sábado, 12 de noviembre de 2022

IN MEMORIAM LEOVIGILDO GÓMEZ AMÉZCUA

 

Leovigildo y la Catedral de Guadix

Ha sido un ejemplo para todos nosotros



Ayer, Leovigildo Gómez Amézcua (Benalúa, 1932) se cayó en la residencia donde se encontraba internado, lo llevaron al hospital de Guadix, donde comprobaron que tenía un derrame interior y ha fallecido esta mañana, a la edad de noventa años. Conocí a Leovigildo  en 1968, cuando fue nombrado rector del Seminario de Guadix, pero al año siguiente me trasladé a la Casa Madre del Ave María, en Granada, para cursar quinto de bachiller. Apenas lo conocí y en 1969 los jesuitas fueron sustituidos por sacerdotes diocesanos, que se hicieron cargo del Seminario. En estos últimos años ha sido cuando he tratado más a Leovigildo y he descubierto su vida sencilla, callada y humilde, así como sus buenas obras. En 2012, escribió la biografía Rafael Álvarez Lara, obispo de Guadix y Mallorca. Un hombre de Dios. Cuando el obispo se marchó a Mallorca, Leovigildo lo acompañó como su secretario personal: Era bondadoso, inteligente, humano, religioso, fundó el Patronato del Sagrado Corazón (que sigue hoy día) y dio trabajo a centenares de personas durante muchos años, en el Polígono de La Espartera, haciendo alfombras de esparto. Está enterrado en un convento, en Jerez de la Frontera. Elevó el nivel de vida y la decencia en Guadix. Leovigildo también me habló de las obras del obispo que, según Gerald Brenan, creó más puestos de trabajo que cualquier otra institución de Guadix, en la posguerra (pero Guadix se olvidó completamente de Rafael Álvarez Lara). El antiguo rector también publicó, en 2020, el libro Obispos accitanos del siglo XX y debo señalar que ambos somos miembros del Centro de Estudios Pedro Suárez, de Guadix, donde se fue fraguando nuestra amistad.

 El 13 de junio de 2020 voy a Zújar, junto a un antiguo amigo del Seminario, José María Laguna, a la casa del sacerdote jubilado, Salvador Olivares, que es amigo y eterno compañero de Leovigildo, para que me cuente cosas de él.

–Nos conocimos en 1947, cuando yo estaba haciendo Preparatoria en el Seminario mientras que Leovigildo cursaba quinto de Bachiller. Años después, estuvimos juntos en el Seminario Mayor de San Torcuato, en Granada. En 1968, Leovigildo fue nombrado rector y yo vine al año siguiente, como formador. En 1977 dejamos el Seminario, a mí me nombran párroco en la Estación de Guadix hasta 1980, y él se viene a la parroquia conmigo siendo vicario general de la diócesis. Me marcho un tiempo a Roma y más tarde me nombran párroco en Moreda, pero más adelante vivimos cada uno en pisos  diferentes, en los bloques María Ángeles, de Guadix. Recuerdo que estaba de obispo don Juan García Santacruz, cuando el médico le dijo a Leovigildo que tenía Mal de Pot y, como estaba muy grave, le aconsejó el internamiento en el Hospital el Neveral, de Jaén. Y le dio dos opciones: “Tienes que estar escayolado durante seis meses, o bien estarte quieto, sin moverte en la cama”. Leovigildo optó por lo segundo y así estuvo casi once meses. Yo iba con frecuencia a visitarlo al  Neveral. A mí me nombran párroco de Cristo Redentor (en el Polígono de La Espartera) y, cuando Leovigildo se recupera me sucedió en este cargo. Varios años antes había participado en la Asamblea Diocesana, en la que participan unas siete mil personas.

