viernes, 18 de octubre de 2024

MEMORIAS DE CASTILLÉJAR 1

 

Hermandad de Ánimas de San Isidro, Los Olivos.1960





De casualidad he encontrado en Internet 

el periódico Castilléjar Digital. Luis Dengra Felgueres, Dinamizador del Centro Guadalinfo de Castilléjar, lo describe así en el número 1, de marzo de 2009.

 "Nace el primer periódico digital de Castilléjar. 

Hasta donde me alcanza la memoria, en Castilléjar nunca ha habido una empresa o algún particular que haya llegado a publicar algún documento de este tipo. Ahora, en estos tiempos modernos que corren y con el proyecto Guadalinfo bien implantado en el municipio, se pretende realizar este periódico por y para toda persona interesada en aportar contenidos interesantes ( o que crea que puede ser de interés), con la ayuda y asesoramiento del Dinamizador del Centro Guadalinfo, y pueda difundirse lo mejor y más rápidamente posible a través de esta gran red de redes que es Internet. En colaboración con el Excmo. Ayuntamiento de Castilléjar, que nos cede una sección de su web oficial www.castillejar.es  para publicar los distintos documentos que se generen en este proyecto, dispondremos de un portal adecuado para la  correcta realización de la actividad. Sólo me queda desear que este pequeño proyecto para Castilléjar llegue a buen puerto y que sea del agrado de los lectores, que esperemos, sean muchos (…). Gracias a todos los redactores por poner en marcha este periódico y a los lectores por interesarse en los contenidos".

 En el apartado Memorias de Castilléjar, del periódico Castilléjar Digital, he copiado tres relatos de los vecinos, que se remontan a la posguerra y a las décadas de los cincuenta y sesenta, en que España empieza a desarrollarse al mismo tiempo que sufre una fuerte emigración hacia los países europeos y Cataluña. Sus testimonios describen el ambiente de pobreza, la solidaridad de los vecinos, las costumbres y tradiciones, así como la religiosidad del pueblo y lo penoso que resultaba el trabajo en el campo. Y así como lo cuentan era la vida diaria en cualquier pueblo de España. En los años cincuenta había altas tasas de mortalidad infantil y enfermedades infecciosas, como la tuberculosis y el cólera, mientras que la esperanza de vida del español medio era de cincuenta y nueve años para los hombres y sesenta y tres para las mujeres. Hoy sin embargo tenemos un Estado de bienestar y es menos penoso en todos los aspectos, baste decir que este año estamos en ochenta y tres años de media para los hombres y ochenta y siete para las mujeres. 

Ermita de Los Olivos. Castilléjar Digital


 Historia de la fiesta de Los Olivos


 

Aproximadamente por el año 1955 se fundó la primera fiesta en los Olivos en honor a San Isidro labrador. Se celebró los tres primeros años en la cámara de la tía Brígida, porque no existía la ermita todavía. Allí se montaba un altar y un confesionario para celebrar la misa y en el balcón (que ya no está) decía el cura el sermón. La fiesta consistía en una misa y al terminar se daba un refresco. El refresco, como en aquellos tiempos la economía andaba bastante mal, consistía en dar garbanzos torraos y cuerva. En aquel entonces era una cosa extraordinaria. Seguidamente al refresco, se hacía una procesión por todo el pueblo. A lo largo de aquellos tres años, animados por la colaboración de Don Atanasio, que era el cura que estaba aquí en aquellas fechas, consiguió unirnos a  todos los vecinos que colaboramos con los materiales. Unos traíamos piedra con las bestias, otros sacábamos yeso y además echábamos jornales para ayudar a los albañiles.  Para pagarles, colaboraron los vecinos y el ayuntamiento. En cuanto a la fiesta, conforme han ido mejorando los  tiempos, igual ha ido progresando la celebración: lo que antes eran garbanzos torraos y cuerva, ahora es carne, vino, cerveza, etc., El domingo se da paella para todos los asistentes y por la noche chocolate y churros para todos. Deseamos de todo corazón que siga así. Francisco Martínez Expósito 

La Hermandad de las Ánimas de San Isidro
Era la encargada de sacar algún donativo para las fiestas  de San Isidro, año 1960 y 1962. Esta hermandad iba de casa en casa tocando en las puertas y pidiendo un donativo. Los vecinos aportaban lo que podían (productos del campo, mayoritariamente) y luego se subastaban el día de año nuevo al salir de misa. Esta hermandad también hacía bailes de puja por las noches, que consistía en pujar por una persona para que bailara o para se quitara y se pusiera otra. En la foto de la portada, de izquierda a derecha: Julio Martínez, Eliodoro Martínez, Pedro Martínez, José González, José Martínez, Juan Pedro Mañas, Paulino Cáceres, Antonio Sánchez, Joaquín Sarabia y Miguel Guirao.








