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Portada de Castilléjar Digital, 2009 |
Textos copiados de la revista CASTILLÉJAR DIGITAL, número 4, de junio de 2009, elaborada por Luis Dengra Felgueres. Entonces era dinamizador del Centro Guadalinfo y actualmente trabaja en Punto Vuela Guadalinfo. Hay que señalar que las autoras recuerdan la vida y las costumbres del pueblo, a finales de los años treinta y de los cuarenta en adelante.
1. Historia de
Castilléjar
Castilléjar es una
villa situada en la parte norte de Granada,
a 140 km de la capital. Tiene 1800 habitantes y 4 anejos: Los Isidros, Los Olivos, Dolosa y Los Carriones. Los pueblos que la
rodean son: Huéscar, Galera, Benamaurel
y Castril. Es un pueblo fundamentalmente agrícola. Tiene una hermosa tierra
de regadío y su mayor cultivo son los cereales y legumbres. En la tierra árida
se cría esparto y hay espejuelos. El esparto se coge como medio económico, su elaboración
es útil y bonita. El espejuelo esta bajo tierra, son piezas pequeñas y grandes,
de varios colores: grises y otros rubios transparentes. Una vez sacado de la
tierra, se cuece en hornos de leña, se extiende y se pica con un rulo grande, enganchado
a las bestias. Se cernía y quedaba fino para la construcción. Por el pueblo
pasan dos ríos, llamados Guardal y
Galera. Los dos riegan nuestra vega. El pueblo se abastece de agua del río Guardal. Contaban los antepasados
que hubo una sequía grande, todas las fuentes quedaron secas a excepción de la
de este río y a raíz de esta sequía vino una epidemia de cólera. La gente moría sin remedio hasta que, al cabo
de unos meses, se formó una tormenta, el río salió fuera de su cauce, arrastró
un tronco más de cien kilómetros y se paró en una orilla del pueblo. La gente
quedó asombrada. Aquel tronco era algo misterioso, así que los vecinos del
pueblo pensaron en hacer una imagen de Santo
Domingo de Guzmán con él. También construyeron una ermita en el mismo
sitio. Todo se llevó a cabo y, tanto lo adoraron, que aquella fatal enfermedad
desapareció milagrosamente. Desde entonces, Santo Domingo es el patrón de Castilléjar. Su fiesta se celebra el
día 8 de Agosto. Antiguamente, desde la ermita se subía la imagen a la iglesia para
hacer las novenas y el último día de feria se bajaba de nuevo a la ermita.
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Plegaria a santo Domingo, años 50 |
Como todos estos términos, Castilléjar también fue poblada por los moros. Hay muchos puntos donde dejaron sus tesoros y reliquias. En la Morería han encontrado ornamentos religiosos, La Balunca ha sido excavada varias veces y también han encontrado cerámicas y restos humanos. En el camino hacia La Balunca había una piedra enorme en forma de huevo. Esa piedra estuvo centenares de años allí y un día, por los años 50, apareció rota. Decían que tenía un tesoro, no se supo quién la rompió. Castilléjar siempre ha sido un pueblo agrícola, ha tenido poca industria aunque hace muchos años había caldera de aguardiente y esencias, almazara para hacer aceite, telares para tejer, picadora para picar esparto y seis molinos para moler trigo. De todo esto ya no queda nada. El pueblo tiene dos plazas, la Plaza Nueva y la Plaza Mayor, donde está situada la iglesia de la Purísima Concepción. De estilo mudéjar, es del año 1657 y fue inaugurada el 20 de febrero 1756. En la ermita de Santo Domingo decían misa los primeros domingos de cada mes y el Domingo de Ramos se bendecían las palmas. En aquel entonces había muchas fiestas, la más importante era la de la Virgen del Rosario y la del Señor Resucitado. Novenas había casi todo el año y hermandades todos los santos tenían la suya. La del Santísimo era de las más importantes. Los terceros domingos de cada mes dentro de la iglesia había una exposición con el Santísimo y el palio. A este acto se llamaba Minerva. La Hermandad de la Virgen del Rosario y la de las Ánimas eran la misma. Hacían alegres las navidades. Había Misas