Leovigildo y Salvador Olivares

 


Salvador Olivares es un cura amable y campechano, con él no hay liturgias ni protocolo sino que te da la confianza y dice lo que piensa:

–Leovigildo es cercano, humilde y puntual, un trabajador incansable que lo llevaba todo para adelante. Alguna noche llegaba tarde al piso y, como siempre, se levantaba a las 7. Lee mucho, es bastante culto y ve poco la televisión. El teatro le gustaba bastante, hizo algunos papeles principales de autos sacramentales, en el Teatro Mira de Amescua, de Guadix. Creó un grupo de teatro con los seminaristas y representaron sainetes y algunas obras de los hermanos Álvarez Quintero. En el Seminario de Verano, de Jérez del Marquesado, se hacían concursos al estilo del “Un, dos, tres, responda otra vez”. En la Estación de Guadix creó el grupo de teatro Raíl, con los jóvenes, entre los años 77 y 80. A principios de los años sesenta comenzaron los Cursillos de Cristiandad, en la diócesis de Guadix, y en cada uno participábamos dos o tres curas. Leovigildo participó en muchos como director espiritual y con el tiempo fue Consiliario diocesano. Leovigildo también llevó el Movimiento Familiar Cristiano, eran encuentros con grupos de padres para la formación humana y cristiana, así como los cursillos prematrimoniales para la preparación al matrimonio… Por esos años, yo organicé un coro mixto en el Instituto Pedro Antonio de Alarcón y ensayábamos en el Hospital Real,  Leovigildo enseñó canciones en gregoriano a las voces graves del coro.

 Yo conservo una foto de mi padre con los compañeros y curas, en el Seminario de verano de Jérez, en julio de 1964, incluso conservo el libro de cursillista que le entregaron, con las dedicatorias de los compañeros. Salvador hace un inciso y me enseña un libro de tamaño folio, con fotografías de las numerosas ciudades españolas donde actuó la coral y los premios que recibió. En esos momentos, no me di cuenta de la nostalgia de Salvador al pasar las páginas y contemplar aquellos alegres y lejanos recuerdos. Ahora todo son achaques, sin embargo transmite cierta alegría.

–Mira, hay gente a la que Leovigildo ha ayudado de forma permanente, le entregaba una parte de su sueldo, todos los meses, y nunca se ha aprovechado del cargo de vicario para beneficiarse de algo. El piso de los bloques María Ángeles era del sacerdote oscense Tomás Casaubón (cuando falleció lo donó a la diócesis) y estuvo residiendo con él varios años. Entonces yo me trasladé al piso y Leovigildo echaba mano de mí cuando tenía cualquier problema. Yo he sido fumador y me ha aguantado siempre, nunca me dijo nada. Aquello era pequeño pero nos hemos llevado siempre bien, es verdad, han sido muchos años juntos. Leovigildo es muy metódico y no puede ver algo desordenado. Ahora lleva dos años internado en el ‘Hogar Santa Teresa Jornet’ y sé que no tiene nada en la cartilla.

 

Leovigildo y José María Laguna, a la derecha

El logopeda, José María Laguna (Angustias, su mujer, es prima de Leovigildo y los tres han pasado muchas tardes jugando a las cartas), dirige en Guadix la ONG Solidaridad Honduras y colaboró con Salvador Olivares en la parroquia de Cristo Redentor, realizando obras de beneficencia. José María me dijo esto:

–Leovigildo es consecuente con sus ideas, con la vida real y con el Evangelio y ha atendido siempre las necesidades de la gente. Estando de párroco en Albuñán, dio dinero a una familia para que comprara alimentos y a veces los sobrinos de Leovigildo le ayudaban porque no tenía para acabar el mes. En otra ocasión, le pagaron el arreglo del coche porque había repartido el sueldo. Yo tuve que anularle el pago de la cuota de la ong. Leovigildo ha sabido adaptarse a los tiempos y estar en su sitio, es un cura de verdad.

