miércoles, 19 de febrero de 2025

CASTILLÉJAR DIGITAL, junio de 2009

 

Portada de Castilléjar Digital, 2009



Textos copiados de la revista CASTILLÉJAR DIGITAL, número 4, de junio de 2009, elaborada por Luis Dengra Felgueres. Entonces era dinamizador del Centro Guadalinfo y actualmente trabaja en Punto Vuela Guadalinfo. Hay que señalar que las autoras recuerdan la vida y las costumbres del pueblo, a finales de los años treinta y de los cuarenta en adelante.

1.    Historia de Castilléjar

Castilléjar es una villa situada en la parte norte de Granada, a 140 km de la capital. Tiene 1800 habitantes y 4 anejos: Los Isidros, Los Olivos, Dolosa y Los Carriones. Los pueblos que la rodean son: Huéscar, Galera, Benamaurel y Castril. Es un pueblo fundamentalmente agrícola. Tiene una hermosa tierra de regadío y su mayor cultivo son los cereales y legumbres. En la tierra árida se cría esparto y hay espejuelos. El esparto se coge como medio económico, su elaboración es útil y bonita. El espejuelo esta bajo tierra, son piezas pequeñas y grandes, de varios colores: grises y otros rubios transparentes. Una vez sacado de la tierra, se cuece en hornos de leña, se extiende y se pica con un rulo grande, enganchado a las bestias. Se cernía y quedaba fino para la construcción. Por el pueblo pasan dos ríos, llamados Guardal y Galera. Los dos riegan nuestra vega. El pueblo se abastece de agua del río Guardal. Contaban los antepasados que hubo una sequía grande, todas las fuentes quedaron secas a excepción de la de este río y a raíz de esta sequía vino una epidemia de cólera. La gente moría sin remedio hasta que, al cabo de unos meses, se formó una tormenta, el río salió fuera de su cauce, arrastró un tronco más de cien kilómetros y se paró en una orilla del pueblo. La gente quedó asombrada. Aquel tronco era algo misterioso, así que los vecinos del pueblo pensaron en hacer una imagen de Santo Domingo de Guzmán con él. También construyeron una ermita en el mismo sitio. Todo se llevó a cabo y, tanto lo adoraron, que aquella fatal enfermedad desapareció milagrosamente. Desde entonces, Santo Domingo es el patrón de Castilléjar. Su fiesta se celebra el día 8 de Agosto. Antiguamente, desde la ermita se subía la imagen a la iglesia para hacer las novenas y el último día de feria se bajaba de nuevo a la ermita.


Plegaria a santo Domingo, años 50













Como todos estos términos, Castilléjar también fue poblada por los moros. Hay muchos puntos donde dejaron sus tesoros y reliquias. En la  Morería han encontrado ornamentos religiosos, La Balunca ha sido excavada varias veces y también han encontrado cerámicas y restos humanos. En el camino hacia La Balunca había una piedra enorme en forma de huevo. Esa piedra estuvo centenares de años allí y un día, por los años 50, apareció rota. Decían que tenía un tesoro, no se supo quién la rompió. Castilléjar siempre ha sido un pueblo agrícola, ha tenido poca industria aunque hace muchos años había caldera de aguardiente y esencias, almazara para hacer aceite, telares para tejer, picadora para picar esparto y seis molinos para moler trigo. De todo esto ya no queda nada. El pueblo tiene dos plazas, la Plaza Nueva y la Plaza Mayor, donde está situada la iglesia de la Purísima Concepción. De estilo mudéjar, es del año 1657 y fue inaugurada el 20 de febrero 1756. En la ermita de Santo Domingo decían misa los primeros domingos de cada mes y el Domingo de Ramos se bendecían las palmas. En aquel entonces había muchas fiestas, la más importante era la de la Virgen del Rosario y la del Señor Resucitado. Novenas había casi todo el año y hermandades todos los santos tenían la suya. La del Santísimo era de las más importantes. Los terceros domingos de cada mes dentro de la iglesia había una exposición con el Santísimo y el palio. A este acto se llamaba Minerva. La Hermandad de la Virgen del Rosario y la de las Ánimas eran la misma. Hacían alegres las navidades. Había Misas de Gozo, empezaban el 16 de diciembre y duraban hasta la Nochebuena, en que terminaban en la Misa del Gallo. Suponía un sacrificio levantarse a las 6 de la mañana, pero merecía la pena oír tocar las guitarras y cantar los villancicos todos los días de Navidad. Era fiesta, incluso el Día de los Inocentes, que era costumbre romper un cántaro en el coro para dar la inocentada a la  gente (todos nos asustábamos). Después de la misa la hermandad iba por las calles, entraban en las casas y decían se canta o se reza. Donde había luto rezaban, donde no, cantaban. La gente les daba cosas del campo, embutidos o dinero, y todo lo que recogían, el Día de los Reyes lo subastaban en la plaza. La Hermandad de San Antón también tenía una tradición, que era comprar un cerdo y echarlo de careo. Corría todo el pueblo, la gente le echaba comida y agua. Cuando estaba gordo, lo rifaban. La iglesia ha sido siempre el lugar más significativo para los creyentes. Es donde celebramos bautizos, comuniones, casamientos y el adiós a nuestros seres queridos. Había mucha devoción, se hacían los siete domingos a San José, los nueve viernes al Corazón de Jesús, estaban los grupos de Acción Católica, las Hijas de María y las Marías del Sagrario. Todo ya se ha perdido, solo nos quedan recuerdos de aquellos tiempos.

