sábado, 9 de noviembre de 2019

"EL NEVERAL", DE JAÉN



"El Neveral" 







Hace varios años, fui a Jaén a visitar a un amigo y de paso visité también el “Hospital El Neveral”, en el cerro del mismo nombre, cerca del Castillo de Santa Catalina, donde el general Charles De Gaulle, ya retirado de la política –fue presidente de la República de Francia–, se encerró durante meses y escribió parte de sus memorias. “El Neveral”, como se le conocía, empezó a funcionar en 1934 y, durante muchos años, fue un sanatorio antituberculoso por donde han pasado más de 25.000 enfermos, muchos de ellos procedían de las minas de Linares. Al principio tenía tres plantas con ciento diez camas, pero en 1950 llegó a contar con cuatrocientas camas, en aquellos años de miseria en que había muchos enfermos de tuberculosis, porque era muy contagiosa. El “Hospital El Neveral” me recuerda la novela del escritor alemán Thomas Mann, “La montaña mágica” (1924), donde relata la vida interior, afectiva e intelectual de los pacientes, en el sanatorio antituberculoso de Davos, en los Alpes suizos, que hablan sobre la enfermedad, la muerte, la política, etc. La novela retrata a la burguesía europea de los años anteriores a la I Guerra Mundial. En 1981, “El Neveral” pasó a llamarse “Centro Hospitalario de Enfermedades del Tórax, Dr. Sagaz”, en reconocimiento a la labor que este médico desempeñó en Jaén. 

En Granada fue famoso el “Hospital Antituberculoso de San Lázaro”, que fue fundado por los Reyes Católicos en el siglo XV para el cuidado de los enfermos de lepra, en realidad era un lazareto. Su primera ubicación fue la placeta de las Tomasas, pero se trasladó en 1514 al barrio de San Lázaro, en la zona que hoy ocupan los juzgados de La Caleta. Dependía de la caridad para su mantenimiento pero, en el siglo XVIII, el rey Carlos III lo puso bajo su protección, hasta que en 1839 pasó a Diputación que encargó a las Hijas de la Caridad el cuidado de los enfermos.  En 1937 el hospital se adaptó a las necesidades de la Guerra Civil y fue dedicado al cuidado de los enfermos de tuberculosis. En 1971 el hospital cerró sus puertas y fue derribado en 1973.
Enfermos del Hospital de San Lázaro





Cuando asomaba alguna nube sobre la ciudad de Jaén, se posaba encima del cerro “El Neveral” y poco después comenzaba a llover. Por el cerro también se ponía el sol durante el invierno, sobre las diecisiete horas, lo que hacía que las tardes fueran algo tristes, pues anochecía antes. En los años ochenta, mis hijos eran pequeños y algunos domingos los llevaba a pasar la tarde a los cuidados jardines del “Hospital El Neveral” y allí jugaban en aquellos pequeños laberintos. Era un lugar tranquilo y apacible donde apenas había gente y paseábamos en medio de los pinos de la montaña. En la primavera pasada, estuve varias veces con mi hermano paseando por allí, durante la mañana, para que se soltara con el andador. Ahora los jardines están abandonados, pero se respira mucha paz y tranquilidad, lejos del tráfico y del ruido de la ciudad. De vez en cuando veíamos algún vehículo de la funeraria que salía del hospital, en dirección a algún tanatorio de la ciudad, o algún turismo que subía. Han cerrado algunas plantas, incluso la cocina, por lo que ahora sirven a los enfermos comida de catering, de manera que muchos jiennenses tienen la impresión de que lo están desmantelando poco a poco. Estos pinares de la montaña, en medio de la niebla y de las nubes de la primavera, tienen cierto aire romántico para los que vamos de visita y a pasear. Sin embargo, “El Neveral” ha sido el hospital donde miles de personas se han recuperado de su enfermedad mientras que para otras miles ha sido la antesala de la muerte.

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