Castilléjar |
Este artículo lo leí en la BIBLIOTECA DE ANDALUCÍA, el 26 de marzo de 2009, con motivo de un acto cultural: "Se lo dedico a mi padre y a todos los españoles que padecieron la Guerra Civil. También se lo dedico a la Asociación de Parados de Casería de Montijo".
Estos días he
descubierto de casualidad la historia de tres soldados republicanos granadinos,
durante la Guerra Civil, y no podía imaginar que sus vidas estuvieron
entrelazadas en un momento dado, ya que
nacieron en 1919 (eran de la quinta del 40), en las localidades de Galera y de Castilléjar. En junio de 2008, recibí este mensaje de
Dori Carasa: “Tal vez sabrás cómo y
dónde puedo solicitar información sobre el lugar y la fecha en que murió un
hermano de mi padre, Julio Carasa,
que mataron en la guerra civil, en Borriol,
provincia de Castellón. Yo tengo los
datos del frente donde estuvo (compañía, batallón, etc.), pero no sabemos dónde
podemos pedir la partida de defunción o algo que nos diga la fecha y el lugar
de su muerte. Creo que será casi imposible, pero quisiera intentarlo”. Le
contesté que escribiera al ayuntamiento de la localidad donde estaba su
compañía, y yo busqué sin éxito los datos del desaparecido por Internet.
El dos de agosto me acerqué a la casa de Miguel Vizcaíno Carrión, en Castilléjar, y cuando le expliqué el
motivo de mi visita, me dijo: “Mi hermano Faustino
estuvo tres meses prisionero en Francia,
hasta que se lo llevaron al campo de concentración de Mauthausen, en 1941. Cuando los liberaron estaba blanco, como la
camisa esa, y sequísimo. Se libró de morir porque estaba de ranchero. Él me
decía: ‘Entraba una mujer con perros a los barracones y se los echaba a los
prisioneros… Pero, ¿cómo voy a contar todo lo que he pasado?’. Faustino tiene 89 años, ya no ve y no
tiene hijos. En la guerra civil, todavía no había cumplido los 18 años cuando
se lo llevaron a Viator (Almería) con
los de su quinta, durante un mes. Luego, los montaron en un tren hasta el
frente, pero una bomba partió el tren por la mitad y cayeron al río. A causa
del bombardeo y del accidente, murieron muchos”. Según me contó Miguel, su hermano aprovechó el
desconcierto que había en la zona republicana para huir a Francia, y aquí fue donde lo capturaron los alemanes. En ese tren
con destino al frente tenía que ir mi padre, Leandro, pero se libró porque dijo que estaba enfermo y, un oficial
que lo conocía, lo envió a la enfermería.
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Liberación de Mauthausen, mayo de 1945 |
Hace unos días, mi amiga Dori me
escribía otro mensaje: “Necesito que me digas la fecha que se fueron en el tren
y que tu padre se libró. A ver si me la puedes conseguir, pues una compañera
del foro de los desaparecidos dice que es muy importante que la consiga”. Y yo
le respondía: “Faustino es el
prisionero de los nazis más antiguo de la provincia de Granada, que todavía vive. Estoy a ver
si le escriben una carta a Francia,
él nos puede decir la fecha del tren y en Castilléjar
podían hacerle un homenaje. Al hermano y al nieto los llamé hace unos días,
todavía no le habían escrito la carta, pero me prometieron que lo harían, sería
un homenaje a tanto sufrimiento. Ya ves, da la impresión de que siempre
llegamos tarde”. En septiembre, buscando en los libros que tengo sobre la Guerra Civil, encuentro esta frase:
"El Gobierno republicano decreta la movilización de los españoles, de
entre 18 y 50 años, para la ofensiva aragonesa". Esto ocurrió en
diciembre de 1937, cuando ellos estrenaron sus 18 años. Después de la breve instrucción
en el campamento de Viator (aquí,
seguro que se verían los tres reclutas de la comarca), el tren saldría para el
frente en febrero o marzo de 1938. Mi padre fue destinado a Villarreal (Castellón) y recuerdo que,
de chico, me contaba los bombardeos de los aviones nacionales y cómo vio morir
a varios compañeros que se encontraban a su lado, mientras que él tuvo suerte y
se salvó. Hoy ya no puede contarlo, pues falleció en 1977.