De izquierda a derecha: Diego Navarrete, Félix Martínez, Miguel Guirao, Antonio Sánchez, Juan Pedro Mañas, Andrés Jiménez y Pedro Martínez

Barrio de San Marcos, foto de don Eliseo Avellán, 1930



 

El barrio de San Marcos







El barrio de San Marcos, según la historia de Castilléjar, es el barrio más antiguo, pues incluso allí vivieron los moros durante la ocupación. En los años 40, todas las viviendas eran cuevas y todas estaban habitadas, incluso algunas tenían (y tienen) ventanas que dan a la Morería. Se comentaba por aquellos años, que esas ventanas se utilizaban muchos años atrás como miradores o puestos de caza, donde se podía acechar a los animales que venían a beber agua al río y cazarlos, ya que en aquel tiempo el monte llegaba hasta la acequia de las Viñas, lo que hacía que hubiesen muchos animales salvajes en los alrededores del pueblo. También nos contaban el origen del nombre del río Guardal. Parece ser que hubo una gran sequía en toda la zona y se secaron todos los ríos excepto este, así que lo llamaron Guardalá y de ahí vino su actual nombre. Nos dejaron los moros un murallón (atalaya) encima de la Morería, que tendría aproximadamente 10 metros de alto por 5 de diámetro, pero hace unos 40 años hundieron lo último que estaba en pie y ya solo nos queda en algunas fotos antiguas que todavía conservamos. Al subir el barranco, teníamos una ermita (ermita de San Marcos) y el 25 de abril subía el cura desde la iglesia, cantando la letanía, decía misa en la ermita y al terminar bendecía los campos desde el filo de la Morería. Teníamos también la cueva de las ánimas. Una mujer mayor sin hijos la donó a la iglesia y,  en el barrio de San Marcos antiguamente, fue donde los hermanos de las ánimas guardaban sus instrumentos y ensayaban para la Pascua. Decían que en las Eras Altas había un pequeño castillo de piedra de sillería (de ahí el nombre de nuestro pueblo) pero lo desmontaron para construir la iglesia con sus piedras. Otra festividad era la del Miércoles de Ceniza, actualmente recuperada, donde se vestía un muñeco de trapo igual que un hombre y se bailaba de un lado a otro del barranco hasta que se rompiera. Volviendo a los años 40, a este barrio lo llamaban también el barrio de la alegría, pues casi todos los vecinos éramos familia. Nos trasladábamos de unas cuevas a otras, nos prestábamos ayuda cuando había mucha faena (la matanza, la conserva del tomate y del pimiento, etc.) en definitiva, nos llevábamos muy bien, tanto para lo bueno como para lo malo. La vida en aquellos años era muy distinta de ahora. Para empezar, las familias eran más numerosas. De hecho, eran normales las familias con 5 hijos, aunque algunas llegaban a los 17, 15, 10, etc. Así se entiende que, en un grupo de 50 cuevas que había en el barrio, se llegaran a tener 300 personas viviendo en ellas (en el barrio de San Marcos en la actualidad solo hay 32). El día comenzaba al amanecer, donde todas las chimeneas echaban humo sin parar, pues las madres preparaban el desayuno, antes llamado almuerzo. Toda la familia se levantaba a esa hora, hasta el gato se levantaba, a la voz del padre en la puerta “la migas en la poyata, el que no se levanta no las cata”, y así todos se levantaban corriendo para no quedarse sin comer.  El desayuno, según el día, era: migas, gachas, cus­cús, etc. Había que comer bien para irse al campo a las 7 de la mañana, aunque previamente había que subir agua del río, las burras con agüeras subían 4 cántaros y muchas mujeres también lo hacían con un cántaro en la cadera. A esas horas, el barrio parecía un belén. De todas las cuevas salían muchos chiquillos, unos con cabras, otros con ovejas, burras, mulas, caballos, etc., Se iban al campo y ya no volvían hasta la puesta del sol, en que las madres los esperaban para la cena.  La cena también era distinta a las de ahora: olla, potaje, andrajos, etc., para recuperar fuerzas. En el verano, todas las niñas y los niños nos salíamos a la puerta a tomar el fresco, a jugar a la rueda y a cantar el Romance de Bernabé. Desde el año 1950 nos fuimos quedando solos en el barrio por culpa de la emigración. Unos fueron a Argentina, otros a Alemania, a Barcelona, etc., Estos emigrantes y sus descendientes todavía conservan su cueva, ya reformada, y vuelven cada verano a disfrutar de su pueblo y de su cueva. En esos días parece que el barrio vuelve a como era antes. Usuaria del Centro Guadalinfo. Castilléjar



