He disfrutado leyendo
el libro El decir de mi gente: Dólar
(1920), de José Enrique Aybar Haro, que ha ejercido el Magisterio en un colegio privado de Marbella hasta su jubilación. En la Introducción, el autor aclara que empezó a crearlo como un juego de niños. Alrededor de una
mesa camilla, familiares y amigos fuimos nombrando palabras y expresiones que
se decían en Dólar y nos resultaban curiosas. El autor afirma que tanto le
interesó el tema que pedí colaboración de
otras personas. Y he aquí el resultado (…), me venían algunas personas con sus
palabras, expresiones o refranes típicos del pueblo apuntados para que no se
les olvidase. Otras, si me veían por la calle o en el bar, me preguntaban:
¿Tienes esta palabra? ¿Y este refrán? ¿Y aquel otro dicho?.... Confiesa que
su misión consistía en escribirlas y luego cotejarlas en casa, y también
recibía llamadas de familiares que le decían palabras nuevas. Está agradecido a
un buen amigo que le fue enviando, por correo electrónico, vocabulario,
expresiones, refranes, etc., desde la Biblioteca
de Pinos, así como al responsable del
Centro Guadalinfo de Dólar,
porque le ha ayudado en la maquetación de la obra.
Conforme yo iba
leyendo la obra de José Enrique Aybar,
fui subrayando muchos términos y modismos que se han ido perdiendo, creo que
debido a la emigración masiva del campo a la ciudad, que se produjo en los años
sesenta, así como a la evolución del idioma, con la incorporación de nuevos
términos. Copio algunos vocablos: culero, cucurumillo, chuchurrío, efarriarse,
enritación, esaborío, escamondao, explotío, pirriaque (en Castilléjar
se dice pitraque). Por un lado, estos
modismos locales me han hecho reír,
por otro, me traían recuerdos perdidos de mi infancia, de mis padres y de mi
pueblo y, por último, me daba pena porque son términos que ya apenas se
utilizan en la ciudad, mientras que se conservan en los pueblos de Andalucía.
El lenguaje va evolucionando y nuestro tiempo ha pasado, ahora es el tiempo de
los jóvenes, de los móviles, de la informática, de las redes, de los barbarismos (sobre todo, anglicismos), que tanto se utilizan en los
periódicos, incluso en las televisiones, y que tanto destrozan nuestro idioma
(cuando tenemos términos mejores), por
no hablar del lenguaje inclusivo impuesto por los partidos de izquierdas, mientras que en Francia lo han rechazado,
yo creo que por la estupidez de las repeticiones. Los políticos, muchos de
ellos sin cultura, no deben de imponer las normas de la lengua española, ni
están capacitados para ello, porque son competencia exclusiva de la Real Academia Española de la Lengua,
que para eso está.
En los dichos populares le ayudó Francisco Pleguezuelos
Fernández,
copio algunos: alreor, arder como un ciquitraque, ¡anda ahí con él!, al estilo compladre,
a to meter, arrastra panza, ¿dónde pollas va?, echar los quirios, darle al
alpiste, echar la saura… Echar
la follona es ir de copas con los
amigos y sólo se dice en Dólar, según José
Enrique Aybar. En Jérez del
Marquesado, yo he oído algo parecido: Vamos a pegarnos un fogonazo.
José Enrique Aybar Haro |
Mi misión, por tanto, ha sido recopilar, aportar mis propios datos, leer algunos libros relacionados con el tema y darle cuerpo y forma a todo ello, escribe en la Introducción, José Enrique Aybar. En definitiva, lo que pretendo con este manual de andar por casa es: defender nuestra forma de hablar, facilitar su difusión entre los más jóvenes y conservar nuestro patrimonio lingüístico. Para que no quedase como un diccionario más, he introducido una serie de fotografías de nuestro entorno, del modo de ser y vivir de nuestras fiestas. Al final, el autor hace esta precisión: En este libro he recopilado poesías y chascarrillos antiguos, letras de nuestro fandango, un auto sacramental (Coloquios) y los pastores (muy típicos de Dólar).
Hay que señalar que El decir de mi gente: Dólar es una obra
colectiva del pueblo, dirigida por José
Enrique Aybar (a mí me ha llamado la atención su sencillez y humildad), que ha ido recopilando y ordenando el vocabulario que hoy ya forma
parte de la memoria, de la cultura y del
patrimonio lingüístico de Dólar. La
obra tiene más de un centenar de páginas, pero ha sido un trabajo bastante
arduo y minucioso, porque se necesita la colaboración de muchas personas que te
vayan proporcionando los modismos, los refranes, los dichos populares…, que después
habrá que ir ordenando alfabéticamente. Por eso, el autor dedica el libro a todos los doloríos, que en mayor o menor
medida, han puesto en mis manos sus conocimientos para contribuir a mantener
vivo el patrimonio cultural y lingüístico de nuestro pueblo. José Enrique Aybar ha escrito también Dólar tras las huellas de su pasado y Villancicos de Dólar. Finalmente,
confiesa: Ahora estoy trabajando en la
biografía de una persona muy especial del pueblo, lo que da idea del cariño
que tiene por su patria chica.
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