viernes, 22 de noviembre de 2024

LA CONSERVACIÓN DEL SEMINARIO DE GUADIX

 

Fachada del Seminario Menor, en 2014


En el último pleno del Ayuntamiento de Guadix se aprobó, con los votos a favor del PP, PSOE y VOX, la cesión de una parte del Seminario a una hermandad. Una cesión para su uso durante 30 años. Sin embargo, esto ha provocado opiniones para todos los gustos en las redes. Uno escribe en Facebook: ¿Preferís que siga cerrado y se caiga a trozos antes que darle un uso decente? Y otro le replica: No tiene porqué seguir cerrado, o es que solo están esas dos opciones. ¿Seguir cerrado o cederlo a la iglesia? Que corto de miras. Tantas cosas se podrían hacer. En Guadix tenemos necesitad de espacios para muchas actividades. Y el primero insiste: Ninguna asociación se ha preocupado por hacer algo ahí y ahora que una hermandad lo está recuperando, algunos se rasgan las vestiduras. ¡Qué irónico! Este piensa lo contrario: !Se le compró a la iglesia por 300.000.000 y ahora se le cede a una hermandad, a la iglesia en definitiva. ¿Eso lo ves normal?? Lo pagamos todos para que lo usen unos pocos. Ese edificio debería recuperarlo el ayuntamiento y ser de uso público.!!Enhorabuena a la hermandad!!!! por esa iniciativa, la lástima es que no sea todo el edificio. Otro le aclara: …, pero sin coste alguno para el Ayuntamiento, es más, se le ganó dinero a esa compra que luego aumentaron los presupuestos de años sucesivos. Aquel otro tira una pedrada en ojo de boticario y en este plan hay opiniones para todos los gustos, como esta: ¿Y exactamente que pensabais hacer con el edificio? Si dependiera de vosotros se habría caído.

 Copio este párrafo de mi artículo El encuentro, que fue publicado en https://en-clase.ideal.es/2016/10/17/leandro-garcia-casanova-el-encuentro/ el 17 de octubre de 2016. En este entrañable patio –hoy ofrece un aspecto desolador, pues crecen las higueras– era donde nos hacían las fotos de cada curso, donde los sábados formábamos antes de salir de paseo por los alrededores de Guadix y donde recibíamos a los escasos familiares que venían a vernos. Dependiendo de la época del año, el patio era para nosotros la antesala del Seminario o de la calle. Toda aquella época de privaciones y de disciplina forman parte de nuestro pasado, mientras que hoy gozamos de mayor bienestar y comodidad, pero los estudios y la enseñanza que recibimos nos sirvieron para defendernos en la vida… Nuestros lejanos recuerdos de entonces se fundieron con la realidad de hoy y, por unas horas, regresamos de nuevo a la ciudad de Guadix: con tristeza vimos el antiguo Seminario, que se encuentra en completo estado de ruina, lo mismo que la Alcazaba (desde que la compró el Ayuntamiento está cerrada) donde jugábamos al futbol, con una especie de botas de tela, mientras sentíamos el tañido cercano y solemne de las campanas de la Catedral. 

Patio de arcadas con pozo, en 2016


En el artículo Recuerdos del Seminario, publicado en mi blog y en la revista Actualidad y Cultura Wadi-asen enero de 2018, describo su abandono: Hoy se encuentra en un estado de ruina, con escaleras derrumbadas, parte del tejado al descubierto y con el patio de arcadas y ventanales, donde crecen las higueras alrededor del pozo. Aquí estudió el escritor Pedro Antonio de Alarcón y miles de estudiantes y sacerdotes de la Diócesis Guadix-Baza y Huéscar. La Alcazaba fue declarada monumento nacional mientras que el Seminario forma parte del patrimonio de Guadix, por eso, el ayuntamiento y las instituciones deben de restaurarlos y no dejarlos en el  más completo abandono. 