Dicho, pedimento y boda, años 1950-­1960






El dicho era hablar con el cura sobre la boda y te preguntaba cosas sobre el Catecismo y los datos personales de la pareja. Las amonestaciones eran 3, una cada domingo, y hasta que no pasaba su tiempo no era la boda. Las amonestaciones se publicaban en el altar o escritas en la cancela (amonestaciones: publicaciones de los datos de los contrayentes y familiares para ver si había algún impedimento para la boda). 

Pedimento y preparaciones. Las invitaciones se hacían en el pedimento y eran para la boda, y se iba de casa en casa invitando, pues no había tarjetas. Al hacerse el pedimento en la casa, se hacía mucho trabajo: se desmontaban camas, muebles, etc., pues había que dejar la casa libre para poner mesas, tableros, etc. Las camas no se armaban hasta que no pasaba la boda, así que se dormía con los colchones en el suelo. Se buscaban fuentes, jarras, cucharas, lebrillos, mesas, todo lo que hacía falta de familiares y vecinos más cercanos. Se hacían galletas, roscos de viento, magdalenas, pasteles, garbanzos torraos, cuerva, chapurrao, mistela casera, vino y tapas. El convite se hacía al anochecer y llegaba toda la gente a la casa precedidos del músico con el acordeón. Poco a poco se ponían las mesas para comer, después se hacia una pausa y los padres del novio les daban el regalo. Seguidamente, los padrinos y después todos los demás. Luego a comer y a bailar toda la noche hasta el amanecer.

La boda duraba todo el día. Los preparativos empezaban 2 días antes, había que matar pavos, gallinas, conejos, pollos, etc., y el día antes debía estar todo preparado. Se amasaba el pan y de esa misma masa se hacían las tortas (bicarbonato, raspadura de limón, canela, aceite y azúcar), todo lo que se comía era casero. La ceremonia era a las 11 de la mañana. En aquellos tiempos se velaba a los novios. Durante el ofertorio se cubría con un manto la cabeza de la mujer y los hombros del hombre hasta antes de la comunión y cada uno sostenía una vela encendida. Las velaciones se cerraban en tiempo de Adviento y de Cuaresma. Después de la ceremonia se daba el desayuno con chocolate y torta, y entre comida y comida, baile. A mediodía la comida era una caldera de cobre grande, de arroz con carne de corral y carne en salsa. Por la noche, pepitoria de pavo y carne frita. Por la tarde los novios enseñaban su casa a los invitados. Las cocineras en aquellos tiempos eran: La tía María la Bolilla, su hija Isabel, María la de Santiago y Gabriela. Usuaria del Centro Guadalinfo. Castilléjar

 Posdata. Me he limitado a poner algunas comas, acentos y vocablos en cursiva. El  término Guardal procede de la palabra árabe Wadi-al- Hardar, río el Ardar. Tras la expulsión de los moriscos se quedó en Guadahardal, hasta el rio Guardal que conocemos hoy. Usuaria del Centro Guadalinfo, viene así en el periódico digital.

http://www.castillejar.es/digital/datos/castillejar_digital_marzo_2009.pdf



viernes, 11 de octubre de 2024

PASCUAL DENGRA, in memoriam

 




El oscense Pascual Dengra falleció en Granada, el 30  de septiembre pasado, a los 91 años. En el artículo La escuela unitaria de don Pascual https://blogdegarciacasanova.blogspot.com/2014/02/la-escuela-unitaria-de-don-pascual.html, que publiqué en mi blog en febrero de 2014, y en el libro Artículos del Altiplano y de Granada (2014), escribí esto: Las casualidades de la vida hicieron que, pasado un tiempo, conociera a Pascual, un hijo del maestro, hicimos amistad y nos vemos de vez en cuando. Me proporcionó información sobre algunos personajes de Huéscar, lo mismo que su hermano Jaime, que me sirvieron para escribir algunos artículos

