lunes, 20 de mayo de 2013

X ENCUENTRO DE ESCRITORES DEL ALTIPLANO, 2013







Como algunos recordaréis, en el 2002 y 2003 asistí al I y II Encuentro de Escritores del Altiplano, pertenezco a la Asociación de Escritores del Altiplano Granadino y el  próximo 18 de octubre va a hacer diez años que presenté en Castilléjar mi novela, ‘Diálogos en la tierra de los ríos’. Lo presenté precisamente en el Colegio ‘Los Ríos’, el aula se llenó de gente y, tengo que decirlo, fueron las mujeres del pueblo las que se volcaron y compraron el libro. Yo venía medio asustado, pues me había gastado 2.750 euros (unas 457.500 pesetas) de mi bolsillo en 500 ejemplares y daba el dinero por perdido. Pero en tres meses vendí 400 libros a 10 euros, sobre todo en Castilléjar, la comarca de Huéscar y en la provincia, regalé unos cien libros y si hubiera hecho otra edición se hubiera vendido fácilmente. Los emigrantes de Cataluña compraron muchos libros, ellos, más que nadie, sienten la nostalgia de su tierra.

Al año siguiente, en 2004, el editor me propuso hacer otra edición, esta vez pagándola entre ambos, pero yo había sacado por mi cuenta otro libro ‘Gabia, la memoria perdida’, y no andaba sobrado de dinero. El caso es que el editor hizo otra edición de ‘Diálogos’ sin mi permiso y la vendía por Internet a 25 euros. Tuve que buscarme un abogado para pararle los pies a este pirata, que vivía a costa del trabajo de los escritores, un personaje bastante influyente en el mundo literario granadino. Más o menos salí en mis paces con el libro, pues tuve que llevarlo a las librerías de los pueblos y luego me encontré con que varios libreros que no me pagaron. Es una aventura editar y vender un libro por tu cuenta. Lo mejor es que te paguen la edición y te desentiendes de todo. Los periódicos de Granada se hicieron eco de ‘Diálogos’, varios columnistas le dedicaron artículos y en Canal Sur salió un reportaje sobre el libro y Castilléjar.

     A comienzos de 2003 me llevaba bien con el alcalde de entonces, le propuse escribir el libro y me dijo que el Ayuntamiento pagaba la edición. Pero unos meses después, no me entendí con la nueva concejal de Cultura y decidí pagarlo yo para no tener que deberle nada a nadie. No obstante, incluí el escrito del alcalde en la presentación del libro, pues me había pagado algunas comidas cuando vine al pueblo para entrevistar a varios vecinos.

Hace unos cinco años, un joven ‘castillejano’ me dijo sobre ‘Diálogos’: “…tiene cosas muy emotivas y recuerdos de la vida de antes y de gente que ya no está”, también me dijo que yo recordaba al pueblo con cariño. Pero uno le había comentado que yo había hablado muy mal del pueblo, en una entrevista que me hicieron en la radio. Me quedé sorprendido y le pregunté por la fecha de la entrevista, en qué emisora de radio y qué es lo que dije mal del pueblo. No supo responderme, pero es evidente que alguien se había dedicado a propagar falsedades, pero si os dais cuenta es una estupidez y no tiene sentido. Nadie se pone a criticar a su pueblo y menos aún en una emisora de radio, porque entonces tú mismo te cierras las puertas y te desacreditas. Y no voy a tirar piedras contra el pueblo de Castilléjar al que le estoy agradecido.

 En la entrevista que me hicieron en Ideal, el 2 de noviembre de 2003, vienen estos titulares (la entrevista no la pueden falsear, por eso se inventaron el chisme de la radio): “Mi libro es una crónica social, no es reivindicativo. Quiere ser un homenaje a mi pueblo, Castilléjar, y a sus gentes en los años 50 y 60. Mi pueblo se llamaba Castilleja de los Ríos, pero ha perdido el apellido. Pero es también la denuncia social de un lugar castigado por la emigración y el abandono”… Hace unos años, un amigo me confesó en Granada: me ha dicho un paisano tuyo que no se te ocurra ir al pueblo, porque te van a pegar. Me enviaban recados, a través de mis amigos. Poco tiempo después, vine al pueblo y nadie me dijo nada.