 Yo visité al ahora canónigo emérito cuando estaba en el piso y después en la residencia, andaba entonces con las muletas por la fractura de cadera que tuvo en diciembre de 2018. De él destacaría su ejemplo y generosidad, y me transmitió el cariño por el obispo Rafael Álvarez Lara. El artículo lo he titulado Leovigildo porque Salvador, su compañero y amigo de siempre, lo llama así y porque suena más cercano. Las visitas a la residencia han estado prohibidas, durante dos largos años, por los contagios, y me lo imagino con el andador por los pasillos, cumpliéndose lo que decía el general Charles de Gaulle, la vejez es un naufragio. Hace unos seis meses, hablé con el presidente del Centro de Estudios Pedro Suárez porque los residentes no podían salir ni a los jardines, hizo algunas gestiones y por fin pudieron salir y permitieron las visitas de los familiares.

 Copio un fragmento de Poemas desde el Neveral, que salió publicado en el opúsculo Nieve y cieno, de Guadix, el 2 de enero de 2018:

En abril de 1996 tuve que ser internado en un hospital… para curarme del llamado ‘Mal de Pot’. Allí permanecí 11 meses en reposo absoluto. A lo largo de este período tuve tiempo de leer, de escuchar la radio y ver la televisión. Pero también pude escribir y de componer poesía, a la que yo sentía cierta afición desde mi infancia. Y así, poco a poco, fui redactando hasta 20 poemas cuya temática fue surgiendo desde la experiencia de una larga enfermedad hasta la nostalgia del recuerdo que sentí de mi vida familiar y pastoral. Los primeros poemas fueron 5 sonetos, que reflejan los sentimientos que entonces experimenté, desde la sorpresa hasta la aceptación.

En el Centro Diocesano de Benalúa


   







Soneto 2. La duda

¿Por qué, Señor, me has elegido

para llevar la cruz de esta dolencia

y meter en mi vida una experiencia

que, confieso, jamás había sentido?

¿Qué culpa cometí que ha merecido

esta dura y amarga penitencia?

¿Qué lesión he causado en mi conciencia

hasta el extremo de sufrir tu olvido?

–No es castigo, no. Tú me has contestado,

lo que sufres y sientes, hijo mío.

Es señal de lo mucho que te he amado,

pues quiero hacerte ver que yo me fío

de quien toma la cruz que yo he tomado

y abraza como suyo lo que es mío.

Con los exseminaristas de Guadix, 19-10-2016

Posdata: él me pidió que lo llamara Leovigildo. El 5 de julio de 2021, lo llamo a la residencia y me dice: Yo tengo 89 años y me queda poco de vida. Hace poco tuve una caída en la habitación y estoy bastante condolido, aunque no tengo fractura me condiciona los movimientos. En noviembre me escribe un correo con este texto: El tiempo que me queda de vida espero que sea para ayudar a los demás. Guadix, sin olvidar su pueblo natal de Benalúa, se queda sin uno de sus mejores hijos y, para los antiguos seminaristas, fue uno de los mejores sacerdotes que pasaron por el Seminario. Descanse en paz.

Miembros del CEPS, en Huéneja. 15/10/15

Antonio García Gómez

Ayer, 13 de noviembre, me acerqué al tanatorio del ‘Hogar Santa Teresa Jornet’, poco después de las 9:30 horas, y allí estaban cuatro sobrinos velando el cadáver de Leovigildo. No había nadie más. Me dicen que mi nombre les suena porque se lo han oído a su tío. Su sobrino Antonio García Gómez se dedica a la enseñanza y me explica que el difunto era el último que vivía de los seis hermanos, mientras que ellos son dieciséis sobrinos. Nos sentamos en el sofá y me va contando:

Fue el único sacerdote que atendió a los tuberculosos en el Hospital Real de la Caridad y aquí fue donde cogió la tuberculosis. Cuando tenía el Mal de Pot, se vino a mi casa y el caso es que no paraban de venir visitas, hacía reuniones, venía el obispo… Le hicieron unas pruebas y al final se lo llevaron al Hospital el Neveral, de Jaén hasta que se recuperó. Poco antes de irse de Guadix, el obispo Gabino Díaz Merchán (falleció hace unos meses) le dijo a mi tío: ’Tú serás nombrado obispo dentro de poco’. El caso es que los años pasaron, pero Antonio coincide conmigo en que le faltó ambición, pues era humilde, generoso y vivía entregado a los demás. Siempre estaba trabajando, le gustaba mucho hacer teatro con los jóvenes, sobre todo en las parroquias donde estuvo. Yo soy uno de los albaceas, a mi tío le quedan unos 3.000 euros en la cartilla, la mitad será para Manos Unidas y la otra mitad para la ong… Este dinero es del coche que tenía, pero como lo vendió. Lo repartía todo. Los libros de su biblioteca los ha donado a la Biblioteca de Benalúa y al Centro de Estudios Teológicos de la diócesis. A los sobrinos nos ha dejado algunos libros y discos.

