jueves, 19 de septiembre de 2019

CUANDO TODO FALLA









Eran las once de la noche cuando salió del sótano a dejar un tubo de silicona fuera, para tirarlo a la basura al día siguiente. Entonces temió lo peor, empezó a tentarse los bolsillos del pantalón varias veces hasta que se convenció: había cerrado la puerta del sótano y, lo que es peor, la llave se había quedado puesta en la cerradura, por dentro. Su mujer le abrió la puerta principal de la casa, cogió las otras llaves y comprobó que la cerradura estaba bloqueada y no se podía abrir. Se había quedado encendida la luz del sótano, pero como era tarde pensó llamar al cerrajero al día siguiente y, de paso, le explicó la situación a la mujer. Sobre las 7:30 horas, llamó a la compañía de seguros y oyó una voz en off que le decía: “Diga su número de contrato o el DNI. Si es para siniestro de hogar pulse uno, si es para asistencia en viaje, pulse dos”. Y a continuación: “Si es para averías eléctricas, pulse uno…”. Estaba desesperado y pensó, ¿cuándo va a llegar lo mío? Al fin se puso una señorita al móvil y le aclaró el tema: “El seguro sólo cubre la llave de la puerta principal, pero no la puerta del sótano”. El infortunado le contestó, “estoy leyendo las normas en el librillo del contrato y no dice nada de la puerta principal”. “Lo siento, pero esto es lo que pone el contrato”, sentenció la telefonista. Al final, quedaron en que le iba a enviar un cerrajero de la compañía, de forma urgente, pero tenía que pagarlo de su bolsillo.

Estaba bloqueado pues no había dormido bien, incluso no recordó la clave para encender su móvil, por lo que tuvo que llamar con el de la mujer. Después de hablar con el seguro, se puso a buscar por el móvil: “cerrajeros de granada”. Pero lo pensó mejor y los buscó en la localidad donde vive. Uno tiene colgados tres comentarios, desde hace un año (sic): “Me abrieron la puerta con una radial para romper la cerradura, 423,50 euros, una barbaridad y así es como me dejaron la cerradura y la puerta”. Se ve la imagen con la puerta de madera rajada por cuatro sitios, alrededor de la cerradura. “Estos sinvergüenzas me dieron un presupuesto entre 90 y 100 euros, luego te envían a un par de tíos para intimidar, que abrieron la cerradura con un plástico en 15 segundos y me querían cobrar 338 euros porque era festivo. Después de negarme en redondo me rebajaron 100 euros de golpe. Pero aún así la broma me salió por 220 euros. Eso es una estafa en toda regla, que se corra la voz y que estos estafadores dejen de robarnos a la gente”. “Precios desorbitados, 75 euros por 40 minutos, más 20 de desplazamiento, más 30 por ser sábado por la mañana, más material, un plástico de nada, total  160 euros. Espero que nos den alguna solución en la Oficina del Consumidor”.

Este otro cerrajero sale mejor librado en los dos comentarios: “Llamé porque en el anuncio decía que era económico y de económico nada! 100 € por pasar un plástico por la puerta en menos de 1 minuto!”. “Vino un muchacho a mi casa me abrió la puerta y me cobró 40 euros a las 9 de la noche, yo pensaba que me cobrarían más caro pero el muchacho cuando llegó me dijo el precio antes de abrir la puerta lo recomiendo la verdad”. Otro comentarista expresa sus condolencias, desde hace dos años: “Muy mala experiencia, 124 euros por un servicio, siendo jueves antes de las 8 de la tarde, es totalmente abusivo. Simplemente pasar una radiografía, sin presupuesto ni información de tarifas ni nada. Veremos qué dice la Ocu a todo esto, ya está puesta la reclamación”. Por fin, encontró a un cerrajero con tres referencias recientes: “El muchacho fue rápido y eficaz, sobre todo bien de precio, recomendable”. “Lo recomendaría me abrió la puerta de mi casa muy rápido y sin romper nada. Muy económico”. “Totalmente recomendable, el chico no solo fue rápido si no que también me costo muchísimo menos de lo que esperaba”. 







