Una mañana, a mediados del pasado junio, antes de que viniera el sofocante calor del verano, vuelvo de darme un paseo por el parque ‘El Vivero’ y, al dirigirme a mi casa, observo papeles tirados por el suelo, al lado de varios contenedores de basura. Me llama la atención una tarjeta de color amarillo y compruebo que es de un enlace matrimonial. Días más tarde, me voy fijando en los detalles: la portada de la tarjeta la encabeza un dibujo de la Catedral de Guadix y, al lado, esta cita de Pedro Antonio de Alarcón: “En un rincón hermoso de Andalucía hay un valle risueño... ¡Dios lo bendiga!, que en ese valle tengo amigos, amores, hermanos y padres”. La frase está mal copiada, pues algunas palabras vienen con mayúsculas y comas al tuntún, de manera que la he corregido. En mitad de la tarjeta destaca el dibujo de dos anillos entrelazados: “Enlace de F y M, julio de 2002”. Y al abrirla, dice: “Copa de bienvenida para esperar a F y M…”. A continuación viene el menú: “Entremés imperial, lubina al horno. A elegir: solomillo de cerdo a la alpujarreña o pierna de cordero al horno. Copa de helado, tarta nupcial”. En la bodega vienen varias marcas de vinos, cerveza, refrescos, cava, sidra y café. Todo con mayúsculas. Y remata la faena con “Barra libre amenizada por…”. En la contraportada de la tarjeta anuncia una cafetería-restaurante de la ciudad.
Trece años después de
aquella boda por todo lo alto, alguien tiró la invitación a la bolsa de la
basura y, de aquí, al contenedor. Pero, al volcarlo en el camión de la basura,
la tarjeta caería al suelo, como resistiéndose a morir triturada. Te puedes
figurar lo que aquí ha pasado, pero lo normal es que algún excónyuge hubiera
roto la tarjeta, con rabia, y no que apareciera en el suelo como si se le hubiera
perdido a alguno. Seguramente, es un matrimonio que no se ha entendido y cada
cual ha tirado por su lado. En medio han quedado las ilusiones perdidas, los
sueños rotos y una convivencia imposible, vaya usted a saber los motivos. Atrás
han quedado los disgustos, las discusiones, las desavenencias... La custodia de
los hijos, si los hubiere, habrá quedado seguramente a cargo de la madre, y
puede que hasta el piso con los muebles. El exmarido es posible que se haya
refugiado en casa de sus padres, si no tiene otra vivienda, y a empezar de
nuevo.
Volver a empezar. Y todos traumatizados, sobre todo los hijos que son la parte más débil. ¿Qué edad pueden tener éstos? ¿Once años, nueve…? Los psicólogos aseguran que, tras de la muerte de un familiar, la ruptura del matrimonio es la que más cuesta recuperarse. Se supone que esta pareja es joven y podrá rehacer su vida encontrando a otra media naranja, a alguien que los comprenda. Oportunidades no les van a faltar, pero el trauma no se los quita nadie. Un anciano decía: “Yo me he podido separar muchas veces, pero hay que saber ceder”. La convivencia diaria, en unos metros cuadrados, a veces tritura a las personas. Hay miles de matrimonios que no se entienden y fracasan, lo mejor es separarse y empezar de nuevo, antes que terminar peleados o en el juzgado.
Este año los
divorcios han aumentado, debido sobre todo a la recuperación económica, pues
antes se aplicarían la famosa regla de San Ignacio de Loyola: “No hacer
mudanzas en tiempos de crisis”. En cambio, las muertes por violencia doméstica
han disminuido, aunque nadie debería de morir por el simple hecho de convivir
en pareja o en matrimonio. Un amigo, que llevaba una asociación de separados,
me decía hace unos años: “Los hombres vienen destrozados después del divorcio o
de la separación. Pero, al poco, se lían con la primera mujer que encuentran y
les va peor”. El psiquiatra Luis Rojas aconseja que “es mejor el divorcio que
dos padres infelices y unos hijos desgraciados”, mientras que el célebre
Groucho Marx opinaba que “no es la política la que crea extraños compañeros de
cama, sino el matrimonio”. Finalmente, copio esta nota que el torero Curro
Romero dio a la prensa, escrita por él mismo: “Por razones indeterminadas mi
anuncio boda queda cancelada. Sevilla, nueve febrero de 2003”. Si al menos
hubiera puesto “por razones obvias, sentimentales, particulares...”, pero por lo que se ve el torero de Camas dio otra ‘espantada’
de las suyas.
Publicado en el semanario Wadi-as, el 17 de octubre de 2015
Publicado en el semanario Wadi-as, el 17 de octubre de 2015
Esta bien la historia, que casualidad encontrarse esta tarjeta que sabe dios lo que a ocurrido ante y después, un mundo cada objeto que hay en la tierra, tiene una historia, esta bien Leandro, y como bien dices lo rota el que pierde es el los demás siguen medio tirando salvados, pero mal sábados no me a gustado nunca la palabra ( rotos), no son ellos solos , son mas,
ResponderEliminarLa tarjeta te da muchos datos y te quedas con el misterio de ¿cómo aparece allí? Y es de alguien de la urbanización... No te entiendo los dos renglones finales
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