Desde hace unos meses, tengo unas fotocopias de los primeros números de Acci Semanario Informativo Gráfico-Literario –con el yugo y las flechas de la Falange, en la mancheta–, que se publicó desde 1955 a 1959. Vaya por delante mi agradecimiento al buen accitano que me proporcionó estos papeles, pero lo cierto es que no recuerdo quien fue. El primer número salió el 12 de marzo de 1955 –hace ahora sesenta años– y en una página interior viene una entrevista al entonces alcalde de Guadix, José Vega García. Para ello, la redacción del semanario se trasladó al despacho del edil. A la pregunta sobre la traída de las aguas potables y el alcantarillado, responde: “Se encuentra en marcha. El presupuesto aprobado alcanza a unos diez millones de pesetas y las obras darán comienzo en breve por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Guadix, que flota sobre un pantano, ofrece muchas dificultades. Nadie debe ignorar su coste. Las aguas se traerán de Jérez del Marquesado. En cuanto al alcantarillado es más penoso, ya que el dar salida a las aguas es más difícil que darles entrada. La pavimentación antigua, etc., son inconvenientes”.
El teniente de
alcalde, Carlos López Abellán, explica lo dificultoso del terreno de Guadix, su
constitución y su enorme extensión, que excede posiblemente como ciudad al de
Granada capital: “Ofrece el inconveniente de tener en proporción un número muy
escaso de habitantes, ya que viven 30.000 almas en una extensión que
corresponde a 500.000. Las cargas impositivas no pueden cubrir de ningún modo
los gastos correspondientes”. El redactor le dice al alcalde que Guadix
necesita una biblioteca popular, y le contesta así: “Se va a construir en el
Parque”. Esto da a entender que no hay presupuesto ni nada que se le parezca. A
continuación, Acci señala que “ha
abierto una suscripción pro monumento a Pedro Antonio de Alarcón con 500
pesetas. Tenemos el proyecto de colocarlo en la próxima primavera y realizar al
mismo tiempo un homenaje público, intentamos tenga carácter nacional…
¿Contaremos también con el Ayuntamiento?”. La respuesta deja mucho que desear y
el político se pierde en palabras grandilocuentes para no comprometerse a nada:
“Desde este momento. Todo cuanto sea ornato del pueblo, como lo será Acci, es inquietud nuestra”.
En aquella época las cartillas de racionamiento estuvieron
hasta 1953, pero cuesta trabajo creer que no hubiera una biblioteca en Guadix,
pero así era. Y qué me dicen del monumento al guadijeño más famoso. Murió en
1891 y, más de sesenta años después, no había nada en la ciudad que recordara
su nombre, pero esa era la España de la posguerra, de la miseria y de
estraperlo. España había sido arrasada por tres años de guerra civil, mientras
que nuestros padres regresaron del frente traumatizados, envejecidos y con
todas sus ilusiones rotas. Pero dando gracias por haber sobrevivido.
El semanario lleva un
pequeño recuadro, casi como un telegrama: Buenos
Aires: 419 años. Aniversario de una fundación. Aquí se lee que Radio
Nacional de España, dedicó para España y América su emisión “Los forjadores del Nuevo Mundo, los días
20 y 23 de febrero, al recuerdo del Adelantado
accitano don Pedro de Mendoza”. Este fue el gran homenaje que le dedicó el
franquismo al fundador de la ciudad de Santa María del Buen Aire, que murió con
treinta y tantos años. Y eso que las relaciones de España con la nación hermana
de Argentina eran muy buenas, pues nos abasteció de trigo en los años cuarenta,
cuando se pasaba hambre por la pertinaz
sequía.
Con motivo del Día del Seminario, el 19 de marzo de
1955, Acci entrevista al rector del
Seminario, Manuel Ballesteros, de la que entresaco estas frases: “Espero que la
idea del Seminario cale cada día más entre los católicos. Entre ambos
seminarios, Mayor y Menor, hay 169 seminaristas. Un curso son 3.000 pesetas,
más matrículas y libros, no llega a 4.000. Nosotros pensamos en la baratura,
pues cualquier cualquier internado modesto cuesta un curso 8.000 pesetas… En el
Día del Seminario se recaudan 60.000
pesetas, de ellas 15.000 en Guadix: 11.000 en la colecta y 4.000 en la Obra de
las Vocaciones Sacerdotales… Esta cantidad no está muy a tono con la categoría
de capital de la diócesis. Pedro Martínez es el pueblo más generoso, y le
siguen Cúllar Baza, Benalúa y Galera”. A la pregunta de que no todo será
estudio y oración en el Seminario, el rector responde con sorna: “Los curillas
se divierten y mucho, teniendo para ello: fútbol, tenis, ping pong, frontón,
paseos, excursiones, cine y en Pascua teatro”. Debajo de la entrevista aparece este
anuncio comercial: “Muro, especialidad en pañería. San Francisco 4 y 6. Teléfono
136”.
