martes, 20 de octubre de 2020

LOS HOSPITALES TAMBIÉN MUEREN

 




 

El Hospital Clínico de San Cecilio






El conocido locutor empieza diciendo, con un lenguaje entre pomposo y militar: “En la torre de la Alcazaba de la Alhambra se conmemora la gloriosa conquista de Granada, por los ínclitos Reyes Católicos, en la evocación del centenario de su reinado las autoridades marchan en procesión cívica  por la Alhambra, mientras el pendón real ondea y tremola sobre la población”. Se ven muchos figurantes, vestidos de soldados de época, que más bien parecen cruzados, haciendo guardia en las almenas de la Alhambra mientras otros tocan las trompetas. Es un antiguo NO-DO, de aquellos noticiarios y documentales cinematográficos que obligatoriamente tenían que exhibir en todos los cines de España, antes de la proyección de las películas. Eran pura propaganda, donde normalmente salía Francisco Franco en un acto oficial, o alguno de sus ministros, inaugurando cualquier obra pública o visitando una fábrica, para que los españoles vieran que el régimen se preocupaba por ellos.

En el siguiente acto, el locutor continúa hablando con aire marcial: “La ciudad de Granada recibe entre colgaduras y celebraciones al excelentísimo jefe del Estado, Francisco Franco, en la fecha imborrable del 12 de octubre de 1952”. El Caudillo aparece, subido en coche descubierto y saludando al público, con una hilera interminable de vehículos detrás. Y añade el locutor: “Franco llega a la Casa Consistorial, entre vítores y aplausos incesantes, donde es recibido por el cabildo y demás autoridades”. Va con gorra de plato y el traje de capitán general, le sigue su esposa, doña Carmen Polo de Franco, tocada con gorro y con un vestido negro, seguida de una dama también vestida de negro. Seguidamente, Franco sale al balcón del ayuntamiento moviendo los brazos al aire, como si fuera el director de la banda de música, mientras que en la plaza del Carmen la policía ha establecido un cordón de seguridad para que el público se mantenga alejado del dictador. Esto solían hacerlo en previsión de algún atentado. La voz prosigue con las alabanzas: “El público, que llenaba la plaza del Carmen, reclama la presencia de Franco, que se ve obligado a salir al balcón principal donde pronuncia una breve alocución”. Qué menos que un breve saludo a los granadinos.

A continuación, el noticiario recoge otro acto oficial: “Franco inaugura tres pabellones del Hospital Clínico, que tiene una extensión de 49.000 metros cuadrados con la Facultad de Medicina, en una obra complejísima donde se han invertido más de 40 millones de pesetas. Además de los pabellones quirúrgicos, tiene el policlínico con los consultorios y los servicios generales hospitalarios”. Vemos al dictador seguido por las autoridades y el ministro de Educación, que entonces era Joaquín Ruiz-Giménez (lo apodaban “sor Metralla”). Este ministro fue el que implantó en España el Plan de 1953, por el que se rigió la Enseñanza durante muchos años. En la democracia, durante los años noventa, Joaquín Ruiz-Giménez ejerció como Defensor del Pueblo. En el reportaje se ven imágenes de los pabellones, de los patios y pasillos, de una sala de operaciones alumbrada por unos focos y de un dormitorio con bastantes camas. Aunque la inauguración fue un acto de propaganda del franquismo, las imágenes dan una idea de los escasos medios de la Sanidad de entonces en comparación a los grandes equipos de los hospitales y de la atención a los pacientes en la actualidad.


Es ya el antiguo Hospital Clínico. Foto Ideal 





Al vivir en la zona sur de Granada, me correspondió el Hospital Clínico adonde acudía con cierta frecuencia para las citas de diversas especialidades. Siempre recordaré que hace unos años me hicieron una colonoscopia, sin anestesia de ninguna clase. Yo les dije que no quería hacérmela, pero mis gritos se oirían por los patios. Sin embargo, el Hospital Clínico tuvo los mejores especialistas médicos de Granada hasta que en los últimos años le fueron quitando recursos, en favor del nuevo Hospital Virgen de las Nieves. Tenía tres pabellones, el quirúrgico con cirugía, otorrino y urología, así como los servicios de ginecología, radiología y oftalmología. En el Clínico operaron a mi padre del estómago, y también me acuerdo de aquel especialista, todo un profesional, que me decía sobre la operación de mi madre: “A ver si mañana consigo quitarle la ventilación mecánica”. Por entonces, ambos salieron bien. Años más tarde, en la Navidad de 1977, mi familia me avisó que mi padre estaba ingresado en el hospital; a la mañana siguiente regresé a Granada en el tren de Madrid, pero, cuando llegué a la habitación, vi que estaba vacía y entonces me lo imaginé todo. En ocasiones tuve que venir a aquellas Urgencias, que últimamente estaban atestadas de enfermos, acompañando a algún familiar. Pero, después de sesenta y cinco años funcionando, el Clínico fue cerrado en 2016 y sus especialidades pasaron a tres hospitales. Atrás han quedado las vivencias en aquellos pasillos y consultas, pero ya casi nadie se acuerda de su cierre.

El video finaliza enfocando una placa que colocaron en el hospital: “Los Ilustres Colegios Oficiales de Médicos de Granada, Almería y Jaén al Hospital Clínico de San Cecilio y a todos sus trabajadores, que de una u otra forma han contribuido al desarrollo de la sanidad granadina y al cuidado y bienestar de sus pacientes. 1952 - julio de 1916. Granada, 27 de noviembre de 2017”. Mi amigo Pepe Huertas, ya jubilado, estuvo de celador en Urgencias y algunas veces me echó una mano, lo mismo que mi paisano Virginio Pinteño. Mi agradecimiento también a aquellos especialistas, médicos, enfermeros y celadores que atendieron a mi familia y a mí, y al compañero Joaquín Ochoa porque colgó el video del NO-DO en el wasap de los Seminaristas, de manera que me ha servido para hilvanar este artículo. El Hospital Clínico Universitario de San Cecilio (se llamaba así porque fue fundado por la Universidad de Granada) ya forma parte de la historia y de la memoria de los granadinos porque los hospitales también nacen y mueren. Por eso, cada vez que paso por la avenida del Doctor Olóriz, me acuerdo de aquella pequeña habitación donde mi padre vivió sus últimos momentos.

Posdata: este artículo viene publicado en el Boletín del Centro del Artístico, número 10, marzo de 2020

https://en-clase.ideal.es/2020/10/18/leandro-garcia-casanova-los-hospitales-tambien- mueren/?fbclid=IwAR3NHXWz12T0e7fxHuwnbL10FvArweRl9fCw7klBrYfScKTu0wdEQ5OGTtg


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