 Don Leo Gómez Amezcua, que fue rector del Seminario en los años sesenta (falleció precisamente en noviembre de 2022), publicó un artículo en Accitania, Diario Digital, sobre el 20 de octubre 2016. Destaco este párrafo: El pasado día 15 de octubre, medio centenar de antiguos alumnos del Seminario Menor de Guadix, procedentes de distintas localidades y pertenecientes a cursos de los años 1960 y 1970, se reunieron en nuestra ciudad para celebrar una convivencia. Y lo primero que hicieron fue visitar el lugar donde había cursado sus estudios. Algunos de ellos eran sacerdotes; la mayoría eran seglares con distintas profesiones: maestros, médicos, escritores, abogados etc. A pesar de la advertencia previa que se les hizo, su impresión fue muy negativa, porque encontraron un edificio en ruinas: muebles destrozados, habitaciones destartaladas, escaleras rotas y mucha suciedad. Peor fue cuando subieron a la Alcazaba, que había sido campo de recreo para los seminaristas. Tras pasar con mucha cautela el endeble puente que la une al edificio, hallaron una gran explanada cubierta de matorral, sin las paredes que las separaban del exterior y con algunos torreones hundidos (…). La despedida fue muy emotiva. Pero a todos les quedó un amargo sabor de haber encontrado un edificio histórico, que fue adquirido por el Ayuntamiento a principio de siglo, y que ha sido materialmente abandonado por los sucesivos regidores municipales que ha habido desde entonces.

Comedor con el púlpito, en 2016


Años después, don Leo me pidió que escribiera sobre su estado de ruina, con el fin de llamar la atención de la sociedad accitana. Hay que recordar que el Seminario fue la sede del Comité Revolucionario, durante la Guerra Civil, y prácticamente fue destrozado. Don Rafael Álvarez Lara (los sindicalistas lo protegieron en Linares, durante la Guerra Civil) fue obispo de la Diócesis de Guadix, Baza y Huéscar, desde 1943 hasta los años sesenta. A él se le debe la reconstrucción del Seminario tras la guerra, junto a otros sacerdotes diocesanos. En 1943 se solicitó ayuda al Ministerio de Justicia y concedió un millón de pesetas que, junto a las aportaciones de la diócesis, pudo llevarse a cabo la reforma del Seminario, pues había sido destrozado y saqueado durante la Guerra Civil, y fue convertido en cuartel en los años posteriores. Este obispo entrañable, del que nadie se acuerda (don Leo fue su secretario y escribió una biografía), dio trabajo en Guadix a doscientas personas haciendo alfombras de esparto, en la Espartera (de ahí le viene el nombre), y otras obras sociales. El escritor inglés, Gerald Brenan, escribió que en Guadix  había creado más trabajo que muchas empresas públicas de entonces.

Aspecto de la biblioteca, en 2014
 

No hace falta decir que el Seminario se encuentra en estado de ruina y derrumbándose a ojos vistas (la historia se repite), ante la impasibilidad de unos y de otros. Unos años después de adquirirlo el ayuntamiento, junto con la Alcazaba, robaron los archivos de don Carlos Ros y otros objetos que estaban allí guardados, como publicó entonces Torcuato Fandila, el fotógrafo de Ideal. Ni siquiera se habían gastado un duro en poner alarmas en las puertas. Hace dos años le pregunté a un miembro del actual equipo de Gobierno del Ayuntamiento, si había algún presupuesto destinado para conservar el Seminario y me respondió que no. Por eso hay que agradecer a los grupos políticos del Ayuntamiento,  del PP, PSOE y VOX, porque han aprobado por mayoría la cesión parcial del Seminario a una hermandad. ¿Qué más da que se haya cedido a una hermandad, a una entidad cultural o una ong? Ojalá que se pudiera ceder completamente. Pero hay quienes prefieren que se derrumbe antes que cederlo a una entidad privada, después serían los primeros en culpar al equipo de Gobierno por no hacer nada. Ahora queda pendiente la conservación del edificio histórico del Seminario. 

Iglesia de Santa María de las Lágrimas, fue la antigua capilla del Seminario

Posdata: Se me olvidó incluir en el artículo a ADEPA (Asociación para la defensa y promoción del patrimonio cultural y natural de Guadix), porque en la portada de su Facebook tiene una foto con la fachada del Seminario Menor, con el emblema SOS ANTIGUO SEMINARIO. Además de la labor encomiable que desarrolla en Guadix en favor del patrimonio y de la cultura. 