La portada del 26 de
marzo viene con este título, Cuevas de
Guadix, como una editorial. Principia diciendo: “Bajo ese fondo de belleza
de las cuevas –casi lunar– se mueve el más angustioso de los problemas de
Guadix. Las cuevas son como el enorme espejo por donde va pasando nuestra
conciencia…, son úlcera nacional y, así, las vemos. Metidos en el corazón del
valle más romántico del mundo, en ellos se oculta, confundida con la tierra, la
miseria más solemne de los hombres más olvidados. Miseria del cuerpo y miseria
del alma. Miseria latente en las más injusta de las injusticias sociales (…). Es
justo recordar la entrega que el santo padre Poveda hizo de su vida, de su alma
entera, a los pobres de la Ermita. Ya intuía en la desnudez del paisaje la
tragedia del problema. Pero es necesario recordar que sin pan resulta difícil
comprender el Evangelio. Seguros de su importancia no dudamos que la política
del Movimiento –inquietud social–
atenderá esta llamada. Las cuevas exigen que se les declare de urgencia
nacional”. Cuesta trabajo pensar que la censura
no le metiera la tijera a este artículo crítico en aquella época. Puede ser que
como en Guadix se conocían todos y, si a esto se le añade la escasa tirada y
difusión de la revista, pues los
falangistas hicieron la vista gorda.
Al lado del artículo
viene una columna, sin firma, con la siguiente reflexión: “Una necesidad: el
Instituto de 2ª Enseñanza. Centro nervioso de la vida cultural de un pueblo,
Guadix viene notando su ausencia desde hace muchos años (…). Confesamos que
hemos sentido sonrojo ante la honda trascendencia del tema. Que Guadix no tenga
instituto es cosa que no comprendemos. Ha crecido mucho la población escolar,
aumentó el número de habitantes de Guadix y su partido –apuntemos que son 32
pueblos, algunos de 3.000 a 5.000 almas–: convengamos en que la vida ofrece
mayores exigencias… ¿No tiene acaso Guadix una tradición cultural de
primerísima categoría que ya quisieran para sí (lo dice Serrano de Haro) muchas
ciudades pobladas de academias y ateneos? ¿A qué se debe el abandono? (…) y,
desde allí, la política del Caudillo, alerta
siempre a las necesidades de los pueblos, que son las necesidades de España,
recoja este grito, no el único, y devuelva a Guadix lo que por Historia le
pertenece y las circunstancias le arrancaron en tiempos desfavorables”. Si la
editorial era muy crítica con la miseria de las cuevas, la columna apela a la
figura del Caudillo y le pide que
devuelva a Guadix lo que le pertenece. Sinceramente, hay que descubrirse con la
valentía del personal de Acci, pues
la censura nunca lo hubiera permitido en un periódico de la capital, sencillamente
porque hubieran secuestrado toda la tirada. En el apartado de la Vida Cultural destaca la visita que los
estudiantes extranjeros han efectuado a Guadix, organizada por el Patronato de la Cátedra de Extensión de la
Universidad de Granada en Málaga.
Cuevas de Guadix, de Valverde. 1925 |
Pensemos que hace
solo sesenta años, Guadix no tenía agua potable ni alcantarillado, en las
cuevas vivían en condiciones infrahumanas unas 10.000 personas –yo las recuerdo
con humedades, a mediados de los sesenta, y a los niños comiendo en el comedor
del Auxilio Social, con un olor
insoportable–, sin biblioteca y sin instituto para estudiar, pues en Granada
solamente estaban el Padre Suárez y el Ángel Ganivet, y sin un busto que
recordara al mejor escritor de la ciudad. A pesar de la crisis y del paro
actual, la juventud (y hasta los mayores) no sabemos apreciar lo que tenemos hoy
en comparación con la vida miserable que llevaron nuestros abuelos y ancestros.
A esto hay que añadirle la democracia de que disfrutamos, con sus
imperfecciones y corruptelas, así como de las libertades y derechos de ciudadanos.
En el franquismo no había dinero para
la cultura, ni para los servicios sociales…, ni teníamos derecho a nada. Y a
los gobernantes no se les exigía ninguna responsabilidad, como no fuera su
adhesión inquebrantable al régimen de
Franco.
Publicado en el semanario Wadi-as, el 18 de abril de 2015
Publicado en el semanario Wadi-as, el 18 de abril de 2015
11-5-22. Comentarios wasap Amigos seminaristas. Alfonso Ferrer. Carlos López Abellán..., fue luego Alcalde de Guadix....., su esposa Rosario Jerez Guzmán, era prima hermana de mi padre..... Recuerdo que cuando yo estaba en Guadix..., me invitaron algunos domingos a comer en su su casa...,...
ResponderEliminarOtro. Me contaba mi padre que don Carlos, siendo alcalde, cada día, acompañado del jefe de los municipales, Fernando, recorrían un barrio o zona de Guadix. Don Carlos le decía, por ejemplo, Fernando, aquí hay una farola rota, tome nota; aquí está mal esto o lo otro, tome nota. Cierto día, estando asfaltado la calle de la Gloria, le dijo: Fernando, escarbe usted aquí y mida, ¿cómo, don Carlos? -sí, que escarbe usted aquí y mida. El jefe de los municipales sacó una navaja que llevaba consigo, hizo una hendidura en el asfalto y midió, le dijo la profundidad que había al Sr. alcalde. Siguieron avanzando y se encontraron con el capataz, quien efusivamente lo saludó al tiempo que alababa el estado y resultado de su trabajo, a esto, el alcalde le respondió, si, si, muy bien pero escarbe usted y mida. Cuando lo hizo, no sin preguntar un par de veces ante lo extraño de la propuesta, midió y le pregunto don Carlos ¿cuánto mide? (Supongamos que la respuesta fue 5cms.) Le preguntó el alcalde que cuánto ponía en el contrato del trabajo de asfaltado, al faltar unos 2 cms. le respondió, -muy bien, pues ya sabe, a echar 2 cms. más a toda la calle.
Leandro. Mis bisabuelos paternos tenían pero la tropa que vino después... Me refiero a que nosotros nos hemos criado en las carencias de los años cincuenta pero ya no nos acordamos de aquello, niño, come pan