De casualidad, encontré en una librería céntrica el libro ‘Andaluces en los campos de Mauthausen’, editado por el Centro de Estudios Andaluces, de la Consejería de la Presidencia. El siguiente paso fue dirigirme a la Biblioteca Pública Provincial, para ver si podían adquirirlo y, en cosa de un mes, lo tenía en mis manos. El libro reúne biografías y documentos históricos, mientras uno se emociona con las cartas y las fotos de las víctimas y de los supervivientes del genocidio, así como con los testimonios de sus familias. Los autores, Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín –una historiadora, un antropólogo y un fotógrafo granadino– han realizado un buen trabajo de investigación, con una relación bastante completa –por provincias, aunque faltan Orce y otros pueblos– de los andaluces que fueron deportados. También describen el viaje que, en el 2005, realizaron a Mauthausen (Austria) un numeroso grupo de familiares y amigos de los prisioneros, además del presidente Rodríguez Zapatero y cargos de la Junta, para conmemorar el sesenta aniversario de la liberación del campo por las tropas americanas.
“Nos hemos encontrado
con hijos y nietos que descubren, como un fogonazo, que su padre o su abuelo
murió en el campo de exterminio. El impacto de la noticia ha provocado un
profundo dolor en las familias”, confiesan los autores. Mauthausen fue un campo
de concentración donde se practicaba el “exterminio mediante el trabajo”, y se
calcula que por allí pasaron alrededor de 200.000 personas, de las que
perecieron casi la mitad. Entre la llegada del primer grupo de españoles
–agosto de 1940– y mediados de 1942, murieron unos 5.000 de un total de 7.200
españoles. El preso Agustín Santos logró sobrevivir y todavía recuerda a Azuaga,
su compañero de evasión: “Su muerte engendró en mí la voluntad tenaz de
sobrevivir a aquel infierno, para poder contar al mundo las muertes de tantos
Azuagas”. Hay que destacar al joven fotógrafo catalán, Francisco Boix, que
logró sustraer a los nazis unas dos mil fotos del campo, y que sirvieron como
testimonio gráfico en el famoso juicio de Nuremberg. “Había días en que el olor
de carne quemada era insoportable”, recordaba otro español.
Los andaluces
deportados eran combatientes republicanos, que estaban internados en los campos
de refugiados en Francia, o bien porque participaron en la Resistencia, y sus
edades oscilan entre 25 y 40 años. Por su número, destacan las provincias de
Málaga, Almería y Granada, y aquí “llama la atención las comarcas del Altiplano
–Guadix, Baza y Huéscar–, donde resaltan pequeñas poblaciones como Castril y
Castilléjar con ocho y siete deportados respectivamente”. Unos 1.500 andaluces
estuvieron presos en los campos de concentración alemanes, y más de mil fueron
incinerados en los hornos. Los autores del libro nos recuerdan que “la suerte
de los quinientos supervivientes está aún por esclarecerse. Una gran mayoría se
quedó a vivir en Francia y allí murieron en el más absoluto de los olvidos”. No
es extraño que todavía hoy, en las pequeñas poblaciones, la gente se sorprenda
de que algunos vecinos sufrieran la experiencia nazi. Sólo unas pocas
localidades han recordado el sacrificio de sus paisanos con monolitos y
conmemoraciones, como el anejo de Zujaira, en Pinos Puente.
Me llamó la atención
que 7 castillejaranos estuvieran presos en Mauthausen: tres murieron en el
cercano campo de concentración de Gusen en 1941, y los restantes fueron
liberados en mayo de 1945. He averiguado que los apellidos de cinco de ellos no
aparecen en la Guía Telefónica y, sobre Faustino Vizcaíno, su hermano me ha
dicho que vive en Francia y sólo ha venido una vez a España. Pero lo que me
sorprende es que, en Castilléjar, nadie sabe nada. Ahora observo estas fotos
que hablan de alambradas electrificadas, de los barracones con las literas, la
mesa de las disecciones, los hornos crematorios, ‘las escaleras de la muerte’,
con sus 186 peldaños que los prisioneros tenían que subir con enormes piedras.
En Bretstein (Austria), hay una placa de mármol que dice: “...Llegaron del
campo de concentración de Mauthausen. Guardad su recuerdo y estremeceos ante
los horrores que el ser humano es capaz de infligir al prójimo. Plantad la
semilla de un futuro mejor en los corazones de vuestros hijos”. Una placa sería
un reconocimiento tardío a la memoria de los andaluces que fueron deportados a
los campos de exterminio, abandonados luego por el Gobierno de Franco y,
finalmente, condenados al mayor de los olvidos. Por eso, es de agradecer que el
Ayuntamiento de Granada quiera rendirles un homenaje en febrero.
