miércoles, 17 de agosto de 2022

GIBERT AMÓ A ORCE

 

 





El paleontólogo José Gibert falleció el pasado día siete de octubre de 2007, a los 66 años, en un hospital de Barcelona, a causa de un cáncer linfático que le habían detectado un mes antes. El 15 de enero, dio una solemne conferencia en la sala del Edificio Zaida de Granada y, poco antes de empezar a hablar, me atreví a saludar a este polémico y admirado catalán. Esto escribí en el artículo que le dediqué, ‘Gibert, el Tercer Hombre de Orce’, el dos de febrero pasado: “Pero, ahora, su cálida voz resonaba en la sala, como la del viejo profesor que ya no tiene nada que demostrar o reivindicar. Se levantó de la mesa y fue explicando su sempiterna teoría, mientras se apoyaba en las imágenes de las diapositivas. Aquello fue una clase magistral y no le oí ningún reproche contra nadie”.

La cosa no era para menos, pues el descubridor de Atapuerca, Emiliano Aguirre, había escrito esta famosa carta, el pasado mes de diciembre, al paleontólogo Feijoo: “El hallazgo de LP-511 y su estudio merecen ciertamente celebrarse, y te ruego que transmitas a Gibert mi cordial felicitación por esta palpable evidencia que consagra su interpretación, la necesitaba de veras”. En el verano del 2006, un equipo de antropólogos encontró en la provincia de Tarragona el esqueleto casi completo de una niña de cinco años, que data de la época romana. En el cráneo se aprecia una cresta muy parecida a la que tiene el ‘Hombre de Orce’. Los estudios del profesor Gary Scott, del Berkeley G. Center –que acompañó a Gibert en la conferencia, junto a su hijo–, indican que la antigüedad del yacimiento de Venta Micena es de 1,3 millones de años, mientras que el de Atapuerca sólo es de 0,75 millones, y el de Ceprano (Italia) es de 0,8. Y por otro lado, la comunidad científica internacional reconoce que éste es el primer homínido descubierto en Europa Occidental.

Lo verdaderamente lamentable de la conferencia de Gibert, es que allí no había ninguna autoridad de Orce para celebrar el acontecimiento, o siquiera para acompañarlo, después de tantas penurias. Recordemos que fue el alcalde de Orce el que ‘quitó’ el nombre de José Gibert al Museo de Orce y, al mismo tiempo, nombró a Isidro Toro director del mismo, pero las palabras que ahora le dedica con ocasión de su muerte parecen de cumplimiento: “José Gibert es un personaje en la historia de este pueblo. Situó a Orce en el mapa…”. Fue el mismo Isidro Toro quien inició un expediente sancionador contra el paleontólogo catalán, que se quejaba de esta manera, en marzo pasado: “De manera que no es de extrañar que en su informe afirme que he destruido el yacimiento con maquinaria pesada entre otras ridículas acusaciones. Lo que supuso una multa de 480.000 euros, más tarde rebajada a 60.102…”.Y en el 2004, decía estas elocuentes palabras: “Unos descubren los huesos y otros se quieren llevar la molla”.

En julio de 2004, con motivo de la inauguración de la sala de exposiciones de Orce, por parte de José Saramago, Gibert aprovechó la ocasión para poner el grito en el cielo porque la Junta le había negado el permiso para excavar: “Me quieren echar de este pueblo. Me han puesto seguimiento de la Guardia Civil para asegurarse de que no excavo”. En el Paseo de los Caños hay un monumento, con una bonita frase de Saramago, pero uno se pregunta: ¿Qué ha hecho el Nobel portugués por Orce? Nada, como no sea darse un paseo por allí. En cambio, fue Gibert quien descubrió a Orce, pero fueron otros los que se llevaron la gloria y los aplausos. Su vida me recuerda mucho a la de Cristóbal Colón de manera que, como el genovés, el Museo Antropológico de Orce ni siquiera lleva el nombre de su descubridor. A mí me hubiera gustado ver su tumba en el recogido cementerio de Orce, que visité hará poco más de un mes, para recordar a mis abuelos maternos. Pero, él ha querido que sus cenizas sean esparcidas en Venta Micena, allí junto al misterioso ‘Hombre de Orce’, que no acaba de dar la cara, y donde inició su tortuosa singladura por el Lago del Altiplano.

Y termino con estas frases que escribió el catalán Josep Canals, con motivo del ‘Primer Congreso Internacional de Paleontología Humana’, que se celebró en Orce, en 1995: “Cuando Tomás Serrano fue a Granada y a Madrid a contar que las piedras de su cueva del Canalizo Ancho se le asemejaban huesos –así lo dijo textualmente–, todos le tomaron por loco. Los tenidos por científicos también. El ‘otro hombre de Orce (Tomás fue calificado así en un artículo publicado en El País) debió esperar a encontrarse con el paleontólogo catalán José Gibert, en el 1976, para que alguien le hiciera caso”. Éste fue su mérito, mientras que su familia nos recuerda en la esquela que “ha muerto luchando valientemente y firme en sus convicciones”. Con Gibert, Orce ha entrado en la Historia y entre todos le debemos un homenaje.