Antonio a veces se emociona y las lágrimas empañan sus ojos:

Yo llegaba a la residencia los domingos y le ayudaba a decir misa, hasta que prohibieron las visitas, ni siquiera podían salir a los jardines. En la residencia ha tenido varias caídas, hasta que le quitaron el andador porque apenas podía moverse. También tuvo que dejar el móvil, pues le temblaban las manos. Él protestaba y decía: ‘Pero si escribir es lo que me da la vida, envío mis escritos por correo electrónico’. Su último artículo salió publicado en la revista comercial Guadix a mano, con el título Un adiós razonado, de 22 de octubre-5 de noviembre.

Y así pasaron los últimos días de Leovigildo, casi sin poder moverse y poder sin escribir. Poco después, mi mujer y yo nos despedimos en el tanatorio de Antonio García Gómez y de los cuatro sobrinos, que allí se encontraban: todos ellos hablan con orgullo de su tío.

Se despide de los lectores. Foto Antonio García

El último adiós en la Catedral. Foto Miguel Cascales

Video Hermanos Fossores de la Misericordia, donde aparece Leovigildo

5 comentarios:

  1. Wasap Seminaristas.
    Tarsicio López. Gracias, Leandro por tu artículo-panegírico. Muy afectivo y descriptivo.
    Pepe Gómez. He leído dos veces el artículo, he querido colgar un comentario desde el móvil y no he podido. Pero es suficiente que te diga, amigo Leandro, que los testimonios que has recogido sobre D. Leovigildo avalan con certeza y realismo las virtudes de este modelo de vida entregado a su ministerio, que ha sido D. Leovigildo. Yo lo traté poco, pero lo saludé en diversas ocasiones agradeciéndole en algunas que fuera el director espiritual del cursillo de cristiandad al que asistió mi padre allá en la década de los sesenta, en otras para dialogar sobre la diócesis de Guadix.... Y siempre con la confianza y certeza de que era un hombre de Dios. Gracias por recordarnos en este artículo rasgos sobresalientes de su personalidad.
    Gracias por tu comentario, amigo pepe. Creo que Tuvo un buen maestro, en el obispo Álvarez lara, en la humildad, la generosidad, en las buenas obras...
    José María Laguna. Gracias, Leandro, todo lo que dices es cierto pero es poco para la profundidad de un hombre de Dios. Una vida al servicio de la iglesia, al hombre que es iglesia, al hermano en sus necesidades. Hombre de fe, la fe de Abraham que abraza la Cruz suya y a veces la de los más necesitados. Atento, vigilante, abierto a escuchar, comprometido con el Evangelio, hombre de Dios. El Dios misericordioso te acoja en su morada y te dé el premio de los justos.
    Pepe Triviño. Gracias amigo Leandro por este magnífico articulo. Eres genial
    Gracias, amigo Triviño, el seminario es cuna de grandes hombres
    Fdo Sánchez Gracias, Leandro por tu artículo sobre D. Leovigildo al que has retratado magníficamente. D. E. P
    Gracias, Fernando. Se ha ido un gran hombre, entre el silencio y la amargura de una triste residencia
    Juan quintana También acabo de leer tu artículo, Leandro. Enhorabuena por la descripción que haces de D. Leovigildo.
    Antonio D.E.P. don Leovigildo. Y agradecer a Leandro la semblanza que ha hecho de su persona.
    Gracias, Antonio. Señalar que en 1997 le concedieron el premio Pedro Suárez, por su labor investigadora al publicar varios libros
    Juan Antonio Pérez. Gracias Leandro por tu artículo. Se me vienen a la mente muchos recuerdos de tan buena persona.
    Manolo Jiménez He leído el escrito de Leandro. Gracias. Me he alegrado leer también lo que dices de Salvador, como D. Leovigildo también es muy buena persona.
    Alfonso Ferrer. Gracias, Leandro por el magnífico artículo sobre D. Leovigildo. Has dejado constancia de la vida de una persona sencilla y generosa. Nunca tuve la oportunidad de intimar con él, más allá de intercambiar algunas palabras, mi esposa y yo, en alguna de las comidas, creo recordar que en 2016, en el Hotel Comercio. Sabía, por comentarios vuestros y de algún familiar, tu catadura humana y su extensa, intensa y fructífera vida sacerdotal en la diócesis de Guadix. Gracias, reiteradas, Leandro. No sabía de su amistad con D. Salvador Olivares..., a quien conozco, aunque mejor a su familia..., de forma muy especial a sus hermanos, Pepe y Francisco, ambos ya fallecidos. El primero, falleció muy joven, trabajaba en la desaparecida Caja Granada... D. Francisco, sacerdote, fue párroco durante muchos años de Alamedilla. Era una excelente persona también..., en 1989 nos bautizó a nuestro hijo más pequeño..., con una peculiaridad!!..., lo hizo, previo permiso del párroco de Cullar Vega, en nuestro chalet, en una ceremonia privada entrañable. Los Olivares, como los Arredondo.,...., de Zújar, son unas excelentes familias, con las que nos une buena amistad, como bien sabe Leandro. Nuestro sincero deseo de que D. Leovigildo haya alcanzado el descanso eterno. R. I. P.

