Griñán y Susana Díaz, en el Parlamento andaluz |
El 28 de febrero de 2011, Día de Andalucía, sobre las 11:30 horas, se congregaron tres clases de manifestantes a las
puerta de Parlamento andaluz: funcionarios
del Sindicato Andaluz de Funcionarios, de la Junta de Andalucía, contra la ley
de Reordenación del Sector Público; los músicos de la Orquesta Joven de
Andalucía (OJA), para mostrar su rechazo al desmantelamiento de la formación, y
la plataforma 'Salvemos el Guadaíra', por el cumplimiento del programa de
recuperación del río Guadaíra'. Sin embargo, la Policía sólo nos permitió
concentrarnos en el seto que hay en medio de la calle San Juan de la Ribera, a
300 metros del Parlamento, como si la calle fuera del subdelegado del Gobierno,
que está a las órdenes del PSOE andaluz. El 16 de febrero, cuando aprobaron la ley de Reordenación, en medio de las protestas
de los funcionarios, el Tribunal Superior de Justicia anuló la orden del
subdelegado que les impedía manifestarse en la acera. Sin embargo, ayer,
pusieron vallas metálicas alrededor del seto y los policías nos tuvieron
encerrados a funcionarios y músicos, como si fuéramos cabras en el aprisco y
tampoco podíamos acercarnos a la acera del Parlamento. Estos abusos nos
devuelven a los tiempos de la Dictadura. Cuando estábamos ante el Parlamento,
un agente de paisano le confesó a un funcionario: Tenemos a cinco o seis policías de paisano entre los manifestantes.
A las 12:30 horas, se celebró el acto de nombramiento de Hijos Predilectos
y la entrega de las Medallas de Andalucía, en el Teatro de la Maestranza, en el paseo de Cristóbal Colón. Una docena de funcionarios nos colocamos
en la acera de enfrente del Teatro, a doscientos metros y, cuando los invitados
salían del acto, comenzamos a dar pitidos y gritos. ¡Rebañaorzas, hincharos de comer…! A los cinco minutos, llegó un
furgón cargado de policías y vinieron a por nosotros. Varios compañeros me
dijeron que me retirara de la valla metálica, pero no les hice caso, porque no
estaba haciendo nada malo. Los policías nos pidieron el carné a cinco o seis
funcionarios. Éste fue el diálogo que sostuve con un policía:
¿De qué me acusáis? No te acusamos de nada, podéis seguir pitando pero
quiero que me entregues el DNI. ¿Por qué me pides el DNI, si no me acusas de
nada? Es para identificarte, por si acaso realizas algún acto de violencia.
¿Qué actos de violencia vamos a realizar?, nosotros somos funcionarios que
hemos venido de Granada, para protestar. Cuando vayáis a la Administración os
vamos a tratar igual. A ver si te tenemos que denunciar, me contestó un policía con cara de pocos amigos. Ya sé que me vas a multar con 301 euros. Nosotros pitamos porque
aquellos de enfrente nos van a quitar nuestros puestos de trabajo, les dije
con rabia. El policía hablaba con corrección y, para tranquilizarme a mí y a
los demás, me dijo que no me iban a multar, que sólo quería identificarme. Los
compañeros me pidieron que me callara, que los policías estaban cumpliendo
órdenes.
No sé si el policía lo decía por calmarme los ánimos o porque les daba vergüenza,
pero no me fiaba de sus palabras, sabiendo que, al presidente de SAFJA y a
veinte funcionarios más les pidieron el carné para multarlos, cuando el presidente de la Junta, José Antonio Grinán, visitó el Tribunal Superior de Justicia, en Granada. El policía estuvo haciendo comprobaciones con la Comisaría, oía mi nombre
a través de la radio y, al cabo de unos minutos, me devolvió el carné y volvió
a insistir en que no me iban a multar. Tenían órdenes de que cesara la pitada
de funcionarios y poco después nos disolvimos, mientras los ilustres invitados,
vestidos con sus mejores galas, recorrían el paseo de Cristóbal Colón, en
dirección al Palacio de San Telmo, donde les esperaba una suculenta comilona. La crema del socialismo andaluz no podía
permitir que unos funcionarios desarrapados les gritaran desde la otra acera,
algunos nos miraban riéndose, como diciendo, ahora vais a ver lo que es bueno. Sevilla estaba prácticamente tomada
por la Policía, para que no faltara de ná
en la última fiesta pantagruélica del socialismo andaluz, en medio del escándalo
de los expedientes de regulación de empleo de Mercasevilla.
En vez de detener a los delincuentes, mandaban a la Policía para retener e
identificar a unos cuantos funcionarios sospechosos, en plena la calle, no fuera
a que cometieran actos violentos, así como impedir que se manifiesten ante las
vallas del Parlamento andaluz, a pesar de que la
concentración estaba autorizada por el subdelegado del Gobierno. Señores, hemos
regresado a la época de los zares, al tiempo del emperador Romanov. Esperemos que, en
las urnas de mayo, el pueblo tome el Palacio de Invierno y acaben treinta años
de socialismo andaluz, porque ya va siendo hora de que pasen una buena temporada en la oposición. Seguidamente nos dirigimos
al centro de Sevilla, por la ruta de Monipodio, nos metimos en un restaurante y
¡las casualidades de la vida!: a nuestro lado se sentó poco después Mario Jiménez, el niñato que lo mismo
insulta a los funcionarios en la prensa que a los diputados de la oposición en
el Parlamento. Ya no es necesario tener carrera o un mínimo de educación para
ser político, es más, muchos no han dado un palo al agua ni siquiera han
cotizado a la Seguridad Social. La política la han convertido en un oficio
con muchas saldas y recomendaciones. Comimos, pasamos por el lado de aquel tipo
y, por educación, no le dijimos nada.
Video Griñán sale a escape
https://youtu.be/nIlp3NHHdD4?feature=shared
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