jueves, 15 de septiembre de 2022

LAS REPRESENTACIONES DE DON ATANASIO

 





Pepe Pinteño tiene colgadas en Facebook,  con fecha de 24 de marzo de 2020, tres fotografías y comenta: Son de una teatralización que hizo don Atanasio después de un concurso de catecismo...

Hay varios comentarios:

Piedad Zambudio. Está Pepita (la más pequeña) y mi prima Pilar Zambudio Martínez, qué recuerdos de nuestro fotógrafo Leandro.

Leandro. La foto es antológica, con ese teatro de don Atanasio.

Pepe Pinteño. Arriba están Maruja, su hermano Jesús, Rosario y la otra, Isabel Giménez.  Delante de Maruja estoy yo, con la vara de alcalde y el otro niño con traje es Andrés ¿el de Eliseo? Un poco delante de Andrés está Pepe que vivía en la cuesta del río cerca de la ermita de santo Domingo. Y de las niñas sólo reconozco a Pepita Carasa. El primero que se ve un poco a la derecha con sombrero es Pepe el de Eustaquia, y un poco más allá creo que es Juan Ramón, vestido de cura.

 




Piedad Zambudio  aclara: El que está delante de todo, es mi primo Ramón Zambudio Periago.

Y Pepe Pinteño añade: A la izquierda están Carmelo Zambudio, Juan Ramón Martínez y mi primo Eloy.

 



A la izquierda aparece don Atanasio de perfil y el nombre de Franco se ve en la placa blanca, de la pared de la iglesia.


Pepe Pinteño va enumerando a los niños que aparecen. Quico el de Hipólito (de obispo)... Delante Pepita Carasa, Pepe que vivía en la cuesta del río, Joaquín. Con el traje de Primera Comunión Andrés y yo, y por la derecha asoma la cabeza Pepe el mecánico y por la izquierda también asoma la cabeza y se le ve muy bien, Antonio el Rubio. No identifico a todos, lo siento. Han pasado muchos años. Estas fotos me las dio don Atanasio, allá por los años ochenta.

Piedad Zambudio. Que recuerdos más bonitos y que bien lo pasábamos sin tener nada.

Pepe Pinteño. A mis nietos les gusta ver estas fotos y las cosas que les cuento de cómo eran estas cosas entonces.

 



De izquierda a derecha, aparecen de pie Carmelo Parra y Julio Carasa. Sentados a la derecha, por arriba, están Jesús Romo al lado de Quico el Latas. Fotos de Maruja Martínez




Jesús Martínez dirigiéndose al público


 




Fotografía de Antonio Martínez Lorente. El 17 de marzo de 2020, Josefa Carasa, exalcaldesa de Castilleja, me envió un correo electrónico, comentando mi libro Leandro: Castilleja en blanco y negro (2020). Entresaco este párrafo:


La foto que titulas ‘Primeras comuniones en los años setenta por la calle Huéscar”. Nada más lejos de la realidad, la niña de la izquierda soy yo, tenía tres años. Íbamos vestidos para una teatralización que inventó don Atanasio…En el centro, está Jesús el de Arsenio, que murió a las 14 años’[1]. En la fila de atrás: la reina con su dama de honor. La fila de delante: la princesa con sus damas. Yo era dama de la princesa. Eso eran prácticas que D. Atanasio ideó para que, seguramente, hubiera un acercamiento pueblo-Iglesia. En este sentido organizó otro espectáculo en la plaza Nueva, encima de un tablao, con la representación de todos los Sacramentos, involucrando a gran parte del pueblo. Este tema de D. Atanasio es para abordarlo en otra ocasión’. 

Yo le contestéAquí desfila todo el pueblo, como en la película “Bienvenido Mr. Marshall”, de García Berlanga: desde el cura don Atanasio a Roque 'Pum', nuestros padres y nosotros cuando éramos niños, incluso los que emigraron y los que fallecieron. Cuando se escribe con sencillez, naturalidad y sentimiento se llega al lector, cualquier lector se identifica.