Publicado en La Opinión de Granada, el 10 de octubre de 2007

 Nota del autor. Unos años después, tuve ocasión de encontrarme a solas con el delegado de Cultura en una exposición en la Biblioteca de Andalucía y, sin pensarlo mucho, le solté: “Mi madre es de Orce, escribo en La Opinión y trabajo en la Biblioteca de Andalucía. Venta Micena y Atapuerca fueron descubiertas en 1976. Hoy Atapuerca es mundialmente conocida, mientras que en Orce las excavaciones están paralizadas”. La respuesta del delegado fue que ese año se habían gastado 200.000 euros en Venta Micena... Lo cierto es que le hicieron la vida imposible a Gibert, lo ningunearon y sancionaron. Al morir Gibert, aquello siguió paralizado para no gastarse un euro (en Orce hay un alcalde comunista y no convenía que se colgara la medalla y, por otro lado, Orce no está en la provincia de Sevilla), mientras que en la exposición de Matisse en la Alhambra (donde manda la Junta, a través del Patronato), en octubre de 2010, se gastaron cientos de miles de euros, una barbaridad.

 De mi libro ‘Artículos del Altiplano y de Granada’ (2014)

2 comentarios:

  1. 6 Comentarios, 9 me gusta de mi Facebook.
    Leandro. Me enteré del homenaje y me acordé de este artículo olvidado. He disfrutado leyéndolo, pero demuestra los métodos de la Junta y el diferente rasero que empleó con la exposición de Matisse (un pintor francés) y con la excavación de Orce y el paleontólogo Gibert. Cuando salió publicado el artículo en La Opinión, fue criticado por un personaje de Granada y, unos días después, fue defendido por un conocido poeta de la izquierda
    Remedios Murillo Cubillas. Enhorabuena, la justicia se abre camino y lo triste es que el arqueólogo no pueda verlo. Fue una injusticia, " un crimen" y todo por políticas mezquinas y sectarias.
    Leandro. Gracias porque siempre estás al pie del cañón. La multa, la marginación y la campaña de intoxicación... pienso que todo esto le costó la salud a Gibert.
    Remedios. Gracias a ti. No te quepa la menor duda de que el sufrimiento mata
    Dolores García Baca. Mi enhorabuena
    Leandro. Tenía que estar con el débil.
    De Orce Granada España. 11 comentarios, 17 veces compartido, 65 me gusta
    Demiuro José María. Lo comparto
    MLuz Martínez Soriano. Los grandes hombres, siempre son ninguneados y es una pena, sin ellos estamos llamados al ostracismo. Está bien que personas como tú, Leandro, nos lo recuerdes. Muchas gracias!!!
    Leandro. Ahora se acuerdan del homenaje, creo que se merece algo más.
    Copio parte de lo que el historiador Miguel Ángel Rivas Hernández me envía por correo electrónico. “Eso de prestigiar a unos yacimientos y desmerecer otros solo es propio de nuestro país y de sus celos y envidias, que también las hay. Orce debería de recuperar la figura de José Gibert y otorgarle el mérito que se merece y a que tiene derecho”.
    Yo le contesto. “Cuando estaba de alcalde en Granada, Torres Hurtado, un ex jefe de servicio de la junta denunció en un periódico que, todos los proyectos que venían de Granada, eran rechazados en Sevilla, pero le echaban la culpa al alcalde. Con José Gibert pasó lo mismo, por lo que el Ayuntamiento de Orce debería de reparar el daño, en vez de quedarse en el simple homenaje”.
    Mónica Esteve. Qué bonito recuerdo! Yo era una niña, veraneaba con mi abuela Petra la Colorá, en casa de Encarna la Zoroña, mi hermana MCarmen estaba en esa primera expedición…. Cada mañana les preparábamos un tentempié para que llevaran esa mejor jornada! Orgullosa de tener raíces de Orce, pueblo que adoro y de ser de Sabadell. Gracias por este bonito homenaje.
    Leandro. Gracias a ti.
    Leandro. Os corresponde a los orcerinos pedir que se haga justicia con Gibert, yo solo poco puedo hacer como no sea ganarme unos cuantos enemigos.
    María Isabel Fernández Marín. Un gráfico

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    1. De Orce, se mira. 14 comentarios y a 16 les gusta.
      Antoniacasanova Haba. Q no os quepa la más mínima duda. Y Pepa se enamoró de los colores de su cielo, amaneceres y atardeceres q tan bien supo imprimir en sus lienzos… Gracias por compartir el artículo q tantas verdades dice… El poder corrompe y por el ansia de tenerlo ocurren hechos tan desagradables como el que ha pasado con Josep Gibert. Es una gran pena q, ahora q ya no está, intenten reconocer algo de su gran labor y su profundo amor por Orce. Josep al igual q Pepa y sus hijos Lluis, Pantxu y Blanca se merecen el más profundo respeto y cariño de todo Orce… Y otra cosa, los orcerinos q tan orgullosos se sienten de serlo, cosa q admiro y comparto, tendrían q sentirse enormemente orgullosos q una familia de otra comunidad también amara y se sintiera orgullosa de Orce y sus gentes.
      Encarna Masegosa Vázquez. Un matrimonio entrañable. Merecido homenaje.
      Leandro. Con Gibert, Orce fue conocido en el mundo y esto parece que cuesta trabajo reconocerlo. Y encima fue denunciado, ninguneado, silenciado, expulsado..., es lo que intento explicar en mi artículo. Veo que coincidimos.
      Antoniacasanova Haba. No soy orcerina de nacimiento, pero mi padre si y me siento muy orgullosa de ello. Tenemos q coincidir en muchas cosas, nuestros abuelos eran hermanos.
      Leandro. Mi madre se pasaba por Orce, cuando yo tenía unos ocho años, luego dejó de ir, pero quedan los recuerdos. Yo defendí a Gibert porque aquello era una injusticia a todas luces, mientras otros miraban hacia otro lado. Un abrazo.

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