de Gozo, empezaban el 16 de diciembre y duraban hasta la Nochebuena, en que terminaban en la Misa del Gallo. Suponía un sacrificio levantarse a las 6 de la mañana, pero merecía la pena oír tocar las guitarras y cantar los villancicos todos los días de Navidad. Era fiesta, incluso el Día de los Inocentes, que era costumbre romper un cántaro en el coro para dar la inocentada a la gente (todos nos asustábamos). Después de la misa la hermandad iba por las calles, entraban en las casas y decían se canta o se reza. Donde había luto rezaban, donde no, cantaban. La gente les daba cosas del campo, embutidos o dinero, y todo lo que recogían, el Día de los Reyes lo subastaban en la plaza. La Hermandad de San Antón también tenía una tradición, que era comprar un cerdo y echarlo de careo. Corría todo el pueblo, la gente le echaba comida y agua. Cuando estaba gordo, lo rifaban. La iglesia ha sido siempre el lugar más significativo para los creyentes. Es donde celebramos bautizos, comuniones, casamientos y el adiós a nuestros seres queridos. Había mucha devoción, se hacían los siete domingos a San José, los nueve viernes al Corazón de Jesús, estaban los grupos de Acción Católica, las Hijas de María y las Marías del Sagrario. Todo ya se ha perdido, solo nos quedan recuerdos de aquellos tiempos.
Primi Ybar
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Consagración de Castilléjar al Corazón de María, 1954 |
En las Eras Altas teníamos la ermita
de San Marcos. Era muy antigua, ni se sabe la antigüedad que tenía. Fue vendida a finales de 1980 por el párroco de Castilléjar, D. Mariano,
para restaurar la iglesia de la Purísima
Concepción o así lo dijo él. Todo el pueblo sentimos mucho la desaparición
porque teníamos grandes recuerdos de ella. El 25 de abril, día de San Marcos, todos los años por la mañana un grupo de
personas bastante grande salíamos de la iglesia
de la Purísima cantando las letanías, que por aquel entonces se cantaban en
latín, hasta llegar a la ermita. A continuación, la santa misa. Después de la
misa, el sacerdote salía a la puerta de la ermita y bendecía los campos. La
ermita estaba muy limpia para ese día, porque las vecinas de la barriada se
preocupaban de limpiar, vestir el altar y adornarlo. La imagen de San Marcos muchas personas no la conocimos,
porque en la guerra fue destruida. También la ermita se utilizaba para despedir
a nuestros queridos difuntos. Cuando moría una persona, el sacerdote, el
sacristán y los acólitos iban a por el difunto a la puerta de su casa, de allí
a la iglesia y la última despedida era en la puerta de la ermita, donde el
sacerdote rezaba un responso y subían al cementerio viejo a enterrarlo. Toda
esta ceremonia la hacían andando con el difunto a hombros, pues entonces no
había coches fúnebres, y por el contrario sí había muchos familiares, pues todos
éramos familias numerosas. Para descansar del difunto se llevaba una mesa vestida
de negro.
Resurrección García
3. Las niñas en la escuela, en 1938 y 1940
En el mes de mayo vestíamos todas las
niñas, con ayuda de la maestra, un altar a la
Purísima Concepción. Nos mandaba al campo a coger flores silvestres para
ponérselas a la Virgen, flores como el
majoleto, flor de tapaculo, zapaticos de la virgen, peos de rana, amapolas, etc.
Porque en el pueblo no había nada más que un rosal, el de la tía Fabiana, que vivía en la cuesta del
río, al lado de la posada, y las vendía a perrilla la rosa pero como no
teníamos dinero, las niñas nos conformábamos con ir a verlas. Todas las tardes,
en la escuela, le rezábamos el rosario a la virgen y le cantábamos canciones como:
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Catalina Pérez |
Bendita sea tu pureza,
eternamente nos sea pues todo
un Dios se recrea en esta graciosa
belleza, a ti celestial princesa,
Virgen Sagrada María te ofrezco
en este día, alma, vida y
corazón. Mírame con
compasión, mírame con
compasión, no nos dejes madre
mía, no nos dejes madre mía...