  
Momentos antes de que comenzara la Feria de septiembre de 2003, sostuve una breve conversación con el alcalde, en la Plaza Nueva: “En el cementerio viejo están enterrados nuestros antepasados, allí está toda la historia de Castilléjar, no puedes demolerlo”. Se lo dije enojado, pues se comentaba que iban a recalificar los terrenos para construir una residencia de ancianos. Al día siguiente por la tarde, nos encontramos en la calle y el alcalde me dijo: “Lo he pensado mejor, voy a echar una capa de tierra sobre el cementerio y se quedará así”. Pero a consecuencia de mis críticas en ‘Diálogos’ sobre el cementerio viejo y en un artículo en La Opinión Granada (por la forma en que estaba gobernando), el alcalde ordenó verbalmente derribar el patio de la casa de mis padres, sin notificar nada a mi familia, sin informe del arquitecto y sin ninguna justificación. Fue un derribo a todas luces ilegal. Con posterioridad, como mis hermanos no quisieron saber nada de la casa ni de la reparación, hice un escrito al Ayuntamiento solicitando la declaración de ruina para demoler la vivienda.


Años después, cuando el citado alcalde se vio obligado a dimitir, nos enteramos que dejó un agujero de 1.753.000 euros (nada menos que 291 millones de pesetas), que tendrán que pagar vuestros nietos, de manera que Castilléjar (con menos de 1.600 habitantes) es uno de los pueblos más endeudados de la provincia. Os cuento todo esto por una sencilla razón, para que conozcáis la verdad de lo que pasó.

Volviendo a ‘Diálogos en la tierra de los ríos’, hubo quien se molestó con algunas frases que escribí: una vecina hacía un comentario sin mayor importancia y otra se molestó porque hablaba de su padre, que ya había fallecido;  a otra mujer no le gustó que yo entrevistara a fulano, y un vecino estaba disgustado porque yo había escrito sobre la foto de su abuelo, con cierta ironía. Pido disculpas si alguien se sintió molesto, pero nunca fue mi intención herir o burlarme de nadie. Con que escribas una palabra de más, metes la pata. En el artículo ‘El tren con destino al frente’ (que salió publicado en La Opinión de Granada en 2009 y lo tengo colgado e mi blog), escribo que mi padre fue un desertor del ejército republicano, pues me lo contó él mismo y sé que no se hubiera molestado. El escritor británico Michael Jacobs decía que “es un peligro escribir sobre un pueblo español. El gran problema del escritor de viajes es que siempre hay gente que se queja y, además, hay mucha envidia”.
Por otro lado, tengo que deciros que con el libro me llevé muchas sorpresas y alegrías. Recuerdo que el marido de la hija de Federico, el del casino (fue alcalde de los Ogíjares), me enseñó un día una copia exacta del libro: lo había fotocopiado entero y después lo recortó con una cizalla. Otro profesor también lo fotocopió entero. Muchos emigrantes de Castilléjar (incluso hijos de los emigrantes) me llamaron por teléfono desde diferentes provincias de España, para hacerme pedidos o darme las gracias porque lo habían leído. Y como digo, en Castilléjar he sentido el calor de la gente. Os voy a leer algunos párrafos de la carta que me envió Juanra, que está de maestro en Valencia, en enero de 2007:

 Cuando leí el libro que escribiste de recuerdos, unas veces a través de personajes de Castilléjar me hubiera gustado tener tu correo o tu teléfono para poder darte las gracias por ese esfuerzo de acercarse a lo que ha sido el pueblo durante los años que nos tocó vivir en él, de recordar espacios, personas y situaciones que quedaban olvidadas por el paso de los años y el desgaste de nuestra memoria. Son recuerdos que nos acercan a nuestra niñez, posiblemente la etapa evolutiva que uno guarda con más cariño, por eso más aún se  tiene que estar agradecido.
Has hecho un gran esfuerzo de aproximación a una vivencia ya lejana que en líneas generales ha dado un buen resultado. Bien trazado y escrito, con una recogida de datos y situaciones muy amplia
Pero sobre todo el documento gráfico que aportas es muy bueno, que hay que agradecer a la labor tan importante que supuso el trabajo infatigable de reportero "todoterreno" que fue tu padre. Una pena que se perdieran los negativos, pero nadie podía imaginar que se estaba escribiendo una historia más real que la que pueden expresar las palabras. Algunas veces he pensado que se podía hacer una labor recopilatoria. Uno o dos años antes de ponerme enfermo en una feria se hizo una exposición de fotografía de lugares y gentes del pueblo y esto mismo se puede hacer hoy y más fácil dados los medios audiovisuales de que disponemos, sobretodo internet. Mi propuesta sería que el ayuntamiento creara una página web donde colocar todas las fotos que cada uno tuviera, bien por aportación directa para su escaneado o bien remitiéndolas a través de internet  y que pudieran ser de interés general, explicando fecha, lugar, personas y situaciones. Otro día seré más breve. Un abrazo. Juanra

   5 de febrero 2007

       Amigo Juanra:

                                                         Recuerdo que, cuando escribía el libro se me caían las lágrimas, pues era un pueblo que solamente existía en mi imaginación –como ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo, pero sin esa amargura–, mucha gente, incluidos mis padres, habían fallecido y por eso es sentimental y lleva esa carga de nostalgia.

Como está escrito en un lenguaje sencillo, llega al corazón de la gente y sus personajes los puedes trasladar a cualquier pueblo de la España rural de los años sesenta. Y en unas páginas discurre la vida sencilla de Castilléjar, sin grandes acontecimientos, algo así como el ‘Bienvenido Míster Marshal’, del valenciano Luis García Berlanga. Fue una bonita experiencia y la gente lo que agradece es la sencillez, la naturalidad y que ellos se hayan visto reflejados en unas páginas, pero en el fondo es un homenaje a ese pueblo olvidado y tan ‘escichao’ (esto lo decía la tía Josefa Sola), como ha sido y es Castilléjar. Hace poco en un periódico, creo que en Ideal, venía escrito ‘Castilléjar de los Ríos’, como se llamaba con anterioridad, pero que por dejadez de unos y otros se fue perdiendo este nombre tan bonito y que lo define mejor.

      Yo estoy de acuerdo en esto que proponía Juanra y cedería al Ayuntamiento la colección de fotos que tengo de Castilléjar, como se las cedí al alcalde Jesús Raya para la exposición que organizó en junio de 1999. Quiero dar las gracias a la bibliotecaria Miriam, que es el alma del Encuentro: estos días nos hemos estado escribiendo correos para arriba y correos para abajo, explicándome los detalles con esa amabilidad que la caracteriza. Mi agradecimiento también a Pepita, una alcaldesa decidida que sé que hace lo que puede, como hoy apostando por la cultura. Hará unos diez años fui a Orce y, en el Palacio de los Segura, había una exposición de fotografías. En una foto de los años 30, estaban los alcaldes de la comarca de Baza que habían ido a Barcelona a hacerle un regalo al nuevo gobernador, que con anterioridad lo había sido de Granada y, entre ellos, estaba el abuelo de Pepita con el mostacho que se estilaba entonces. Y uno piensa, hay que ver lo que son los genes.  

Y a todos vosotros también os agradezco que os hayáis acercado esta tarde al Cine-Teatro para escucharnos y para mí es una satisfacción que se acuerden de uno en su pueblo natal. En este antiguo cine de Manolo, Joaquín decía que tenía la costumbre de poner una película buena y dos malas. Sé que la gente lo está pasando mal en el pueblo, pues ya no hay peonadas del esparto y de Guadix para acá apenas llega dinero. Cecilio, el sobrino de los Simones, me contaba que antiguamente las pagas de los jubilados llegaban en las sacas de Correos. La comarca de Huéscar es una tierra reseca, despoblada y sin futuro (de las más pobres de Europa), no produce más que emigrantes, siempre ha estado mal comunicada –no hay más que ver la carretera llena de baches y los accidentes que ocurren– y abandonada a su suerte, porque ningún Gobierno quiso saber nada. Finalmente, quiero deciros que Castilléjar solo saldrá del subdesarrollo, del abandono y del pozo de la ruina en que la han dejado con buenos gobernantes y con gente honrada, que tenga ganas de trabajar por su pueblo.

