lunes, 28 de febrero de 2022

EL ALTIPLANO, TIERRA DE FRONTERA

 

Al fondo, Los Olivos, Castilléjar y la Sagra

Es un paisaje africano con alma de emigrante, que ha sufrido como ninguna otra comarca los zarpazos de la despoblación, pero que lucha también como ninguna otra por su supervivencia y ve en el turismo rural el motor que necesita para subirse al tren del futuro



 ¿Usted sabe por dónde queda Huéscar? ¡Pues así, a bote pronto!... Eso puede que esté por Teruel o por ahí; pero no me haga mucho caso, me decía un labriego de la Vega de Granada. El Altiplano anda perdido en medio de la geografía andaluza y, tan desconocida es esta tierra, que todavía se puede encontrar a viejos pastores con aires de nobleza, en medio de la inclemencia del páramo. Hace un tres meses, cuando llegué a Orce, hacía un frío que pelaba; pero allí estaban los cabreros con sus mantas y sus ovejas charlando en lo alto del cerro, como si las fiestas de San Antón no fueran con ellos. Pero, ¡ojo!, que en esta tierra hasta los borregos son de pura raza segureña. Cuentan que a don Fadrique, al conde de Lerín y al gobernador, Andrés Segura, les ponían la mesa a manteles: sus buenos platos de choto frito con ajos y sus latas de cordero al horno.

 Cuando anochece en lo alto de la cuesta de las Yeseras –por la antigua carretera de Huéscar a Castilléjar–, después de pasar unas penosas curvas, se ve el resplandor que despiden los cuatro pueblos del Altiplano, pues están en un pañuelo. En cambio, la Puebla y Castril quedan lejos, porque son como esas torres vigía en la frontera del Reino de Granada. Pero el Altiplano tiene unos paisajes impresionantes. El viejo camino del río, que baja de Galera a Castilléjar, va culebreando orilla de los tajos de los barrancos; por lo que no es raro encontrarse con desprendimientos. Mientras que, allá abajo, el morisco río Galera ha cincelado rocambolescos meandros entre las alamedas. Pero el panorama desértico se percibe sobre todo en Galera y en Castilléjar, que comparten el mismo río y la cadena de cerros de esparto. En cambio, hay zonas con bosques de pinos en las sierras de Castril y de la Puebla. Castril se encuentra protegido entre los montes, recostado entre bellos parajes y, durante el invierno, cubierto a veces por un manto de niebla. En las colinas de su Parque Natural, anidan el águila real y el buitre leonado; mientras que el bravo río Castril –el más limpio de Andalucía– discurre entre desfiladeros y cascadas. ¡No sé qué daría yo por ti, Castril!

 
Calle de Galera



 La Puebla, nieve y almendras

La Puebla de Don Fadrique aparece envuelta entre altivas sierras, con sabor a nieve y almendras; y tras el monte, la Sagra nos descubre su blanco pecho. Pero si uno quiere conocer el Altiplano, no le queda más remedio que escalar la Sierra Sagrada, como hice yo en el 2003. Tenía nieve en la cima y, a unos 100 metros de nosotros, pastaba un rebaño de cabras montesas. Desde aquí, el mundo parece más pequeño: Sierras de Cazorla, de Periate, de María, el Cerro de Jabalcón, Sierra Nevada... Conforme se baja de Huéscar, las cuevas de Galera se dibujan a lo lejos, desparramándose por la ladera del cerro. Hay que darse una vuelta por el barrio alto de las cuevas, o asistir a la multitudinaria procesión del Cristo de la Expiración, en la Feria de Agosto. Al fondo del barranco se levanta la Alcazaba de las Siete Torres, de Orce, que lo protegen de los malos vientos. Y cuando aprieta la calor, se puede uno refugiar en el paraje de Fuencaliente –junto a los cerezos– y tomar un baño acompañado de barbos, a una temperatura de 21 grados centígrados. Huéscar, con sus casas alineadas, se alza orgullosa sobre la llanura, en medio de campos amarillos y verdes. A unos kilómetros queda la bella estampa del pantano de San Clemente, rociando la madrugada. Pero si algo destaca de Huéscar es su devoción por los pasos de Semana Santa: la Ciudad de la Música vibra al son de las cornetas y tambores.