 Artículo publicado en Ideal en Clase:

https://en-clase.ideal.es/2024/11/21/la-conservacion-del-seminario-de-guadix/?fbclid=IwY2xjawGsXExleHRuA2FlbQIxMAABHau-ycPGJoqTntpbLMAPHWhsLHFCNsW_nkhV-IdVZ0EJ9YmUOra46_ZZlw_aem_I9F3r6eW4KQRcOqU1rA4ag



sábado, 16 de noviembre de 2024

MEMORIAS DE CASTILLÉJAR 3

 


Mayo de 2009, número 3 

La crisis de los niños, durante 1940 a 1950

Las chucherías que teníamos solo las podíamos comprar los sábados en el mercado. Venía un hombre con una gavilla de palo dulce (en el Diccionario de la Real Academia Española viene como paloduz) y se ponía en la esquina de la plaza a vender un puro por una perrilla, aunque como no teníamos ese dinero le pedíamos a nuestra madre una patata o una panocha para cambiarlas por palo dulce. Qué felices éramos mientras nos duraba... Si alguna niña no podía conseguirlo, nos pedía una chulla y se la dábamos con gusto porque nos gustaba compartir aunque se nos estropeara el puro. Los niños iban por la noche al Barranco del tío Lázaro, donde había una viña y mucho palo dulce donde coger. El tío Lázaro, viéndolos, les tiraba piedras desde la puerta de su cueva para que se fueran porque le destrozaban la viña. También venía de Huéscar un hombre llamado Rubiro, con su borriquilla vendiendo algarrobas, y todos los niños y niñas por los laeros íbamos buscando trapos y alpargates viejos y pellejos de conejo. A cambio de esto, él nos daba dos o tres algarrobas y nos quedábamos tan contentas. Después de aquello empezó a venir de Huéscar también Arturo. Traía chambis a un precio alto: un real la pasta entera, tres perrillas, media pasta. 

Muchas veces no podíamos probarlos por su precio. Más adelante, por el año 1955, puso María la Campoa un kiosquillo en la plaza, donde también vendía chambis, agua de limón y caramelos. A partir de allí fue cambiando la vida para los niños. Los domingos les gustaba ponerse guapillos e irse a la plaza a jugar y comprarse algo. Por las calles iba el tío Quiquillero con una cesta colgada del brazo, vendiendo cajas de mistos, piedras de mechero, ovillos de hilo y agujas, a cambio de pellejos de conejo y trapos viejos. Así era la vida, teníamos menos perras que el que va a bañarse pero nos las arreglábamos. Si nos quedábamos solas en casa, cogíamos azúcar de nuestras madres, la tostábamos y hacíamos caramelos. Éramos muy artesanales. Usuaria C.G. Castilléjar

 ¿Cómo se hace el pan casero?

Desde siempre, para hacer el pan había que hacer un largo proceso. Nuestros padres, abuelos y bisabuelos primero sembraban el trigo más o menos por Navidad. Durante el verano se segaba y después lo llevaban a una era y lo trillaban. Seguidamente se ablentaba y cuando estaba el trigo limpio se llevaba al molino, se molía y ya estaba para empezar a hacer el pan. Con una artesa, unos palos y un cedazo, colocándolos en ese orden, se cernía la harina. En ese proceso, primero salía la harina y luego el salvado, que se utilizaba para echárselo a los animales. La noche antes de amasar se hacía la creciente. Se mezclaba harina, agua caliente y un poquito de sal, se hacía una pasta y se dejaba reposar esa noche. Esta masa se utilizaba para “envolver”, es decir, se mezclaba con la masa para hacer el pan, como veremos a continuación. Se amasaban 2 o 3 celemines. Se echaba la harina en la artesa (se hacía como una parada), por cada celemín de harina se añadía un puñado de sal y otro poquito para las ánimas benditas. Luego se le echaba la creciente, agua caliente y se deshacía todo junto para obtener la masa final. Al terminar de hacerla, se tapaba y se dejaba fermentar aproximadamente una hora. Mientras tanto, se encendía el horno con leña fina y se iba calentando poco a poco. Pasada la hora, se hace el pan y se pone en una tabla con un mantel. También se deja reposar más o menos una hora o hasta que el pan “suba”. Antes de echar el pan en el horno, éste se barre y las ascuas que quedan se ponen a un lado del horno para que no se enfríe. Hecho esto, se mete el pan. Para cocerse bien, gasta más o menos tres cuartos de hora. Cuando está cociendo y lleva unos 20 o 25 minutos se mira y se remuda, esto es, el pan de más adentro del horno se saca y el de más afuera se mete adentro, para que se haga por igual todo el pan. Una vez cocido, se saca y a veces se come una coscorra con aceite, sal o azúcar. En ocasiones se hace el pan dormío, que es el mismo proceso, pero en vez de dejar reposar la masa final una hora, se lavan las manos y continúan el proceso. Actualmente hay muy poca gente que amasa. Usuaria C.G. de Castilléjar

