El diez de octubre, mi mujer y yo llegamos a Guadix sobre las nueve de la mañana y, al llegar a la cueva, lo primero que nos llamó la atención fue un cachorro negro, bastante rollizo, de unos dos meses, que se encontraba al lado de un montón de arena. Tenía las patas blancas y una mancha blanca le bajaba del hocico al vientre. Al bajarnos del vehículo vimos que estaba en la sombra y tiritando de frío, pues hacía una temperatura de unos siete grados. Cogí al perrillo y lo puse al sol, encima de un saco de cemento vacío, pero se venía detrás de mí y ahora no hacía más que dar gemidos. Seguramente, alguien lo abandonó aquí y ha pasado la noche al raso. No quise entrarlo en la vivienda, pues hacía seis meses que se nos había muerto un perro, que estuvo viviendo con nosotros durante catorce años, y no queríamos volver a encapricharnos de nuevo. Sin querer, este cachorro nos traía recuerdos recientes. Poco después nos fuimos al Mercadillo del sábado, donde le pregunté a un policía local si conocía a alguna sociedad protectora de animales. Me proporcionó un teléfono y la encargada de la protectora me dijo que se encontraba en Madrid, “pero esta noche se pasarán a recoger al perro”. Me pidió que le diera de comer y que mientras tanto lo guardara en casa.
Después
de hacer las compras, regresamos con el temor de no encontrar al cachorro. A mi
mujer le costó encontrarlo, pues estaba echado en un matorral y se puso muy
contento al vernos de nuevo. Lo dejamos en el patio y aquí se venía detrás de
nosotros, pues no quería estar solo. Le ofrecí agua en un cuenco y se hartó de
beber, señal de que llevaba bastantes horas sin probarla. Sin embargo, no quiso
comer unos trozos de jamón cocido. La niña de una vecina lo cogió en brazos y
el animal parecía encantado, al menos ahora se encontraba acompañado y con
gente que estaba pendiente de él. Una hora más tarde, una mujer nos llamó por
teléfono, nos pidió la dirección de la vivienda y dijo que se iba a pasar a
recogerlo. Entonces, aprovechamos para hacernos unas fotos con el perrillo.
Sobre
las 12:30 horas, vinieron tres mujeres en un turismo a recogerlo. Carmen
Serrano es una de ellas, tiene un puesto en el Rastro de los domingos, con el
anagrama de ‘GUADIX. SOS ANIMALES’, y con el dinero que sacan, pagan los gastos
de los perros que recogen en Guadix. Conocidos y amigos les dan los utensilios que
no necesitan y Carmen los vende, junto a otros compañeros, de manera que hacen
de intermediarios y entregan los animales abandonados a las sociedades
protectoras. “Tengo que pagar el pienso de los perros, el veterinario, la
vacuna, el chip, para que tengan todo en regla. Y luego, algunos extranjeros
los adoptan y se los llevan a Bélgica o a otro país”. El pasado año,
abandonaron en España unas 150.000 mascotas, la mayoría canes. La gente los
compra en Navidad, para los niños o porque se encaprichan, pero luego los
abandona en el verano, con las vacaciones. Carmen nos contó que, la madre del
cachorro abandonado, una podenca de color blanco, parió tres y ayer les llevaron
de comer. Busca en su móvil y nos enseña las fotos que les hizo. “Es posible
que la madre haya muerto atropellada y por eso los cachorros han desaparecido,
o alguien se los ha llevado. Vamos a colgar en ‘Facebook’ las fotos, en ‘GUADIX.
SOS ANIMALES’, para ver si alguien los ha visto. El cachorro negro lo tenía cogido
en brazos la hija de una compañera de Carmen y se le veía feliz, pues no se
quejaba.
Precisamente,
hace un par de semanas, una tarde que íbamos paseando por la Cañada Tercera,
vimos a la podenca blanca en medio de la calle como olisqueando algo,
posiblemente buscaba comida para sus cachorros. Me fijé y las tetas le colgaban
bastante mientras chorreaban gotas de leche por el asfalto. Nunca había visto
nada igual. Al día siguiente de entregar al cachorro, 11 de octubre, pregunté
por la podenca blanca en la Cañada Tercera. Un vecino me dijo que hacía varios
días que no la veía y otro, que el animal se había desplazado ahora por los
Cerros de Medina, “precisamente, la vi ayer por la zona del supermercado
Mercadona". Esto me llevó a pensar que posiblemente la perra extravió al
cachorro negro, en una de sus frecuentes mudanzas. Llamé por teléfono a Carmen
y me dijo que ya habían localizado a la podenca, con los otros dos cachorros, y
que estaban todos juntos. “Le llevamos comida y no queremos que la gente se
entere dónde se esconden, no vaya a que le quiten los cachorros”. Al día
siguiente, pude ver las fotos de todos los canes en ‘Facebook’, en ‘GUADIX. SOS
ANIMALES’: dos son de color leonado, como la madre, y el negro. Unos días
después, se perdió un cachorro leonado o alguien se lo llevó. Y como los
animales no podían seguir así, el de color negro fue entregado a una familia de
Madrid y la podenca se la llevarán a Málaga, la heroína de esta historia.
En
fin, decir que bastaron solamente dos horas que pasamos con el cachorro
abandonado, para que le cogiéramos cariño y de paso nos hizo recordar a las
otras mascotas con las que convivimos durante muchos años. Este es el escrito
que me ha enviado Carmen Serrano:
“Nunca
te imaginas, antes de tener contacto con el rescate de animales abandonados, la
dimensión que ocupa este problema. La situación por la que pasan algunos de los
animales que hemos recogido de la calle a veces es desoladora. Pero también te das
cuenta de la cantidad de personas sensibilizadas con esta situación. Nuestro
grupo comienza colaborando con asociaciones, como casas de acogida. Y pronto se
da cuenta que esta ayuda es insuficiente. Realizamos varios eventos puntuales
para conseguir fondos; el resultado, diez animales adoptados. Tampoco fue
suficiente y volvimos a replantear nuestros objetivos. Así finalmente surgió la
idea de poner un puesto en el rastro. De este modo: haríamos visible el
problema del abandono en la zona de Guadix y comarca, y conseguiríamos fondos
para seguir ayudando a animales abandonados. A través de las nuevas tecnologías
canalizamos asociaciones y personas que piden ayuda, cada día más numerosas.
En
el muro de ‘GUADIX. SOS ANIMALES’, se ve una foto con dos perros callejeros y
este texto: “Hola, acabo de pasar por el área de servicio de los Abades. Están
estos dos cachorretes abandonados. Me dicen que llevan unos diez días, que al
final los pillará un coche”. Y en otra imagen aparece un can negro: “Se ha
perdido por la zona de la Ermita Nueva, por favor si alguien lo ve avíseme”.
Publicado en Wadi-as, el 7 de noviembre de 2015
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