El artículo, Carlos Asenjo, memoria de un siglo, lo publiqué en Ideal en Clase el 27 de agosto de 2023 y en mi blog. Copio este párrafo: Carlos Asenjo también me habla de la tertulia que hacen en la terraza de la plaza del Campillo, en Granada, Jesús Gil, Pascual Dengra y algunos amigos más, donde se habla de literatura, política o del tema que toque. Yo asistí alguna vez a la tertulia, hace años, pero al residir en Las Gabias me resultaba complicado desplazarme (…).  Recuerdo que este ‘guesquerino’ (hijo del famoso y olvidado maestro, don Pascual Dengra, porque miles de oscenses pasaron por su escuela unitaria) venía a visitarme a la Biblioteca de Andalucía, donde yo trabajaba, y echábamos un rato de charla (…). El caso es que escribo este artículo de verano porque conviene recordar a los viejos amigos y a los personajes ilustres.

Unos meses después, Jesús Gil, Pascual Dengra y yo tomamos café en la terraza de un bar de la plaza del Campillo, en Granada. Pascual, que vivía en el Edificio Cervantes, nos habló de los problemas de movilidad que tenía su mujer y desde hace meses estaban esperando que les salieran dos plazas para irse a una residencia de la tercera edad, en Granada. No querían irse a un pueblo, pues de esta forma podían salir a pasear por la ciudad. “Y en eso estamos”, decía Pascual. Se conservaba bien, a pesar de su extrema delgadez, y por Huéscar ya no se pasaban porque vendieron la casa y tampoco tenían hijos. Jesús Gil lo conocía mejor que yo y le he pedido que me hable de Pascual: Lo conocí en la tertulia del Hotel Meliá, en la calle Ángel Ganivet, en 2020, donde iban también el escritor Carlos Asenjo y otros. Me consta que sacó una brillante oposición de Técnico Superior de Tráfico y que su primer destino fue Cuenca (influido por su paisano Eduardo Chalud Lillo, a la sazón Secretario General del Gobierno Civil). Más tarde desempeñó el cargo de Jefe Superior de Tráfico en Almería y Málaga. Hizo las prácticas de las Milicias Universitarias como Alférez de la Legión Española en Melilla, siguiendo vinculado a este Cuerpo durante el resto de su vida y se casó con Mari Tere, una joven de Martos que por entonces preparaba oposiciones en Granada. Pascual era lo que se dice un caballero, con el honor como regla de su comportamiento diario. Le gustaba coleccionar sellos y discos. Éramos buenos amigos, siempre correcto y lo recuerdo como un hidalgo afable. Todos los días salía de compras con su mujer, paseaban por el centro y por la Carrera de la Virgen y solían hacer una visita a la basílica de la Virgen de las Angustias.


La Carrera de la Virgen


Llamé por teléfono el 12 de agosto pasado a Pascual, me dijo que salían a diario aunque Mari Tere tenía dificultades para andar, pero se iban apañando; quedé en llamarlo un día para vernos en Granada y echar un rato de charla. Hace una semana llamé a Jesús Gil para quedar los tres en la plaza del Campillo, allí bajo los tilos, y fue cuando me dio la mala noticia. Pascual me recuerda a esos personajes de los años cincuenta, como los que salían en las películas en blanco y negro: vestía pulcramente, era educado y amable, y siempre empleaba las palabras precisas. Nos enviábamos whatsapp con frecuencia y, mientras escribo estas líneas, observo la fotografía de Pascual sonriendo en mi teléfono móvil. Sin embargo, este año no pudo asistir con Mari Tere a la tradicional y multitudinaria procesión de la Virgen de las Angustias, el pasado 29 de septiembre, y tampoco les dieron la ansiada plaza en la residencia de la tercera edad. Pascual fue internado en el PTS y falleció unos días después. Descanse en paz.  

LOS CERROS DE MEDINA, DE GUADIX

 

Los Cerros de Medina y la iglesia, al fondo


Torcuato Moraleda González nació en la Huerta, de los Cerros de Medina (Guadix), en 1939, precisamente el año que finalizó la Guerra Civil. Me dice de carrerilla las cinco cañadas que hay en el barrio: Cañada del Ciruelo, del Curilla, Primera y Segunda de la Fifa y Cañada del Doce:

El tío Doce hacía guita con el cáñamo y vivía enfrente de mi cueva, al otro lado de la calle, pero como fue el primero en excavar y vivir en una cueva por aquí, por él le viene el nombre a la Cañada del Doce. Antes de la guerra, esto era conocido como la Barriada de San Torcuato pero años más tarde le llamaron los Cerros de Medina. El antiguo camino de tierra terminaba aquí, al lado de mi actual casa, pero derribaron dos cuevas y el camino enlazó con las Cuatro Veredas. Unos trescientos metros más abajo de la Cañada del Doce (en dirección a la carretera de Almería), está embovedada la acequia Ciudad, que riega los campos cercanos, pero en aquellos años de la posguerra estaba descubierta y había unas piedras en el agua para poder pasar.