A finales de julio de
1938, como las tropas nacionales avanzan sobre Castellón, el ejército republicano al mando de Modesto intenta distraerlas con la Batalla del Ebro. En medio de la desorganización, mi padre
desertó con otros soldados huyendo hacia Granada,
mientras que Faustino huyó hacia el Norte, cruzando la frontera con Francia. La Batalla del Ebro se cobró más de 30.000 muertos entre los dos
bandos, mientras que la Batalla de Teruel había tenido lugar en febrero:
demasiados frentes como para salir vivo de allí, y por eso le mandé este
mensaje a Dori: “Tu tío se quedó
en el frente de Castellón y aquí fue
donde desapareció”. Son vidas paralelas
de tres milicianos anónimos –un desaparecido en combate, un prisionero de los
nazis y un desertor–, que se cruzaron en un momento dado de la Guerra Civil y
que ahora salen a la luz, al cabo de 70 años, gracias a los testimonios de
familiares y amigos y al tren de Levante. Manuel Azaña dijo en 1938, en un mitin en Barcelona, que los muertos en la guerra civil nos lanzan destellos
desde el más allá y pidió “paz, piedad y
perdón”, después de tantas guerras cainitas. Pienso que los españoles
tienen derecho a recobrar a sus familiares desaparecidos –en
cualquier bando–, durante ‘nuestra guerra civil’, y que los muertos puedan ser
enterrados en una tumba digna. Agradecería cualquier noticia sobre aquel tren
que se dirigía hacia el frente, a principios de 1938, y que fue bombardeado por
la aviación nacional.
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Mi padre con mi hermano. Años 60 |
Mensaje de Dori: "Ya he visto lo que me has
mandado y te digo la verdad, se me han saltado las lágrimas pensando que pasó
tal y como lo cuentas, que posiblemente sería así. También he estado mirando
los mapas y ahí si es verdad que me pierdo, pero son bastante interesantes. En
una de sus cartas, mi tío nombra a otros de Castilléjar que estaban con él, no sé si tú te acordarás de David el barbero, que tenía la barbería
en la Plaza Nueva, enfrente del Totovío,
su mujer se llamaba Concha y sus hijos... Todos ellos se fueron a Barcelona y vendieron la casa a Domingo y María, que pusieron un
bar. Otro que estaba con él fue Antonio
el herrero que era el padre de Andrés, Cancio y Antonio el Rubio. Un día
estuve hablando, hace ya varios años, con el padre de Sebastián, el carpintero, que también anduvo por Castellón y no supo decirme dónde
mataron a mi tío; también lo hice con Serafín
Encinas y tampoco supo decirme nada. Ahora me acuerdo de tu padre, que si
estuviera con vida... y lo cerquita que lo hemos tenido siempre. A mi
familia siempre les oía hablar de mi tío, pero entonces nadie se atrevía a
preguntar nada, sólo quedaba la resignación y un callado sufrimiento que les
duró mientras vivieron. Bueno, que me ha gustado mucho tu artículo".
Posdata: Siempre tuve una vaga esperanza de que alguien me
proporcionara alguna información sobre esto. Como en esta vida todos estamos
conectados, la respuesta me vino dos años después, precisamente, por boca de Aurelio Gómez, mi tío político, que es
una enciclopedia a pesar de que apenas ha salido de la comarca de Huéscar: “Resulta que, cuando los
soldados estaban en el puerto de Almería,
listos para embarcar con destino a Castellón,
tu padre se tiró al suelo y empezó a dar voces diciendo que le dolía mucho el
estómago. El caso es que, un jefe que lo conocía, le dijo que pasara por la
enfermería. Poco tiempo después, murieron casi todos sus compañeros del
batallón en un bombardeo que hubo en Castellón,
y tu padre se libró. Unos meses después, lo embarcaron y estuvo en Villarreal, hasta que desertó de las
filas republicanas con otros tres soldados de Castilléjar”. La huida les libró de una muerte segura (las batallas de Teruel, del Ebro y la toma
de Castellón tuvieron lugar en 1938), aunque tardaron quince interminables
días en llegar al Cortijo del Cura
(Galera). Si los descubren, posiblemente los hubieran fusilado.
