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Se ha muerto y está
muriendo toda una generación, la de nuestros
padres, a causa del coronavirus, en la clandestinidad de las residencias
privadas y de las UCIS de los hospitales. Al trabajo y esfuerzo de esta
generación le debemos el Estado del
Bienestar que disfrutamos hoy, por lo que siempre tendremos una deuda
pendiente con los 11.500 fallecidos en
las residencias ancianos. No me creo que solo haya habido 61 fallecidos en la provincia de Granada. Con más de 18.000 muertos, este Gobierno de
mediocres todavía no se ha enterado de que España
está de luto, mientras que en los medios subvencionados y afines (Mediaset, Mediapro y Atresmedia) las
noticias son edulcoradas, con enfermos que se salvan en los hospitales, en
medio de aplausos de los sanitarios y abrazos de las familias, o entrevistas a
gente de la calle que te cuenta lo que va a hacer cuando termine la cuarentena.
Pero nada de imágenes de velatorios o entierros, eso está censurado, no vaya a que el personal se desanime. Eso sí, por
los medios oficiales y paniaguados estamos bien enterados de lo que ocurre con
la pandemia en el extranjero, con videos de fosas comunes o de cómo salían los
camiones repletos de ataúdes de la ciudad italiana de Bérgamo, porque ya no cogían en el cementerio, cuando en Madrid hay tres morgues y centenares de
fallecidos al día. Somos el país del mundo con más fallecidos por millón de
habitantes y con más médicos y sanitarios contagiados (24.000, creo), por la negligencia y la falta de previsión del
Gobierno. No había mascarillas, ni equipos de protección, avisaron varias veces
de la OMS para que compraran
material sanitario y Salvador Illa
contestó que estábamos equipados.
España está para darle el pésame y para que doblen las
campanas,
y no para celebraciones de cumpleaños en las calles, a chicos y grandes, con
sonido de sirenas, porque esta no es la función de la Policía. El día catorce de
abril pusieron 10.500 sanciones
en España (6.000 granadinos multados
en marzo): con el mazo dando y con la sirena felicitando. Encima del desastre
sanitario, económico y social, nos quieren narcotizar. Estamos confinados y
tratando de sobrevivir a la pandemia, en la ciudad de Granada y en el Área Metropolitana se han producido nueve de cada diez fallecidos en la
provincia y, lo que es peor, la zona se ha convertido en el principal foco de contagiados de Andalucía,
aunque los andaluces estamos lejos de las cifras de Madrid y de Barcelona. En Portugal, el país vecino, cuando
llegaron los primeros contagiados de España, el Gobierno decretó el estado de
sitio y luego el de excepción, con el confinamiento de la población, el cierre
de fronteras y la paralización de la economía. Hoy solo tiene quinientos
fallecidos, unos trescientos menos que Andalucía. Esta es la diferencia con
España, allí se arremangaron las mangas.
El 10 de marzo, yo escribía esto en mi
portada de Facebook y se puede
comprobar: “Este fin de semana se celebraron los partidos de la Liga, con miles
de espectadores, los italianos están viniendo a España procedentes de zonas
infectadas de Italia, pero no se hace ningún control en los aeropuertos, y las
Fallas de Valencia se van a celebrar porque vivimos en el País de las
Maravillas. En todo este tiempo, el Gobierno ha estado de brazos cruzados
viendo cómo se extendía el contagio”. Y El
Mundo advertía al Gobierno en su
editorial: “La negligencia sale muy cara”.
Unos días más tarde, escribo: “Hoy, 19
de marzo, es el Día del Padre,
pero ahí tenemos a los padres olvidados de todos en las residencias, muchas de
ellas convertidas en focos de infección y en morgues. La epidemia del
coronavirus no tiene misericordia y, como en las guerras, mueren los más
débiles, no ha habido medios ni mascarillas para ellos, olvidados en la soledad
de su habitación, ni siquiera para los sanitarios (…). De las ocho muertes en
Granada, cuatro se han producido en una residencia de ancianos de La Zubia. Tengamos un recuerdo para
nuestros mayores, para los que están enfermos y para los que exponen su salud a
diario. Comparto una crónica de El País
con este titular: “No querían que viera los cadáveres en las bolsas color
crema”. Le llamarían la atención al diario oficial y ya dejó de publicar
imágenes de las muertes, aunque sí publicó un video de una fosa común en el
Estado de Nueva York.
Cementerio de Granada, 2011 |
El 7 de abril escribí esto: “Hoy viene en
la prensa que, en una residencia de San Juan de Aznalfarache (Sevilla), han fallecido por coronavirus 24 ancianos
y 78 están contagiados. Según las
estadísticas, hay unos 8.000 jubilados
menos y esto es a consecuencia de la epidemia. Se ocultan sus muertes y se
falsean los datos. A los ancianos de las residencias no se les han
practicado los test, porque no había, y cuando los llevaban al hospital, los
sedaban porque las órdenes son que los respiradores se utilicen para los
jóvenes. Esto es, mueren solos y olvidados en las residencias donde a veces no
acuden los sanitarios o les dicen que no los lleven al hospital porque no hay
sitio para ellos. Lo que ocurre en
Castilla-La Mancha se puede aplicar a toda España. Descansen en paz”. El
editorial de El Mundo era bastante
elocuente: “Los enterramientos por coronavirus en Castilla-La Mancha casi
triplican los datos oficiales”, según denunció el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma. Hasta que
se decretó el Estado de Excepción,
el 14 de marzo, yo me levantaba cada
mañana con la esperanza de oír que el Gobierno iba a tomar medidas pero, cada
vez que mencionaba el portavoz Fernando
Simón las medidas de contención o
que aconsejaba a su hijo que fuera a la manifestación, me entraba fiebre. En
ningún medio se decía nada y me costaba trabajo creerlo.
Pero, ¿es que nadie
se da cuenta de lo que está pasando y del peligro que corremos? Y es que el
Gobierno había echado ya el bozal a los medios y nadie quería tirar de la manta,
mientras que los bares y las terrazas estaban llenos y los italianos llegaban a
centenares a los aeropuertos españoles. Hasta que empezaron a salir en los
medios las cifras de los fallecidos y de
los contagiados. Ayer, 14 de abril,
en las noticias de la noche, de Antena3,
decían que se habían repartido mascarillas en las estaciones del Metro de Madrid, pero no dijeron que
solo se repartieron en el 20% de las
estaciones. Fernando Simón también
dijo que en cifras de letalidad (los
curados entre los contagiados) estamos como en los países de Europa, mientras
que el impresentable ministro Salvador
Illa nos anuncia que se ha doblado la curva (de la felicidad, digo yo). En
vez de pedir perdón y de reconocer los errores, nos siguen mintiendo.
Malos tiempos
aquellos cuando una sociedad tiene que reivindicar a sus muertos. Pero, cuando
la epidemia pase, tendremos que honrar la
memoria de la generación perdida, la
de nuestros padres, y pedirles perdón
Mientras nuestro desGobierno siga teniendo sus barrigas agradecidas, no les faltarán los aplausos efímeros, de esos que si no han sentido siquiera la muerte de sus ancestros, porque también los habrán tenido, qué puedes esperar.
ResponderEliminarEstos tipos de la Memoria Histórica van a ser recordados siempre como los enterradores de toda una generación, mientras que a los que sobrevivamos nos van a desollar con los impuestos
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