Según Torcuato, el nombre de los Cerros de Medina viene por la marquesa de Medina Borgoña o Burgos (yo no he encontrado ninguna información sobre la marquesa) y antes de ser repoblado había ganado por aquí, como ovejas y vacas. Pero la marquesa fue dando terrenos a la gente para que construyeran cuevas. El médico, don Carlos López Abellán, tenía huertas por aquí. Recuerdo que en los años sesenta, algunos vecinos querían allanar parte del cerro que está por encima de tu cueva, para construir una ermita a San Torcuato. Y años más tarde, en el solar que hay por debajo, entre los Cerros de Medina y la Urbanización el Cristo de los Favores, se habló de poner la plaza de toros, pero al final no se llevaron a cabo estos proyectos. Sin embargo, la iglesia de Nuestra Señora de Fátima se construyó en 1961 sobre una era.


Procesión de la Virgen de Fátima



El arquitecto fue Francisco Santa Teresa, que era discípulo del famoso arquitecto brasileño Oscar Niemeyer. Este diseñó la planificación de Brasilia, la capital de Brasil, y contó con la ayuda de Santa Teresa. La iglesia de Fátima es de estilo modernista y se integra en el entorno del barrio que la rodea: es blanca como las cuevas y tiene diferentes ondulaciones, como los cerros que rodean a Guadix. El arquitecto diseñó formas curvas, líneas inclinadas y ángulos diferentes para concebir un volumen blanco, en el que se conjugan paredes asimétricas con ventanas y huecos sinuosos.

Torcuato recuerda ahora su infancia:

Doña Pura era una maestrilla sin título que dio clase a los niños, en la que hoy es mi cueva, y les cobraba una peseta. Cuando yo tenía siete u ocho años (en los años cuarenta), fui a las clases particulares que daba otro maestrillo, don Manuel, ‘el Manso’, a los veinticinco o treinta alumnos que tenía y nos enseñó a leer, a escribir y las cuatro reglas. En aquellos años vivía más gente en los Cerros de Medina, sin embargo muchos tuvieron que emigrar en los años sesenta. Yo también tuve que irme y, durante veinticinco años, fui a coger remolacha a Miranda del Ebro, en la provincia de Burgos. Después trabajé en un salto de luz, en Canfranc, en el Pirineo Aragonés, y también eché algunas temporadas en la vendimia de Burdeos, en Francia. Mis padres tuvieron cinco hijos, pero yo fui el menor y me tocó emigrar a otras ciudades. En los años cincuenta, ellos tenían ocho fanegas de tierra. En el año 2012 llovió bastante en Guadix y se hundieron varias cuevas por aquí, de manera que algunas ya son casas. Tengo ya ochenta y cinco años, por las mañanas me voy al Centro de Mayores y así vamos pasando los días.


Mismo paisaje con la iglesia a la izquierda. Años 60


Sin embargo, hoy en los Cerros de Medina hay más casas, se conocen todos los vecinos y es un barrio tranquilo. Hace unos nueve años, en la Cañada del Doce había un pequeño parque infantil pero, inexplicablemente, el ayuntamiento de entonces se llevó los columpios, de manera que en la placeta ya no hay nada para que jueguen los niños. Hay pocas farolas aquí y tampoco pasa el servicio de limpieza por las calles empedradas, porque el barrio está abandonado de la mano de Dios. De Siempre ha sido así en las cuevas.


Posdata: En la foto de portada, la cueva de Torcuato se ve abajo y en el centro. Y en la foto antigua, abajo, a la izquierda.


Artículo publicado en Ideal en Clase

https://en-clase.ideal.es/2024/10/10/los-cerros-de-medina-de-guadix/?fbclid=IwY2xjawF0nnZleHRuA2FlbQIxMAABHXt7UJ9lRCz9dG6jCvXp9TJ3RvIcniuo-PgdZKW1s8lEvGqasDhKyr74HQ_aem_wVyl5JM_ldJ8qzxuXPGS2Q