Pepe Pinteño también comenta la fotografía en Facebook ¡Ah! Y Pepita, así la llamábamos entonces, lleva razón, es ella la que va a la derecha de Jesús, y el de la izquierda se llama Andrés, que vivía por el barrio que había pasado el Ayuntamiento, ¿San Marcos, se llamaba?

Foto de Piedad Zambudio 

 


 El Ayuntamiento no indica el nombre del autor de la imagen 








A la izquierda y enclavada en el cerro, se observa la Cruz Misionera, en el barrio de Los Evangelistas, que hice en agosto de 2022. Fue colocada ahí por don Atanasio, en los años cincuenta, en una solemne procesión que salió de la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción.


José Correa la recuerda así.

Hola, Leandro, buenos días. Hay comentarios diciendo que cuando Don Atanasio subió la cruz ya había otra que la habían subido unos misioneros. Eso no es cierto, no recuerdo tal cosa. La cruz la subió Don Atanasio a sus hombros desde la iglesia por la Eras Altas hasta su sitio, se formó una procesión bastante numerosa y las mujeres iban llorando, era emocionante y muy simbólico, yo era monaguillo y lo recuerdo perfectamente, quisieron ayudarle unos hombres por la mitad del camino pero él no consintió. Fue un pasaje histórico para el pueblo. Pues no sé si habrá fotos, pero si hay alguna ya sabes quién las hacía. De los monaguillos, había uno de Pedro Terrón, otro de Gallardo, otro de la Campanera y también conocí a Antonio Guirao Casanova (el misionero), que era de los mayores, yo era de los más pequeños. Las canciones, pues, Amante Jesús mío, Perdona a tu pueblo señor, No me mueve Señor para quererte. A los 60 años más o menos, me lo encontré en la ermita de los Olivos oficiando las bodas de plata, hablo de Antonio Guirao, me dio una gran alegría porque no lo había visto desde que se fue al seminario. Esto fue en el mes de julio de 2013. 

Leandro. Yo me lo encontré hace dos años en la iglesia de Castilléjar, me dio alegría pero él llevaba prisa. No lo veía desde que tenía unos doce años, y me habló de los misioneros a ver si yo...

El 25/03/2020, José Correa me escribió esto: Todo hay que decirlo: Don Atanasio, fue el que subió la Cruz Misionera a los Evangelistas, la subió a los hombros él solo, en procesión. Doy fe porque era monaguillo y lo acompañé. 

 



Fotografía de Pepe. En la imagen están don Atanasio y Pepe Pinteño, que iba a visitarlo a la residencia de Málaga, donde se encontraba internado. Le pido que me hable del párroco y me escribe a primeros de septiembre.


Los últimos años cincuenta del pasado siglo anticipaban ya el enorme cambio que iba a sufrir España tanto en el campo económico como en el social y laboral. Como sabemos fue un cambio sustancial en todos los campos. Pues en esos últimos años cincuenta llegó a Castilléjar don Atanasio como cura párroco. No sé si había estado ya en algún otro pueblo, pero lo cierto es que era muy joven, y muy activo. No paró, en los aproximadamente cinco años que estuvo en el pueblo, de organizar actividades para todo tipo de gente, jóvenes, niños o adultos. Tengo un gran recuerdo de don Atanasio, pero quiero aclarar que me consta que era un hombre de su tiempo, con los inconvenientes que eso significa en el sentido de autoritarismo y cosas así. No pretendo idealizar nada. Eso sí, lo encontré, años después en Málaga y lo traté bastante hasta que falleció hace pocos años, y puedo afirmar de forma rotunda que era otro en el sentido de rigideces y demás. Siempre fue exigente consigo mismo, pero de una amabilidad y misericordia para con los demás, extraordinarias. Un hombre flexible y de amplias miras. Siempre dispuesto a servir a quién lo necesitara.