 Castilléjar y Orce

Al doblar el recodo de la carretera, Castilléjar aparece de pronto, como encaramado en el cerro y con sus casas escalonadas recortándose en el horizonte. Y en la parte baja, verdean los campos de la vega que bañan sus ríos. Siempre recordaré la luna llena de agosto surgiendo por detrás de los blanquecinos cerros, elevándose majestuosamente sobre el cálido azul cielo del atardecer. ¡Luna del atardecer! Es una escena irrepetible que tengo grabada desde la niñez. ¡Qué grande se me antojaba entonces la blanca luna de agosto! Para quienes buscan paisajes insólitos –un mar de barrancos, semejando el oleaje– y tranquilidad, nada mejor que el Lago Artificial que se recorta sobre la loma. En cambio, si buscan emociones en el Altiplano, pasen una noche a tutiplén en el palacio de los Segura de Orce, conocido también como Casa de los Duendes. El antiguo gobernador, a pesar de ser un fantasma aburrido y con insomnio, tratará de llamar la atención del viajero. Allí se ven cosas raras y, en el silencio de la madrugada, el palacete tiene unos extraños crujidos de fondo... Para estos casos de resonancias, los expertos aconsejan que lo mejor es no darse por enterado. ¡O nos ha fastidiado!

 El secular aislamiento de esta ‘cuna de la humanidad’ ha propiciado la conservación de sus señas de identidad cultural

 En cuanto a las posibilidades turísticas, Jesús Raya, diputado de Obras Públicas pone el dedo en la llaga: No hay espíritu empresarial y tampoco se crean cooperativas. Y luego tenemos que los productos de la comarca no tienen salida. Está convencido que habría que potenciar la agricultura de transformación en carne. Es decir, sembrar todo aquello que consume el ganado. Lorenzo Reche preside la ‘Asociación de Turismo del Altiplano’ y ve las cosas desde el lado opuesto: Ésta es una zona desconocida que está todavía por descubrir –y matiza-. Ha estado abandonada mucho tiempo y los políticos deben de moverse. Frutos Pérez preside la Asociación Grupo de Desarrollo del Altiplano: Nosotros gestionamos programas de la Unión Europea y hemos aprobado 275 proyectos para la comarca. Pero no le cabe duda que el futuro del turismo rural pasa por las asociaciones de empresarios y la colaboración con los ayuntamientos y la Delegación de Turismo.

 Señas de identidad

Cuenta la leyenda que, al principio de la creación, las Alpujarras se quedaron con las cumbres de las grandes montañas y con la nieve. Mientras que en el ignoto Altiplano había un inmenso lago que con el tiempo se secó. Entonces, a los primeros europeos se les ocurrió plantar almendros que, en la primavera echan allozas de escarcha, y luego sembraron tomates dulces y pimientos ‘coloraos’... Con todo, ese aislamiento secular debido a las malas comunicaciones, ha hecho posible que se conserven las señas de identidad cultural del Altiplano. Y esta riqueza se refleja en una variada gastronomía –cuscús, andrajos, gurullos, ajo de almirez, ajo de aserradores, gachas, migas de pastor–; en los bailes y en las fiestas –la romería de las Santas congrega a miles de huesquerinos y poblatos–. También en el acento castellano y en los localismos –comparación, ¡qué giro!, ‘cucha’ que te diga–; en la forma de ser, en la ironía...

 Juan Chozo es un buen conversador y me va contando cosas del campo. Ya no tiene los mulos en la cueva. Ni las pulgas. Se ve que, al vender los mulos, regaló las pulgas. Él conserva la forma de hablar de la gente del Altiplano, esos localismos que utilizaron sus antepasados. En cambio, con la jerga de los jóvenes de hoy, se van perdiendo los vocablos de siglos. Pero ahora, en la mesa camilla de la cueva, el monólogo de Juan discurre mansamente.

-Yo he ‘trabajao’ como un burro y, sacos de esos de dos fanegas de trigo, he ‘tenío’ que cargarlos a las bestias. Uno se ha ‘precisao muncho’, en cosas de esfuerzos... Pero ya te digo que hoy, para el que tenga un par de bestias, el campo no se costea. Porque, ‘amos’ a que el año venga malo; pues si tienes ‘ganao’, lo poco que te queda se lo come el ‘ganao’. Y quien dice ‘ganao’, dice vacos, yeguas, burros o lo que sea... Ahora bien, si tú tienes un pan que es para ti solo, cortas por una orilla y el pan está ahí. Pero, comparación, si haces siete partes, el pan cuando te das cuenta ya se ha ‘perdío’. Y esto mismamente es así. ¿Lián? Al Lián lo he visto dos mañanas ‘p’allá’. Ayer o antier me lo encontré: ‘¡Leche!, ¿ande vas tan temprano?’, porque eran las siete de la mañana. Y me dice, ‘que voy, que tengo que subir a la cueva a echarle a los animales’. Ahora está ‘changao’ y, cuando se operó del porrón aquel que tenía, ¡pero que tenía un porrón así!, va y me dice: ‘¡Mira, Juan; si esto no es ‘ná’! Me se infla ¿pero ves? Ya se ha perdío’. Se pillaba así la tripa y me daba un miedo ver cómo se apretaba. Y eso se ve que se le puso grande y se le salieron... ¡Cojoncios, que se le salieron las tripas!