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  2. Continuación Wasap Seminaristas.
    José Enrique Aybar. Leandro, acabo de leer tu bloc. Estupendo!!! Ya veo el gran conocimiento que tienes sobre la vida y obra de D. Leovigildo. Has hecho un excelente trabajo. ENHORABUENA!!! Mi relación con D. Leovigildo fue de tipo laboral. El verano de 1966 nos buscó un trabajo de ayudantes de camarero en el hotel Majorica, Palma de Mallorca; a José María Vidal y a mí. Quién conocía a D. Leovigildo era Vidal. Yo fui un añadido.
    Francisco Rodríguez Izquierdo. Felicidades por tu crónica que me ha trasladado muchos años atrás

    Facebook Leandro. 9 comentarios
    Miguel Ángel Rivas, miembro del Centro de Estudios Pedro Suárez.
    Siento su fallecimiento como algo propio. Han sido muchos los años desde que lo conocí y tuve el privilegio de que fuese él quien me diese la primera comunión en Benalua de Guadix en 1960. Tras un largo paréntesis de más de veinticuatro años volvi a retomar mi relación con él ya como miembro del Centro de Estudios Pedro Suárez . Siempre lo he tenido como una persona amable, sencilla, humilde y de gran capacidad intelectual y ameno trato. Descanse en Paz.
    Leandro. Él fue quien me avaló con su firma en el Centro de Estudios y desde entonces congeniamos más. En Huéneja, 2017, fue la última comida a la que asistió.
    Antonio Parrilla. D.E.P. Persona cariñosa, educada, responsable, sencilla que empatizaba con los demás: pero muy respetada y con una autoridad personal muy por encima de lo normal…una persona De Dios. Mi conocimiento de este hombre excepcional fue durante mis años de estudiante en la Escolanía, de entre el 59 y 63 del pasado siglo. Pues me marché de Guadix, por motivos de trabajo ( cuando cumplí 17 años. Gracias, Leandro, por darnos a conocer más asuntos de la vida de este destacado seguidor de Cristo. Un abrazo, amigo.
    Leandro. Yo lo voy a echar de menos, pero ha sufrido mucho estos años casi sin poder moverse en la residencia. Antonio Parrilla. Estaba sufriendo y sin embargo pensaba en los demás.
    Dolores García Baca. D.E.P.
    Guadix, Arte y Vida, Acciarte. 12 comentarios
    Antonio Parrilla. Don Leovigildo …, Parte mi comentario desde que lo conocí, mis años de escolano ( 59/63 como estudiante de bachillerato )hasta el 1963 en que salí de Guadix, con 17 años y comencé mi vida laboral. Una persona De Dios. Con un carácter ejemplar, cariñoso, nunca altivo; pero que imponía respeto. Muchas gracias, amigo Leandro por ampliar el conocimiento de esta persona ejemplar. Me consta que fue un referente para una generación, tres años más de la mía
    Fernando Valverde Fernández: DEP. siempre estará en nuestro corazón .gran hombre de Dios .Ir con Cristo hacia el Padre a impulsos del Espíritu Santo Por los caminos del corazón de del mundo a manera de fermento. llevando siempre consigo a la Virgen y a los hermanos....ha dado su vida en todo lo que ha participado. movimientos como Cursillos. Manos Unidas. Familiar cristiano. Toda una entrega a los demás… Siempre ha sido muy grande en exigencia pero también en humildad. trabajador incansable. nuestro movimiento de cursillos se lo debe todo. pero ya está gozando de la visión de Dios… cuarenta años en su equipo de cursillos