Y ya me despido con estas coplas que Miguel Hernández cantaba en sus buenos tiempos, en la Hermandad de Ánimas:

 Una mujer panza arriba
y un hombre vuelto del revés,                                                                              
qué leche estarán haciendo
que tanto menean los pies.

Yo me casé en Arandín
con una mujer honrá.
Sería costumbre de allí,
que me la dieron preñá.

Muchas gracias.


Posdata: Este escrito lo leí en el Cine-Teatro de Castilléjar, el 4 de mayo de 2013. El viejo cementerio fue demolido, como se aprecia en las fotografías, y centenares de restos fueron trasladados al nuevo camposanto, donde los familiares tuvieron que pagar un nicho nuevo. Por aquellos trágicos días, los castillejaranos contemplamos un paisaje dantesco: nichos y ataúdes abiertos, calaveras y huesos tirados por el suelo, y hasta algunas tumbas profanadas. El 13 de febrero de 2004, salió una crónica en el Granada Hoy, como puede verse en el recorte de periódico:

 En el 2008 se procedió al sellado del cementerio viejo. Al final, Castilléjar se quedó sin el cementerio antiguo y con una deuda que nunca podrá pagar. Pero lo peor de todo ha sido el manto de silencio, durante todos estos años, como si nada hubiera pasado. Este escrito no ha dejado de atormentarme, desde que me puse a redactarlo: un día lo escribía convencido, pero al siguiente reflexionaba y abandonaba la idea. Sin embargo, a otro día el tema volvía con más ímpetu a mi mente. Y así lo tomaba y lo dejaba una y otra vez, en una lucha continua y desigual, donde al final siempre me asaltaba la duda. Era como si alguien me empujara a contar la verdad sobre el antiguo cementerio de Castilléjar y yo no acabara de decidirme.


Centenares de restos quedaron enterrados en el cementerio clausurado y nada de extraño tiene que las almas en pena nos envíen mensajes desde el más allá –como cuentan que ocurría con las fosas de Katyn (Ucrania)–, pidiendo el descanso eterno. En el cementerio está enterrada toda la historia de Castilléjar, las generaciones de quienes nos precedieron y todos los vecinos que conocimos en nuestra infancia y que ya no están. Este viejo cementerio debería limpiarse y estar abierto algunos días al año –por el Día de los Difuntos–, para que al menos podamos rezarle una oración a nuestros familiares.

 Nada justificaba su demolición, porque el camposanto ES PATRIMONIO DEL PUEBLO y de nadie más. ¿Alguien se explica que salga publicada una resolución del Ayuntamiento de Castilléjar, en la que se anuncia la clausura del cementerio municipal que conlleva la exhumación y traslado de los restos de los difuntos al nuevo cementerio, el 27 de septiembre de 2002, en el Boletín Oficial del Estado, número 232? ¿Alguien puede entender que se clausure un cementerio, con el fin de recalificar los terrenos?... ¿Podrán entender esto nuestros hijos y las generaciones futuras de castillejaranos y perdonarnos? Mi hermana pequeña estaba enterrada allí y yo todavía me pregunto: ¿a quién le podían estorbar nuestros queridos difuntos, en sus nichos y tumbas en el suelo? Habrá que rezar y pedir perdón, como en el ‘Réquiem’ de Mozart: “Dales, Señor, el descanso eterno”.

