“No me creeréis si os digo que, mis últimos artículos en el periódico Ideal los escribí en un rato; y sin embargo, estas cuatro líneas que os voy a leer, me han declarado vilmente la guerra". Recuerdo que nos conocimos una fría mañana de marzo del 2002. Yo tenía mis dudas sobre el ‘Concurso de Artículos Periodísticos’ que, anualmente, convoca el Colegio de Gestores Administrativos de Granada, Jaén y Almería, donde trabaja Enrique Seijas. Pero fue éste, con su habitual sencillez, quien me animó a participar: “Mira, en el primer concurso, el premio se lo dieron a dos desconocidos de Jaén y Almería. Así que ¡anímate, hombre!”, me dijo. Participé, y mi consuelo fue que Enrique me regaló el libro de artículos periodísticos, que editan para la ocasión, mientras me decía: “Te has quedado en puertas con tu artículo del mendigo”. Para el tercer concurso, yo esperaba que ‘Las viejas escuelas’ fuera incluido en el libro; y tenía claro que no podía competir con aquellas firmas consagradas del periodismo. Pero, resulta que una tarde sonó el teléfono: “¡Leandro, que tu artículo ha obtenido el primer premio...! ¿Cómo dices?”, exclamé, sorprendido. Y entonces, todo aquello me pareció un sueño, un dulce sueño, en medio de tanta penuria. A todo esto, tengo que confesar que ni siquiera sabía que el premio estaba dotado económicamente y, con los tres mil euros que me dieron, menos el IVA correspondiente, edité mi primer libro.
El
mismo día que me entregaron el premio en Jaén, dediqué un artículo en Ideal al
Colegio de Gestores, dándoles las gracias, y este año he formado parte del
jurado. En toda esta historia que les estoy contando, algo ha tenido que ver
Enrique Seijas, y de esta manera, en el trato casi diario, se fue forjando
nuestra amistad. En mi reciente libro ‘Gabia, la memoria perdida’, donde me
hizo la entrevista para el periódico, dedico un artículo a ‘Los manuscritos de
la Hermandad de la Virgen de las Nieves’, donde el hermano mayor, José Manuel
García, nos cuenta los milagros de la Virgen, cómo tuvieron que hacer de
avalistas y otros menesteres para poder restaurar el trono, y un poco de la
historia de la Hermandad.
Al
comienzo del libro, viene una memorable ‘Salve, a la Virgen de las Nieves’ de
Gabia. Se la pedí muchas veces a Enrique y la estuve esperando como agua de
mayo –precisamente yo, que soy poco dado a la religión–. Pero, al final,
aquella espera mereció la pena.
Y el escritor Francisco Gil Craviotto nos recuerda en
el prólogo: “De esta manera, prácticamente, es todo el pueblo de Gabia, con
todos sus vecinos, el que se convierte en indiscutible protagonista de sus
páginas”. Y sin embargo, uno pierde dinero escribiendo un libro sobre las
gentes y costumbres de Gabia, para que lo lean en las escuelas y el día de
mañana nos recuerden nuestros hijos y nietos. Pero tengo que deciros que el
nombre de Gabia ha sonado con orgullo en los periódicos de la provincia,
mientras que algunos gabienses salían retratados en sus páginas. Y por otro
lado, hay quien se gasta alegremente el dinero, de los impuestos que pagamos
todos los gabienses, en autobuses que van vacíos, en banquetes multitudinarios
y en promocionar su foto en los medios de comunicación, a la espera de un
carguillo en la capital. Por eso os digo que, la cultura en este pueblo, anda
corrida y asendereada.
En
fin, no quiero extenderme más, porque Enrique Seijas no necesita mayor
presentación. Sólo indicar que nació en Huelva y reside en Granada desde 1976,
escribe una columna semanal en el periódico Ideal de Granada y otra, en el Ideal
de Jaén, ha presentado estos años la Semana Santa granadina y otros
acontecimientos culturales en Teleideal; y lleva a sus espaldas más de 70
pregones por toda la geografía andaluza. Enrique, que ha hecho de la prudencia
un estilo de vida, es algo así como ‘el pájaro cantor’, del inolvidable tango
de Carlos Gardel. Y entre otras obras, ha publicado el libro de relatos
‘Impulsos’, la novela ‘Costa de la esperanza’, que fue premio ‘Ciudad de
Purchena’, y una selección de pregones, titulada ‘Andalucía de Pasión’.
Recuerdo
que, cuando le pregunté por teléfono, si quería pronunciar el pregón de la
Hermandad de la Virgen de las Nieves de Gabia, noté que se quedó cortado, pues
no se lo esperaba. Precisamente, el día anterior, me había confesado que se iba
a dejar de pregones y de otras cosas; pero ahora era evidente que no podía
disimular su alegría: “¡Sí, diles que sí!”, me dijo Enrique, desde las resecas
y queridas tierras del Santo Reino de Jaén. Finalmente, quiero daros las
gracias a vosotros, los hermanos, por la excelente y callada labor que estáis
haciendo en favor de este pueblo, y mi agradecimiento también a todos los
gabirros de buena voluntad. Y ya os dejo en manos de este veterano pregonero.
Muchas gracias”.
Posdata:
El 5 de agosto de 2004, en la iglesia de la Encarnación de Las Gabias, presenté
al periodista Enrique Seijas, que dio el pregón de la ‘Hermandad de la Virgen
de las Nieves’ de Gabia. Este escrito lo he encontrado estos días de casualidad
en un disquete, lo he dejado tal y como estaba y he querido tener un recuerdo
para Enrique, que falleció de un infarto, en julio de 2012.
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