Llamó al operario, a las 8 de la mañana, le pidió precio pero aquel le dijo que tenía que ver la cerradura. Acudió media hora después y le informó que le cobraba 110 euros, pero el interfecto le respondió que el bombín lo compraba y lo ponía él. “Entonces le cobro 90, pero es que no va a saber quitar la cerradura y el bombín le va a salir más caro”. Como al parecer lo tienen todo calculado, se doblegó al destino. Más tarde cayó en la cuenta que dos tornillos sujetan la cerradura y otro el bombín. El joven taladró la cerradura con cuidado y en menos de quince minutos abrió la puerta, de manera que se fue con la alforja llena y el otro quedose con la suya menguada.

Más tarde, llamó al agente y le confirmó que el seguro sólo cubre la puerta principal, para que nadie se quede en la calle. Será porque los seguros anteponen la caridad a todo. El agente le confesó que un cerrajero llegó a cobrar más de 300 euros en Granada, por abrir una puerta, y que se aprovechan sobre todo de los ancianos. “Y que no vayan a tu casa de noche o en días festivos, que te cobran más”, añadió. Sobre las 18 horas le llamó el cerrajero de la compañía y el susodicho le contó que le habían abierto la puerta antes de las 9 de la mañana: “Y eso que la telefonista me lo puso como urgente”, le espetó. El otro le respondió que el aviso se lo habían dado para que se pasara al día siguiente. “Anoche me quedé con la cerradura bloqueada del sótano y con la luz encendida, y me dice que se iba a  pasar mañana…”.

Habría que preguntarse si, por un trabajo de 15 minutos, te pueden cobrar 100, 200 y hasta 300 euros, sin darte un recibo o factura. Es evidente que se aprovechan del estado de necesidad del cliente, que se queda en la calle o sin poder entrar a una dependencia de su vivienda. Hace unos meses, llamé a un técnico de La Zubia para que le quitara el ruido a la puerta automática, pero como tiene una cadena no pudo hacerlo. Entonces, la revisó y le echó aceite por varios puntos. Me pidió veinticinco euros y le di diez más. Esto es honradez y todo lo demás son atracos. Y, como digo, aquí ha fallado todo, incluido el propietario de la vivienda con su descuido.


Esta historia rocambolesca terminaba aquí, pero siguiendo el consejo de mi hija, me dijo que reclamara, el susodicho le envío un correo electrónico al agente del seguro: “Envíame el contrato donde indique que el seguro sólo atiende la puerta principal. En las Condiciones generales, artículo 9, Servicios de asistencia en el hogar, pone "el envío de un cerrajero...,  en caso de que no se pueda acceder a la vivienda asegurada...". 
Sin embargo, la excusa que da ahora el seguro de Madrid es que “la puerta del sótano es una puerta interior”. El vecino se puso manos a la obra y le echó dos fotos a la puerta del sótano, donde se ve claramente que es una puerta exterior de acceso a la vivienda, aunque es independiente y no está conectado a la planta primera”. Al día siguiente lo pensó mejor y le puso una reclamación a la compañía: “En las Condiciones Generales, el artículo 5.5, Reposición de llaves y cerraduras, indica: “… los gastos necesarios para la reposición de las llaves y cerraduras de las puertas de acceso a la vivienda asegurada por otras de similares características…”. Y así finalizaba la reclamación: “Da la impresión que se están buscando argucias para no cumplir lo estipulado en el contrato, diciendo al cliente que sólo cubre la puerta principal, afirmando luego que el sótano es una puerta interior… “.

El escrito surtió efecto y la compañía de seguros accedió a pagarle el desplazamiento y la mano de obra del cerrajero, mientras que el bombín tenía que pagarlo el causante. La cosa no salió mal, le abonaron 78 euros de los 110 que le cobró el cerrajero. Éste se portó bastante bien, enviándole la factura desglosada y con el IVA correspondiente. 





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