Primi Ybar

Consagración de Castilléjar al Corazón de María, 1954 

 2.    La ermita de San Marcos

En las Eras Altas teníamos la ermita de San Marcos. Era muy antigua, ni se sabe la antigüedad que tenía. Fue  vendida a finales de 1980 por el párroco de Castilléjar, D. Mariano, para restaurar la iglesia de la Purísima Concepción o así lo dijo él. Todo el pueblo sentimos mucho la desaparición porque teníamos grandes recuerdos de ella. El 25 de abril, día de San Marcos, todos los años por la mañana un grupo de personas bastante grande salíamos de la iglesia de la Purísima cantando las letanías, que por aquel entonces se cantaban en latín, hasta llegar a la ermita. A continuación, la santa misa. Después de la misa, el sacerdote salía a la puerta de la ermita y bendecía los campos. La ermita estaba muy limpia para ese día, porque las vecinas de la barriada se preocupaban de limpiar, vestir el altar y adornarlo. La imagen de San Marcos muchas personas no la conocimos, porque en la guerra fue destruida. También la ermita se utilizaba para despedir a nuestros queridos difuntos. Cuando moría una persona, el sacerdote, el sacristán y los acólitos iban a por el difunto a la puerta de su casa, de allí a la iglesia y la última despedida era en la puerta de la ermita, donde el sacerdote rezaba un responso y subían al cementerio viejo a enterrarlo. Toda esta ceremonia la hacían andando con el difunto a hombros, pues entonces no había coches fúnebres, y por el contrario sí había muchos familiares, pues todos éramos familias numerosas. Para descansar del difunto se llevaba una mesa vestida de negro.

Resurrección García


3.    Las niñas en la escuela, en 1938 y 1940

En el mes de mayo vestíamos todas las niñas, con ayuda de la maestra, un altar a la Purísima Concepción. Nos mandaba al campo a coger flores silvestres para ponérselas a la Virgen, flores como el majoleto, flor de tapaculo, zapaticos de la virgen, peos de rana, amapolas, etc. Porque en el pueblo no había nada más que un rosal, el de la tía Fabiana, que vivía en la cuesta del río, al lado de la posada, y las vendía a perrilla la rosa pero como no teníamos dinero, las niñas nos conformábamos con ir a verlas. Todas las tardes, en la escuela, le rezábamos el rosario a la virgen y le cantábamos canciones como:

Catalina Pérez

Bendita sea tu pureza,

eternamente nos sea pues todo

un Dios se recrea en esta graciosa

belleza, a ti celestial princesa,

Virgen Sagrada María te ofrezco

en este día, alma, vida y

corazón. Mírame con

compasión, mírame con

compasión, no nos dejes madre

mía, no nos dejes madre mía...

También le decíamos versos como:

Virgen María, madre de Dios,

de Castilléjar toma una flor,

María, blanca paloma, si no

tienes flores toma mi corona,

como soy tan pequeñita y tengo

tan poca voz, pero sí puedo

decir viva la madre de Dios, etc.