Todo lo anterior para decir que entre las actividades que organizó don Atanasio y en las que participé, está un concurso de catecismo para niños y adolescentes. En aquellos tiempos la memoria era algo muy importante. Y se trataba de competir con el resto de niños y niñas sobre el contenido del catecismo. En realidad era una manera de acercar a los más pequeños a Dios y a la Iglesia. Recuerdo aquellos tiempos como algo fantástico y estupendo. A los niños nos encantaba competir. Nos lo pasábamos muy bien. Lógicamente y como todo concurso, había que dar un premio a los campeones. Y aunque estábamos en aquellos años tan distintos a los actuales, no sólo hubo premio para los mejores sino que los hubo para una mayoría. Eran tiempos de escasez y no abundaban los artículos necesarios, menos todavía las cosas superfluas. Lo digo porque los premios consistían en ocupar algún puesto en una especie de representación que hizo don Atanasio, imagino que con mucha ayuda, en la plaza del pueblo, el día de las primeras comuniones por la tarde. O sea que eligió bien la fecha para que participara toda la gente. Recuerdo que la plaza estaba abarrotada. No cabía ni un alfiler. El espectáculo fue sencillo, pero volviendo a aquellos tiempos en los que aún ni había llegado la televisión, cualquier cosa que se saliera de la rutina ya era un hecho extraordinario. Se puede ver en las fotos que se fue colocando a niños y niñas en distintos sitios en la tarima que supongo montó el Ayuntamiento para que todo el mundo pudiera ver cuánto sucedía allí arriba. El acto empezó con una procesión de la que no recuerdo qué santo fue procesionado, pero se trataba de dar “espectáculo” para todo el pueblo y que los participantes en el concurso, todos los participantes, se sintieran protagonistas de alguna forma con el papel asignado en la procesión. En estas cosas don Atanasio era un genio. Y al mismo tiempo, los familiares de aquellos infantes, también tuvieran momentos de alegría o regocijo por ver a sus hijos e hijas participar en todo aquello. Al final de la procesión fue cuando se iba llamando a los que tenían que ocupar los distintos puestos. Y así tenemos, como se puede ver en las fotos, el obispo, yo creo que no es el Papa, que es un obispo aunque tampoco estoy seguro; bueno, el rey, la reina, las damas de honor que las había entre las más mayorcitas y entre las más pequeñas, el alcalde, el secretario, curas, maceros (que nunca supe qué era un macero), etc, etc. Ya digo que se trataba de que cuántos más tuvieran un papel, mejor sería. No se buscaba protagonismos particulares sino protagonismo colectivo o, al menos, mayoritario. Fue un acto muy bonito del que seguramente se habló en el pueblo durante algunos días.

Del tiempo que don Atanasio estuvo en el pueblo apenas tengo recuerdo ya que era muy pequeño. Recuerdo el acto de las fotos porque fue importante para mí, pero otras cosas se han borrado de la memoria. Sé más de él por comentarios que escuché después como el que hizo mi madre un día diciendo que las predicaciones que hacía eran impresionantes, que dejaba a la gente embobada dada la fuerza, originalidad y profundidad de su oratoria. Que era un gran orador. Lo cierto es que era muy apreciado por todo el mundo y logró una participación mayoritaria en la vida de la iglesia. Puede que tuviera detractores o gente que no le pareciera bien lo que hacía o cómo actuaba pero a mí no me consta. Lo que yo recuerdo y se percibía en el ambiente es un aprecio grande de la gente con él. Recuerdo que el día que se fue del pueblo que una masa enorme de gente se concentró en la puerta de su casa para despedirlo mientras se cargaban sus cosas en el camión de Casildo. Y, ya digo, que en Málaga lo traté bastante desde el año 1979 hasta que falleció en la residencia “El Buen Samaritano”, de Churriana, en Málaga, el 18 de diciembre de 2020, y de todo este tiempo sí que podría escribir casi un libro sobre él, y todo, repito, todo, sería para decir cosas buenas de él. Los años en que lo traté en Málaga fue un sacerdote y un hombre de una talla espiritual y humana muy grande. En estos años pude comprobar personalmente que lo que decía mi madre sobre su oratoria no era una exageración. Daba gusto escucharlo. Aunque en el trato cercano era todavía mucho mejor. Siempre lo vi como un hombre de Dios

Yo le contesto: Es un obispo el que sale en las fotografías, cualquiera se atrevía a representar al entonces papa Pio XII, con lo serio que era.