http://en-clase.ideal.es/index.php/noticias/actualidad/1435-los-protagonistas-del-x-encuentro-de-escritores-del-altiplano-granadino.HTML

http://www.ideal.es/granada/20130826/local/granada/deuda-publica-municipios-granadinos-201308260315.html

Despedida en San Clemente:





lunes, 13 de mayo de 2013

Y ZÚJAR SE VISTIÓ DE ROMERÍA





Dedicado al historiador Francisco Arredondo, que me invitó a la romería y me ayudó a elaborar el artículo y a todos los zujareños


Foto Mancomun. Municipios de Baza







Unas diez mil personas se congregaron este domingo pasado en la cumbre del cerro de Jabalcón para celebrar, por todo lo alto, la romería de la Virgen de la Cabeza. Fervor religioso en estado puro: un penoso ascenso de dos horas y media, romeros descalzos con promesas a la Virgen –algunos hacen el recorrido de rodillas– y antiguos cánticos devotos, mezclados con tragos de agua o de vino, mientras que treinta tambores por banda suben tocando durante todo el camino. ¡Tradición, tradición!, diría con los brazos extendidos Topol, aquel nostálgico ruso, de origen judío. Es el momento del reencuentro para los zujareños, pues vienen muchos emigrantes y se dobla la población –me dice Juan Ramón González, hermano mayor de la Hermandad de la Virgen, que cuenta con cerca de mil cofrades–. El sábado, a las 11 de la mañana, ya estábamos sin agua. García luce un pañuelo rojo atado en la cabeza y ha venido desde Alicante: Es una fiesta muy entrañable, y nos desplazamos por devoción a la Virgen.

Nada más terminar la misa, miles de personas acompañan a la patrona hasta la Erilla Empedrada, donde recibe los honores de la abanderada y, poco después, se inicia la cansina subida al cerro de Jabalcón. Cuenta la Historia que, una vez que se levantó la ermita, la hermandad y la soldadesca llevaron en procesión a la sagrada imagen, con el concurso de otras hermandades de las villas de Serón, Caniles, Benamaurel y Baza. Se agrupaban en el Peñón de la Bandera, mientras recibían a las soldadescas de los citados pueblos. Finalmente, ascendían a la cumbre del cerro para celebrar juntos la romería. Aseguran que esta fiesta se introdujo a finales del siglo XVI, a similitud de la de Sierra Morena, y por tanto es la más antigua de la provincia. El primer Libro de Actas del Ayuntamiento mandaba que se digan las misas de agua a Nuestra Señora, para implorar lluvias y rocíos que aseguren los panes.

Por el camino me voy encontrando con penitentes descalzas: María José Díaz, de Caniles, confiesa que hace esta promesa por devoción y para pedir por la salud de un familiar cercano. Sin embargo, éste ha muerto. Antonia Sola, de Benamaurel, a duras penas se apoya en un palo: Subo descalza porque mi hijo salió bien de un accidente de tráfico. Las continuas hileras de romeros colorean los escarpados senderos de Jabalcón. El catedrático Francisco Arredondo ha estudiado la historia de su pueblo y opina que la romería de la Virgen de la Cabeza conlleva una religiosidad de tipo emotivo y sentimental. En su origen la fiesta era esencialmente la romería pero, con el tiempo, se ha convertido en algo consustancial con el ser zujareño. En fin, uno conocía Zújar a través del libro de Gabriel M. Cano La comarca de Baza, donde viene la foto de una ermita ya desaparecida; aunque en realidad era un antiguo morabito. Poco antes de llegar a la cumbre, los costaleros no pueden tirar de su alma: ¡Bueno, pos echar un trago de vino!, oigo a mis espaldas. Al poco, todos los romeros entonan: Salve, luz de los cielos. / María, azucena de místico color. / Hoy tu pueblo con grande alegría...