Leandro García Casanova



 

Posdata: publicado en Ideal el 28 de febrero de 2003, Día de Andalucía. Copio estos apuntes, de cuando escribí el artículo: 

Imagínate esta región de aquí a diez años, con esa pérdida alarmante de población: la herida me supura, pues desde entonces hemos perdido todas las batallas..., como el coronel Aureliano Buendía.

 Hago una visión general del atraso económico y soluciones; porque decir otra cosa sería faltar a la verdad. La despoblación es alarmante por la desidia de muchos. Dejo que hablen los personajes. Hablo de la identidad cultural y termino con leyendas… como si todos los indicios los condenaran al Paleolítico: el Hombre de Orce, la Momia de Galera, la necrópolis de Castilléjar, y ahora la de Castril. En cuanto a las soluciones que cabrían ante este atraso económico, hay que decir que se han mejorado las carreteras tercermundistas, pero todavía las hay que no tienen mediana. El agua es algo vital en este secano que vive de la agricultura –anclada en el pasado, pero que todavía no es de invernadero-, por lo que es urgente ampliar los regadíos. Por otro lado, la Administración debe de prestar ayudas para la creación de empresas y potenciar las industrias agroalimentarias; y no pasarse años escatimando recursos... su monólogo discurre mansamente, como las transparentes aguas del río Guardal


1 comentario:

  1. Antonio V. Pinteño Avellán me envió este comentario a mi correo electrónico, el 28 de febrero: “Mucho se ha hablado de la España vaciada , y cuando se evoca este termino, la gente piensa en campos de la Castilla rural, de parajes de Soria o Teruel, o incluso cambiando el árido por lo verde de la Galicia profunda. Pero no hay que irse muy lejos , la gente que como yo nacimos en Castilléjar, de mi generación, a penas queda nadie. La gente emigra por que la zona no es propensa a que se formen raíces. Malas comunicaciones , a pesar de haber un proyecto de autovía que uniría Caravaca con Cullar , escasos o nulos proyectos empresariales , que no fomentan el auge de la economía agravados por pocos incentivos económicos o fiscales que atraigan la inversión en la zona. Por otro lado esta la falta de coordinación y de interés en crear una red de servicios entre todos los pueblos de la zona que fomente la infraestructura para coordinar servicios y atraer a la gente. Vivimos en unos pequeños “Reinos de Taifas” en los cuales se duplican servicios y se fomenta la competición frente a la colaboración. Y todo esto , dirás , a que viene, viene a tu entrada última de tu blog y también a esta noticia del ideal.
    https://baza.ideal.es/baza/indignacion-castillejar-galera-20220217183130-nt.html Existe poco interés en mantener estos pueblos, y están abandonados a su suerte”.
    Le pedí que me enviara este comentario a mi blog, pero como no lo ha hecho, le contesto. Copio este párrafo del artículo de mi blog, ‘El tren de Guadix a Baza’, de 15 de septiembre de 2015: “Con el tren se llevaron las últimas esperanzas de estas tierras deprimidas, pues decían que la línea no era rentable. Claro, aquí lo único rentable de toda la vida han sido la emigración y el oficio de limpiabotas. El cierre de la línea significaba condenar al atraso económico a las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar y, de paso, acabaron con el cultivo de la remolacha y dejaron sin salida a los productos de la zona. ¡Lo de siempre!”. El agua del Negratín también se la llevan a Córdoba, Sevilla y a la comarca del Almanzora y la A-92 no pasa ni siquiera por la comarca de Huéscar, y tampoco van a hacer la autovía de Caravaca a Cúllar. Sólo queda el turismo rural o hacer las maletas, mientras se van despoblando de forma alarmante las comarcas del Altiplano. Los cortes de luz en Castilléjar y Galera ignoro a qué se deben.

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