 


La Santa Cruz Misionera

La Cruz es una tradición muy antigua, de mucho antes de la guerra, aunque durante ésta se rompió. La pusieron unos misioneros que vinieron a ayudar y nos dejaron su testimonio con este regalo tan hermoso, de ahí su nombre. La dejaron colocada pero la rompieron después. En el año 1945, siendo párroco de Castilléjar, D. Antonio Motos Sánchez, vinieron los Padres Redentoristas a una misión. El Padre Medina y el Padre Hueso subieron al Cerro de la Cruz y, como no había ninguna, pusieron una nueva. En 1954, siendo párroco D. Atanasio Martínez Botía, el Viernes Santo al alba cargó con la Cruz a cuestas,  la subió y la dejó puesta en el Cerro de la Cruz. En el año 1970, siendo párroco, D. Pedro Molina Cano, subió al cerro, bendijo otra cruz y la dejó puesta. Creo que es la misma que hay todavía, pues ya está muy estropeada. A continuación dijo misa en las primeras cuevas más cercanas a la cruz, dieron un poco de refresco, cuerva y garbanzos torraos. Entonces eran las fiestas más pobres. Hoy, gracias a Dios, tenemos más abundancia de todo y se hacen mejores fiestas. Gracias al Excmo. Ayuntamiento, a la Hermandad de la Cruz y a todas las personas que colaboran se puede hacer realidad esta fiesta.

Viva la Cruz Misionera porque,

sin cruz no hay salvación.

Victoria, tu reinarás, ¡oh, Cruz, tú

nos salvarás!

Usuaria C.G. Castilléjar

 Los mayores, al colegio

Yo nací en el año 1931 y los que nacieron cuatro o cinco años antes, u ocho o nueve después, creo que a todos, por circunstancias de la vida nos ha tocado hacer las cosas al contrario de lo normal. Primero, cuando éramos niños no pudimos ir al colegio porque nos cogió la Guerra Civil (1936-1939) y casi todos los hombres estaban en el frente (27 quintas coincidieron allí, los hombres comprendidos entre los 18 y 42 años, aproximadamente). Aquí no había más sustento que lo que se recogía en la tierra, así que el trabajo del campo lo tenían que hacer los pocos hombres que quedaban, los mayores de 42 años, las mujeres y los hombres menores de 18. Los niños con 7 u 8 años ya tenían obligaciones, había que cuidar animalillos, ayudarle a las madres o a los hermanos y, cuando tenían 13 o 14 años, ya se sentían personas mayores y responsables para el trabajo y para todo. Después terminó la guerra, pero quedaba la posguerra que en aquellas circunstancias era lo mismo, porque aproximadamente hasta el año 1950 no se pudo emigrar a otros países y, a partir de ese momento, empezó a mejorar la vida cada día más. Ahora tenemos nuestras escuelas de adultos donde van todas las personas mayores que quieren. Unos aprenden más, otros menos, otros recuerdan algo que se les había olvidado, pero sobre todo nos lo pasamos muy bien relajados, allí en sociedad, muy distraídos. También nos hemos apuntado un grupo de mayores al Centro Guadalinfo y nos lo pasamos muy bien, aunque la memoria está ya un poco desgastada y se nos olvidan muchos detalles con facilidad. Pero se está muy a gusto porque el profesor es muy amable y, aunque le preguntemos varias veces las cosas, siempre nos las explica muy bien. Francisco Martínez Expósito

