domingo, 21 de febrero de 2021

ABANDONADO A SU SUERTE

 





Mi hermano Raúl padeció el Covid en noviembre del pasado año y dio negativo el 4 de diciembre, en el Centro Psicopedagógico de Discapacitados Reina Sofía, de Armilla. El 27 de enero le inyectaron la segunda dosis de la vacuna del Covid. El 31 de enero lo ingresan en Urgencias del PTS, de Granada, y el Informe de Alta de Urgencias dice así: “Refiere la auxiliar que lo acompaña que lleva dos días con diarreas y vómitos y que hoy estaba muy nervioso y agitado y que se ha caído tres o cuatro veces al suelo. En torno a las 17:30 le han dado medicación indicada por la enfermera para sedarlo (no sabe cuál, pero “les ha costado mucho que la tragase”). Media hora después estaba en la situación de gran trabajo respiratorio, desaturación y depresión neurológica (…) Muy mal aspecto general. Pálido, taquipneico e hiporreactivo. Estrabismo divergente (a su llegada a Urgencias)”. El facultativo que atendía a Raúl me dijo esa noche: “Ingresó con insuficiencia respiratoria y en estado de coma, espero que se salve”. En la residencia llaman a la ambulancia, cuando ya se encuentra en estado de coma y lleva dos días con diarreas y vómitos. Y en el penoso estado que se encontraba, ¿cómo se les ocurre darle medicación para sedarlo?

 Copio este párrafo del Informe de Alta de Urgencias: “PCR Covid negativa… visto todo en conjunto y dado lo raro del caso (afectación pulmonar tan prominente con desarrollo de SIADH muy severo en sólo tres días), considero, además de la broncoaspiración, una posible reacción pulmonar hiperinmune a la vacuna del Covid, que tramitó una coronavirosis hace algo más de dos meses. Ojalá no fallezca (haremos todo lo posible por su curación), pero en tal caso sugiero proponer autopsia clínica al hermano y tutor legal (…) Persiste estado de coma. 10 horas. 1. Posible causa desencadenante hiponatremia severa (estaba deshidratado) 2. Posible broncoaspiración, en paciente con Covid en noviembre (TAC informado como Covid severo)”.

 El 2 de febrero, como llevan 24 horas sin informarme de su estado de salud y eso que el enfermo está en coma, pongo una reclamación sobre las 12 horas. Poco después me llaman por teléfono: “Se encuentra peor que cuando entró y lo trasladan a planta”. Un facultativo me dijo días después que en Observaciones propusieron llevarlo a la UCI, pero lo enviaron a la planta séptima del Hospital, y eso que más de la mitad de las camas de la UCI estaban libres durante esos días. A un enfermo lo trasladan a planta cuando ha mejorado, sin embargo Raúl había empeorado ostensiblemente y necesitaba cuidados intensivos.

 Falleció por neumonía aspirativa en menos de 24 horas, el 3 de febrero, y el facultativo ya preveía la muerte en el Informe. “Se ha producido lo peor”, me dijo un médico por el móvil, a las 13:30 horas. Sabiendo el estado terminal en que se encontraba el enfermo, ¿por qué no me avisaron para poder acompañarlo en las últimas horas, en cualquier habitación? Cuando llegamos a la habitación estaba con los ojos abiertos y la boca completamente abierta, “murió atragantado”, me dijo la doctora una hora después (posiblemente de las flemas que le producían los bronquios); la funeraria llegó cuatro horas después de avisarla y así una serie de circunstancias. En la contestación a mi reclamación, el director gerente del Hospital Universitario Clínico San Cecilio trata de justificar lo injustificable: “El día 1 de febrero, a las 22:28 horas, tras contactar con el médico de la residencia es usted informado. A las 14:45 horas, del mismo día, es igualmente informado”. En la reclamación expongo que “desde las 15:30 horas que me llamó ayer (la doctora), nadie ha vuelto a darme noticias”. Porque es obvio que, si me llaman la noche anterior, yo no pongo la reclamación catorce horas después. 

 Raúl se encontraba muy débil y sin defensas, había salido más delgado del Covid, pesaba cerca de cuarenta kg y estoy convencido de que hoy estaría vivo si no le hubieran puesto la segunda dosis de la vacuna.  No es mi intención denunciar a nadie, pero es evidente el abandono, la dejadez… con los enfermos en las residencias y hospitales, aunque al final de la reclamación indico que, “con anterioridad, me informaron bien los especialistas”. De lo que se trata es de salvar vidas y de que otros enfermos no sufran estas penalidades, a veces indignas. Oficialmente, nadie ha fallecido por el Covid en el Centro Psicopedagógico de Discapacitados Reina Sofía, ni nadie lo ha padecido, a pesar de que en noviembre pasado había más de treinta contagiados, entre ellos mi hermano Raúl. Habría que preguntarse si los discapacitados son ciudadanos de segunda categoría. 

  La segunda dosis de la vacuna a los que han tenido el Covid puede estar provocando secuelas y muertes: ya ha habido algunas denuncias de familiares en el juzgado y, en el Informe, el facultativo lo dice bien claro: "una posible reacción pulmonar a la vacuna que tramitó una coronavirosis, hace algo más de dos meses", y propone la autopsia para comprobarlo. Hace una semana que Francia ha recomendado una sola dosis de la vacuna para los que hayan pasado el Covid-19, y creo que en España deben de aplicar esta medida preventiva también, en poco tiempo veremos los resultados. 

Esto me escribió una enfermera, hace dos días: "Nadie se merece pasar esas penalidades y morir así con esa dificultad para respirar tan grande, aunque estuviese en coma (...), que ni siquiera le cerraron los ojos y la boca y evitar impactar a los familiares, que bastante tienen con su dolor y verlo así y quedarse con esa imagen...". Finalmente, quiero expresar mi agradecimiento a cuantos me escribieron y llamaron durante estos pasados días. Raúl pasó por la vida haciendo el bien y no se merecía una muerte así, a los 56 años: abandonado a su suerte. 

https://www.ideal.es/granada/piden-investigar-muerte-mala-praxis-vacuna-covid-granada-20210407124011-nt.html?fbclid=IwAR1PCe3MDlf_-X_hIhE3DHZ_q1T8wjrwxUTJ4U0ywis8tG_r96uMkmrzuwQ