La cosa no era para menos, pues el descubridor de
Atapuerca, Emiliano Aguirre, había escrito esta famosa carta, el pasado mes de
diciembre, al paleontólogo Feijoo: “El hallazgo de LP-511 y su estudio merecen
ciertamente celebrarse, y te ruego que transmitas a Gibert mi cordial
felicitación por esta palpable evidencia que consagra su interpretación, la
necesitaba de veras”. En el verano del 2006, un equipo de antropólogos encontró
en la provincia de Tarragona el esqueleto casi completo de una niña de cinco
años, que data de la época romana. En el cráneo se aprecia una cresta muy
parecida a la que tiene el ‘Hombre de Orce’. Los estudios del profesor Gary
Scott, del Berkeley G. Center –que acompañó a Gibert en la conferencia, junto a
su hijo–, indican que la antigüedad del yacimiento de Venta Micena es de 1,3
millones de años, mientras que el de Atapuerca sólo es de 0,75 millones, y el
de Ceprano (Italia) es de 0,8. Y por otro lado, la comunidad científica
internacional reconoce que éste es el primer homínido descubierto en Europa
Occidental.
Lo verdaderamente lamentable de la conferencia de
Gibert, es que allí no había ninguna autoridad de Orce para celebrar el
acontecimiento, o siquiera para acompañarlo, después de tantas penurias. Recordemos
que fue el alcalde de Orce el que ‘quitó’ el nombre de José Gibert al Museo de
Orce y, al mismo tiempo, nombró a Isidro Toro director del mismo, pero las
palabras que ahora le dedica con ocasión de su muerte parecen de cumplimiento:
“José Gibert es un personaje en la historia de este pueblo. Situó a Orce en el
mapa…”. Fue el mismo Isidro Toro quien inició un expediente sancionador contra
el paleontólogo catalán, que se quejaba de esta manera, en marzo pasado: “De
manera que no es de extrañar que en su informe afirme que he destruido el
yacimiento con maquinaria pesada entre otras ridículas acusaciones. Lo que
supuso una multa de 480.000 euros, más tarde rebajada a 60.102…”.Y en el 2004,
decía estas elocuentes palabras: “Unos descubren los huesos y otros se quieren
llevar la molla”.
En julio de 2004, con motivo de la inauguración de la
sala de exposiciones de Orce, por parte de José Saramago, Gibert aprovechó la
ocasión para poner el grito en el cielo porque la Junta le había negado el
permiso para excavar: “Me quieren echar de este pueblo. Me han puesto
seguimiento de la Guardia Civil para asegurarse de que no excavo”. En el Paseo
de los Caños hay un monumento, con una bonita frase de Saramago, pero uno se
pregunta: ¿Qué ha hecho el Nobel portugués por Orce? Nada, como no sea darse un
paseo por allí. En cambio, fue Gibert quien descubrió a Orce, pero fueron otros
los que se llevaron la gloria y los aplausos. Su vida me recuerda mucho a la de
Cristóbal Colón de manera que, como el genovés, el Museo Antropológico de Orce
ni siquiera lleva el nombre de su descubridor. A mí me hubiera gustado ver su
tumba en el recogido cementerio de Orce, que visité hará poco más de un mes, para
recordar a mis abuelos maternos. Pero, él ha querido que sus cenizas sean
esparcidas en Venta Micena, allí junto al misterioso ‘Hombre de Orce’, que no
acaba de dar la cara, y donde inició su tortuosa singladura por el Lago del
Altiplano.
Y termino con estas frases que escribió el catalán Josep Canals, con motivo del ‘Primer Congreso Internacional de Paleontología Humana’, que se celebró en Orce, en 1995: “Cuando Tomás Serrano fue a Granada y a Madrid a contar que las piedras de su cueva del Canalizo Ancho se le asemejaban huesos –así lo dijo textualmente–, todos le tomaron por loco. Los tenidos por científicos también. El ‘otro hombre de Orce (Tomás fue calificado así en un artículo publicado en El País) debió esperar a encontrarse con el paleontólogo catalán José Gibert, en el 1976, para que alguien le hiciera caso”. Éste fue su mérito, mientras que su familia nos recuerda en la esquela que “ha muerto luchando valientemente y firme en sus convicciones”. Con Gibert, Orce ha entrado en la Historia y entre todos le debemos un homenaje.
