lunes, 20 de mayo de 2013

X ENCUENTRO DE ESCRITORES DEL ALTIPLANO, 2013







Como algunos recordaréis, en el 2002 y 2003 asistí al I y II Encuentro de Escritores del Altiplano, pertenezco a la Asociación de Escritores del Altiplano Granadino y el  próximo 18 de octubre va a hacer diez años que presenté en Castilléjar mi novela, ‘Diálogos en la tierra de los ríos’. Lo presenté precisamente en el Colegio ‘Los Ríos’, el aula se llenó de gente y, tengo que decirlo, fueron las mujeres del pueblo las que se volcaron y compraron el libro. Yo venía medio asustado, pues me había gastado 2.750 euros (unas 457.500 pesetas) de mi bolsillo en 500 ejemplares y daba el dinero por perdido. Pero en tres meses vendí 400 libros a 10 euros, sobre todo en Castilléjar, la comarca de Huéscar y en la provincia, regalé unos cien libros y si hubiera hecho otra edición se hubiera vendido fácilmente. Los emigrantes de Cataluña compraron muchos libros, ellos, más que nadie, sienten la nostalgia de su tierra.

Al año siguiente, en 2004, el editor me propuso hacer otra edición, esta vez pagándola entre ambos, pero yo había sacado por mi cuenta otro libro ‘Gabia, la memoria perdida’, y no andaba sobrado de dinero. El caso es que el editor hizo otra edición de ‘Diálogos’ sin mi permiso y la vendía por Internet a 25 euros. Tuve que buscarme un abogado para pararle los pies a este pirata, que vivía a costa del trabajo de los escritores, un personaje bastante influyente en el mundo literario granadino. Más o menos salí en mis paces con el libro, pues tuve que llevarlo a las librerías de los pueblos y luego me encontré con que varios libreros que no me pagaron. Es una aventura editar y vender un libro por tu cuenta. Lo mejor es que te paguen la edición y te desentiendes de todo. Los periódicos de Granada se hicieron eco de ‘Diálogos’, varios columnistas le dedicaron artículos y en Canal Sur salió un reportaje sobre el libro y Castilléjar.

     A comienzos de 2003 me llevaba bien con el alcalde de entonces, le propuse escribir el libro y me dijo que el Ayuntamiento pagaba la edición. Pero unos meses después, no me entendí con la nueva concejal de Cultura y decidí pagarlo yo para no tener que deberle nada a nadie. No obstante, incluí el escrito del alcalde en la presentación del libro, pues me había pagado algunas comidas cuando vine al pueblo para entrevistar a varios vecinos.

Hace unos cinco años, un joven ‘castillejano’ me dijo sobre ‘Diálogos’: “…tiene cosas muy emotivas y recuerdos de la vida de antes y de gente que ya no está”, también me dijo que yo recordaba al pueblo con cariño. Pero uno le había comentado que yo había hablado muy mal del pueblo, en una entrevista que me hicieron en la radio. Me quedé sorprendido y le pregunté por la fecha de la entrevista, en qué emisora de radio y qué es lo que dije mal del pueblo. No supo responderme, pero es evidente que alguien se había dedicado a propagar falsedades, pero si os dais cuenta es una estupidez y no tiene sentido. Nadie se pone a criticar a su pueblo y menos aún en una emisora de radio, porque entonces tú mismo te cierras las puertas y te desacreditas. Y no voy a tirar piedras contra el pueblo de Castilléjar al que le estoy agradecido.

 En la entrevista que me hicieron en Ideal, el 2 de noviembre de 2003, vienen estos titulares (la entrevista no la pueden falsear, por eso se inventaron el chisme de la radio): “Mi libro es una crónica social, no es reivindicativo. Quiere ser un homenaje a mi pueblo, Castilléjar, y a sus gentes en los años 50 y 60. Mi pueblo se llamaba Castilleja de los Ríos, pero ha perdido el apellido. Pero es también la denuncia social de un lugar castigado por la emigración y el abandono”… Hace unos años, un amigo me confesó en Granada: me ha dicho un paisano tuyo que no se te ocurra ir al pueblo, porque te van a pegar. Me enviaban recados, a través de mis amigos. Poco tiempo después, vine al pueblo y nadie me dijo nada.

