Dedicado a Nicolás Cárdenas
La mirada nostálgica, a través del filtro del tiempo, ha transformado aquel vetusto tren de vapor –cansino, lento y monótono– en un romántico viaje al pasado. Casi en una aventura. El histórico tren de la línea Guadix-Baza-Almendricos fue inaugurado allá por el año 1895 y, como un bisonte desbocado, cruzaba las provincias de Granada, Almería y Murcia. Pero estaba escrito que no debía durar ni un siglo, pues cerraron la línea el 1 de enero de 1985. A mediados de los 60, yo tenía doce años y recuerdo la estación de Guadix como en una nube de algodón: aquella vieja locomotora resoplaba como un potro, mientras iba soltando chorros de vapor. Luego, el trasiego de la gente que iba y venía, el labriego con su gorra de visera y una maleta a cuadros, aquella mujer vestida de negro y con una cesta en el brazo, el mozo que lleva los paquetes en un carrillo de madera, el tío de las pipas, el factor con su gorra roja, mirando impaciente el reloj... En fin, las prisas, el agobio y una especie de angustia, mezclada con alegría, porque el 22 de diciembre significaba para los estudiantes el comienzo de las vacaciones de Navidad.
Poco después de la señal, el renqueante
‘caballo de hierro’ se deslizaba perezosamente por los raíles, mientras los
pobres se apretujaban en los incómodos bancos de madera, que hacían
interminable el largo viaje. A través de las ventanillas, podíamos contemplar
el árido paisaje de las tierras rojizas de Guadix y las blancuzcas de Baza,
aunque el tren parecía desintegrarse al pasar por el viejo puente de piedra,
sobre el río Gor, y que todavía conserva las traviesas. Mientras tanto, la
locomotora Baldwin trotaba como una jaca alazana, con su penacho de humo al
viento, por las desérticas planicies, con un maquinista y un fogonero, que iba
echando paletadas de carbón. Ahora, el alcalde de Guadix la tiene encerrada en
un hangar, como un cacharro inservible, en vez de montar un tren turístico por
la zona. Aquellas bulliciosas estaciones de entonces, con sus andenes y
vagones, se convirtieron en lugares de paso, en comienzo y fin de trayecto, en
encuentros y desencuentros, en despedidas dolorosas, donde se mezclaban al
mismo tiempo los abrazos y adioses, los lloros y besos, las alegrías y las
penas. Sus andenes podrían contarnos muchas historias anónimas y, entre sus
marquesinas, han quedado prendidos tantos recuerdos como lágrimas derramadas
entre los viejos raíles.
Nicolás Cárdenas se jubiló de
especialista de estación en Guadix, hace 18 años, pero se acuerda muy bien de
aquel fatídico día: “Precisamente, el 31 de diciembre de 1984, fuimos a cerrar
la estación de Baza con la locomotora de vapor y, de paso, nos trajimos el
reloj, los faroles, etc. Pero allí nos encontramos con los manifestantes y con
una impresionante hoguera en la vía general. El caso es que tuvo que intervenir
la Guardia Civil. En Baúl pusieron traviesas ardiendo en la vía y tuvimos que
parar. Y en Hernán Valle, medio centenar de personas ocuparon los raíles. Pero
en Guadix acabó la historia y la línea se cerró”. En esta estación se
anunciaba, con un repique y tres toques de campana, cuando el tren venía por
Gor. Con un toque cuando venía por La Calahorra, y dos si el tren ya asomaba
por Benalúa.
Recuerdo que el tren de Guadix, que
salía a las dos de la tarde, llegaba a Baza a las 4:30: más no se podía pedir.
Y según cuenta Nicolás Cárdenas, había veces que el maquinista tenía que
bajarse y echar arena en las vías, porque la locomotora no podía subir las
cuestas de Gor y de Hernán Valle. “En cuanto a mercancías, venía de todo. De Albox
traían sacos de alpargatas, escobas y cáñamo. Y de otros sitios venían vagones
cargados de esparto. Luego tienes que ‘El Pescadero’ era el tren que venía de
Almería a Baza, con diez o doce cajas de pescado... Y también estaba el tren de
los borrachos...”. Hoy día, la estación de Gor está completamente abandonada,
pues allí solo crecen matorrales. Y no digamos la estación de Gorafe,
reconvertida en un corral de cabras, y que hace tiempo han debido comerse las
vías.
Posdata: este artículo fue publicado en La Opinión de Granada, el 14 de diciembre
de 2005. La línea fue cerrada por el Gobierno de Felipe González, al mismo
tiempo que apostaba por el AVE Sevilla-Madrid. Extraído de mi libro ‘Artículos
del Altiplano y de Granada’.
Lamentable lo ocurrido, cuando se quito el tren seguro que mas de uno se saltaron las lagrimas, pero eso es ley, no se para quien, pero es ley, así nos vemos, mas de uno le combendria, y todavía vive en Baza, seguro, las cosas fueron de esa forma y seguirán siendo, lo que mande la ley, la que ponen ellos, claro, saludos. Leandro
ResponderEliminarA las comarcas de Guadix, Baza y Huéscar las condenaron a la Prehistoria y su única salida es la emigración. Un día me pasé por la Estación de Guadix y, de pura casualidad –pues no lo conocía–, me encontré a Nicolás Cárdenas, que me contó el cierre de la línea. Por él sabemos lo que ocurrió en el último viaje y a él le debo este artículo. Creo que vive todavía y me pasaré a saludarlo
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