En la foto que acompaña al escrito de la conferencia, aparece Don Claudio Penalva Navarro con dos luengas barbas, que le llegan hasta el bolsillo superior de la chaqueta –según se estilaba en la época– y con la perilla afeitada: “Señores, he de manifestar, que carezco de la ilustración precisa para el desarrollo de esta conferencia. No soy técnico; mi enfermedad y decrepitud me sustraen aptitudes, por lo que os ruego benevolencia. Me concretaré sólo, a la exposición de una reseña histórica… de forma que sean conocidos públicamente y por las juventudes que han de enjuiciar el porvenir, o execrar tal vez, la actuación de la generación presente, si no defiende sus inmanentes prerrogativas y derechos, otorgados en bien de este fértil territorio”.
Hará unos cinco años, Agustín Chillón, el actual alcalde de Huéscar, me
regaló dos libros, las Ordenanzas Municipales de Huéscar, siglo XVI,
de Julián Pablo Díaz, y En defensa del
Canal de Bugéjar, editado en el 2000 por el Patronato Municipal de Cultura y Deportes, donde viene
recogida la célebre conferencia que dio el conocido cirujano, Don Claudio
Penalva Navarro, “ante una gran concurrencia, en el Círculo Instructivo Obrero
de Huéscar, el día 6 de marzo de 1928”. El Canal de Bugéjar, también llamado de Carlos
III, de Huéscar y Canal de Murcia, se ha intentado construir desde los
tiempos de Felipe II, con el fin de llevar el agua de los ríos Guardal y
Castril hasta Lorca, Totana, Murcia y Cartagena. Pero de tan magna obra, tan sólo
se pudo construir unos 29 km, desde las fuentes del Guardal (donde se construyó
la presa) al Campo de Bugéjar, pues había que abrir un túnel de 11 km en la
loma de Topares y 9 diques de once metros de altura, empresa imposible para la
técnica de aquellos tiempos.
Don Claudio prosiguió diciendo: “El agua es vida, los pueblos que no la
tienen, están predeterminados a la decadencia y aún a morir de inanición, si no
se avienen a comer el negro pan de la emigración… Éste es el triste caso de
actualidad sensacional, que afecta a los intereses y el porvenir de los
desheredados pueblos de nuestra región. Se proyecta llevarse las aguas de los ríos Castril y Guardal a larga
distancia, transfiriendo los derechos que a ellas tenemos, desde los años 1774,
en contra de toda lógica, razón y justicia. Escasos de aguas, algunos pueblos
de las hermanas provincias de Almería y Murcia (alegando su abolengo de mejor
derecho)… han pretendido de los poderes públicos el aprovechamiento de las
aguas que nos pertenecen y debían estar regando al menos desde principio de
este siglo, 26.000 has.”. También menciona los estudios que están haciendo en
el pueblo de San Clemente, “donde se
proyecta la construcción de un pantano al que verterán los volúmenes del Castril
y Guardal”.
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Don Claudio, de joven |
Don Claudio nació en 1850, en Puebla de Don Fadrique, y falleció en
Huéscar en 1935. De familia humilde, destacó en los estudios hasta el punto de
que una señora le pagó la matrícula y los libros, mientras que el maestro le
dio clases. Al superar el bachillerato, decidió estudiar por libre en la
Facultad de Medicina de Granada. Unos compañeros le mandaban los apuntes a La
Puebla y, cada trimestre, cogía el coche de postas –que hacía paradas en Baza y
Guadix, donde pernoctaba– para ir a la facultad a examinarse. “Estudiaba los
apuntes con el quinqué”, me dice el nieto del cirujano, José Jiménez Penalva, que, a sus 86 años, pasa las mañanas en la
farmacia que tiene por el centro de Granada. “Mi abuelo era médico de la
beneficencia en Huéscar y, además, tenía su consulta privada en la calle del Ángel,
donde un primo mío conserva su despacho tal cual, hasta las agujas para coser
las heridas. Un día, la hija de Don Claudio se quejó de que subía de la
consulta con cinco duros, solamente. Y él le respondió, ‘Yo soy el médico de
las tres pes: los pobres, las putas y los parientes’. Y cuando se cabreaba
mucho, se cogía las puntas de las barbas y gritaba: ‘¡Me cago en Reus!’”. Era
un personaje muy popular en Huéscar y la gente venía a consultarle sobre el
testamento o las tierras. Por las tardes solía sentarse a la puerta de su casa,
en una silla de mimbre, pero como su aspecto infundía miedo a los niños de vez
en cuando les daba una perra gorda.