   
Centro de Adultos Zújar-Freila





Una guardiana de la Virgen me explica el ser zujareño: Todo el mundo lleva su tripa de salchichón y su vino. Se llega a las doce, dicen la misa y se procesiona a la patrona alrededor de la ermita. Luego se reparte el arroz y se le reza. A las 4 de la tarde sale y, más tarde, se para en la Piedra de los Deseos, donde se banderea la bandera... Ya estamos llegando: Viva la Reina de los cielos. ¡Guapa, guapa, guapa! ¡Dales, que están secos! Viva la Reina de Zújar... Poco después, la gente se agolpa en la ermita para tocar el manto de la Virgen. Durante los siete días anteriores a las fiestas patronales, el eco incansable y machacón de los tambores recorre a diario las apacibles calles de Zújar. Y el sábado tiene lugar, dentro de la iglesia, el desfile de las Compañías de Moros y Cristianos, y de los siete diablos que representan a los pecados capitales, ante el camarín de la Virgen. Seguidamente, es vitoreada y aclamada por todo el pueblo, siendo este día del encuentro con la patrona el más grande de la fiesta. Aquí los cajeros (tamborileros) se pasan hora y media tocando sin parar.


Después de la romería del domingo, se escenifica la representación de moros y cristianos Cautiverio y rescate de Nuestra Señora de la Cabeza. Este drama popular, de comienzos del siglo XVI, está considerado como uno de los que más valor literario tienen hoy en España. Antonio Hortal, el preparador de la representación, insiste en que me quede a verla, mientras va recitando: (...) Desde la ermita encumbrada en Jabalcón, descendieron aplaudiendo a su Diana, y he de hacer que se cautive por más que llena de gracia la aclame el mundo. Antonio es, además, uno de los seis oficiales que se han gastado de su bolsillo unos 18.000 euros, para pagar las chucherías de los niños y unos dos mil platos de arroz con conejo: Nadie nos ayuda, y esto lo hacemos por fervor popular. Mientras tanto, el Ayuntamiento se dedica a mirar hacia otro lado. Subir a las cumbres del Jabalcón y la Sagra, o contemplar las verdes aguas del pantano del Negratín, son el mejor espectáculo que ofrece al viajero esta tierra reseca y olvidada del Altiplano. Hoy, Zújar siente una gran devoción por su guapa patrona y, al mismo tiempo, los nombres de sus calles, barrios y pagos nos recuerdan su secular pasado morisco.


Publicado en Ideal, el 27 de abril de 2004, y en mi libro Artículos del Altiplano y de Granada (2014)

https://fb.watch/rL003rUJ6H/ Video de la romería, 2024. Ayuntamiento de Zújar





miércoles, 1 de mayo de 2013

DON CLAUDIO PENALVA

















En la foto que acompaña al escrito de la conferencia, aparece Don Claudio Penalva Navarro con dos luengas barbas, que le llegan hasta el bolsillo superior de la chaqueta –según se estilaba en la época– y con la perilla afeitada: “Señores, he de manifestar, que carezco de la ilustración precisa para el desarrollo de esta conferencia. No soy técnico; mi enfermedad y decrepitud me sustraen aptitudes, por lo que os ruego benevolencia. Me concretaré sólo, a la exposición de una reseña histórica… de forma que sean conocidos públicamente y por las juventudes que han de enjuiciar el porvenir, o execrar tal vez, la actuación de la generación presente, si no defiende sus inmanentes prerrogativas y derechos, otorgados en bien de este fértil territorio”.

Hará unos cinco años, Agustín Chillón, el actual alcalde de Huéscar, me regaló dos libros, las Ordenanzas Municipales de Huéscar, siglo XVI, de Julián Pablo Díaz, y En defensa del Canal de Bugéjar, editado en el 2000 por el Patronato  Municipal de Cultura y Deportes, donde viene recogida la célebre conferencia que dio el conocido cirujano, Don Claudio Penalva Navarro, “ante una gran concurrencia, en el Círculo Instructivo Obrero de Huéscar, el día 6 de marzo de 1928”. El Canal de Bugéjar, también llamado de Carlos III, de Huéscar y Canal de Murcia, se ha intentado construir desde los tiempos de Felipe II, con el fin de llevar el agua de los ríos Guardal y Castril hasta Lorca, Totana, Murcia y Cartagena. Pero de tan magna obra, tan sólo se pudo construir unos 29 km, desde las fuentes del Guardal (donde se construyó la presa) al Campo de Bugéjar, pues había que abrir un túnel de 11 km en la loma de Topares y 9 diques de once metros de altura, empresa imposible para la técnica de aquellos tiempos.
 