Don Atanasio, en la puerta de la iglesia, con las autoridades y las mujeres de Acción Católica. Foto de Cirilo vico

 





Copio este párrafo del artículo La verdad sobre don Eloy (el maestro don Eloy Ferrer), que viene en mi libro Artículos del Altiplano y de Granada: En su expediente, consta otro informe de Atanasio Martínez, cura ecónomo de Castilléjar (09/06/59): ‘Es una persona de intachable conducta moral y religiosa, y de probada honradez y fidelidad’. Este informe favorable dice mucho del párroco, en aquellos años de fuerte represión del franquismo, juicios sin garantías y encarcelamientos. Don Atanasio fue un cura de su época, de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, recuerdo que sostuvo una discusión con mi madre porque se quejó de que mi hermana se ponía pantalones, cuando montaba en la bicicleta. Entonces, muchas mujeres casadas solían llevar el pañuelo en la cabeza y el velo durante la misa y los oficios religiosos. Sin embargo, en Castilléjar no hubo ningún párroco como él que montara esas representaciones religiosas, teatrillos con niños vestidos de obispo, de curas, de alcaldes, maceros, monaguillos con bonete, de primera comunión, de damas de honor… También protagonizó la mítica procesión con la cruz a cuestas, por las Eras Altas y los Evangelistas, hasta el cerro que desde entonces lleva el nombre de la Cruz Misionera. Una multitud de feligreses asistían con asombro y admiración a aquellos espectáculos, del joven sacerdote con inquietudes teatrales y alma de misionero, en un pueblo perdido del Altiplano. Quiero imaginar la escena de la despedida que le hicieron los castillejanos, en la puerta de su casa, la mayoría serían mujeres como las que se aprecian en la imagen de arriba. Don Atanasio ya forma parte de la historia de Castilléjar, aunque siempre llegamos demasiado tarde. Los niños que aparecen en las imágenes tienen hoy entre sesenta y setenta años, y algunos de ellos fallecieron. Mi agradecimiento a cuantos me han proporcionado información y fotografías para elaborar este artículo, finalmente añado esta semblanza sobre el párroco, que me ha enviado mi amigo Pepe Pinteño.

https://www.diocesismalaga.es/pagina-de-inicio/2014053369/semblanza-de-atanasio-martinez-/?fbclid=IwAR2jO6IsHH1l2zOSFceVefLw_6R3UJfvpu3sgfWyyQY9RWZbzzCdfFlVxQo

Posdata. Las fotografías en blanco y negro fueron hechas por mi padre, Leandro, a finales de los años cincuenta. En la parroquia de la Estación de Guadix estuvo varios años y, cada vez que paso por esa iglesia vanguardista, me acuerdo de don Atanasio aunque apenas recuerdo su paso por el pueblo. Pepe Pinteño y José Correa me han transmitido el cariño por él. 

