Jesús Valenzuela en campaña. Granada Hoy |
Me paso por la Feria del Libro y saludo al
presidente de CajaGranada, Antonio María Claret y, sin más preámbulo, le digo
que el Teatro Isidoro Maíquez –un poeta de Cartagena y paisano suyo–, no es el
nombre más apropiado para el Centro Cultural Memoria de Andalucía. Antonio María
me explica los motivos que ya expuso en su artículo de opinión y me dice
convencido que el poeta vivió en Granada los últimos días. “Un nombre ideal –le
replico– hubiera sido Max Estrella”, el personaje de ‘Luces de bohemia’ de
Valle-Inclán, donde cuenta la última noche del desdichado poeta Alejandro Sawa.
Antonio María Claret tendrá sus razones, pero, ya me dirán ¿qué hace un poeta de
Cartagena en el Centro que representa la memoria de todos los andaluces? Como lo
tengo a mano saludo a Rafael Escuredo, que está sentado en la Caseta de Firmas con
su libro ‘Te estaré esperando’. Le digo a modo de entradilla: “No todos los
días puede uno saludar al que fue el primer presidente de Andalucía”. Entonces
me cuenta que ya no escribe la columna en ‘El Mundo’, “que eso de escribir
todas las semanas un artículo ata mucho”. Le informo que en la Delegación de
Gobernación, de la Junta, hay una exposición de las elecciones autonómicas
andaluzas, con fotos de los políticos y con las listas electorales de los
partidos. ¡Cómo ha cambiado el rostro de Escuredo desde los años ochenta,
cuando lo veías tan joven y con los pelos rizados! Saludo también al pintor
David Zaafra, que firma su libro ilustrado ‘Leyendas de Nueva York‘, al Defensor
del Ciudadano, Melchor Sáiz-Pardo, y al periodista Enrique Seijas.
Por la tarde llamé por teléfono a Jesús Valenzuela y
me respondió como siempre: “¡Hombre, compañero!”. Y es que ambos estudiamos el
bachiller en el Seminario de Guadix. Luego me pasé por el ‘Bar Las Tapas de
Valenzuela’ y ya me contó que está intentando localizar a los que pasamos por
el Seminario en los años sesenta, para reunirnos y celebrarlo. Me recuerda a muchos
compañeros, varias veces descuelga de la cornisa del bar una foto, donde
aparecemos los seis cursos del bachiller con los curas, y se la enseña a varios
conocidos que están tomando copas en el bar, y hasta llama por teléfono a un cullarense
que está en Melilla. Cuando hablo con éste, me recuerda que hace cuarenta y
tantos años que no nos vemos. ¡Qué barbaridad! Valenzuela está nostálgico, pero
yo no me doy cuenta en esos momentos. Hablamos de los jesuitas de Guadix,
algunos han muerto ya y otros tienen ochenta y tantos años. El internado en el
Seminario era bastante duro pero a casi todos nos sirvió para sacar una carrera,
pues entonces era el más barato al estar subvencionado por el Estado. Valenzuela
siente también nostalgia de la política y le aconsejo que no vuelva, pues no
merece la pena, pero tiene el gusanillo royéndole las tripas. La política le ha
dado más de una ‘corná’ y ya vemos cómo los va dejando tirados en las cunetas.
Le conté esta anécdota: “Un día le dije al alcalde de Granada, José Moratalla,
‘a ver si tratas bien a Valenzuela, pues estuvimos estudiando juntos…’. No
recuerdo cuál fue su respuesta, pero sí que me puso la mano en el hombro”, pues
es un hombre afectivo y cercano. Noto que nos vamos haciendo viejos a pasos
largos mientras que en la cornisa del bar tiene prendidos sus recuerdos de la
política. Me despido de este guerrillero de pelo arisco y sonrisa afable, y
quedamos en ir localizando al personal para reunirnos.