Gracias a Félix Montejano por las fotografías

Textos copiados de la revista CASTILLÉJAR DIGITAL, elaborada por Luis Dengra Felgueres, que entonces era dinamizador del Centro Guadalinfo. Actualmente trabaja en Punto Vuela Guadalinfo.

 http://www.castillejar.es/digital/datos/castillejar_digital_mayo_2009.pdf

guadalinfo.castillejar@andaluciajunta.es


 Sobre La crisis de los niños, durante 1940 a 1950, quiero añadir que María la Campoa fue también un personaje de mi infancia, en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, sin embargo no he encontrado ninguna foto de ella en su kiosko de la Plaza del Generalísimo (yo quiero recordarla también con el carrillo de helados). Si alguien tuviera alguna fotografía de María la Campoa se lo agradecería, pues ella y sus chambis forman parte de la historia de Castilléjar. Su hijo era de mi edad y lo recuerdo vagamente de la escuela. Le apodaban el Terrible (lo que da idea de la crueldad en los motes) y era delgado, espigado y feo. Recuerdo que los niños íbamos a una viña que estaba cerca de la Cuesta del Baico, entrando al pueblo y subiendo por el camino que hay a la derecha. Hacíamos estragos en el bancal, buscando el palo dulce en la tierra y salíamos corriendo a las voces del propietario. En el mercado del sábado casi siempre compraba dos reales de palo dulce, o de garbanzos torraos, a una vieja que tenía unos capazos en el suelo, o quizás era un hombre el del palo dulce. Y sin embargo, dentro de la escasez  y la pobreza, fuimos felices en nuestra infancia.

Sobre el pan casero, decir que mi madre tenía una artesa en la cámara pero no recuerdo que la utilizara. Ella amasaba todos los lunes en el horno de Vicente y, cuando falleció (no tendría los cincuenta años), Josefa se hizo cargo. Mi madre amasaba siete panes de a quilo, uno por día, para los siete de la familia, lo que da idea del pan que se comía entonces. ¡Niño, come pan!, era la frase de nuestros padres en aquellos años. En el horno había cinco o seis mujeres dándole meneos a la masa y a Josefa le hice una entrevista hace unos veinte años, junto a otros personajes del pueblo y del Altiplano, que salió en Ideal y la publicaré esta Navidad.

 Sobre la Cruz Misionera, como la conocemos desde hace bastantes años, añadir que Rafael Carayol, párroco de Galera e historiador (publicó varios libros sobre los moriscos), se hizo sacerdote por don Antonio Motos, según confesó él mismo. Rafael Carayol falleció el 24 de diciembre de 2001 y le dediqué un artículo en Ideal de Granada. Don Pedro Molina Cano quitó las imágenes de santos y las columnas salomónicas (las vi hace dos años en una habitación que hay bajo el salón parroquial), que estaban junto al sagrario, también borró las pinturas de la iglesia de Castilléjar, el caso es que tuvo sus más y sus menos con el maestro don Miguel Lozano. Hace dos años le pregunté a un sacerdote amigo y me confesó que don Pedro no estaba bien, lo cierto es que hizo estragos en las parroquias que estuvo. En mi artículo Las representaciones de don Atanasio https://blogdegarciacasanova.blogspot.com/2022/09/las-representaciones-de-don-atanasio.html, José Correa cuenta cómo don Atanasio cargó con la Cruz a cuestas, ya  que era monaguillo entonces, y lo acompañó a Los Evangelistas. Y Pepe Pinteño recuerda con bastantes detalles la estancia del párroco en Castilléjar y su amistad posterior con él, hasta que falleció en diciembre de 2020.