Las fotos de los niños disfrazados en la representación teatral religiosa son impresionantes, ahí estaba siempre mi padre, Leandro, con su máquina de retratar, a cualquier hora de cualquier día, para inmortalizar o dejar constancia de esos momentos, fuera un teatrillo, una procesión, una boda... Son imágenes que han estado guardadas en un baúl o en un cajón, durante setenta años (Pepita tenía tres años en 1957), pues don Atanasio se las entregó a Pepe Pinteño en los años ochenta, además de las fotos que aportan Maruja Martínez, Piedad Zambudio, Antonio Martínez Lorente y Cirilo Vico. A mi padre le gustaba la fotografía y se sabía el oficio, aunque no supo o no quiso transmitirnos esa sabiduría a los hijos. Yo me pasé horas con él en el laboratorio. Estas fotos en blanco y negro recuperadas nos hacen querer y comprender más a nuestro pueblo, pero no tuvieron la dicha de salir siquiera una pequeña reseña en la prensa, o ser publicadas en alguna revista, sino que de aquel acto grandioso ya no se habló más. Entonces colaboraron las mujeres haciendo las sotanas, roquetes, bonetes, trajes de primera comunión…, también aquellos niños que se aprendieron los papeles, y los padres que les animaron y colaborarían económicamente. También colaboraría el ayuntamiento, con alguna ayuda y material, sin olvidar al pueblo que acudió masivamente. Pero todo aquel acto ceremonioso fue ideado por ese párroco de veintitantos años, con su enorme vocación y muchas ideas en su cabeza. Este artículo quiere rendir un homenaje a cuantos participaron en aquel acto.


[1] Falleció de cáncer, siendo seminarista de Guadix, los jesuitas le trajeron un medicamento del Japón pero “vino tarde, ahora con la quimioterapia se hubiera salvado”, me dice su hermana Maruja Martínez, pues somos primos. Un tiempo después el Seminario editó un folleto, con viñetas, de un seminarista con vocación pero en realidad se basaba en la enfermedad y muerte de Jesús. Recuerdo que aquellas viñetas me llamaron la atención cuando estaba en el Seminario.

7 comentarios:

  1. Amigo Leandro, me parece fenomenal que hagas estas cosas y pienso que alguien en el pueblo debería recoger el "guante" que tú lanzas con tus trabajos y hacer una recopilación para recordar aquellos años de nuestra infancia y juventud, antes de que sea demasiado tarde. Sería una cosa bonita y seguro que a las nuevas generaciones les gustaría conocer estas cosas. Ánimo y a seguir en el tajo.

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    1. Amigo José, veo que prefieres el anonimato. Las imágenes parecen sacadas de los fotogramas de una película y me pregunto de dónde sacaría don Atanasio ese vestuario tan costoso, porque las humildes familias no lo podían comprar. A ver si alguien lo sabe. Las representaciones religiosas tenían lugar en la plaza del Generalísimo Franco, donde los actores eran niños, entonces había que fomentar el fervor religioso y fueron el acontecimiento más importante del pueblo, donde la vida era rutinaria y bastante dura. A ver si algunos castillejanos aportan más fotografías de estos teatrillos

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    2. José, me he dado cuenta que no respondo a lo que decías: "alguien en el pueblo debería recoger el "guante" que tú lanzas con tus trabajos y hacer una recopilación para recordar aquellos años de nuestra infancia y juventud, antes de que sea demasiado tarde". En 2020 publiqué el libro 'Leandro: Castilleja de los Ríos en blanco y negro', es la mayor recopilación de fotografías de mi padre, desde los años cincuenta a setenta, y recogen las fiestas, los personajes, los oficios, los paisajes...,

