Al fondo, Los Olivos, Castilléjar y la Sagra |
Es un paisaje africano con alma de emigrante, que ha sufrido como ninguna otra comarca los zarpazos de la despoblación, pero que lucha también como ninguna otra por su supervivencia y ve en el turismo rural el motor que necesita para subirse al tren del futuro
Calle de Galera |
La Puebla de Don Fadrique aparece
envuelta entre altivas sierras, con sabor a nieve y almendras; y tras el
monte, la Sagra nos descubre su blanco pecho. Pero si uno quiere conocer el
Altiplano, no le queda más remedio que escalar
la Sierra Sagrada, como hice yo en el 2003. Tenía nieve en la cima y, a
unos 100 metros de nosotros, pastaba un rebaño de cabras montesas. Desde aquí, el mundo parece más pequeño: Sierras
de Cazorla, de Periate, de María, el Cerro de Jabalcón, Sierra Nevada...
Conforme se baja de Huéscar, las cuevas
de Galera se dibujan a lo lejos, desparramándose por la ladera del cerro.
Hay que darse una vuelta por el barrio alto de las cuevas, o asistir a la multitudinaria procesión del
Cristo de la Expiración, en la Feria de Agosto. Al fondo del barranco se levanta la Alcazaba de las Siete Torres, de
Orce, que lo protegen de los malos vientos. Y cuando aprieta la calor, se puede uno refugiar en el paraje de
Fuencaliente –junto a los cerezos– y tomar un baño acompañado de barbos, a
una temperatura de 21 grados centígrados. Huéscar,
con sus casas alineadas, se alza orgullosa sobre la llanura, en medio de campos
amarillos y verdes. A unos kilómetros queda la bella estampa del pantano de
San Clemente, rociando la madrugada. Pero
si algo destaca de Huéscar es su devoción por los pasos de Semana Santa: la Ciudad
de la Música vibra al son de las cornetas y tambores.
Al doblar el recodo de la carretera,
Castilléjar aparece de pronto, como encaramado en el cerro y con sus casas
escalonadas recortándose en el
horizonte. Y en la parte baja,
verdean los campos de la vega que bañan sus ríos. Siempre recordaré la luna llena de agosto surgiendo por detrás de los
blanquecinos cerros, elevándose majestuosamente sobre el cálido azul
cielo del atardecer. ¡Luna del atardecer! Es una escena irrepetible que tengo
grabada desde la niñez. ¡Qué grande se me antojaba entonces la blanca luna de
agosto! Para quienes buscan paisajes insólitos –un mar de barrancos, semejando el
oleaje– y tranquilidad, nada mejor que el Lago Artificial que se recorta sobre
la loma. En cambio, si buscan emociones en el Altiplano, pasen una noche a tutiplén en el palacio de los Segura de Orce,
conocido también como Casa de los Duendes.
El antiguo gobernador, a pesar de ser un fantasma aburrido y con insomnio,
tratará de llamar la atención del viajero. Allí se ven cosas raras y, en el
silencio de la madrugada, el palacete tiene unos extraños crujidos de fondo...
Para estos casos de resonancias, los expertos aconsejan que lo mejor es no
darse por enterado. ¡O nos ha fastidiado!
Cuenta la leyenda que, al principio de la creación, las Alpujarras se quedaron con las cumbres
de las grandes montañas y con la nieve. Mientras que en el ignoto Altiplano había un inmenso lago que con el
tiempo se secó. Entonces, a los primeros europeos se les ocurrió plantar almendros que, en la primavera echan allozas de
escarcha, y luego sembraron tomates dulces y pimientos ‘coloraos’... Con
todo, ese aislamiento secular debido a las malas comunicaciones, ha hecho posible que se conserven las señas
de identidad cultural del Altiplano. Y esta riqueza se refleja en una
variada gastronomía –cuscús, andrajos,
gurullos, ajo de almirez, ajo de aserradores, gachas, migas de pastor–; en
los bailes y en las fiestas –la romería
de las Santas congrega a miles de huesquerinos y poblatos–. También en el acento
castellano y en los localismos –comparación,
¡qué giro!, ‘cucha’ que te diga–; en la forma de ser, en la ironía...