Don Claudio se preguntaba con amargura: “¿Estamos nosotros ya, en el
plano moral de indígenas no protegidos, para que se nos condene a contemplar
eterna y dolorosamente el establecimiento de una servidumbre de paso de aguas
sobre la tierra y hogar, donde nuestros mayores derramaron lágrimas en sus
amarguras y los sudores de su honrado trabajo?... y ya que a este acto
concurren representaciones de la región, estampemos la más enérgica protesta al
otorgamiento de toda concesión, pues éste es el sentir general y el eco de la
voz angustiada de nuestros antepasados… Este canal que yo llamaría Canal Primo
de Rivera…”, y hablaba de compartir el agua con las provincias levantinas. Al
final, daba las gracias a los asistentes por los aplausos y “los elevo ante el
Gobierno de S.M.D. Alfonso XIII en súplica, de la justicia que nos asiste y
merecemos”. Señalar que el Canal Carlos
III, con el Puente de las Ánimas (siglo XVIII), fue declarado Bien de Interés
Cultural en 1982, y que los pantanos
del Portillo en Castril y de San Clemente en el Guardal fueron construidos
en la década de los 70.
Publicado
en La Opinión de Granada, el 10 de noviembre de 2008
Nota del autor: Señalar que, unos meses después de la publicación del
artículo, falleció el nieto del cirujano, José Jiménez Penalva. El artículo fue
posible porque Pascual Dengra, hijo
del conocido maestro de Huéscar, me puso en contacto con el citado farmacéutico,
un hombre muy amable. Don Claudio era abuelo también del poeta Alejandro Sánchez-Ahumada Penalva, que
fue quien colgó el artículo en la web de la Asociación de Escritores del Altiplano y Pozo Alcón, aunque de
forma incompleta.
Don Claudio advierte en su discurso sobre la tragedia que le espera a
la región (“El agua es vida, los pueblos que no la tienen, están
predeterminados a la decadencia y aún a morir de inanición, si no se avienen a
comer el negro pan de la emigración…”), pero, también, le preocupa la opinión
de las generaciones venideras: “…de forma que sean conocidos públicamente y por
las juventudes que han de enjuiciar el porvenir, o execrar tal vez, la
actuación de la generación presente, si no defiende sus inmanentes
prerrogativas y derechos, otorgados en bien de este fértil territorio”.
Y al
final, en medio de los aplausos de los huesquerinos, añade: “los elevo ante el
Gobierno de S.M.D. Alfonso XIII en súplica, de la justicia que nos asiste y
merecemos”. La importancia histórica del discurso de Don Claudio Penalva, en el
Círculo Instructivo Obrero de Huéscar, es que, ocho décadas después, nadie como
él ha reclamado el derecho a las aguas del pantano
del Negratín. Hoy, las aguas de los ríos Castril y Guardal riegan la
provincia de Sevilla y la cuenca del Almanzora, mientras dejan sin agua a los
regantes de las comarcas de Baza y Huéscar. Desde la perspectiva de los años, la
figura de Don Claudio se agiganta como
un personaje histórico y como un
padre de nuestra región, que, desde su humildad, supo defender como pocos
los escasos recursos del Altiplano. “Éste es el triste caso de actualidad
sensacional, que afecta a los intereses y el porvenir de los desheredados
pueblos de nuestra región”. Al final se cumplieron sus temores, pues barruntaba
lo que iba a pasar: nuestros pueblos quedaron desheredados para siempre, pero
lo triste es que nadie alza la voz ni dice nada. Por eso debemos de rescatarlo
del pasado y reivindicar algo tan simple como el derecho al agua de nuestros
ríos.
Como al discurso del olvidado Don Claudio (esto siempre ocurre en
nuestra tierra, aparte de que pocos lo conocerán) acudieron representantes de
la región, es posible que la noticia saliera en El Defensor de Granada, pues Ideal comenzó a publicarse en 1933 y
el periódico Patria (de la Falange) también es de esa época. A pesar de que he indagado, no he encontrado ninguna crónica periodística.
Esta es la política de la Junta con las comarcas de Baza y Huéscar. No cumple lo que prometió, el regadío de 22.000 hectáreas en estas comarcas, sino que se lleva el agua del Negratín para el riego de la zona de Almería.
El artículo completo viene recogido en mi libro, Artículos del Altiplano y de Granada (2014)
Copio estos comentarios:
ResponderEliminarJosé Torregrosa: En los archivos del ayuntamiento de Castillejar está el proyecto del canal. Yo lo he leído
21 de abril a las 16:19
Leandro Garcia Casanova No es de extrañar, pues le afectaba al río Guardal y se movína muchos intereese. Pero es interesante lo que dices
José Torregrosa Además de llevar el agua tenían previsto que fuese navegable para transportar grano, esto aparece en la memoria del proyecto
Leandro Garcia Casanova Los archivos de castillejar fueron clasificados por bibliotecarios de Granada. Falta investigarlos
José Torregrosa Ese archivo lo vi en el ayuntamiento viejo
Leandro Garcia Casanova Se perdieron muchos documentos en la guerra y posguerra. Falta un investigador que haga alguna publicación