Este artículo lo
escribí el 25 de enero de 2007, con el título ‘Mauthausen: andaluces deportados y olvidados’. Al año siguiente, el 16 de
diciembre de 2008, escribí otro artículo sobre el tema, ‘El último prisionero
granadino’. Trata sobre Faustino Vizcaíno Carrión, de Castilléjar, donde señalaba
que “es de suponer que haya fallecido en Francia”. Y finalizaba con esta
posdata:
“Las matanzas de los campos de concentración nazis permanecerán
siempre en la memoria de la humanidad, como uno de los mayores horrores, pero
también hay que decir que España siempre fue una ‘madrastra’ para con sus
hijos, especialmente, con los prisioneros españoles de los campos de
exterminio. ¡Qué diferentes son los franceses con sus mártires! Tendrán que ser
nuestros nietos quienes rindan homenaje a estos miles de españoles olvidados,
pues todavía no hemos superado el odio de nuestra Guerra Civil”.
Copio esta noticia de ‘El diario’, del pasado 28 de abril de 2015
“España reconocerá por primera vez a los españoles presos en
campos nazis
-70
años después de la liberación del campo de Mauthausen el Gobierno reconocerá a
los españoles que sufrieron la represión nazi
-Las
asociaciones por la memoria histórica llevan años luchando por este
reconocimiento
-El
acuerdo de la Comisión Constitucional del Congreso aboga también por
entregarles una condecoración oficial
La Comisión Constitucional del Congreso ha aprobado este martes
por unanimidad una proposición no de ley que insta al Gobierno de Mariano Rajoy
a reconocer como "héroes de la lucha por la libertad" a los españoles
--principalmente republicanos que emigraron como consecuencia de la Guerra
Civil-- que fueron hechos prisioneros por los nazis y estuvieron en campos de
concentración como el de Mauthausen, de cuya liberación se cumplen 70 años el
próximo día 5 de mayo.
En concreto, la iniciativa aprobada emplaza al Gobierno a
convocar un "solemne acto de homenaje, personal y colectivo" a los
españoles que sufrieron la reclusión a manos de los nazis, que sirva como
"reconocimiento y reparación moral", y ensalce "su legado de
dignidad y de valentía" y "su innegable condición de héroes de la
lucha por la libertad y las víctimas del totalitarismo". Un reconocimiento
por el que llevan años luchando las asociaciones por la memoria histórica.
En ese evento debería entregarse a los supervivientes una
condecoración oficial que acuerde concederles con anterioridad el Consejo de
Ministros. El Congreso llama así al Ejecutivo a hacer lo mismo que hizo el
pasado mes de marzo el Gobierno francés, que concedió la Legión de Honor a los
ciudadanos de nacionalidad española que siguen vivos y fueron recluidos en
Mauthausen
Los socialistas explican en su texto que el campo de Mauthausen
estaba dividido en cuatro subcampos, uno de los cuales, el de Gussen, es
popularmente conocido como 'el campo de los españoles' por la notable presencia
de los mismos entre sus prisioneros, ya que se calcula que por allí pasaron más
de la mitad de los casi 10.000 españoles que fueron enviados a campos de
exterminio.
Franco no les reconocía como españoles
En concreto, entre 1940 y 1945, hubo en el campo cercano a
Linz 7.532 hombres, mujeres y niños españoles, de los que
fallecieron unos 5.500 como consecuencia, la mayor parte, de los trabajos forzados
en régimen de esclavitud, las deplorables condiciones sanitarias, las
enfermedades, el hambre, pero también algunos fueron fusilados, gaseados,
apaleados y ahorcados.
En un primer momento, estos españoles eran parte de los 9.000
republicanos deportados que habían cruzado a Francia en los últimos meses de la
Guerra Civil, luego formaron parte del Ejército francés y llegaron a Mauthausen
tras haber pasado por algunos campos de prisioneros de guerra. Después, sobre
todo desde 1943, fueron apresados por su participación en la Resistencia
francesa y hubo un tercer grupo, integrado por civiles en el que había mujeres
y niños, procedentes de los campos de refugiados del Sur de Francia.