Don Claudio prosiguió diciendo: “El agua es vida, los pueblos que no la tienen, están predeterminados a la decadencia y aún a morir de inanición, si no se avienen a comer el negro pan de la emigración… Éste es el triste caso de actualidad sensacional, que afecta a los intereses y el porvenir de los desheredados pueblos de nuestra región. Se proyecta llevarse las aguas de los ríos Castril y Guardal a larga distancia, transfiriendo los derechos que a ellas tenemos, desde los años 1774, en contra de toda lógica, razón y justicia. Escasos de aguas, algunos pueblos de las hermanas provincias de Almería y Murcia (alegando su abolengo de mejor derecho)… han pretendido de los poderes públicos el aprovechamiento de las aguas que nos pertenecen y debían estar regando al menos desde principio de este siglo, 26.000 has.”. También menciona los estudios que están haciendo en el pueblo de San Clemente, “donde se proyecta la construcción de un pantano al que verterán los volúmenes del Castril y Guardal”.


Don Claudio, de joven

Don Claudio nació en 1850, en Puebla de Don Fadrique, y falleció en Huéscar en 1935. De familia humilde, destacó en los estudios hasta el punto de que una señora le pagó la matrícula y los libros, mientras que el maestro le dio clases. Al superar el bachillerato, decidió estudiar por libre en la Facultad de Medicina de Granada. Unos compañeros le mandaban los apuntes a La Puebla y, cada trimestre, cogía el coche de postas –que hacía paradas en Baza y Guadix, donde pernoctaba– para ir a la facultad a examinarse. “Estudiaba los apuntes con el quinqué”, me dice el nieto del cirujano, José Jiménez Penalva, que, a sus 86 años, pasa las mañanas en la farmacia que tiene por el centro de Granada. “Mi abuelo era médico de la beneficencia en Huéscar y, además, tenía su consulta privada en la calle del Ángel, donde un primo mío conserva su despacho tal cual, hasta las agujas para coser las heridas. Un día, la hija de Don Claudio se quejó de que subía de la consulta con cinco duros, solamente. Y él le respondió, ‘Yo soy el médico de las tres pes: los pobres, las putas y los parientes’. Y cuando se cabreaba mucho, se cogía las puntas de las barbas y gritaba: ‘¡Me cago en Reus!’”. Era un personaje muy popular en Huéscar y la gente venía a consultarle sobre el testamento o las tierras. Por las tardes solía sentarse a la puerta de su casa, en una silla de mimbre, pero como su aspecto infundía miedo a los niños de vez en cuando les daba una perra gorda.

  
Don Claudio se preguntaba con amargura: “¿Estamos nosotros ya, en el plano moral de indígenas no protegidos, para que se nos condene a contemplar eterna y dolorosamente el establecimiento de una servidumbre de paso de aguas sobre la tierra y hogar, donde nuestros mayores derramaron lágrimas en sus amarguras y los sudores de su honrado trabajo?... y ya que a este acto concurren representaciones de la región, estampemos la más enérgica protesta al otorgamiento de toda concesión, pues éste es el sentir general y el eco de la voz angustiada de nuestros antepasados… Este canal que yo llamaría Canal Primo de Rivera…”, y hablaba de compartir el agua con las provincias levantinas. Al final, daba las gracias a los asistentes por los aplausos y “los elevo ante el Gobierno de S.M.D. Alfonso XIII en súplica, de la justicia que nos asiste y merecemos”. Señalar que el Canal Carlos III, con el Puente de las Ánimas (siglo XVIII), fue declarado Bien de Interés Cultural en 1982, y que los pantanos del Portillo en Castril y de San Clemente en el Guardal fueron construidos en la década de los 70.

