que hacía paradas en Baza y Guadix, donde pernoctaba– para ir a la facultad a examinarse. “Estudiaba los apuntes con el quinqué”, me dice el nieto del cirujano, José Jiménez Penalva, que, a sus 86 años, pasa las mañanas en la farmacia que tiene por el centro de Granada. “Mi abuelo era médico de la beneficencia en Huéscar y, además, tenía su consulta privada en la calle del Ángel, donde un primo mío conserva su despacho tal cual, hasta las agujas para coser las heridas. Un día, la hija de Don Claudio se quejó de que subía de la consulta con cinco duros, solamente. Y él le respondió, ‘Yo soy el médico de las tres pes: los pobres, las putas y los parientes’. Y cuando se cabreaba mucho, se cogía las puntas de las barbas y gritaba: ‘¡Me cago en Reus!’”. Era un personaje muy popular en Huéscar y la gente venía a consultarle sobre el testamento o las tierras. Por las tardes solía sentarse a la puerta de su casa, en una silla de mimbre, pero como su aspecto infundía miedo a los niños de vez en cuando les daba una perra gorda.

  
Don Claudio se preguntaba con amargura: “¿Estamos nosotros ya, en el plano moral de indígenas no protegidos, para que se nos condene a contemplar eterna y dolorosamente el establecimiento de una servidumbre de paso de aguas sobre la tierra y hogar, donde nuestros mayores derramaron lágrimas en sus amarguras y los sudores de su honrado trabajo?... y ya que a este acto concurren representaciones de la región, estampemos la más enérgica protesta al otorgamiento de toda concesión, pues éste es el sentir general y el eco de la voz angustiada de nuestros antepasados… Este canal que yo llamaría Canal Primo de Rivera…”, y hablaba de compartir el agua con las provincias levantinas. Al final, daba las gracias a los asistentes por los aplausos y “los elevo ante el Gobierno de S.M.D. Alfonso XIII en súplica, de la justicia que nos asiste y merecemos”. Señalar que el Canal Carlos III, con el Puente de las Ánimas (siglo XVIII), fue declarado Bien de Interés Cultural en 1982, y que los pantanos del Portillo en Castril y de San Clemente en el Guardal fueron construidos en la década de los 70.

Publicado en La Opinión de Granada, el 10 de noviembre de 2008


Nota del autor: Señalar que, unos meses después de la publicación del artículo, falleció el nieto del cirujano, José Jiménez Penalva. El artículo fue posible porque Pascual Dengra, hijo del conocido maestro de Huéscar, me puso en contacto con el citado farmacéutico, un hombre muy amable. Don Claudio era abuelo también del poeta Alejandro Sánchez-Ahumada Penalva, que fue quien colgó el artículo en la web de la Asociación de Escritores del Altiplano y Pozo Alcón, aunque de forma incompleta.

El embalse de San Clemente fue terminado en 1990 (y no en la década de los 70), después me enteré que un tramo del canal de Carlos III, quizá uno de los mejores, fue durante mucho tiempo el basurero municipal de Huéscar. En 2006 se sacó toda la basura y se enterró a unos 50 metros  del canal. Todavía puede verse la antigua presa en el nacimiento del Guardal, aunque enterrada, así como la derivación del canal. En un breve análisis histórico, el Canal de Carlos III (junto al acueducto del Puente de las Ánimas) fue una gran obra de canalización, representativa de la ingeniería civil del siglo XVIII y está considerada como una de las siete maravillas de la provincia de Granada. Y sin embargo, acabó siendo el basurero municipal de Huéscar. En la España de 1928 (al año siguiente dimitió el dictador Primo de Rivera), el 60% de la población era analfabeta, calculo que un 80% viviría en el campo y la mayoría de los españoles calzaban alpargatas.


Don Claudio advierte en su discurso sobre la tragedia que le espera a la región (“El agua es vida, los pueblos que no la tienen, están predeterminados a la decadencia y aún a morir de inanición, si no se avienen a comer el negro pan de la emigración…”), pero, también, le preocupa la opinión de las generaciones venideras: “…de forma que sean conocidos públicamente y por las juventudes que han de enjuiciar el porvenir, o execrar tal vez, la actuación de la generación presente, si no defiende sus inmanentes prerrogativas y derechos, otorgados en bien de este fértil territorio”.

 Y al final, en medio de los aplausos de los huesquerinos, añade: “los elevo ante el Gobierno de S.M.D. Alfonso XIII en súplica, de la justicia que nos asiste y merecemos”. La importancia histórica del discurso de Don Claudio Penalva, en el Círculo Instructivo Obrero de Huéscar, es que, ocho décadas después, nadie como él ha reclamado el derecho a las aguas del pantano del Negratín. Hoy, las aguas de los ríos Castril y Guardal riegan la provincia de Sevilla y la cuenca del Almanzora, mientras dejan sin agua a los regantes de las comarcas de Baza y Huéscar. Desde la perspectiva de los años, la figura de Don Claudio se agiganta como un personaje histórico y como un padre de nuestra región, que, desde su humildad, supo defender como pocos los escasos recursos del Altiplano. “Éste es el triste caso de actualidad sensacional, que afecta a los intereses y el porvenir de los desheredados pueblos de nuestra región”. Al final se cumplieron sus temores, pues barruntaba lo que iba a pasar: nuestros pueblos quedaron desheredados para siempre, pero lo triste es que nadie alza la voz ni dice nada. Por eso debemos de rescatarlo del pasado y reivindicar algo tan simple como el derecho al agua de nuestros ríos.

Como al discurso del olvidado Don Claudio (esto siempre ocurre en nuestra tierra, aparte de que pocos lo conocerán) acudieron representantes de la región, es posible que la noticia saliera en El Defensor de Granada, pues Ideal comenzó a publicarse en 1933 y el periódico Patria (de la Falange) también es de esa época. A pesar de que he indagado, no he encontrado ninguna crónica periodística. 
 Esta es la política de la Junta con las comarcas de Baza y Huéscar. No cumple lo que prometió, el regadío de 22.000 hectáreas en estas comarcas, sino que se lleva el agua del Negratín para el riego de la zona de Almería. 


El artículo completo viene recogido en mi libro, Artículos del Altiplano y de Granada (2014)