Posdata: este artículo lo envié a ‘La Opinión de Granada’,
en abril de 2009, y por lo que fuera no salió publicado. CajaGranada, la
antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Granada, ha sido absorbida hace
unos meses por Bankia, que es la antigua Caja de Madrid. Como sabemos, los
políticos tienen mucho que ver en estos menesteres. Rafael Escuredo fue
obligado a dimitir por su partido. El pintor David Zaafra falleció el pasado
año, mientras que el periodista de Ideal, Enrique Seijas, murió hace dos años y
con posterioridad le dedicaron una calle. A Melchor Sáiz-Pardo, el anterior
director de Ideal (desde el año 1971 al 2002), lo saludé hace unos meses en el
Ayuntamiento, con motivo de la presentación de un libro. Está tan delgado, como
el viejo Azorín –que escribía un folio diario a pluma–, en todo esto se parecen
ambos. Melchor es la memoria viva de Granada y el día que falte serán muchos quienes
lancen lamentos y elogios, pero el reconocimiento hay que hacerlo en vida.
Está visto que los españoles siempre llegamos tarde. Jesús Valenzuela dejó el
bar y se jubila pronto, colaboró con Antonio Montes y yo para conseguir reunir,
el 15 de octubre de 2016, a unos sesenta compañeros que estudiamos en el
Seminario de Guadix.
Jesús Valenzuela falleció en la madrugada de ayer, 30 de enero, de un infarto, cuando se había jubilado en octubre pasado. Descansa en paz, compañero. Esta palabra se la oí muchas veces y es que somos compañeros en la vida y en la muerte.
Jesús Valenzuela falleció en la madrugada de ayer, 30 de enero, de un infarto, cuando se había jubilado en octubre pasado. Descansa en paz, compañero. Esta palabra se la oí muchas veces y es que somos compañeros en la vida y en la muerte.
Publicado en Wadi-as, periódico de la comarca de Guadix, octubre-noviembre de 2018
He terminado con lágrimas en los ojos con esta entrañable entrada tuya que me ha llevado a a mi juventud cuando estudiaba en Virgen de los Reyes de Sevilla y por la nostalgia que me ha dado el tiempo. He llegado a tu blog buscando imágenes de los años cincuenta, aunque parece que ya no están. Quería hacer una entrada sobre el año 1955 cuando le tocó el cupón de la once a mi madre, valía entonces 20 céntimos...Un abrazo y suerte con tu blog
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Ángel Reyes. Estuve tocando hace unos días y se me borraron todas las fotos del blog y así llevo unos días intentando recuperarlas en vano, tendré que subirlas poco a poco. En unos pocos de años ocurren pérdidas de vidas que no esperas a la vez que nos vamos desgastando
ResponderEliminarRaro era el amigo de Jesús Valenzuela al que no llamó en alguna ocasión compañero, ¡y qué verdad tan grande!, pues en esta vida todos somos compañeros.
ResponderEliminarQue descanse en paz el amigo Jesús.
El día 19 lo encontré en la Bodeguilla, con su mujer Cari y un familiar. Yo iba con Juan Salmerón y Marina. Le pregunté a Jesús por su cojera en la pierna y me dijo que iba bien. Después Cari nos dijo: A ver si nos juntamos... Dos días antes de su muerte, en el grupo de wasap de Seminaristas, Jesús comentaba que su tía había fallecido: Era la única tía que me quedaba y ahora cogemos el relevo.
ResponderEliminarMe parece que ese mismo comentario o similar lo puso también en su muro de Facebook.
ResponderEliminarEl lunes o el martes, o sea, un día o dos antes de su fallecimiento nos puso una foto de Cari, su mujer, en el grupo y como me sonaba mucho su cara pero no la reconocía, le pregunté, pero no me respondió y fue el amigo Torcuato Fandila García de los Reyes quien lo hizo.
También era uno de los incondicionales de mi página, al que mantenía informado puntualmente de las novedades que en ella se iban produciendo.
Ayer, mientras procedía a eliminar sus datos para no molestar a la familia, teléfonos y dirección de correo electrónico, me embargó un sentimiento de tristeza grande al pensar en que jamás volvería a escuchar de su boca su inseparable "¿cómo estás compañero?".
Que descanse en paz nuestro querido amigo Jesús.
La tía de Jesús falleció el 29, en Cataluña, con 86 años. Jesús fue al entierro y cuando vino se sintió mal, murió al día siguiente, día 30. Él que tanto atendió en Urgencias a la gente de la comarca de Guadix, no pudo acudir a Urgencias para salvarse
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