Publicado en La Opinión de Granada, el 10 de noviembre de 2008


Nota del autor: Señalar que, unos meses después de la publicación del artículo, falleció el nieto del cirujano, José Jiménez Penalva. El artículo fue posible porque Pascual Dengra, hijo del conocido maestro de Huéscar, me puso en contacto con el citado farmacéutico, un hombre muy amable. Don Claudio era abuelo también del poeta Alejandro Sánchez-Ahumada Penalva, que fue quien colgó el artículo en la web de la Asociación de Escritores del Altiplano y Pozo Alcón, aunque de forma incompleta.

El embalse de San Clemente fue terminado en 1990 (y no en la década de los 70), después me enteré que un tramo del canal de Carlos III, quizá uno de los mejores, fue durante mucho tiempo el basurero municipal de Huéscar. En 2006 se sacó toda la basura y se enterró a unos 50 metros  del canal. Todavía puede verse la antigua presa en el nacimiento del Guardal, aunque enterrada, así como la derivación del canal. En un breve análisis histórico, el Canal de Carlos III (junto al acueducto del Puente de las Ánimas) fue una gran obra de canalización, representativa de la ingeniería civil del siglo XVIII y está considerada como una de las siete maravillas de la provincia de Granada. Y sin embargo, acabó siendo el basurero municipal de Huéscar. En la España de 1928 (al año siguiente dimitió el dictador Primo de Rivera), el 60% de la población era analfabeta, calculo que un 80% viviría en el campo y la mayoría de los españoles calzaban alpargatas.


Don Claudio advierte en su discurso sobre la tragedia que le espera a la región (“El agua es vida, los pueblos que no la tienen, están predeterminados a la decadencia y aún a morir de inanición, si no se avienen a comer el negro pan de la emigración…”), pero, también, le preocupa la opinión de las generaciones venideras: “…de forma que sean conocidos públicamente y por las juventudes que han de enjuiciar el porvenir, o execrar tal vez, la actuación de la generación presente, si no defiende sus inmanentes prerrogativas y derechos, otorgados en bien de este fértil territorio”.

 Y al final, en medio de los aplausos de los huesquerinos, añade: “los elevo ante el Gobierno de S.M.D. Alfonso XIII en súplica, de la justicia que nos asiste y merecemos”. La importancia histórica del discurso de Don Claudio Penalva, en el Círculo Instructivo Obrero de Huéscar, es que, ocho décadas después, nadie como él ha reclamado el derecho a las aguas del pantano del Negratín. Hoy, las aguas de los ríos Castril y Guardal riegan la provincia de Sevilla y la cuenca del Almanzora, mientras dejan sin agua a los regantes de las comarcas de Baza y Huéscar. Desde la perspectiva de los años, la figura de Don Claudio se agiganta como un personaje histórico y como un padre de nuestra región, que, desde su humildad, supo defender como pocos los escasos recursos del Altiplano. “Éste es el triste caso de actualidad sensacional, que afecta a los intereses y el porvenir de los desheredados pueblos de nuestra región”. Al final se cumplieron sus temores, pues barruntaba lo que iba a pasar: nuestros pueblos quedaron desheredados para siempre, pero lo triste es que nadie alza la voz ni dice nada. Por eso debemos de rescatarlo del pasado y reivindicar algo tan simple como el derecho al agua de nuestros ríos.

Como al discurso del olvidado Don Claudio (esto siempre ocurre en nuestra tierra, aparte de que pocos lo conocerán) acudieron representantes de la región, es posible que la noticia saliera en El Defensor de Granada, pues Ideal comenzó a publicarse en 1933 y el periódico Patria (de la Falange) también es de esa época. A pesar de que he indagado, no he encontrado ninguna crónica periodística. 
 Esta es la política de la Junta con las comarcas de Baza y Huéscar. No cumple lo que prometió, el regadío de 22.000 hectáreas en estas comarcas, sino que se lleva el agua del Negratín para el riego de la zona de Almería. 


El artículo completo viene recogido en mi libro, Artículos del Altiplano y de Granada (2014)