Catalina Pérez

La Virgen del Rosario, 1955


 4.    Oficios perdidos: la capota

Entre los años cincuenta y principios de los noventa, desde mayo hasta primeros de agosto, principalmente, las mujeres y los niños tenían un oficio: la capota. Aunque nosotros la llamamos así, su nombre es alcaparra. Era una manera de sobrevivir en verano. De ahí salían las compras como el pescado, las verduras o algún caprichillo de esos. Las mujeres más guardosas se preparaban de arroz, harina, azúcar, fideos, etc. Así tenían para empezar el invierno con más facilidad. Los niños se compraban la ropa para la feria y el día de la Virgen de Agosto, aunque también disfrutaban de los helados. Yo misma también compraba la capota y la embarrilaba. Eran unos barriles de madera, se echaba la capota y en otro barril aparte se hacía el aguasal, con un pesa sales. Se ponía el agua a punto de sal y se iba añadiendo al barril de capota hasta que se llenaba. Se tapaba el barril y se dejaba todo el verano al sol para su cocción. Luego se lo llevaban a los almacenes para guardarlos en botes pequeños y distribuirlos. Hubo quien puso secanos de escaparreras porque la pagaban bien: 1 kg de pequeña, 1.000 pts (6 €). 1 kg de gorda, 250 pts (1,5 €). También se compraba revuelta, a 300 pts (1,8 €). Estaba muy bien. En aquellos años, el que cogía capota rápido se ganaba unas 5.000 pts (30 €), para el medio día. Otros días ibas y no encontrabas nada, porque era un hervidero de gente por todos los cerros. Gracias a que solamente las dejabas de coger durante dos días y ya tenían otra vez. Es una mata que cuanto más las coges, más echan, y cuanto más sol, también. Recuerdo que cuando llegaban las doce del medio día y en adelante, se formaban muchas polémicas en los sitios donde compraban la capota, porque había que cribarla, y algunas cribas tenían los agujeros más gordos que otras, y eso se miraba mucho. Ahora en los años que vivimos todavía se coge, pero da vergüenza ver que la pagan a 2 €, que no te da ni para alpargates, además de que no la compran nada más que en Benamaurel, así que no la coge casi nadie. A mí me da pena ver las escaparreras llenas de flores y de capota, así que la cojo para echarla en aguasal y hago las ensaladas tan ricas, a la vez que recuerdo tiempos pasados.

Ángeles Ramón Carrión, Cuca



 http://www.castillejar.es/digital/index.asp  

guadalinfo.castillejar@andaluciajunta.es

http://www.castillejar.es/digital/datos/castillejar_digital_junio_2009.pdf

 
Anotaciones.
Copio estos datos de Castilléjar: Moriscos y cristianos. 1488-1570. Señorío de los Abduladines, del conde de Lerín y del duque de Alba. Su autor fue Rafael Carayol Gor (párroco de Galera e historiador), que falleció en la Navidad de 2001 y le dediqué un artículo en Ideal, con motivo de su fallecimiento. Este trabajo fue publicado en Úskar. Revista Histórica y Cultural de la Comarca. Número 4, año 2001. 
El viernes 12 de marzo de 1501, Juan García Rama, con el consentimiento y testimonio de cristianos y mudéjares de la villa convirtió la dicha mezquita en iglesia, y mandó que se la llamara de San Gregorio… Quizá, por estar dispersa la población, junto al baño, que estaría cerca del rio, había otra mezquita. El mismo día 12 la tomó en posesión el clérigo lorquino imponiéndole el nombre de Santa Ana. Y en una nota a pie de página, añade: Muchos años después allí se levantó la ermita de Santo Domingo.

 Transcribo este párrafo del Diccionario Geográfico (1776), de Tomás López.
Se halla situada esta villa entre dos ríos, el uno llamado Guardal y el otro nombrado de Galera; ambos se juntan a distancia de doscientos pasos y sin tener más puente que unos palos para el paso preciso de caballerías… Las enfermedades más comunes en este pueblo son tercianas: los muertos igualan por lo regular a los nacidos, que suelen ser cada año unos diez y nueve o veinte.
Fiesta de San Isidro, 2009



Las tres estampas religiosas las guardaba mi madre en el misal. La Consagración de Castilléjar al Corazón de María tuvo lugar el 10 de octubre de 1954, en la Plaza del Caudillo, siendo alcalde Nicolás Martínez y párroco don Atanasio Martínez, mientras que el orador del acto fue el padre guardián del convento de san Francisco, de Orihuela. 
 
Posdata. Si alguien tiene una foto de la ermita de san Marcos o que esté relacionada con el artículo, la publicaría aquí con su nombre. La terciana es la malaria o paludismo, una enfermedad infecciosa transmitida por los mosquitos. La fiebre se repetía cada tres días y de ahí le viene el nombre. Finalmente, expresar mi agradecimiento a Luis Dengra por recoger estos antiguos recuerdos de castillejaranas en la revista, de hace casi noventa años. Y señalar que me ha llevado muchas horas darle forma al artículo.

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