martes, 25 de julio de 2017

ANDANDO POR GUADIX




Capilla en Cañada la Fifa, de Oliver González




Hace poco, me acerqué al antiguo Barrio del Curilla (al lado de los Cerros de Medina) buscando a un conocido.  Le pregunté a una mujer, que estaba hablando en la puerta de la cueva de una vecina. Me acompañó, me indicó dónde vivía el conocido que yo buscaba y me señaló la cueva donde ella vivía, aparte de preguntarme por mis señas. Esta amabilidad y confianza con el forastero sólo se encuentra en los pueblos y, cuanto más humilde sea la persona, más se ofrece a ayudarte. El conocido me dijo que, antiguamente, estos terrenos eran de la duquesa Medina y dejaba que los vecinos hicieran cuevas en estos cerros.

Una tarde, de finales de 2014, iba con mi turismo por la calle Álvaro de Bazán. Tenía motivos para estar contento, pues había encontrado una peluquería de perros más económica, incluso el pienso para mi mascota. Pero no advertí la señal de ceda el paso, al cruzar por Concepción Arenal, la primera calle a mano derecha, por donde salen los autobuses de la estación. No logré frenar a tiempo y le di en el paragolpes a otro vehículo, que venía por esa calle. El paragolpes se desencajó un poco, mientras que  a mi vehículo le afectó en el paragolpes y la aleta derecha, de manera que la grúa tuvo que remolcarlo y llevarlo al taller en Guadix, mientras que a mi mujer, la mascota y a mí tuvo que llevarnos el coche de la grúa hasta Granada.

Unos meses antes de finalizar el plazo del seguro del turismo, la compañía me envió una carta diciendo que no me lo renovaban. Por teléfono me dijeron que la causa fue el accidente que había tenido, pues la conductora había ido al hospital y se dio de baja... Entonces les envié por correo electrónico las fotos que hice de los daños de ambos vehículos (momentos después del siniestro), para demostrarles que el choque no daba para ir al hospital. Nunca me respondieron y me quedé con la duda de si se lo inventaron. Una empleada me dijo, “teniendo dos partes de accidentes, no te renuevan el seguro”. Tuve que buscarme la vida con otra compañía, con la que hasta ahora no he tenido ningún accidente, pero resulta que yo tenía contratados dos seguros de hogar con la compañía que no me renovó. Cuando llegó la fecha de renovar los contratos, les pagué con la misma moneda.

Un tiempo después me enteré que una amiga tuvo un accidente similar al mío, que le dejó secuelas y tuvo que ir a rehabilitación, en la calle paralela de abajo. Para quien no viva en Guadix, la calle Álvaro de Bazán da la impresión de ser una vía preferente, pero en el primer cruce tienen preferencia los autobuses que salen de la estación y los turismos. Unos metros antes de la señal de ceda el paso, hay otra que anuncia un paso de peatones, y esto hace que una señal solape a la otra o que el conductor se despiste. Algunos viandantes me dijeron que habían visto aquí varios accidentes igual que el mío. Sería bueno que el Ayuntamiento tomara nota y pusiera una señal de ceda el paso, de mayor tamaño, para evitar más accidentes.

A veces suelo acercarme al mercadillo de antigüedades de los domingos, hace un mes compré unos platos de bronce, enmarcados en sus rejillas, donde figuran los bustos de los Reyes Católicos. Estos platillos solían estar colgados en las paredes, de las casas nobles de la provincia de Granada, supongo que en agradecimiento a cuanto hicieron los Reyes Católicos por Granada, a la que tanto amaron, por lo que estos relieves en bronce se vienen haciendo desde hace siglos. Pero, últimamente, es bastante raro encontrarlos, ya que hoy existen otros adornos en las casas. Al vendedor del mercadillo le quedé a deber cinco euros, de los veinte que me costaron. Al cabo de dos semanas le pagué y entonces me regaló un libro pequeño, diciéndome: “Como sé que te gusta, te lo regalo”. Hacía un año que lo había estado hojeando, pero no me decidí a comprarlo. El libro se llama ‘Manual Eucarístico’, contiene meditaciones y es del jesuita y escritor Baltasar Gracián. Fue editado por Saturnino Calleja, en 1899, fecha en que concede la licencia el arcediano secretario. Lleva el sello de la librería “El Sagrado Corazón, calle Príncipe, 5, Granada”, y esta dedicatoria, en letra bastardilla: “En el XIV aniversario de mi ordenación sacerdotal, con cariño. 26 enero 944. María García”. Mi agradecimiento al vendedor del mercadillo, un gallego culto y generoso.

La Alcazaba fue declarada Monumento Nacional, en 1933, el Ayuntamiento de Guadix la compró en los años ochenta y desde entonces las distintas corporaciones la han dejado en el más completo abandono. Las almenas y las murallas se vienen abajo y muchos nos preguntamos: ¿tanto cuesta repararlas? ¿Por qué no quitan las antenas y cables de televisión que cuelgan? Miles de golondrinas anidan en los agujeros de las murallas y verdaderamente es lamentable que este edificio tan emblemático se encuentre en estado ruinoso. El pueblo de Baños de la Encina tiene el mejor castillo árabe de Andalucía, y lo conserva muy bien. Y no hablemos de los monumentos de las ciudades renacentistas de Úbeda y Baeza, declaradas Patrimonio Universal por la Unesco. ¿Por qué en Guadix casi nadie se preocupa por su patrimonio histórico? Ni siquiera hay una placa en la Alcazaba que recuerde a ‘el Zagal’.

Publicado en el periódico Wadi-as, julio-agosto de 2017

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