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  3. Guadix antiguo y moderno en fotos y videos. 36 comentarios, 6 compartido
    Antonio Garrido. Descanse en paz, buena persona y buen docente!
    Joaquín Gómez Méndez. Una gran persona...!!ojalá hubiera o tuviera la iglesia cristiana muchos de su condición!!!...siempre tuvo palabras amables conmigo...siempre... Que la tierra le sea leve...
    Roberto Balboa. Descanse en paz y mucho ánimo para la familia y amigos.
    Enrique M. Cortés. D.E.P buen hombre donde los haya. Mí más sentido pésame a toda su familia. Hasta siempre D. Leovigildo. " Sit Tibi Terra Levis. Buen hombre hasta después de existir en el mundo de los mortales.
    Isabel Morales Montalbán. D .E .P mucho animo a familiares y amigos
    Maria del Mar Díaz Domínguez. Gracias a ti por la oportunidad de mostrar mis respetos hacia su persona.
    Juan Balboa. D. Leo nunca podré agradecerle como se merece toda la Fe que fue infundiendo en mi a través de las muchas conversaciones y entrevistas que tuvimos a lo largo de los años, espero me eche una manita allá Arriba pues no dudo que su influencia será grande, D. Leo hasta siempre.
    Leandro. Gracias por su comentario, estos días he ido descubriendo las obras de este alma grande.
    Joaquín Gómez Méndez. Juan Balboa. un servidor también tuvo muchas conversaciones a lo largo de los años.

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  4. 14/10 Pepe Triviño por Wasap Seminaristas. Muchas gracias Leandro por difundir la vida y obra de este gran hombre que decidió vivir al servicio de los demás, así fue feliz. Conozco bien a sus sobrinos de Guadix por ser mis vecinos. Miguel Ángel le resolvía todos los problemas del teléfono y ordenador, Conchi se cuidaba de su ropa, entre otras cosas, Antonio iba a jugar con él a la "pocha" todas las semanas, también Laguna y otro. Además todo lo que él te contó en el tanatorio. Leovigildo y Manolo, hermanos de Antonio, hicieron su labor de familia siempre a disposición de su tío. Todos los días de San Miguel venía a casa de Miguel, esposo de Conchi, y Miguel Ángel a tomarse unas cervezas y después un pastel de la señá Frasquita donde coincidía conmigo por mi amistad con su sobrinos. Te aporto detalles sin mucha importancia de su vida por si te valen de algo.
    Leandro. Gracias por los detalles que aportas, Triviño, los incluiré en el artículo. Si lo hubiera sabido, te hubiera preguntado porque tú eres una enciclopedia de la vida de Guadix. Estos días he quedado impresionado con lo que me han ido contando de este hombre humilde, que siguió el Evangelio.

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