Hará un año y pico, mi tío Bonifacio
García-Fresneda me lo contó así. "Una noche llamaron a la puerta de la
cueva del abuelo y temieron lo peor, pero se encontraron que eran Leandro, un soldado de Castilléjar y otros
dos del Cerro del Cubo. Habían desertado del Ejército republicano y venían descalzos, con los pies llenos de
llagas y peor que unos mendigos. Estuvieron escondidos en el cortijo durante
unos días, pero al final el castillejano,
que era socialista, se entregó en Castilléjar.
Entonces, temieron que delatara a sus compañeros y vinieran a detenerlos. Pero
no los delató”. Hace poco vi un
documental sobre la toma de Castellón, de Borriol y de varios pueblos más por
las tropas de Franco; tuvo lugar el 14 de junio de 1938, produciendo un
enorme número de bajas entre los republicanos. La ciudad de Castellón fue incendiada por los republicanos antes de
abandonarla, aquello se convirtió en un infierno y las imágenes sobrecogen.
Tras la derrota de la República en la
batalla del Ebro, en noviembre de 1938, se produjeron miles de deserciones en
el ejército republicano.
(1). Hueco en el terreno |
Epílogo. “Varias unidades de la 74ª División se
despliegan en Gandesa, y dos
batallones llegan a pie hasta Villalba,
en medio de un nuevo ataque. Destinados directamente a Cuatro Caminos, uno de sus soldados cuenta que al llegar al pueblo,
una de las pocas mujeres que allí quedan comienza a gritarles: “¡Pobrets, els
porten al matadero! ¡Els porten al matadero!”. El oficial de turno, enojado por
la escena, ordena detenerla. Cuenta también que mientras avanzan, han de
taparse la boca y la nariz con un pañuelo para evitar el hedor de los cientos
de cadáveres desperdigados por la zona. “Era algo que entristecía el ánimo y
encogía el corazón”. Copiado de La Batalla del Ebro, julio 1938, editado por El Mundo.
(1). En este hueco había un
corral de gallinas y por una galería conectaba con la cueva de mis abuelos, que
está más arriba. Aquí se escondió mi padre durante la guerra. Cortijo del Cura (Galera)
Artículo publicado en Ideal en Clase
Comentarios.
ResponderEliminarPepe Pinteño: Leandro, esto no lo había leído, me ha gustado aunque a pesar de que lo que cuenta es muy triste, pero gusta saber las cosas que pasaron, no para buscar venganza ni nada parecido, como está haciendo el gobierno que padecemos en la actualidad, sino porque es bueno conocer la realidad de lo que pasó. Por lo menos algunas cosas, porque es imposible saber todo. Las fotos, aunque las haya visto mil veces, me encanta verlas, porque traen buenos recuerdos, los malos, mejor borrarlos.
Leandro: Ya ves que hubo bastantes del pueblo en el frente de Castellón. Los muertos descansan en paz, a pesar de los guerracivilistas
Ramon Zambudio: Muy interesante Leandro.
Pepe Vico: Me ha gustado mucho el artículo, pero no puedo aportar nada sobre el tema.
Jesús María García. Hay algunos de Galera que pasó más o menos lo mismo. En cuanto a los fallecidos en los frentes, te puedo decir que prácticamente todos ellos, menos desaparecidos, figuran en mi libro. Todos están anotados en el Registro Civil, aunque en varios años desde 1939. ¿Habéis mirado en el de Castilléjar?
Leandro: Léelo hasta el final, creo que los restos de tu tío no están en Borriol. Como lo sabes tú?
Dorita: No lo sé seguro, alguien me dijo que fue por allí, pero nunca se ha sabido el lugar exacto. Ni siquiera sus compañeros del pueblo supieron decir dónde fue
11 marzo. Josefa Carasa. Un artículo interesantísimo y estremecedor!! Yo confieso que nunca he sido capaz de investigar sobre el pasado de mi tío porque la tristeza me supera. Leandro, eres un gran articulista!! Gracias.
ResponderEliminarLeandro: Esta artículo viene en el libro de artículos que menciono, nuestros padres no hablaban de la guerra por la fuerte represión que hubo después, y mi familia paterna me contaba cosas. Lo de tu tío se lo envié a Dori porque es un tema que le interesaba. No lo dejéis. En el artículo voy mezclando lo ingredientes, gracias por lo de articulista