  
Momentos antes de que comenzara la Feria de septiembre de 2003, sostuve una breve conversación con el alcalde, en la Plaza Nueva: “En el cementerio viejo están enterrados nuestros antepasados, allí está toda la historia de Castilléjar, no puedes demolerlo”. Se lo dije enojado, pues se comentaba que iban a recalificar los terrenos para construir una residencia de ancianos. Al día siguiente por la tarde, nos encontramos en la calle y el alcalde me dijo: “Lo he pensado mejor, voy a echar una capa de tierra sobre el cementerio y se quedará así”. Pero a consecuencia de mis críticas en ‘Diálogos’ sobre el cementerio viejo y en un artículo en La Opinión Granada (por la forma en que estaba gobernando), el alcalde ordenó verbalmente derribar el patio de la casa de mis padres, sin notificar nada a mi familia, sin informe del arquitecto y sin ninguna justificación. Fue un derribo a todas luces ilegal. Con posterioridad, como mis hermanos no quisieron saber nada de la casa ni de la reparación, hice un escrito al Ayuntamiento solicitando la declaración de ruina para demoler la vivienda.


Años después, cuando el citado alcalde se vio obligado a dimitir, nos enteramos que dejó un agujero de 1.753.000 euros (nada menos que 291 millones de pesetas), que tendrán que pagar vuestros nietos, de manera que Castilléjar (con menos de 1.600 habitantes) es uno de los pueblos más endeudados de la provincia. Os cuento todo esto por una sencilla razón, para que conozcáis la verdad de lo que pasó.

Volviendo a ‘Diálogos en la tierra de los ríos’, hubo quien se molestó con algunas frases que escribí: una vecina hacía un comentario sin mayor importancia y otra se molestó porque hablaba de su padre, que ya había fallecido;  a otra mujer no le gustó que yo entrevistara a fulano, y un vecino estaba disgustado porque yo había escrito sobre la foto de su abuelo, con cierta ironía. Pido disculpas si alguien se sintió molesto, pero nunca fue mi intención herir o burlarme de nadie. Con que escribas una palabra de más, metes la pata. En el artículo ‘El tren con destino al frente’ (que salió publicado en La Opinión de Granada en 2009 y lo tengo colgado e mi blog), escribo que mi padre fue un desertor del ejército republicano, pues me lo contó él mismo y sé que no se hubiera molestado. El escritor británico Michael Jacobs decía que “es un peligro escribir sobre un pueblo español. El gran problema del escritor de viajes es que siempre hay gente que se queja y, además, hay mucha envidia”.
Por otro lado, tengo que deciros que con el libro me llevé muchas sorpresas y alegrías. Recuerdo que el marido de la hija de Federico, el del casino (fue alcalde de los Ogíjares), me enseñó un día una copia exacta del libro: lo había fotocopiado entero y después lo recortó con una cizalla. Otro profesor también lo fotocopió entero. Muchos emigrantes de Castilléjar (incluso hijos de los emigrantes) me llamaron por teléfono desde diferentes provincias de España, para hacerme pedidos o darme las gracias porque lo habían leído. Y como digo, en Castilléjar he sentido el calor de la gente. Os voy a leer algunos párrafos de la carta que me envió Juanra, que está de maestro en Valencia, en enero de 2007:

 Cuando leí el libro que escribiste de recuerdos, unas veces a través de personajes de Castilléjar me hubiera gustado tener tu correo o tu teléfono para poder darte las gracias por ese esfuerzo de acercarse a lo que ha sido el pueblo durante los años que nos tocó vivir en él, de recordar espacios, personas y situaciones que quedaban olvidadas por el paso de los años y el desgaste de nuestra memoria. Son recuerdos que nos acercan a nuestra niñez, posiblemente la etapa evolutiva que uno guarda con más cariño, por eso más aún se  tiene que estar agradecido.
Has hecho un gran esfuerzo de aproximación a una vivencia ya lejana que en líneas generales ha dado un buen resultado. Bien trazado y escrito, con una recogida de datos y situaciones muy amplia
Pero sobre todo el documento gráfico que aportas es muy bueno, que hay que agradecer a la labor tan importante que supuso el trabajo infatigable de reportero "todoterreno" que fue tu padre. Una pena que se perdieran los negativos, pero nadie podía imaginar que se estaba escribiendo una historia más real que la que pueden expresar las palabras. Algunas veces he pensado que se podía hacer una labor recopilatoria. Uno o dos años antes de ponerme enfermo en una feria se hizo una exposición de fotografía de lugares y gentes del pueblo y esto mismo se puede hacer hoy y más fácil dados los medios audiovisuales de que disponemos, sobretodo internet. Mi propuesta sería que el ayuntamiento creara una página web donde colocar todas las fotos que cada uno tuviera, bien por aportación directa para su escaneado o bien remitiéndolas a través de internet  y que pudieran ser de interés general, explicando fecha, lugar, personas y situaciones. Otro día seré más breve. Un abrazo. Juanra

   5 de febrero 2007

       Amigo Juanra:

                                                         Recuerdo que, cuando escribía el libro se me caían las lágrimas, pues era un pueblo que solamente existía en mi imaginación –como ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo, pero sin esa amargura–, mucha gente, incluidos mis padres, habían fallecido y por eso es sentimental y lleva esa carga de nostalgia.