Todos ellos, según relata el PSOE, acabaron en Mauthausen por
decisión de las autoridades nazis, españolas y del Gobierno de Vichy de
"exterminarles, dejando de considerarles prisioneros de guerra y pasando a
ser considerados apátridas".
"Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas
libertadoras", rezaba la pancarta con la que los supervivientes españoles
recibieron a los soldados que liberaron el campo. De allí salieron 2.335
españoles vivos de los que hoy sólo sobreviven unos 25.
Estos compatriotas fueron los únicos supervivientes del campo
que no fueron recibidos como héroes en su país, habida cuenta de que en España
gobernaba Franco, pero sí han tenido reconocimientos en otros países europeos,
como Francia, donde reside la mayoría y cuyo gobierno les concedió la
nacionalidad y el pasado mes de marzo aprobó concederle la Legión de Honor a
los que continúan con vida.
El PSOE recuerda que el primer homenaje oficial que recibió este
grupo de españoles fue en 2005 cuando el entonces presidente del Gobierno, José
Luis Rodríguez Zapatero, viajó a Mauthausen y visitó el monumento que recuerda
a los 5.000 que murieron entre sus muros.
A su juicio es "inexcusable" que una década después,
con motivo de los 70 años de la liberación del campo, se produzca un
reconocimiento específico de este colectivo que sirva, además, "para
mantener viva la memoria de aquellos deportados luchadores por la
libertad".
Cuando en el siglo XIX
se producían cambios de gobiernos en España, entre conservadores y liberales y,
sobre todo, después de la Guerra Civil de 1936, tuvieron que exiliarse miles de
españoles a Francia y a otros países. La mayoría de los prisioneros de los
campos de exterminio nazi se quedaron a vivir en Francia, pues al ser
republicanos el Régimen de Franco nunca los reconoció, ni movió un dedo para
salvarlos de la muerte. Pero lo más sorprendente es que tampoco los
reconocieron los posteriores gobiernos democráticos de España, tanto de
izquierdas como de derechas. Más triste aún es que a los prisioneros españoles republicanos, ni siquiera
los reivindicó la izquierda republicana. Cuando regresaron los soldados
españoles, que fueron derrotados en Cuba por la poderosa escuadra de los
Estados Unidos, en 1898, en España fueron recibidos como apestados, como si aquellos
soldados hubieran tenido la culpa de la obsoleta escuadra española. Sin
embargo, los prisioneros españoles de Mauthausen, del campo anejo de Gussen, de
Buchenwald y de otros campos de exterminio, ni siquiera pudieron regresar a su
patria. Fueron abandonados en el exilio y olvidados completamente. Nadie se
preocupó de ellos.
Por el
contrario, Francia no sólo los acogió y les concedió la nacionalidad sino que,
el pasado mes de marzo, el Gobierno socialista francés condecoró, con la
‘Legión de Honor’, a los 25 españoles de los campos de concentración nazi que
todavía quedan con vida. La España cicatera y miserable de siempre ha ignorado
completamente a sus hijos, durante todos estos años, y ahora lo hace “forzada y
avergonzada” por el reconocimiento de Francia, mientras que no tuvo ningún
reparo en reconocer a los descendientes de los sefardíes, que fueron expulsados
por los Reyes Católicos en 1492, hace más de cinco siglos. Por eso la
injusticia ha sido irreparable con los prisioneros españoles republicanos.
Nota. La foto del cementerio
de Père-Lachaise, de París, la tomé en octubre de 2010 y dice así:“A la memoria de todos los españoles muertos
por la libertad, 1939-1945. Esta urna contiene tierra procedente de todos los
campos de batalla, así como de los campos de concentración nazis, donde
millares de republicanos españoles murieron por la libertad”.
"La lista de la
muerte". Los prisioneros 'inválidos' eran llevados al sanatorio para
prisioneros de Dachau, pero en realidad eran enviados al castillo de Hartheim.
Allí los metían directamente en la cámara de gas. Al menos 449 españoles
murieron allí.
Es vergonzante que varios dirigentes políticos españoles hayan visitado el Museo del Holocausto, en Jerusalén, y ofrecieran un ramo de flores en recuerdo de los millones de judíos que murieron en los campos de exterminio nazis. Y luciendo la kipa. Mientras que han ignorado a los miles españoles que murieron en los mismos campos de exterminio. Lo oque hizo García-Margallo visitando Mauthausen hace unos días es un gesto.
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