Ermita de la Virgen, al fondo |
LAS MISAS
CANTADAS DE TRADICIÓN POPULAR
CON MOTIVO DEL
INICIO DE LAS MISAS DE LOS GOZOS DE GALERA
Introducción
Es grato, y sorprendente, que en los primeros años
del siglo XXI aún permanezcan vigentes, o al menos recuperables, ciertas
manifestaciones religiosas populares -o de otro tipo- que alcanzaron su
esplendor varias centurias antes y
permanecieron vivas, incluso centenares de años, entre las gentes que las
habían creado. Una explicación a esta continuada permanencia podría ser que el
efecto del paso del tiempo, en lo que a innovaciones de cualquier índole se
refiere, era apenas perceptible. Ello contribuía a que los modos de vida se
perpetuasen décadas y décadas, de manera que pasaban de una generación a otra
prácticamente sin modificaciones. La sociedad actual, por el contrario, está
inmersa en una dinámica muchísimo más veloz que aquella otra. Si hubiese que
destacar una característica propia de nuestros tiempos, no hay duda de que
deberíamos referirnos a la celeridad con
que se producen los cambios en casi todos los órdenes de la vida. Esta
particularidad ha incidido directamente sobre aspectos no solo religiosos, como
es el caso que nos ocupa, sino sociales, políticos y económicos.
Dicho de otra manera: Las circunstancias que
concurrieron para la consolidación de ciertas costumbres, manifestaciones,
modos de vida de épocas anteriores, han
cambiado y han sido sustituidas por otras diferentes. Ello ha provocado, como
es lógico, la desaparición progresiva de todas aquéllas, incluyendo las que
parecían inmutables. Es evidente que un hombre, pongamos del siglo XVIII,
sometido a una influencia tan directa como podía ser la religiosa; inmerso en
una sociedad de horizontes tan concretos como era la de la época; bajo la
autoridad absoluta de las monarquías gobernantes y normalmente acuciado por
carestías, hambrunas, epidemias, elevadísima mortalidad y otros gravísimos
problemas… tenía una visión de la vida muy alejada de la que tiene el hombre
actual. Aquellos condicionantes fructificaron, por ejemplo, en la creación de
verdaderas joyas músico-religiosas, como pueden ser las tradicionales misas
populares cantadas que, según su área de
dispersión, las fechas en que se ejecutaban o las composiciones que se
cantaban, podían denominarse misas
pastorelas, misas de inocentes, misas de aguinaldo, misas de gozos…o misas de ánimas, como es el caso de
ésta de Pozo Iglesias a la que tenemos la suerte de asistir a su recuperación.
Contexto
histórico
Naturalmente, las misas cantadas populares no surgen
de la noche a la mañana de manera espontánea. Detrás de ellas hay una
considerable base histórica en la que se amalgaman los elementos ya citados
como determinantes. Sin duda alguna, las misas populares no hubiesen llegado a
ser tales de no haber tenido una estructura sobre que edificarse, como eran -y
lo siguen siendo aún- las distintas hermandades religiosas que proliferaron desde
finales de la Edad Media y llegaron con considerable pujanza hasta los siglos
XVII y XVIII. Con la celebración del
Concilio de Trento (1545-1563), las teorías luteranas son rebatidas en
prácticamente la totalidad de Europa y más concretamente en los países
meridionales como es el caso de España. Para evitar la tentación protestante,
la jerarquía católica determina una “hoja de ruta” -como se diría hoy- para uso
de los fieles, como puede ser la multiplicación de las hermandades y la
potenciación de manifestaciones externas -caso de las procesiones-, que
responden a una decidida atención a la expresión de todos los cultos y
rituales. Es muy elocuente este párrafo tridentino referido a las ceremonias
católicas:
«Dado que la naturaleza del hombre es tal que no puede fácilmente, sin
ayuda exterior, elevarse a la meditación de las cosas divinas, la Iglesia… ha
establecido… ceremonias como las bendiciones, las luces, la incensación, los
adornos y otras diversas cosas semejantes… que tienen por objeto realzar la majestad
del gran sacrificio de la misa y estimular los espíritus de los fieles con
estos signos visibles de piedad y de religión…»
Plaza Mayor, de Galera |
Esta idea de hacer más
«visible» el mensaje cristiano, católico, tal vez respondiese a la urgente
necesidad que se daba en algunas zonas del recién reconquistado territorio
nacional donde permanecía un considerable número de moriscos, como puede ser el
Reino de Granada. La evangelización de este territorio se presentaba difícil y
había que jugar con elementos asumidos previamente por los cristianos nuevos.
Como ejemplo de ello, baste el testimonio de Francisco Núñez Muley, influyente
personaje morisco bautizado como cientos de miles de ellos. Éste pretendía
evitar la expulsión de sus hermanos señalando en un famoso documento la armonía
que existía entre los unos y los otros. En
él refiere la consideración que tenía con los recién convertidos el
primer arzobispo de Granada, fray Hernando de Talavera, con estas palabras:
«Holgaba (el arzobispo) que acompañasen al Santísimo Sacramento en las procesiones del día del
Corpus Christi y de otras solemnidades, donde concurrían todos los pueblos a
porfía unos de otros, cual mejor zambra sacaba, y en la Alpujarra, andando en
la visita, cuando decía misa cantada, en lugar de órganos, que no los había, respondían las zambras y le
acompañaban en su posada a la iglesia. Acuérdome que cuando en la misa se
volvía al pueblo, en lugar de “Dominusvobisqum”, decía en arábigo “Y baraficum”, y luego respondía la zambra».
¿No puede ser éste un directo antecedente de lo que son las
misas cantadas populares que nos han llegado mejor o peor conservadas? ¿No se trata, en ambas situaciones, de
acceder de manera más efectiva al sentimiento religioso, y su posterior conversión,
de los asistentes a la ceremonia utilizando sus propias formas musicales?
Volviendo al primer párrafo de este artículo, nos congratulamos de lo que vimos
la noche del día 15 de este mes de diciembre de 2024, cuando el coro de la
iglesia parroquial de Galera se juntaron 21 músicos, acompañados de un nutrido
coro de cantantes, para iniciar una año más la Misa de los Gozos de Galera que,
tal vez desde hace más de cuatro siglos, resuena bajo el artesonado que «tiene
la culpa» de que este templo tenga el merecido título de Bien de Interés Cultural
(BIC) desde 1983.
Jesús Mª García Rodríguez.
Miembro del Centro de Estudios «Pedro Suárez”, de Guadix.
Cronista Oficial de la Villa de Galera
Yogui Monge. Muy lindas, me hacen recordar mi niñez cuando subía al coro con mi Padre y mi abuelo que eran de la hermandad, a veces me daba mucha pena cuando veía como en la puerta de la Iglesia algunos hermanos pedían el aguinaldo con un platillo y con tanto frío. Que no se pierda ésta tradición tan entran̈able. Gracias
ResponderEliminarLeandro. Impresiona subir al coro y oír las misas de los gozos o de ánimas, con letras que vienen de siglos atrás. En muchos pueblos se ha perdido esta tradición, pero en galera sigue muy viva