Como está escrito en un lenguaje sencillo, llega al corazón de la gente y sus personajes los puedes trasladar a cualquier pueblo de la España rural de los años sesenta. Y en unas páginas discurre la vida sencilla de Castilléjar, sin grandes acontecimientos, algo así como el ‘Bienvenido Míster Marshal’, del valenciano Luis García Berlanga. Fue una bonita experiencia y la gente lo que agradece es la sencillez, la naturalidad y que ellos se hayan visto reflejados en unas páginas, pero en el fondo es un homenaje a ese pueblo olvidado y tan ‘escichao’ (esto lo decía la tía Josefa Sola), como ha sido y es Castilléjar. Hace poco en un periódico, creo que en Ideal, venía escrito ‘Castilléjar de los Ríos’, como se llamaba con anterioridad, pero que por dejadez de unos y otros se fue perdiendo este nombre tan bonito y que lo define mejor.

      Yo estoy de acuerdo en esto que proponía Juanra y cedería al Ayuntamiento la colección de fotos que tengo de Castilléjar, como se las cedí al alcalde Jesús Raya para la exposición que organizó en junio de 1999. Quiero dar las gracias a la bibliotecaria Miriam, que es el alma del Encuentro: estos días nos hemos estado escribiendo correos para arriba y correos para abajo, explicándome los detalles con esa amabilidad que la caracteriza. Mi agradecimiento también a Pepita, una alcaldesa decidida que sé que hace lo que puede, como hoy apostando por la cultura. Hará unos diez años fui a Orce y, en el Palacio de los Segura, había una exposición de fotografías. En una foto de los años 30, estaban los alcaldes de la comarca de Baza que habían ido a Barcelona a hacerle un regalo al nuevo gobernador, que con anterioridad lo había sido de Granada y, entre ellos, estaba el abuelo de Pepita con el mostacho que se estilaba entonces. Y uno piensa, hay que ver lo que son los genes.  

Y a todos vosotros también os agradezco que os hayáis acercado esta tarde al Cine-Teatro para escucharnos y para mí es una satisfacción que se acuerden de uno en su pueblo natal. En este antiguo cine de Manolo, Joaquín decía que tenía la costumbre de poner una película buena y dos malas. Sé que la gente lo está pasando mal en el pueblo, pues ya no hay peonadas del esparto y de Guadix para acá apenas llega dinero. Cecilio, el sobrino de los Simones, me contaba que antiguamente las pagas de los jubilados llegaban en las sacas de Correos. La comarca de Huéscar es una tierra reseca, despoblada y sin futuro (de las más pobres de Europa), no produce más que emigrantes, siempre ha estado mal comunicada –no hay más que ver la carretera llena de baches y los accidentes que ocurren– y abandonada a su suerte, porque ningún Gobierno quiso saber nada. Finalmente, quiero deciros que Castilléjar solo saldrá del subdesarrollo, del abandono y del pozo de la ruina en que la han dejado con buenos gobernantes y con gente honrada, que tenga ganas de trabajar por su pueblo.

Y ya me despido con estas coplas que Miguel Hernández cantaba en sus buenos tiempos, en la Hermandad de Ánimas:

 Una mujer panza arriba
y un hombre vuelto del revés,                                                                              
qué leche estarán haciendo
que tanto menean los pies.

Yo me casé en Arandín
con una mujer honrá.
Sería costumbre de allí,
que me la dieron preñá.

Muchas gracias.