-Yo he ‘trabajao’ como un burro
y, sacos de esos de dos fanegas de trigo, he ‘tenío’ que cargarlos a las
bestias. Uno se ha ‘precisao muncho’, en cosas de esfuerzos... Pero ya te digo
que hoy, para el que tenga un par de bestias, el campo no se costea. Porque,
‘amos’ a que el año venga malo; pues si tienes ‘ganao’, lo poco que te queda se
lo come el ‘ganao’. Y quien dice ‘ganao’, dice vacos, yeguas, burros o lo que
sea... Ahora bien, si tú tienes un pan que es para ti solo, cortas por una
orilla y el pan está ahí. Pero, comparación, si haces siete partes, el pan
cuando te das cuenta ya se ha ‘perdío’. Y esto mismamente es así. ¿Lián? Al
Lián lo he visto dos mañanas ‘p’allá’. Ayer o antier me lo encontré: ‘¡Leche!,
¿ande vas tan temprano?’, porque eran las siete de la mañana. Y me dice, ‘que
voy, que tengo que subir a la cueva a echarle a los animales’. Ahora está
‘changao’ y, cuando se operó del porrón aquel que tenía, ¡pero que tenía un
porrón así!, va y me dice: ‘¡Mira, Juan; si esto no es ‘ná’! Me se infla ¿pero
ves? Ya se ha perdío’. Se pillaba así la tripa y me daba un miedo ver cómo se
apretaba. Y eso se ve que se le puso grande y se le salieron... ¡Cojoncios, que
se le salieron las tripas!
Posdata: publicado en Ideal el 28 de febrero de 2003, Día de Andalucía. Copio estos apuntes, de cuando escribí el artículo:
Imagínate esta región de aquí a diez años, con esa pérdida alarmante de
población: la herida me supura, pues desde entonces hemos perdido todas las
batallas..., como el coronel Aureliano Buendía.
Antonio V. Pinteño Avellán me envió este comentario a mi correo electrónico, el 28 de febrero: “Mucho se ha hablado de la España vaciada , y cuando se evoca este termino, la gente piensa en campos de la Castilla rural, de parajes de Soria o Teruel, o incluso cambiando el árido por lo verde de la Galicia profunda. Pero no hay que irse muy lejos , la gente que como yo nacimos en Castilléjar, de mi generación, a penas queda nadie. La gente emigra por que la zona no es propensa a que se formen raíces. Malas comunicaciones , a pesar de haber un proyecto de autovía que uniría Caravaca con Cullar , escasos o nulos proyectos empresariales , que no fomentan el auge de la economía agravados por pocos incentivos económicos o fiscales que atraigan la inversión en la zona. Por otro lado esta la falta de coordinación y de interés en crear una red de servicios entre todos los pueblos de la zona que fomente la infraestructura para coordinar servicios y atraer a la gente. Vivimos en unos pequeños “Reinos de Taifas” en los cuales se duplican servicios y se fomenta la competición frente a la colaboración. Y todo esto , dirás , a que viene, viene a tu entrada última de tu blog y también a esta noticia del ideal.
ResponderEliminarhttps://baza.ideal.es/baza/indignacion-castillejar-galera-20220217183130-nt.html Existe poco interés en mantener estos pueblos, y están abandonados a su suerte”.
Le pedí que me enviara este comentario a mi blog, pero como no lo ha hecho, le contesto. Copio este párrafo del artículo de mi blog, ‘El tren de Guadix a Baza’, de 15 de septiembre de 2015: “Con el tren se llevaron las últimas esperanzas de estas tierras deprimidas, pues decían que la línea no era rentable. Claro, aquí lo único rentable de toda la vida han sido la emigración y el oficio de limpiabotas. El cierre de la línea significaba condenar al atraso económico a las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar y, de paso, acabaron con el cultivo de la remolacha y dejaron sin salida a los productos de la zona. ¡Lo de siempre!”. El agua del Negratín también se la llevan a Córdoba, Sevilla y a la comarca del Almanzora y la A-92 no pasa ni siquiera por la comarca de Huéscar, y tampoco van a hacer la autovía de Caravaca a Cúllar. Sólo queda el turismo rural o hacer las maletas, mientras se van despoblando de forma alarmante las comarcas del Altiplano. Los cortes de luz en Castilléjar y Galera ignoro a qué se deben.