Hace dos años, al anochecer, una niña de dos años se traga la pila de un mando de televisión, la pila viene a ser como una moneda de 20 céntimos. Del pueblo trasladan a la niña a Urgencias del Hospital Comarcal y, viendo que no pueden extraer la pila de la garganta, en una ambulancia la llevan durante la madrugada a un hospital de Granada. Sin embargo, el cirujano vio a la niña a las doce del mediodía –se ve que antes no tuvo tiempo de verla a pesar de que estaba de guardia–, y le extrajo la pila de la garganta. Estaba situada de canto, de forma vertical, porque si le tapona la garganta la niña se hubiera asfixiado en unos minutos.
Yo vi la pila extraída y ya se encontraba oxidada, a causa de los
ácidos del estómago. Si llega a abrirse y sale el litio que lleva dentro, la
niña hubiera muerto al momento. “Tu hija está viva de milagro y da gracias a
Dios”, le dije a la joven madre. La garganta la tenía enrojecida y bastante
afectada. Los padres pusieron una reclamación al hospital cuando le dieron el
alta a la criatura, creo que a los dos o tres días, me imagino que en el
hospital archivaron el asunto y aquí paz y allí gloria, y otra
irresponsabilidad más que quedó en la impunidad, pero que hubiera podido haber
tenido el resultado de muerte. En caso de que hubiera empeorado o le hubieran
quedado secuelas a la niña, la reclamación era la única prueba de que la habían
atendido tarde y mal, más de doce horas después de tragarse la pila.
Afortunadamente, la niña se fue recuperando. Precisamente, a primeros de este año
ha fallecido una niña de dos años, tras ingerir una pila pequeña, en Oklahoma. “Brianna
fue llevada al hospital cuando su piel comenzó a ponerse azul y empezó a
vomitar sangre. El ácido de la pila le pasó a la carótida a través del esófago,
aunque no saben en qué momento pudo haberla ingerido. Los médicos no pudieron
hacer nada por salvarla”.
El 6 de octubre pasado
pedí cita para una ecografía de abdomen en un Centro de Salud de Granada. El
empleado me entregó un papel pero sin darme cita para el Hospital Virgen de las
Nieves, y me dijo ante mi extrañeza: “Si de aquí a un mes no te envían una
carta a tu domicilio con la fecha de la cita, te pasas por Rayos X del Hospital”.
Al cabo del mes me paso por el hospital y la empleada que atiende en Rayos X me
dice que la cita me la tienen que dar en el Centro de Salud, esto hace que
ponga una reclamación. En Rayos X vi que daban cita a cuantos estaban esperando
afuera y esto ocurre a pesar de que el SAS anuncia en la prensa que cada
día hay menos listas de espera.
El empleado del Centro
de Salud me confesó que tenían un tapón enorme y por eso no podía darme cita.
Como el sistema es el mismo, el tapón lo tienen también en el Hospital Virgen de
las Nieves. Para hacerte cualquier prueba en el SAS, ya ni siquiera te ponen en
lista de espera porque están colapsados. Así está el tema. Sin embargo, este
verano han pagado a los diputados las dietas y alojamiento, a pesar de estar
cerrado el Parlamento andaluz durante seis meses, también pagan las cesantías
durante un año a los cargos que cesan –para que no pasen faltas–, pero no hay dinero
para los enfermos ni para los comedores escolares, en la Zona Norte de Granada,
como ha ocurrido durante unos meses. Quince días después de la reclamación, me
llamaron por teléfono del SAS, dándome cita para dentro de una semana en el
Hospital de San Juan de Dios.