También le decíamos versos como:
Virgen María, madre de Dios,
de Castilléjar toma una flor,
María, blanca paloma, si no
tienes flores toma mi corona,
como soy tan pequeñita y tengo
tan poca voz, pero sí puedo
decir viva la madre de Dios, etc.
Catalina Pérez
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La Virgen del Rosario, 1955 |
Entre los años cincuenta y principios de
los noventa, desde mayo hasta primeros de agosto, principalmente, las mujeres y
los niños tenían un oficio: la capota. Aunque nosotros la llamamos así, su
nombre es alcaparra. Era una manera de sobrevivir en verano. De ahí salían las compras
como el pescado, las verduras o algún caprichillo de esos. Las mujeres más
guardosas se preparaban de arroz, harina, azúcar, fideos, etc. Así tenían para
empezar el invierno con más facilidad. Los niños se compraban la ropa para la
feria y el día de la Virgen de Agosto,
aunque también disfrutaban de los helados. Yo misma también compraba la capota y
la embarrilaba. Eran unos barriles de madera, se echaba la capota y en otro
barril aparte se hacía el aguasal, con un pesa sales. Se ponía el agua a punto de
sal y se iba añadiendo al barril de capota hasta que se llenaba. Se tapaba el
barril y se dejaba todo el verano al sol para su cocción. Luego se lo llevaban
a los almacenes para guardarlos en botes pequeños y distribuirlos. Hubo quien
puso secanos de escaparreras porque
la pagaban bien: 1 kg de pequeña, 1.000 pts (6 €). 1 kg de gorda, 250 pts (1,5 €).
También se compraba revuelta, a 300 pts (1,8 €). Estaba muy bien. En aquellos
años, el que cogía capota rápido se ganaba unas 5.000 pts (30 €), para el medio
día. Otros días ibas y no encontrabas nada, porque era un hervidero de gente
por todos los cerros. Gracias a que solamente las dejabas de coger durante dos
días y ya tenían otra vez. Es una mata que cuanto más las coges, más echan, y
cuanto más sol, también. Recuerdo que cuando llegaban las doce del medio día y
en adelante, se formaban muchas polémicas en los sitios donde compraban la
capota, porque había que cribarla, y algunas cribas tenían los agujeros más gordos
que otras, y eso se miraba mucho. Ahora en los años que vivimos todavía se
coge, pero da vergüenza ver que la pagan a 2 €, que no te da ni para alpargates,
además de que no la compran nada más que en Benamaurel, así que no la coge casi nadie. A mí me da pena ver las escaparreras llenas de flores y de
capota, así que la cojo para echarla en aguasal y hago las ensaladas tan ricas,
a la vez que recuerdo tiempos pasados.
Ángeles Ramón Carrión, Cuca
guadalinfo.castillejar@andaluciajunta.es
http://www.castillejar.es/digital/datos/castillejar_digital_junio_2009.pdf
El viernes 12 de marzo de 1501, Juan García Rama, con el consentimiento y testimonio de cristianos y mudéjares de la villa convirtió la dicha mezquita en iglesia, y mandó que se la llamara de San Gregorio… Quizá, por estar dispersa la población, junto al baño, que estaría cerca del rio, había otra mezquita. El mismo día 12 la tomó en posesión el clérigo lorquino imponiéndole el nombre de Santa Ana. Y en una nota a pie de página, añade: Muchos años después allí se levantó la ermita de Santo Domingo.
Se halla situada esta villa entre dos ríos, el uno llamado Guardal y el otro nombrado de Galera; ambos se juntan a distancia de doscientos pasos y sin tener más puente que unos palos para el paso preciso de caballerías… Las enfermedades más comunes en este pueblo son tercianas: los muertos igualan por lo regular a los nacidos, que suelen ser cada año unos diez y nueve o veinte.
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