Finalmente, Francisco Martínez Expósito escribe Los mayores, al colegio. Cuando comenzó la Guerra Civil tenía cinco años, hoy tiene 93 y vive en Cambrils (Tarragona), según me han dicho. Francisco recuerda la guerra y las penurias que pasaron en la posguerra. En los años cincuenta el nivel de vida fue mejorando y cuenta su paso por la Escuela de Adultos y por el Centro Guadalinfo, donde confiesa que el profesor es muy amable. A ver si alguien conoce el nombre de la Usuaria C.G. Castilléjar. Usuaria del Centro Guadalinfo, que escribe tres relatos de aquel tiempo. Leandro García Casanova





jueves, 7 de noviembre de 2024

LA ACEQUIA DE LAS ANDAS, ATORADA

 

Así está el puente, después de limpiarlo




Estas son las fotos que tomé el pasado 21 de noviembre. Al puente de la acequia de las Andas al final le quitaron las cañas que lo tenían completamente taponado, creo que ha sido a raíz de la Dana. Las cañas están apiladas allí. También se desbordó la acequia antes del puente, en el cruce a Gabia Chica, causando los destrozos que se aprecian en las imágenes, pero la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ni siquiera se ha tomado la molestia en limpiarlo. ¿Para qué? Ya no limpia los cauces de los ríos para prevenir las riadas, tampoco limpia los bosques para prevenir los incendios en el verano. Tenemos un ecologismo de casino.  


Puente de la Acequia de la Andas, cerca del campo de golf

 La jornada de DANA en Granada cierra con las mayores lluvias en medio siglo

Copiado de Ideal, el 14 de noviembre de 2024

La estación de la Aemet en Chauchina registró el valor más elevado de precipitaciones desde que comenzó la serie histórica, en 1973

En concreto, el centro meteorológico indica que a lo largo de las pasadas 24 horas se registraron en la estación Granada Aeropuerto hasta 78,2 litros por metro cuadrado de precipitaciones acumuladas. Nunca en una serie histórica que abarca más de medio siglo, hasta 1973, se había registrado una cifra semejante.

En muchos municipios del Área Metropolitana también se registraron valores muy altos de precipitaciones acumuladas Hasta 59,8 litros por metro cuadrado cayeron en la base aérea de Armilla, donde la Aemet tiene una estación de medición, y 54 fue el conteo en la localidad de Víznar. De acuerdo con los datos de Emasagra, empresa pública de abastecimiento de agua, la pluviometría fue incluso superior en lugares como Las Gabias, donde se recogieron 74 litros por metro cuadrado a lo largo de la jornada del miércoles; en Alhendín, donde fueron 73; o en la Villa de Otura, con 72.

La riada ha derribado la valla

Las cañas siguen en el puente, en el cruce a Gabia Chica 




Destrozos de la riada

No han limpiado nada
Han limpiado el cauce del rio Genil y en Gabia, no han hecho nada
 26/11/2024



Aspecto de la acequia

Fotos tomadas el 5 de noviembre, a las 10:41 horas, en la acequia del Barranco de las Andas, en Las Gabias. El tramo es el que va paralelo a la carretera del Campo del Golf hasta el semáforo de la carretera a Gabia Chica. El puente que hay por debajo prácticamente está taponado por las cañas, desde las últimas lluvias que cayeron a finales de octubre en Las Gabias, y eso que fueron 27 litros por metro cuadrado. Como se ve, la riada rebasó el cauce, anegó los campos y las cañas todavía se encuentran empotradas en la baranda. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ni limpió la acequia (viene del Suspiro del Moro), antes de las lluvias ni la ha limpiado después, a pesar de que los agricultores de Las Gabias se lo han pedido en varios escritos. En la carretera que va del Campo de Golf a Gabia Chica, el puente de la citada acequia está completamente atorado por las cañas, pues tampoco lo habían limpiado cuando pasé hace unos cinco días. Si vinieran las lluvias, los destrozos están asegurados: la carretera cortada y los campos inundados, pero seguro que nadie tendrá la culpa.



A la altura del puente


13 de noviembre por la tarde. Este es el comunicado del Ayuntamiento de las Gabias a la población. Dada la situación meteorológica y la ALERTA NIVEL NARANJA, el Ayuntamiento de Las Gabias, en coordinación con los servicios de Seguridad Ciudadana y Emergencias, ha dispuesto las siguientes medidas:

 Activación de la fase de Pre-Emergencia.

 Cierre de las Instalaciones Deportivas y suspensión de las actividades programadas.

 Cierre de Edificios Municipales: Bibliotecas, Hogar del Pensionista, Centro Sociocultural SXXI, y suspensión de sus talleres y actividades.

 Cierre de Parques Públicos y Cementerios.

