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Fregando en la cueva, marzo de 2018 |
Antonio era de trato afable y, a poco que lo conocieras, le cogías afecto. Su
mujer murió hace treinta años, desde entonces vivía solo y había estado dando
tumbos, por eso disfrutaba cuando se reunía con los amigos. Cuando falleció Antonio,
me enteré que las manchas que tenía en los pulmones eran porque la metástasis
se le había extendido por varios órganos del cuerpo. El funeral fue en Lanteira,
donde asistimos bastantes compañeros, lo cierto es que la iglesia se llenó
porque Antonio era querido en su pueblo y bastante conocido en la
comarca del Marquesado. Al salir de la iglesia le di el pésame a sus hijos Antonio
y Trini (estaban muy afectados, pues no se esperaban que falleciera). Durante
el camino al cementerio, saludé a varios conocidos de la comarca que habían
venido a darle el último adiós a Antonio. Recuerdo que, después del
entierro, llegando al pueblo se oía el ladrido de un perro. Es el perro de Antonio, que está encerrado
en su casa, me dijeron. El alma se me vino a los pies. Unos días después le
escribí por Facebook a su hijo Antonio: Esta foto la tengo en la cueva y pensaba dársela a tu padre. No te dije
nada porque solamente tenía esta. Cuando vengas a Guadix, me llamas y te la
entrego. Y esta fue la respuesta: Gracias,
te llamo... gracias. Más adelante le envié la foto escaneada.
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En un bar de Guadix. Diciembre de 1921 |
En Facebook, yo había visto la fotografía del
perfil de Antonio Olmos pero fue después de su muerte cuando le di
importancia: era la foto que yo le había hecho delante de la puerta de mi cueva,
el 24 de mayo de 2020. Estos retratos me han llevado a escribir este
artículo en su memoria. Copio estos comentarios de su Facebook, pues
sigue abierto:
Leandro. Por poco no te conocía.
Hasta siempre, Antonio, con tu humildad y tu trato
amable llegaste a nuestros corazones y te ganaste a tus hijos. Por eso no te
olvidamos.
Posdata: Agradezco los datos que me ha proporcionado Pepe Gómez, paisano de Antonio y compañero del Seminario.
Comentarios. Antonio Beas (hijo de Antonio Olmos). Me emociono, ayer fue mi cumpleaños y lloré por su ausencia, hoy ya es otro día. Gracias muchas gracias otra vez
ResponderEliminarLeandro. Dejó buenos recuerdos entre nosotros y podéis estar orgullosos de vuestro padre. Un abrazo
Antonio Beas. Abrazo infinito
Leandro. Los padres siempre permanecen en el recuerdo
Y al compartir el artículo, escribió en su Facebook: Gracias Leandro por estas palabras tan bonitas que ahora tambalean mi mundo pero seguro que después serán alegría. Miércoles Santo de una primavera
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