miércoles, 15 de abril de 2020

LA GENERACIÓN PERDIDA








Semana.com






Se ha muerto y está muriendo toda una generación, la de nuestros padres, a causa del coronavirus, en la clandestinidad de las residencias privadas y de las UCIS de los hospitales. Al trabajo y esfuerzo de esta generación le debemos el Estado del Bienestar que disfrutamos hoy, por lo que siempre tendremos una deuda pendiente con los 11.500 fallecidos en las residencias ancianos. No me creo que solo haya habido 61 fallecidos en la provincia de Granada. Con más de 18.000 muertos, este Gobierno de mediocres todavía no se ha enterado de que España está de luto, mientras que en los medios subvencionados y afines (Mediaset, Mediapro y Atresmedia) las noticias son edulcoradas, con enfermos que se salvan en los hospitales, en medio de aplausos de los sanitarios y abrazos de las familias, o entrevistas a gente de la calle que te cuenta lo que va a hacer cuando termine la cuarentena. Pero nada de imágenes de velatorios o entierros, eso está censurado, no vaya a que el personal se desanime. Eso sí, por los medios oficiales y paniaguados estamos bien enterados de lo que ocurre con la pandemia en el extranjero, con videos de fosas comunes o de cómo salían los camiones repletos de ataúdes de la ciudad italiana de Bérgamo, porque ya no cogían en el cementerio, cuando en Madrid hay tres morgues y centenares de fallecidos al día. Somos el país del mundo con más fallecidos por millón de habitantes y con más médicos y sanitarios contagiados (24.000, creo), por la negligencia y la falta de previsión del Gobierno. No había mascarillas, ni equipos de protección, avisaron varias veces de la OMS para que compraran material sanitario y Salvador Illa contestó que estábamos equipados.

España está para darle el pésame y para que doblen las campanas, y no para celebraciones de cumpleaños en las calles, a chicos y grandes, con sonido de sirenas, porque esta no es la función de la Policía. El día catorce de abril pusieron 10.500 sanciones en España (6.000 granadinos multados en marzo): con el mazo dando y con la sirena felicitando. Encima del desastre sanitario, económico y social, nos quieren narcotizar. Estamos confinados y tratando de sobrevivir a la pandemia, en la ciudad de Granada y en el Área Metropolitana se han producido nueve de cada diez fallecidos en la provincia y, lo que es peor, la zona se ha convertido en el principal foco de contagiados de Andalucía, aunque los andaluces estamos lejos de las cifras de Madrid y de Barcelona. En Portugal, el país vecino, cuando llegaron los primeros contagiados de España, el Gobierno decretó el estado de sitio y luego el de excepción, con el confinamiento de la población, el cierre de fronteras y la paralización de la economía. Hoy solo tiene quinientos fallecidos, unos trescientos menos que Andalucía. Esta es la diferencia con España, allí se arremangaron las mangas.

El 10 de marzo, yo escribía esto en mi portada de Facebook y se puede comprobar: “Este fin de semana se celebraron los partidos de la Liga, con miles de espectadores, los italianos están viniendo a España procedentes de zonas infectadas de Italia, pero no se hace ningún control en los aeropuertos, y las Fallas de Valencia se van a celebrar porque vivimos en el País de las Maravillas. En todo este tiempo, el Gobierno ha estado de brazos cruzados viendo cómo se extendía el contagio”. Y El Mundo advertía al Gobierno en su editorial: “La negligencia sale muy cara”. Unos días más tarde, escribo: “Hoy, 19 de marzo, es el Día del Padre, pero ahí tenemos a los padres olvidados de todos en las residencias, muchas de ellas convertidas en focos de infección y en morgues. La epidemia del coronavirus no tiene misericordia y, como en las guerras, mueren los más débiles, no ha habido medios ni mascarillas para ellos, olvidados en la soledad de su habitación, ni siquiera para los sanitarios (…). De las ocho muertes en Granada, cuatro se han producido en una residencia de ancianos de La Zubia. Tengamos un recuerdo para nuestros mayores, para los que están enfermos y para los que exponen su salud a diario. Comparto una crónica de El País con este titular: “No querían que viera los cadáveres en las bolsas color crema”. Le llamarían la atención al diario oficial y ya dejó de publicar imágenes de las muertes, aunque sí publicó un video de una fosa común en el Estado de Nueva York.


Cementerio de Granada, 2011





El 7 de abril escribí esto: “Hoy viene en la prensa que, en una residencia de San Juan de Aznalfarache (Sevilla), han fallecido por coronavirus 24 ancianos y 78 están contagiados. Según las estadísticas, hay unos 8.000 jubilados menos y esto es a consecuencia de la epidemia. Se ocultan sus muertes y se falsean los datos. A los ancianos de las residencias no se les han practicado los test, porque no había, y cuando los llevaban al hospital, los sedaban porque las órdenes son que los respiradores se utilicen para los jóvenes. Esto es, mueren solos y olvidados en las residencias donde a veces no acuden los sanitarios o les dicen que no los lleven al hospital porque no hay sitio para ellos. Lo que ocurre en Castilla-La Mancha se puede aplicar a toda España. Descansen en paz”. El editorial de El Mundo era bastante elocuente: “Los enterramientos por coronavirus en Castilla-La Mancha casi triplican los datos oficiales”, según denunció el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma. Hasta que se decretó el Estado de Excepción, el  14 de marzo, yo me levantaba cada mañana con la esperanza de oír que el Gobierno iba a tomar medidas pero, cada vez que mencionaba el portavoz Fernando Simón las medidas de contención o que aconsejaba a su hijo que fuera a la manifestación, me entraba fiebre. En ningún medio se decía nada y me costaba trabajo creerlo.

Pero, ¿es que nadie se da cuenta de lo que está pasando y del peligro que corremos? Y es que el Gobierno había echado ya el bozal a los medios y nadie quería tirar de la manta, mientras que los bares y las terrazas estaban llenos y los italianos llegaban a centenares a los aeropuertos españoles. Hasta que empezaron a salir en los medios las cifras de los fallecidos y de los contagiados. Ayer, 14 de abril, en las noticias de la noche, de Antena3, decían que se habían repartido mascarillas en las estaciones del Metro de Madrid, pero no dijeron que solo se repartieron en el 20% de las estaciones. Fernando Simón también dijo que en cifras de letalidad (los curados entre los contagiados) estamos como en los países de Europa, mientras que el impresentable ministro Salvador Illa nos anuncia que se ha doblado la curva (de la felicidad, digo yo). En vez de pedir perdón y de reconocer los errores, nos siguen mintiendo.

Malos tiempos aquellos cuando una sociedad tiene que reivindicar a sus muertos. Pero, cuando la epidemia pase, tendremos que honrar la memoria de la generación perdida, la de nuestros padres, y pedirles perdón



2 comentarios:

  1. Mientras nuestro desGobierno siga teniendo sus barrigas agradecidas, no les faltarán los aplausos efímeros, de esos que si no han sentido siquiera la muerte de sus ancestros, porque también los habrán tenido, qué puedes esperar.

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  2. Estos tipos de la Memoria Histórica van a ser recordados siempre como los enterradores de toda una generación, mientras que a los que sobrevivamos nos van a desollar con los impuestos

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