Para hacer una simple
ecografía a un paciente vienen tardando en Granada de tres a seis meses, cuando
la pide el médico de cabecera. Si la solicita el especialista, la hacen en unos
días. La orden que hay es no enviar a los enfermos a los especialistas, porque
están saturados. A finales de año recibí una carta del director gerente del
hospital, en estos términos: “Lamentamos profundamente no haber sido más ágiles
a la hora de facilitarle la cita para la realización de la prueba solicitada y
le pedimos disculpas…”. Si quieres que te atiendan en el SAS está visto que
tienes que poner una reclamación. Hace varios años, una médico del Hospital
Virgen de las Nieves denunció el fraude que había en las listas de espera:
llamaban a pacientes de las listas para que fueran a su médico de cabecera para
una simple formalidad, con este engaño los sacaban de las listas de espera y
los pacientes eran colocados de nuevo en la cola. La única medida que tomaron en
el SAS a consecuencia de la denuncia fue trasladar a la médico al Hospital de
San Juan de Dios, en vez de cesar al responsable del fraude en las listas de
espera. Debemos de agradecer este gesto a quien no estaba dispuesto a someterse
a los engaños y abusos que se cometen en la sanidad andaluza, a sabiendas de
que le esperaba la represalia. Hace varios meses, decenas de médicos y
especialistas de los Hospitales Virgen de las Nieves y del Clínico de Granada se
manifestaron a las puertas de los hospitales denunciando las carencias de
personal y de medios, a la vez que pedían a los pacientes que reclamaran si
querían que los atendieran porque ellos poco podían hacer. Generoso gesto de
estos médicos, mientras otros callan.
El Gobierno andaluz ha desmantelado el SAS con miles de despidos entre especialistas,
médicos y enfermeros, haciendo contratos temporales a unos mientras han aumentado
la productividad a los jefes de servicios y cargos. El pasado 11 de diciembre,
El Mundo venía con este titular: “El 70% ve excesivamente altas las listas de
espera del SAS. Ocho de cada diez andaluces creen que la sanidad pública ha
empeorado en los últimos cinco años”. Rubén Sánchez, portavoz de Facua
Andalucía, denunciaba: “Ya está bien de que la Administración andaluza diga ‘lo
maravillosa que es la sanidad pública o que haga creer a la gente que no se
recorta’, no es cierto”. Sánchez seguía diciendo que “con la encuesta de Madrid
habrá sorpresas porque los datos sobre la percepción de su sanidad son muy
negativos, pero los andaluces son aún peores”. El diario concluye la crónica
con un exhaustivo estudio de CCOO, que fue presentado el pasado septiembre: “Sostiene
que la comunidad andaluza lidera los recortes en el país con una caída de 1.400
millones de euros, entre 2009 y 2015, que representa un descenso del 13,9%
frente al 9% de media en el conjunto del Estado”.
Hay que recordar que los sindicatos CCOO y UGT lideraron las protestas
contra la sanidad pública madrileña, porque denunciaron que el Gobierno de la
Comunidad de Madrid la estaba privatizando, mientras callaron en todos estos
años las grandes carencias y los miles de despidos en la sanidad andaluza.
Firmaron un “pacto social” con el Gobierno andaluz y se convirtieron en sus aliados
a cambio de prebendas y privilegios. La sanidad andaluza está en gran parte
privatizada y concertada como la madrileña, lo que supone un menor coste por
los servicios, pero de esto nadie dice nada.
Este mensaje me lo envió un paisano hace un año, aproximadamente:
“Castilléjar está muerta, esto está muy abandonado en todos los aspectos
ya ni tan siquiera hay médico durante los fines de semana, los puentes y
festivos, ahora las Urgencias por las noches y los festivos las tienes durante
el día en Benamaurel y, a partir de las diez de la noche, en Huéscar. Manda
cojones cómo juegan con nosotros pero claro los castillejaranos somos culpables
de todo, todo lo permitimos y no hay unión”. Y es que han recortado por todos
lados en la sanidad andaluza. La Defensora del Paciente, Carmen Flores, dijo
textualmente a la prensa, el 13 de enero pasado: “A mí me han llegado casos
demenciales, una demencia total y absoluta en la gestión de la sanidad
andaluza”.
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