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  2. 46 Comentarios, 34 me gusta, 5 compartidos, en Facebook. Entresaco los principales
    Pepi Martínez Heras. Mis felicitaciones
    Dolores García Baca. Magnífica fotografía, un gran trabajo
    Maruja Martínez. Leandro he leído tu artículo y me ha gustado mucho,
    Leandro. Me alegro de que te haya gustado, es un homenaje a aquellos niños y aquel cura con inquietudes
    Inma Zambudio. Hace unos años fui con mis padres a verlo, cuando vivía en Málaga… Mi padre conoció a muchos sacerdotes, incluso cuando ya estábamos en Barcelona seguían con esa amistad.
    Leandro. En la parroquia de la Estación de Guadix estuvo varios años y, cada vez que paso por esa iglesia vanguardista, me acuerdo de don Atanasio aunque apenas recuerdo su paso por el pueblo. A tu padre le gustaban aquellas ceremonias religiosas, las vivía cantando y tocando el piano, como la Campanera (no recuerdo su nombre) tocando las campanas. su potente voz retumbaba por la iglesia
    José Pinteño. Por cierto que como siempre, Leandro se lo ha currado y ha sacado fotos nuevas. Por lo menos nuevas para mí, lo que permite ver a gente con la que compartí aquellos lejanos años de los que mayoritariamente tengo buenos recuerdos… Entre las fotos que no conocía está la de Jesús Martínez como predicando desde el atril. Qué estupendo sería si en aquellos tiempos se hubiera podido grabar lo que dijo. Sería un documento fantástico. A Jesús lo recuerdo muy bien del tiempo que pasó en el pueblo ya enfermo y del día que falleció con Pepe Leonés midiéndolo y los niños mirando por la ventana. Su madre a su lado junto a la cama. A su entierro asistió todo el pueblo.
    Maruja Martínez. Yo me acuerdo de las primeras palabras, porque se lo estudiaba con migo, se lo escribió don Atanasio, decía así. Es inmensa mi emoción al tener que dirigir mis palabras hacía un público tan respetable, no me acuerdo de más,
    Leandro. Gracias, la foto de tu hermano dirigiéndose al público parece sacada de una película. Iba a sacar el artículo este fin de semana pero me quemaba las manos aparte de corregirlo bastante… Hace tiempo me contaron esta anécdota que me hace reír: "Yo estaba sentada, entonces hizo un poco de viento y me levantó la falda. Vino don... y me arreó un bofetón".
    Maruja. Creo que el vestuario lo hicieron algunas mujeres del pueblo, piedad Carasa se implicaba siempre en estás cosas
    Leandro. Claro, eso requería mucho trabajo y dinero, y la preparación con los niños. Tienen mucho mérito aquellas puestas en escena en un pueblo tan pequeño y aislado
    Antonio Martínez Cabrera. estuve contigo en tu cueva de Guadix con el padre Cantero. Yo soy de Benamaurel. Solo veo una foto y despues de tantos años imposible saber quien es pero es Jesús seguro. Entramos al seminario en el 58. Luis Ambel era de mi curso… Fue mi compañero en Guadix. Por orden alfabético siempre ibamos juntos hasta en los dormitorios. Aquello no se olvida despues de tantos años.
    Maruja, para mí era un santo. La ultima vez que lio vi fué en los examenes en el instituto. Era tan querido que estando yo en examen oral llegaba el cura y delante de mi avisaba al profesor de la situacion de jesus que venia detras de mi para que lo trararan como se merecía. Yo hablaba mucho de el con un primo miguel que vivia en benamaurel y era pintor. Un saludo.
    Maruja. muchas gracias, por ser amigo de mi hermano Jesús, si Miguel es primo vivía en benamaurel pero era de castillejar, ahora vive en Gerona, un saludo

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  3. Dori Carasa: Madre mía, qué recuerdos. Te doy la enhorabuena por este trabajo, que por cierto es una maravilla. Un abrazo.
    Josefa Carasa. Ha quedado muy bien el artículo. ¡Gracias!

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  4. El 2 de abril de 2020, publiqué en Facebook lo que me dijo José Correa Simón: "Todo hay que decirlo: Don Atanasio fue el que subió la Cruz Misionera a los Evangelistas, la subió a los hombros el solo, en procesión. Doy fe porque era monaguillo y lo acompañé. Ya ha llovido un poco desde entonces. La fecha de la procesión tiene que estar en la Iglesia, porque de eso hace más de 60 años. Se organizó una procesión desde la iglesia, don Atanasio se cargó la cruz y la subió todo el camino hasta donde está puesta. Los tres monaguillos íbamos delante abriendo paso, con el sacristán Eduardo y toda la gente detrás en dos filas. Todas las mujeres de la procesión iban llorando y don Atanasio tuvo que descansar varias veces. Bueno fue una especie de Vía Crucis casero pero muy autentico y real. Pasamos por las Eras Altas, hasta llegar al sitio exacto que está la cruz. Estaba el agujero hecho para poner la cruz, que por cierto era de madera y muy pesada".

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