miércoles, 28 de febrero de 2024

EL DÍA DE ANDALUCÍA, DE 2011

 

Griñán y Susana Díaz, en el Parlamento andaluz


El 28 de febrero de 2011, Día de Andalucía, sobre las 11:30 horas, se congregaron tres clases de manifestantes a las puerta de Parlamento andaluz: funcionarios del Sindicato Andaluz de Funcionarios, de la Junta de Andalucía, contra la ley de Reordenación del Sector Público; los músicos de la Orquesta Joven de Andalucía (OJA), para mostrar su rechazo al desmantelamiento de la formación, y la plataforma 'Salvemos el Guadaíra', por el cumplimiento del programa de recuperación del río Guadaíra'. Sin embargo, la Policía sólo nos permitió concentrarnos en el seto que hay en medio de la calle San Juan de la Ribera, a 300 metros del Parlamento, como si la calle fuera del subdelegado del Gobierno, que está a las órdenes del PSOE andaluz. El 16 de febrero, cuando aprobaron la ley de Reordenación, en medio de las protestas de los funcionarios, el Tribunal Superior de Justicia anuló la orden del subdelegado que les impedía manifestarse en la acera. Sin embargo, ayer, pusieron vallas metálicas alrededor del seto y los policías nos tuvieron encerrados a funcionarios y músicos, como si fuéramos cabras en el aprisco y tampoco podíamos acercarnos a la acera del Parlamento. Estos abusos nos devuelven a los tiempos de la Dictadura. Cuando estábamos ante el Parlamento, un agente de paisano le confesó a un funcionario: Tenemos a cinco o seis policías de paisano entre los manifestantes.

A las 12:30 horas, se celebró el acto de nombramiento de Hijos Predilectos y la entrega de las Medallas de Andalucía, en el Teatro de la Maestranza, en el paseo de Cristóbal Colón. Una docena de funcionarios nos colocamos en la acera de enfrente del Teatro, a doscientos metros y, cuando los invitados salían del acto, comenzamos a dar pitidos y gritos. ¡Rebañaorzas, hincharos de comer…! A los cinco minutos, llegó un furgón cargado de policías y vinieron a por nosotros. Varios compañeros me dijeron que me retirara de la valla metálica, pero no les hice caso, porque no estaba haciendo nada malo. Los policías nos pidieron el carné a cinco o seis funcionarios. Éste fue el diálogo que sostuve con un policía:

¿De qué me acusáis? No te acusamos de nada, podéis seguir pitando pero quiero que me entregues el DNI. ¿Por qué me pides el DNI, si no me acusas de nada? Es para identificarte, por si acaso realizas algún acto de violencia. ¿Qué actos de violencia vamos a realizar?, nosotros somos funcionarios que hemos venido de Granada, para protestar. Cuando vayáis a la Administración os vamos a tratar igual. A ver si te tenemos que denunciar, me contestó un policía con cara de pocos amigos. Ya sé que me vas a multar con 301 euros. Nosotros pitamos porque aquellos de enfrente nos van a quitar nuestros puestos de trabajo, les dije con rabia. El policía hablaba con corrección y, para tranquilizarme a mí y a los demás, me dijo que no me iban a multar, que sólo quería identificarme. Los compañeros me pidieron que me callara, que los policías estaban cumpliendo órdenes.

No sé si el policía lo decía por calmarme los ánimos o porque les daba vergüenza, pero no me fiaba de sus palabras, sabiendo que, al presidente de SAFJA y a veinte funcionarios más les pidieron el carné para multarlos, cuando el presidente de la Junta, José Antonio Grinán, visitó el Tribunal Superior de Justicia, en Granada. El policía estuvo haciendo comprobaciones con la Comisaría, oía mi nombre a través de la radio y, al cabo de unos minutos, me devolvió el carné y volvió a insistir en que no me iban a multar. Tenían órdenes de que cesara la pitada de funcionarios y poco después nos disolvimos, mientras los ilustres invitados, vestidos con sus mejores galas, recorrían el paseo de Cristóbal Colón, en dirección al Palacio de San Telmo, donde les esperaba una suculenta comilona. La crema del socialismo andaluz no podía permitir que unos funcionarios desarrapados les gritaran desde la otra acera, algunos nos miraban riéndose, como diciendo, ahora vais a ver lo que es bueno. Sevilla estaba prácticamente tomada por la Policía, para que no faltara de en la última fiesta pantagruélica del socialismo andaluz, en medio del escándalo de los expedientes de regulación de empleo de Mercasevilla.

En vez de detener a los delincuentes, mandaban a la Policía para retener e identificar a unos cuantos funcionarios sospechosos, en plena la calle, no fuera a que cometieran actos violentos, así como impedir que se manifiesten ante las vallas del Parlamento andaluz, a pesar de que la concentración estaba autorizada por el subdelegado del Gobierno. Señores, hemos regresado a la época de los zares, al tiempo del emperador Romanov. Esperemos que, en las urnas de mayo, el pueblo tome el Palacio de Invierno y acaben treinta años de socialismo andaluz, porque ya va siendo hora de que pasen una buena  temporada en la oposición. Seguidamente nos dirigimos al centro de Sevilla, por la ruta de Monipodio, nos metimos en un restaurante y ¡las casualidades de la vida!: a nuestro lado se sentó poco después Mario Jiménez, el niñato que lo mismo insulta a los funcionarios en la prensa que a los diputados de la oposición en el Parlamento. Ya no es necesario tener carrera o un mínimo de educación para ser político, es más, muchos no han dado un palo al agua ni siquiera han cotizado a la Seguridad Social. La política la han convertido en un oficio con muchas saldas y recomendaciones. Comimos, pasamos por el lado de aquel tipo y, por educación, no le dijimos nada.

Video Griñán sale a escape

https://youtu.be/nIlp3NHHdD4?feature=shared


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