Publicado en La Opinión de Granada, el 10 de octubre de 2007
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ResponderEliminarLeandro. Me enteré del homenaje y me acordé de este artículo olvidado. He disfrutado leyéndolo, pero demuestra los métodos de la Junta y el diferente rasero que empleó con la exposición de Matisse (un pintor francés) y con la excavación de Orce y el paleontólogo Gibert. Cuando salió publicado el artículo en La Opinión, fue criticado por un personaje de Granada y, unos días después, fue defendido por un conocido poeta de la izquierda
Remedios Murillo Cubillas. Enhorabuena, la justicia se abre camino y lo triste es que el arqueólogo no pueda verlo. Fue una injusticia, " un crimen" y todo por políticas mezquinas y sectarias.
Leandro. Gracias porque siempre estás al pie del cañón. La multa, la marginación y la campaña de intoxicación... pienso que todo esto le costó la salud a Gibert.
Remedios. Gracias a ti. No te quepa la menor duda de que el sufrimiento mata
Dolores García Baca. Mi enhorabuena
Leandro. Tenía que estar con el débil.
De Orce Granada España. 11 comentarios, 17 veces compartido, 65 me gusta
Demiuro José María. Lo comparto
MLuz Martínez Soriano. Los grandes hombres, siempre son ninguneados y es una pena, sin ellos estamos llamados al ostracismo. Está bien que personas como tú, Leandro, nos lo recuerdes. Muchas gracias!!!
Leandro. Ahora se acuerdan del homenaje, creo que se merece algo más.
Copio parte de lo que el historiador Miguel Ángel Rivas Hernández me envía por correo electrónico. “Eso de prestigiar a unos yacimientos y desmerecer otros solo es propio de nuestro país y de sus celos y envidias, que también las hay. Orce debería de recuperar la figura de José Gibert y otorgarle el mérito que se merece y a que tiene derecho”.
Yo le contesto. “Cuando estaba de alcalde en Granada, Torres Hurtado, un ex jefe de servicio de la junta denunció en un periódico que, todos los proyectos que venían de Granada, eran rechazados en Sevilla, pero le echaban la culpa al alcalde. Con José Gibert pasó lo mismo, por lo que el Ayuntamiento de Orce debería de reparar el daño, en vez de quedarse en el simple homenaje”.
Mónica Esteve. Qué bonito recuerdo! Yo era una niña, veraneaba con mi abuela Petra la Colorá, en casa de Encarna la Zoroña, mi hermana MCarmen estaba en esa primera expedición…. Cada mañana les preparábamos un tentempié para que llevaran esa mejor jornada! Orgullosa de tener raíces de Orce, pueblo que adoro y de ser de Sabadell. Gracias por este bonito homenaje.
Leandro. Gracias a ti.
Leandro. Os corresponde a los orcerinos pedir que se haga justicia con Gibert, yo solo poco puedo hacer como no sea ganarme unos cuantos enemigos.
María Isabel Fernández Marín. Un gráfico
De Orce, se mira. 14 comentarios y a 16 les gusta.
EliminarAntoniacasanova Haba. Q no os quepa la más mínima duda. Y Pepa se enamoró de los colores de su cielo, amaneceres y atardeceres q tan bien supo imprimir en sus lienzos… Gracias por compartir el artículo q tantas verdades dice… El poder corrompe y por el ansia de tenerlo ocurren hechos tan desagradables como el que ha pasado con Josep Gibert. Es una gran pena q, ahora q ya no está, intenten reconocer algo de su gran labor y su profundo amor por Orce. Josep al igual q Pepa y sus hijos Lluis, Pantxu y Blanca se merecen el más profundo respeto y cariño de todo Orce… Y otra cosa, los orcerinos q tan orgullosos se sienten de serlo, cosa q admiro y comparto, tendrían q sentirse enormemente orgullosos q una familia de otra comunidad también amara y se sintiera orgullosa de Orce y sus gentes.
Encarna Masegosa Vázquez. Un matrimonio entrañable. Merecido homenaje.
Leandro. Con Gibert, Orce fue conocido en el mundo y esto parece que cuesta trabajo reconocerlo. Y encima fue denunciado, ninguneado, silenciado, expulsado..., es lo que intento explicar en mi artículo. Veo que coincidimos.
Antoniacasanova Haba. No soy orcerina de nacimiento, pero mi padre si y me siento muy orgullosa de ello. Tenemos q coincidir en muchas cosas, nuestros abuelos eran hermanos.
Leandro. Mi madre se pasaba por Orce, cuando yo tenía unos ocho años, luego dejó de ir, pero quedan los recuerdos. Yo defendí a Gibert porque aquello era una injusticia a todas luces, mientras otros miraban hacia otro lado. Un abrazo.