 Cortes de tráfico en Vías Públicas:

- Cañada Honda, Acceso a Instalaciones Deportivas y Barrio La Alhomaima

- Camino de los Barrancones, conexión Gabia Chica – Campo de Golf

 Recomendamos extremar las precauciones en el tránsito en Polígono Industrial, Accesos al Barrio La Alhomaima y Cruce de las Andas (Acceso Gabia Chica-Campo de Golf).

 Estas acciones buscan garantizar la seguridad de todos los vecinos y minimizar cualquier riesgo ante el temporal.

 Sigue las recomendaciones y permanece atento a las actualizaciones a través de los canales oficiales.

 Para cualquier incidencia, llama al teléfono 112 o a Protección Civil Las Gabias: 615 343 649.

#MásLasGabias



lunes, 4 de noviembre de 2024

ANTIGUO CEMENTERIO DE CASTILLÉJAR

 




Una tumba excavada en el suelo, del antiguo cementerio municipal. En el caballón está clavada una cruz de madera, con una corona de flores y una foto del matrimonio. La sombra de una cruz se proyecta sobre la tumba, como si nos hablara de misericordia. Muchos no tenían dinero para pagarse un nicho, mi hermana pequeña, Angustias, falleció a los quince días en los años sesenta y fue enterrada también en el suelo.




Leandro: Castilleja de los Ríos en blanco y negro (1920), edición de autor. Se vende en el Ecomuseo y en el Estanco de Castilléjar, a 10 euros.




sábado, 2 de noviembre de 2024

RECORDANDO A PÍO BAROJA

 






Parece como si lo estuviera viendo: la figura triste y solitaria de Pío Baroja (1872-1956) paseando, al atardecer, por el Parque del Retiro de Madrid, en aquel invierno de 1950. Con su abrigo largo, la barba blanca y tocado con su sombrero de ala ancha. Está envejecido y diría que desengañado de la vida. Un día le visitaron Luis Ponce de León y otros falangistas de uniforme: ¿No sale usted nunca, don Pío? Y éste les respondió: Antes bajaba a darme una vuelta, pero desde que andan por ahí esos cabrones de falangistas ya no me atrevo. Cuando murió su madre, doña Carmen Nessi, Baroja tenía 63 años y ya se quejaba de su sempiterna soledad: Ahora soy yo el que está solo toda la tarde, esperando.

También le gustaba darse sus paseos por la Carrera de San Jerónimo, entre la Puerta del Sol y las Cuatro Calles. Entonces se cruzaba con las caras más famosas de España: Juan Valera, Emilio Castelar, Valle-Inclán, y no podían faltar sus amigos Azorín y Ramiro de Maeztu. El escritor Pérez de Ayala, un dandi de la época, veía así su obra: Las novelas de Baroja son como un tranvía. Los personajes entran y salen, se suben y se bajan sin que sepamos adónde van ni quiénes son. En sus Memorias, el autor vasco decía: El árbol de la ciencia (1911) es, entre las novelas de carácter filosófico, la mejor que yo he escrito. Aquí, el médico Andrés Hurtado, trasunto de Pío Baroja, exclama llevado del pesimismo existencial, heredado del filósofo alemán Schopenhauer: Uno tiene la angustia, la desesperación de no saber qué hacer con la vida, de no tener un plan, de encontrarse perdido, sin brújula, sin luz adonde dirigirse. En la novela, pone en evidencia que la Universidad y la Ciencia en España se hallaban en un estado lamentable.

En 1909 publicó su primera obra, Zalacaín el aventurero, que él consideró como su novela favorita, y me lo imagino en el tren haciendo el viaje a Barcelona para cobrar las mil pesetas que le entregó el editor. En los años febriles de la República, inauguraron la Feria del Libro en Madrid, en aquellas viejas casetas de madera. Pío Baroja, a pesar de su abundante obra, era uno de los escritores menos leídos. Su sobrino, Pío Caro Baroja, publicó la novela inédita Las miserias de la guerra: Saturnales, que su tío escribió unos años antes de morir. Los personajes nos dan esta visión de la época: España no sabía vivir en un régimen de libertad y de claridad. La República española en pocos años se había envejecido, aniquilado y desacreditado. No pudo encontrar hombres inteligentes y capaces. Pío Caro lo definía como individualista, desobediente, anticlerical y crítico con las ideologías y banderías.