Posdata: Este escrito lo leí en el Cine-Teatro de Castilléjar, el 4 de mayo de 2013. El viejo cementerio fue demolido, como se aprecia en las fotografías, y centenares de restos fueron trasladados al nuevo camposanto, donde los familiares tuvieron que pagar un nicho nuevo. Por aquellos trágicos días, los castillejaranos contemplamos un paisaje dantesco: nichos y ataúdes abiertos, calaveras y huesos tirados por el suelo, y hasta algunas tumbas profanadas. El 13 de febrero de 2004, salió una crónica en el Granada Hoy, como puede verse en el recorte de periódico:

 En el 2008 se procedió al sellado del cementerio viejo. Al final, Castilléjar se quedó sin el cementerio antiguo y con una deuda que nunca podrá pagar. Pero lo peor de todo ha sido el manto de silencio, durante todos estos años, como si nada hubiera pasado. Este escrito no ha dejado de atormentarme, desde que me puse a redactarlo: un día lo escribía convencido, pero al siguiente reflexionaba y abandonaba la idea. Sin embargo, a otro día el tema volvía con más ímpetu a mi mente. Y así lo tomaba y lo dejaba una y otra vez, en una lucha continua y desigual, donde al final siempre me asaltaba la duda. Era como si alguien me empujara a contar la verdad sobre el antiguo cementerio de Castilléjar y yo no acabara de decidirme.


Centenares de restos quedaron enterrados en el cementerio clausurado y nada de extraño tiene que las almas en pena nos envíen mensajes desde el más allá –como cuentan que ocurría con las fosas de Katyn (Ucrania)–, pidiendo el descanso eterno. En el cementerio está enterrada toda la historia de Castilléjar, las generaciones de quienes nos precedieron y todos los vecinos que conocimos en nuestra infancia y que ya no están. Este viejo cementerio debería limpiarse y estar abierto algunos días al año –por el Día de los Difuntos–, para que al menos podamos rezarle una oración a nuestros familiares.

 Nada justificaba su demolición, porque el camposanto ES PATRIMONIO DEL PUEBLO y de nadie más. ¿Alguien se explica que salga publicada una resolución del Ayuntamiento de Castilléjar, en la que se anuncia la clausura del cementerio municipal que conlleva la exhumación y traslado de los restos de los difuntos al nuevo cementerio, el 27 de septiembre de 2002, en el Boletín Oficial del Estado, número 232? ¿Alguien puede entender que se clausure un cementerio, con el fin de recalificar los terrenos?... ¿Podrán entender esto nuestros hijos y las generaciones futuras de castillejaranos y perdonarnos? Mi hermana pequeña estaba enterrada allí y yo todavía me pregunto: ¿a quién le podían estorbar nuestros queridos difuntos, en sus nichos y tumbas en el suelo? Habrá que rezar y pedir perdón, como en el ‘Réquiem’ de Mozart: “Dales, Señor, el descanso eterno”.

http://en-clase.ideal.es/index.php/noticias/actualidad/1435-los-protagonistas-del-x-encuentro-de-escritores-del-altiplano-granadino.HTML

http://www.ideal.es/granada/20130826/local/granada/deuda-publica-municipios-granadinos-201308260315.html

Despedida en San Clemente:





3 comentarios:

  1. Tu abuelo Andrés seguro que se sentirá orgulloso de ti, pero no merece la pena que te cabrees ahora. Tu reivindicas que al menos se acuerden de que fue el último alcalde socialista de Zújar. En mi pueblo desenterraron a todos los castillejaranos y destruyeron el cementerio (no sabemos todavía con qué fines), lo que no ocurrió en ningún pueblo de España durante la Guerra Civil. Y luego le echaron encima un manto de silencio y olvido.

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  2. Como sabes, me gustó tu crónica sentimental sobre Castilléjar por lo que dices y por lo bien escrita que está; pero, sobre todo, por no ser un libro al uso, melifluo y tonto sobre "lo bonico que era mi pueblo", porque en los pueblos del Altiplano de Granada, como en todos, gobernó el fascismo más ruin por más inculto y bestial. Y así nos fue y nos va. Algunos de los descendientes de aquellos van ahora con el traje de otro color.
    Tú escribe lo que te dé la real gana, porque tú eres maravilloso y tienes gran criterio y muchas luces. Recuerda lo que le pasó a Machado por escribir ese libro universal que es "Campos de Castilla", muchos sorianos le retiraron la palabra.

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  3. Ángeles, siempre acudes puntual por ahí, por las Redes, eres la amiga que nunca falla, como decía la gente de Induraín. Una castrileña con mucha casta, que si hay que criticar a don Hernando de Zafra, se le critica si es 'mester', y nos quedamos descansando. La gente de allí no tiene término medio, o es muy arisca como los moriscos que se sublevaron contra don Juan de Austria; o es mansa y aguanta lo que le echen.
    En esta tierra baldía, que ni Granada reconoce, cuando la monarquía no hicieron nada, pero es que ahora hacen menos. A Castilléjar no la han destruido ya, porque no han podido, mientras que otros hemos tenido que tirarnos al monte.

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