Con su amigo Azorín




En la Primera Guerra Mundial, el escritor vasco se declara germanófilo, junto a Jacinto Benavente.
En 1929 se rueda la película sobre su primera novela, Zalacaín el aventurero, mientras que su hermano Ricardo hace de Tellagorri. Al poco de comenzar la Guerra Civil, Baroja y otros son arrastrados hasta una pared por una partida de falangistas: Hay que fusilarlos, dicen, aunque uno de los acompañantes de Baroja dio un viva a la República. Al final se libran. Un tiempo después los llevan a la cantera de Vera de Bidasoa, pero no los fusilan. Estos sucesos hacen que Baroja se exilie en París pero esto supuso su hundimiento vital. Se sentía perdido, pues le faltó la rutina diaria de su vida, de sus casas y del entorno familiar. Aquí escribió artículos furibundos contra la República. Años después regresó a España y decidió vivir apartado de la política. Junto a Ortega y Gasset representó el exilio interior, llegando a convertirse en el emblema de las nuevas generaciones de escritores. Azorín por entonces enviaba sus colaboraciones a las terceras del ABC, y él mismo se consideraba un escritor de un folio diario, que siempre escribía a pluma. Mientras que su amigo Baroja era un escritor de mesa camilla, que se arropaba las piernas con una manta a cuadros.

Pío Caro escribió en 1953 la vida rutinaria de su tío: Encima de la mesa tiene: dos pares de gafas, un par de plumas estilográficas bastante buenas, además hay un tintero y un pincel… Sobre las doce de la noche, mira el reloj, toma tres pastillas de ‘fanodormo’, un traguito de agua y vuelve a leer un rato más; posiblemente se queje de que un vecino tiene la radio puesta. Y cuando alguna noche salía después de cenar, su tío le recomendaba: Ya sabes, si vienes más tarde de las doce y media, te vas a dormir al otro cuarto, no sea que me despiertes… Baroja se consideraba como un hombre humilde y errante, aunque en realidad era un hombre solitario contra el mundo. Mi anarquismo era no creer y no afirmar, decía. Si en sus novelas alguien se salvaba, era el anarquista. Durante un tiempo regentó la tahona Viena Capellanes.



Leer a Pío Baroja es para mí como pasear a su lado por el Retiro madrileño, entre las sombras de los árboles: Era la Corrala un mundo en pequeño, agitado y febril, que bullía como una gusanera, escribe en La busca, su obra más intensa, donde retrata con realismo los barrios más míseros de Madrid, a comienzos del siglo XX. Baroja es el novelista por antonomasia de la literatura española contemporánea, a pesar de sus evidentes incorrecciones gramaticales. Por aquellos años, algunos no lo miraban bien y lo denominaban don Pío el impío. El escritor y columnista Paco Umbral contaba que, el 31 de octubre de 1956, la calle donde vivía se llenó de gente: eran de un rally deportivo que se celebraba esa mañana. Al entierro de Baroja fueron cuatro. Por lo menos tuvo un entierro barojiano. Unos días antes, como siempre, la Academia sueca lo había ignorado entregando el premio Nobel de Literatura al poeta moguereño Juan Ramón Jiménez. Pío Baroja está enterrado en el Cementerio Civil de Madrid (hace sesenta y ocho años) y su estatua, en el Retiro madrileño, tiene esta leyenda: Madrid a Pío Baroja. Recuerdo algunas frases suyas, que hoy siguen vigentes, y habría que recordársela como entonces a los naciocarlistas del norte de España: El nacionalismo se cura viajando. Pío Baroja, junto a Miguel de Unamuno, fueron dos vascos que amaron a España por encima de todo.

Artículo publicado en Ideal en Clase:

https://en-clase.ideal.es/2024/10/31/recordando-a-pio-baroja/?fbclid=IwY2xjawGSm89leHRuA2FlbQIxMAABHS-MPo2Cdtut-enKnUXWySnNpq31f1gc-E8zT0j2cJfl3jr0IpLMIh2Lig_aem_Zw7VRIrIPXCTH2_H1VwwRg